Bajo el roble de Guernica
Vanguardia de las Españas,
alza el vizcaíno solar
sus gigantescas montañas
con el hierro en las entrañas
y sus pies rendido al mar.
Llorando su desconsuelo
el antes libre Nervión,
sigue cruzando este suelo,
que de peñón en peñón
parece abrazarse al cielo.
Sus hijos y hermanos míos
el rayo son de la guerra,
que han dominado bravíos
con su corazón la tierra,
y la mar con sus navíos.
Hoy gimen los ruiseñores,
está de luto el Altar,
Y a los cielos ví llorar
sobre el cáliz de las flores,
y lloran ríos y mar.
Llora el hombre y la mujer,
la gente vieja y bisoña,
y hasta he llegado a entrever
como lágrimas correr
por la Virgen de Begoña.
¿Qué causa tanto rigor?
¿En qué duelo tal se entraña?
es el cristiano dolor
Con que está llorando España
la orfandad de su Señor.
Llora entera la Nación;
sus municipios Castilla,
su libertad Aragón,
su antiguo fuero León
y su grandeza Sevilla.
Valencia sus consejeros,
Baleares sus linajes,
Cantabria sus concejeros,
Cataluña sus usajes
y la Vasconia sus fueros.
Desde el vasco al andaluz
al ver no impera la Cruz
sobre este suelo español,
nos parece que hasta al sol
falta mitad de su luz.
De patricios verdaderos
es nuestro amargo llorar,
que, vascongados sin fueros,
os halláis como extranjeros
en vuestro mismo solar.
Y lloráis las hondas penas
del hombre heroico y altivo,
a quien por traición, apenas
lograron rendir cautivo
y arrastra duras cadenas.
Calmad los tristes dolores
pensando, siempre serenos,
si no fuisteis vencedores
luchasteis cual los mejores
y caísteis como buenos.
Animo, pues, con desdén
miremos las suerte impía,
y nueva esperanza os den,
que a la noche sigue el día
como del mal triunfa el bien.
Vuestro país recorriendo,
y en nuestra España pensando,
de este modo meditando,
de esta manera diciendo
fui una montaña escalando.
Llegué al alto, y de repente
como un eco, me replica
desde el cielo omnipotente,
y me encontré frente a frente
con el árbol de Guernica.
Al verle y hallarme allí,
yo no sé lo que sentí,
que el alma se me ensanchó,
y una voz dentro de mi
me hablaba, que no era yo.
"La desgracia es pasajera
cumpliendo de Dios la ley,
seguid, que el triunfo os espera,
pues tenéis santa Bandera
y a usanza española, Rey".
Marqués de Cerralbo, 1889
EL BANDIDO REALISTA
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