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Tema: Sobre Benito Pérez Galdós

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    Sobre Benito Pérez Galdós

    SOBRE BENITO PÉREZ GALDÓS :


    Benito Pérez Galdós ( 1843-1920 ) viene al mundo un 10 de Mayo del 1843 en Las Palmas de Gran Canaria, en el seno de una familia numerosa-siendo él el menor de diez hermanos-, más o menos acomodada y de carácter conservador : Su señor padre fue teniente-coronel, ex combatiente de la Guerra de la Independencia, y su señora madre, hija de un Secretario del Tribunal del Santo Oficio, esto es, la Santa Inquisición.


    Su infancia y adolescencia transcurrieron en su canaria ciudad natal, donde, en el año de 1857, comenzó los estudios de bachillerato en el Instituto Provincial de La Laguna. Ya por entonces colaboró en alguna publicación periódica isleña, tal como El Ómnibus, donde aparecen sus primeros artículos. Durante esta etapa formativa, que concluyó en el 1862, escribió una obra en prosa, Un viaje redondo, por el bachiller Sansón Carrasco ( 1861 ), poemas como La Emilianada, El teatro nuevo; y su primera obra dramática : Quien mal hace, bien no espere ( 1861 ); publicadas algunas de ellas en la prensa local.


    Concluido el bachillerato, se traslada a los Madriles en el 1862 para comenzar sus estudios de Derecho, pero apenas concurrió a las clases, interesándose mucho más por el mundo de las letras en general y del periodismo en particular : Así, asistía con asiduidad a las tertulias del famoso Ateneo, al teatro, a la ópera, y leía compulsiva y constantemente.


    En el 1865 empezó su labor periodística en La Nación, periódico liberal en el que publicó 131 artículos, entre Febrero del 1865 y Octubre del 1868, sobre temas diversos : Crónicas musicales, sociales, políticas…También, durante aquellos años, escribió en la Revista del Movimiento Intelectual de Europa, aunque muchas de sus colaboraciones, sobre diversos aspectos de la vida de la ciudad, aparecían sin su firma.


    Dos importantes acontecimientos políticos, que anunciaban la Revolución de 1868, dejaron honda huella en el joven Galdós, como él mismo reconoce en sus Memorias de un desmemoriado. Se trata de los tumultos que se produjeron en la Noche de San Daniel, el 10 de Abril del 1865, entre estudiantes-que se manifestaban contra la expulsión de su cátedra de Emilio Castelar-el masonazo antihispanista que llegará a ser uno de los presidentes de la desastrosa I República-como consecuencia de la publicación de un artículo en el que criticaba a Isabel II-y las fuerzas del orden, y, sobre todo, de la sublevación de los sargentos en el Cuartel de San Gil, el 23 de Junio del 1866, y su posterior fusilamiento. Rememorando este episodio histórico, nos comenta el escritor : “ Madrid era un infierno. A la caída de la tarde, cuando pudimos salir de casa, vimos los despojos de la hecatombe y el rastro sangriento de la revolución vencida. Como espectáculo tristísimo, el más trágico y siniestro que he visto en mi vida, mencionaré el paso de dos sargentos de Artillería llevados al patíbulo ( …. )

    Transido de dolor, les vi pasar en compañía de otros amigos. No tuve valor para seguir la fúnebre traílla hasta el lugar del suplicio, y corrí a mi casa, tratando de buscar alivio a mi pena en mis amados libros, y en los dramas imaginarios, que nos embelesan más que los reales “.



    En el 1867 viajó a París, con unos familiares, para visitar la Exposición Universal. Allí entró en contacto directo con la gran narrativa francesa y, en particular, con la obra de Balzac. A su regreso a España comenzó a escribir su primera novela importante, La Fontana de Oro, abandonando, por el momento, la composición de dramas y comedias; antes, en el 1866, ya había comenzado La sombra. Sin embargo, la primera no se publicó hasta el 1870 y la segunda en 1871, una vez que, con la Revolución del 68, desapareciera la censura, oficialmente claro….


    En el 1868 realizó un segundo viaje a la capital franchute y, a su regreso, sorprendióle la revuelta en Barcelona. La familia que le acompañaba, desbordada por los acontecimientos, decidió emprender viaje hacia las Islas Canarias, pero el joven escritor desembarcó en Alicante y se dirigió hacia Madrid para ser testigo directo de la entrada en la capital de los generales Prim y Serrano ( Prim sería el masón que sentaría en el trono a su compañero Amadeo de Saboya…). En este año reanudó su colaboración con el periódico La Nación, que había sido cerrado por la censura gubernamental como consecuencia de los sucesos sociopolíticos del 1865 y del 1866.


    En el 1866 entró a formar parte de la redacción del diario político Las Cortes, en el que publicó, entre otras, la crónica del asesinato de Prim. En Diciembre fue nombrado director de El Debate, periódico gubernamental financiado por Prim y fundado por José Luis Albareda, cargo en el que se mantuvo desde Enero hasta Octubre del 1871. Por la misma época colaboró en la Revista de España, revista que se decía científica, política y literaria, fundada por Albareda en el 1868 y de la que también fue Galdós su director entre Febrero y Noviembre del 1873. En esta publicación, además de comentarios políticos y de crítica literaria, entre los que destaca su artículo “ Observaciones sobre la novela contemporánea “, dio a conocer sus novelas en forma de folletón La sombra ( 1871 ), que no se publicó en volumen hasta el 1890; El audaz ( 1871 ) y, años más tarde, Doña Perfecta ( 1876 ).


    En el 1872 comenzó a escribir una serie de novelas históricas a las que pondría el título, sugerido por su amigo Albareda, de Episodios Nacionales, cuyo primer tomo, Trafalgar, se publicó a principios del 1873. El éxito de la primera serie hizo que rápidamente acometiera la segunda. A partir de esta época, su intensa actividad literaria-alternó la escritura de las dos primeras series de los Episodios Nacionales con sus novelas Doña Perfecta ( 1876 ), Gloria ( 1877 ), Marianela ( 1878 ) y La familia de León Roch ( 1878 )-y su éxito editorial le permitieron vivir desahogadamente de sus publicaciones, retirándose del periodismo activo.


    En el 1881 editóse La desheredada, novela con la que Pérez Galdós inició una nueva forma de novelar, influido por el naturalismo gabacho. Esta obra, recibida de forma muy elogiosa por la crítica, fue la primera obra de su grandioso proyecto literario, las “ Novelas Españolas Contemporáneas “. Durante esta etapa creadora, que terminó en el 1888, escribió varias de sus mejores novelas : El amigo Manso ( 1882 ), La de Bringas ( 1884 ), Fortunata y Jacinta ( 1866-87 ), Miau ( 1888 )….


    En estos años de tanta intensidad laboral realizó variados viajes por el extranjero-Inglaterra, Alemania, Suecia, Italia…-y también por toda España ( Incluyendo Portugal ), sobre todo a Santander; con esta ciudad de la Castilla Marinera mantuvo el canarión un estrecho vínculo debido a su amistad con Pereda, hasta el punto de hacerse construir una gran casa, a la que puso el nombre de San Quintín, en la que pasaría largas temporadas. En el 1883 reanudó su actividad periodística en La Prensa de Buenos Aires, donde publicó 176 artículos en forma de cartas al director, comentando asuntos de diversa índole-políticos, literarios, autobiográficos, sociales, etc.


    En el 1886 comenzó su actividad participativa en la vida política española, aceptando un acta de diputado por Puerto Rico en las filas del Partido Liberal del masón Sagasta, conseguida por los tristemente conocidos métodos caciquiles ( Aún vivos, como no podía ser de otra manera, en este sistema democrático que tanto recuerda a aquel que llamaron los historiadores de la “ Restauración “ canovista ). Sobre este hecho nos comentó el propio Galdós : “ Un amigo mío (….) indicó a Sagasta que me sacara diputado por las Antillas. En aquellos tiempos las elecciones en Cuba y Puerto Rico se hacían por telegramas que el Gobierno enviaba a las autoridades de las dos islas. A mí me incluyeron en el telegrama de Puerto Rico, y un día me encontré con la noticia de que era representante en Cortes con un número enteramente fantástico de votos. Con estas y otras arbitrariedades llegamos años después a la pérdida de las colonias “.


    En el 1889 presentóse su candidatura para la Real Academia Española, pero resultó derrotado por Francisco Commelerán; se dice que esto fue debido a los “ prejuicios de los sectores conservadores “ de la institución, y eso a pesar de contar con el apoyo del tradicionalista Marcelino Menéndez y Pelayo y del liberal ( más bien conservador ) Juan Valera. Realmente no eran “ prejuicios “ : Ya el propio Pérez Galdós se encargó a base de bien de despotricar, no sólo ya contra la jerarquía eclesiástica en particular, sino contra el catolicismo en general. Esta falta de fe le sumirá, como a tantos otros, en una especie de contradicción-amargura muy intimista, de la que no encontrará salida a pesar de buscar con ahínco y darse de lleno una y otra vez en la falsedad de los “ postulados “ liberaloides de uno y otro signo.


    Con todo, meses más tarde se produjo una vacante, con lo que fue elegido. En su importante discurso de ingreso, que no fue leído hasta el año de 1897, “ La sociedad presente como materia novelable “, explicaba de esta guisa su novelístico concepto : “ Imagen de la vida es la novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea, y el lenguaje que es la marca de la raza, y las viviendas, que son el signo de la familia, y la vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la personalidad : todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la belleza de la reproducción….”


    En los años 90 del siglo XIX retornó su carrera teatral-abandonada en su juventud en favor de la narrativa-y cosechó diversos éxitos : Realidad ( 1892 ), La loca de la casa ( 1893 ), La de San Quintín ( 1894 )….Asimismo continuó escribiendo novelas, en las que se aprecia un cierto enfoque espiritualista,-quizá estrafalario y más en un español, por alejarse de la Católica Fe- acompañado de nuevos procedimientos narrativos. De esta época son sus obras La incógnita ( 1889 ), Ángel Guerra ( 1891 ), Tristana ( 1892 ), Nazarín ( 1895 ), Misericordia ( 1897 )….La situación de bonanza económica de la que hasta entonces había gozado comenzó a quebrarse debido en gran parte a la deficiente gestión de su editor Miguel H. de la Cámara, contra quien inició un pleito en el 1896-que ganó el canario escritor-; obteniendo la absoluta propiedad sobre sus obras y estableciéndose él mismo como su propio editor. Acuciado por la monetaria problemática derivada del citado pleito, comenzó a escribir la tercera serie de los Episodios Nacionales, en el 1898, que concluyó en el año de 1900.


    Al año siguiente estrenó su drama Electra, obra de un marcado carácter anticlerical ( Estupidez que se iría acrecentando cada vez más, casi al mismo tiempo que refrendaba con broches de oro su genial talento literario ) que tuvo éxito popular, y su representación dio lugar a manifestaciones callejeras por parte del público contra el gobierno conservador. Durante estos primeros años del siglo XX prosigue con su actividad teatral y con la redacción de la cuarta y quinta serie de sus Episodios Nacionales. Además, su preocupación por la desastrosa situación del país ( Donde él no encuentra soluciones reales por más que busque en los extranjerismos liberales de tres al cuarto….) llevóle a desarrollar una gran actividad política que lo condujo nuevamente al inmundo Congreso, representando a Madrid, dentro de las filas republicanas ( El canario, una vez por Puerto Rico y otra por Madrid…El sino de la democracia….Que llaman “ representatividad “…..). El propio Galdós explicó su decisión en una carta al director del periódico El Liberal : “ Tiempo hacía que mis sentimientos monárquicos estaban amortiguados; se extinguieron absolutamente cuando la Ley de Asociaciones planteó en pobres términos el capital problema español; cuando vimos claramente que el régimen se obstinaba en fundamentar su existencia en la petrificación teocrática…., condenarnos a vivir adormecidos en el regazo frailuno…., añadir a las innumerables tiranías que padecemos el aterrador caciquismo eclesiástico ( …. ). Sin tregua combatiremos a la barbarie clerical ( …. ), haremos frente a los desafueros del ya desvergonzado caciquismo….” . Como vemos, a Pérez Galdós no le molesta ya el caciquismo, sino eso que él llama “ clericalismo “. Él mismo se benefició de la cacicada correspondiente para ser diputado por Ultramar. Y todos los males de la Patria se los achaca a la Iglesia, y, sin embargo, no habla de la triste y famosa desamortización….Una actitud muy burguesa que juega a ser “ rebelde “ sin afrontar el verdadero problema ( O los verdaderos problemas ) de la Patria de los Españoles y que se adormece en estériles elixires extranjeros….


    En el 1909, decepcionado profundamente del republicanismo “ moderado “, entró a formar parte de la Conjunción Republicano-Socialista, de la cual fue presidente junto a Pablo Iglesias ( El cual prohibía a sus camaradas fumar y beber….); ese mismo año al Congreso.


    La “ evolución ideológica “ de Pérez Galdós, que le llevó desde un inicial liberalismo radical a una aproximación al PSOE, provocó que, en el 1912, ciertos sectores más o menos “ tradicionales “ bloquearan su candidatura para el Premio Nobel. No obstante es lo que vuelvo a reiterar : Él mismo se ganó la enemistad.


    Los últimos años de su vida fueron bien tristones. Acosado por sus enemigos, ciego y con hondas dificultades económicas, falleció el 4 de Enero del 1920. A lo largo de su vida, Galdós escribió 77 novelas, más de 20 obras teatrales y numerosísimos artículos. Su inagotable capacidad creadora, la incesante búsqueda de nuevos cauces de expresividad derivada de su “ evolución ideológica “ y la calidad de su obra le sitúan, sin duda, entre los mejores novelistas de Las Españas.


    Las obras de la primera época, publicadas entre el 1870 y el 1879, se caracterizan por ser, en su mayoría, novelas de “ tesis “ o “ de tendencia “, en las que el autor estructura el relato presentando dos mundos enfrentados e irreconciliables : el de aquellos personajes cuyo pensamiento, no se sabe bien si conservador o tradicional, los sitúa en posiciones intolerantes y retrógradas, defensores de su obsesivo Antiguo Régimen, y el mundo de la burguesía liberal y progre, que cree en eso que llamaban “ nuevos ideales democráticos “ ( Cuando la democracia surge en la decadencia de la Hélade, hace más de 2.400 años; y es reformulada por la masonería a través del parlamentarismo anglosajón y de la Revolución Francesa…Es la gran contradicción e ignorancia quizá premeditada de muchos burguesitos de su época ). El afán “ aleccionador “ que le mueve al escribir estas obras hace que tanto los personajes-que tienden a simbolizar ideas y, por lo tanto, carecen quizá de cierta complejidad psicológica-como la trama estén concebidos de manera un tanto elemental; y de ahí a que las intromisiones del autor en la narración sean constantes.


    De esta época son sus novelas de carácter más o menos político, tales como La Fontana de Oro ( 1870 ) y El audaz ( 1871 ); La sombra ( 1871 ), novela fantástica en la que se plantea el conflicto entre la fantasía y la realidad, y que contiene todavía elementos del Romanticismo-fue escrita en verdad hacia el 1866-67-, aunque también algunos rasgos anunciadores de su narrativa del Realismo posterior : Doña Perfecta ( 1876 ), Gloria ( 1877 ), La familia de León Roch ( 1879 ), que plantean su inventado problema del “ fanatismo religioso “ y la incidencia de éste en la vida sociopolítica de Las Españas….; y Marianela ( 1878 ), novela de cierto carácter sentimental, que, aunque se aparta del planteamiento tendencioso de las obras anteriores, mantiene con ellas una estrecha relación en cuanto que encara una misma cuestión, la confianza del autor en el progreso y en la ciencia, o lo que él creía que era ello…Y es curioso como deja caer algunas teorías evolucionistas-tan de moda en su época-en la misma novela….


    En el 1881, con la publicación de La desheredada comienza el ciclo de las denominadas-por el propio autor-“ Novelas Españolas Contemporáneas “. Pérez Galdós, en la línea de lo que hizo Balzac en su Comedia humana, nos muestra de crítica forma la sociedad española de su época, centrándose mucho en el análisis de la clase media de Madrid. No obstante, el caso es que sus novelas están pobladas por personajes que copan todas las clase sociales : Nobles, alta y pequeña burguesía, comerciantes, clérigos, obreros, mendigos, funcionarios…., a través de los cuales intenta analizar ( más o menos completamente ) la vida española de la “ Restauración “.


    Comienza así una forma de novelar que abandona el esquematismo de las primeras novelas y que supone toda una experimentación de nuevos procedimientos narrativos. Además de los elementos realistas y naturalistas, de los que se sirve, fundamentalmente, para diseccionar la realidad, incorpora a sus relatos los recursos distanciadotes cervantinos del humor y la ironía, así como otros procedimientos tomados de la tradición realista española y de la literatura de su tiempo ( Folletín, sainete….). El mundo onírico, los elementos fantásticos y el empleo de símbolos también están presentes en sus novelas como una parte integrante más de la realidad. Como trasfondo de la peripecia novelesca, y fuertemente imbricada en ella, aparece en sus narraciones la realidad histórica-hechos, figuras, sucesos….-contemporánea del escritor canario. Los personajes creados ya no son puros símbolos ideológicos ( O ideologizantes….), sino que representan a individuos comunes que adquieren una dimensión psicológica mucho más compleja; y la sátira y el tratamiento grotesco acaban conformando un mundo denso y vivo ( Igual, buscando a Quevedo, pero no ya con un estilo distinto, sino con esa falta de Fe y extranjerismo que era todo lo contrario al Caballero Castellano….). El punto de vista del narrador es cambiante; unas veces es un mero cronista distanciado, otras interviene para dirigir al lector; a veces detiene la narración con digresiones, en otros momentos rompe la morosidad con la incorporación de conversaciones y diálogos rápidos; combina la primera persona verbal con la tercera del autor omnisciente; algunas novelas presentan una forma dialogada, en otros casos es el relato de estilo “ autobiográfico “, epistolar, el monólogo o el estilo indirecto libre, el procedimiento narrativo elegido. Precisamente, estas técnicas novelescas permiten que personajes populares y marginados se presenten-siguiendo la tradición de la Picaresca Española y de Cervantes-con su grandeza de seres humanos, en contraste con la deshumanización de la sociedad industrial, al darles el autor la posibilidad de expresares con sus propias palabras.


    En cuanto al lenguaje utilizado, posee sencillez y gran naturalidad. Su prosa sugiere espontaneidad, pero no deja de ser harto cuidada y, sobre todo, antirretórica. Los personajes recrean el habla de la clase a la que pertenecen, de ahí la variedad de registros que aparecen en sus novelas : Popular, familiar, burgués, el particular de los amantes, etc. Novelas de este periodo son El amigo Manso ( 1882 ), El doctor Centeno ( 1883 ), Tormento ( 1884 ), La de Bringas ( 1884 ), Lo prohibido ( 1884-85 ), Fortunata y Jacinta ( 1886-87 ), Miau ( 1888 ). De ellas, Fortunata y Jacinta es considerada por la crítica como la obra maestra galdosiana : Se trata de una ambiciosa y larga novela, sabiamente estructurada y escrita con un virtuoso manejo de los recursos narrativos, en la que se entrecruzan las vidas de múltiples personajes sobre el fondo histórico del Madrid de la segunda mitad del siglo XIX.


    Como consecuencia de los cambios estéticos que prodúcense en la literatura europea de fin de siglo-ya con el rechazo del naturalismo y del positivismo y una mayor influencia de la literatura rusa, fundamentalmente, de Tolstoi y de Visen-, Pérez Galdós comienza a escribir en la última década del XIX una serie de novelas en las que se advierte un enfoque más espiritual y psicológico de la realidad. Además de las conexiones literarias mencionadas, la crítica ha señalado también la presencia de otras fuentes en esta etapa final de su producción : En concreto, el Nuevo Testamento, la Tradición Mística española y la Filosofía Platónica-latente en su concepción de una integración armoniosa del mundo real y el espiritual-. Los procedimientos narrativos utilizados muestran claramente el afán introspectivo que le mueve a la hora de crear sus personajes : Frecuente empleo del monólogo interior, presencia del mundo de la imaginación, incorporación de sueños, aparición de elementos fantásticos y simbólicos. A este periodo, que él mismo calificó de “ naturalismo espiritualista “, pertenecen La incógnita ( 1889 ), Realidad ( 1889 ), la serie de Torquemada, compuesta por tres novelas ( 1889-95 ), Ángel Guerra ( 1890-91 ), Tristana ( 1892 ), La loca de la casa ( 1892 ), Nazarín ( 1895 ), Halma ( 1895 ), Misericordia ( 1892 ), El abuelo ( 1897 ), Casandra ( 1905 ), El caballero encantado ( 1905 ) y La razón de la sinrazón ( 1915 )-estas dos últimas novelas poseen un carácter alegórico y simbólico mayormente marcado.


    Como ya señalóse, paralelamente a sus primeras novelas, comenzó la escritura de una serie de narraciones de carácter histórico a las que denominó Episodios Nacionales. Son 46 novelas distribuidas en 5 series de 10 novelas cada una, salvo la última, que quedó inacabada, con 6. Las dos primeras series fueron escritas entre el 1873 y el 1879 y tuvieron un gran éxito editorial; la tercera y cuarta las redactó 20 años después, entre el 1898 y el 1907, por presiones económicas y también movido por la crítica situación social del momento; y por último, la quinta, entre el 1907 y el 1912, años de escepticismo ante la situación política y de graves problemas económicos para el autor. En los Episodios Nacionales se narran los acontecimientos históricos que se produjeron en España desde el 1805-Trafalgar-hasta los primeros años de la “ Restauración “ alfonsina. Crea así Galdós un tipo de novela histórica, que se aparta de la tradicional romántica, en la que se funden con habilidad personajes y hechos históricos con otros de ficción, para lo cual se documenta ( O intenta hacerlo….) rigurosamente, recurriendo a libros de Historia, prensa, testimonios de personas que vivieron los hechos narrados, viajando a los lugares donde sucedieron los acontecimientos-de ello ofrece testimonio en sus Memorias de un desmemoriado-, y, en las últimas series, acudiendo a su memoria. Pretendía, al emprender este proyecto, ofrecer una visión novelada del siglo XIX que ayudara a comprender su convulso presente.


    Las dos primeras series abarcan el periodo comprendido entre los sucesos que desembocaron en la Guerra de la Independencia y el reinado de Fernando VII. Las diez novelas que componen la primera serie están narradas de forma autobiográfica por el protagonista, Gabriel Araceli, lo que les aporta unidad; mientras que para la segunda serie utiliza la tercera o la primera persona. En ambas predomina una visión liberal “ moderada “ de los acontecimientos históricos….


    La tercera y cuarta series abordan el periodo que va desde la Primera Guerra Carlista hasta la boda de Isabel II. En ellas, escrita en su “ madurez “ tanto física como creativa-aparecen todos los recursos narrativos ya utilizados en sus “ Novelas Españolas Contemporáneas “-, se aprecia la “ evolución ideológica “ ( En realidad se mantiene en el mismo círculo…) de Pérez Galdós, desde el liberalismo radical a una postura más crítica hacia la burguesía que, según él, acabó aliada de las fuerzas “ reaccionarias “…( Que en realidad pertenecían a la misma Revolución, la venida de Francia y del mundo anglosajón, pero que Galdós nunca alcanza a entender….)


    Las seis novelas de la quinta serie desarrollan su acción en el periodo que va desde la proclamación de la I República hasta los primeros años de la “ Restauración “ liberal borbónica. En los últimos años se manifiesta un intento de renovación formal que va de la mano de una confianza mayor en la transformación de España ( Transformación siempre en base a lo extranjero, sobre todo en lo gabacho....) basada en el trabajo y la educación-ideas que, de algún modo, sí parecen entroncar con el movimiento regeneracionista de principios del siglo XX-


    Por último, cabría señalar que la dedicación de Galdós al drama, aunque tardía-si bien ya precisóse que en su juventud, antes de escribir novelas, se apasionaba con el teatro como espectador y como autor-fue intensa. Entre los años 1892 y 1918 escribió más de 20 obras, y estrenó muchas de ellas con bastante éxito. Varias son las razones que adúcense para explicar la suya inclinación hacia el teatro en su madurez : Económicas, ya que la mayor trascendencia comunicativa que el escenario le procuraba; el afán docente que le empujaba a escribir su obra, necesidades expresivas y el intento de la renovación de la escena española, que se encontraba en crisis ( Aunque, si aquello era crisis, no sé yo lo que vivimos ahora….).


    Diversos críticos juzgan los dramas galdosianos como carentes del sentido de la teatralidad, considerándolos, en realidad, novelas dialogadas-a ello contribuyó el hecho de que varias de sus piezas escénicas fueron adaptaciones de sus novelas, como Realidad, El abuelo, Doña Perfecta….Pero, lo que resulta evidente es el intento del canarión por renovar la escena española : Según él, pretendía sacarla de la banalidad y falsedad de los planteamientos-temáticos y escénicos-en que las obras de Echegaray y sus discípulos, los sainetes y el género chico la habían dejado, e introduciendo nuevos temas-preocupaciones sociales y conflictos espirituales- y fórmulas teatrales innovadoras-aproximación del drama a la novela. En todo ello se percibe la influencia de las corrientes europeas de fin de siglo, que bien conocía por sus viajes a París y a Londres : el “ vaudevil “ ( cultivado por autores como Feydeau, Mirbeau, Donnay, Bernstein, Sardou ), del que le atrae su sátira mordaz y su capacidad para mantener la atención del espectador, y el teatro de Visen, Strindberg, Chéjov o Hauptman, que a la carga de crítica social añaden un interés por el análisis de la psicología individual-y en esto último se puede rastrear, incluso, la presencia de la huella simbolista.


    Se trata, pues, de un teatro de estirpe realista, que no se queda en un mero costumbrismo, pues el reflejo social queda trascendido por la indagación en el alma humana.


    Algunas de sus obras teatrales son Realidad ( 1892 ), La loca de la casa ( 1893 ), La de San Quintín ( 1894 ), Doña Perfecta ( 1896 ), Electra ( 1901 ), El abuelo ( 1904 ), Pedro Minio ( 1908 ), Casandra ( 1910 )…..



    Con todo, el gran drama galdosiano es su propia intimidad, como es el caso de Unamuno y de tantos autores españoles más o menos contemporáneos. Su análisis histórico es falso; el caciquismo es un método enteramente laicista. Ya con Carlos III la masonería dominaba la vida política de Las Españas, y más con la Desamortización, la Iglesia, y por desgracia, no tenía más poder que el de la fuerza social de la Feligresía, muy bien representada, por ejemplo, en el campesinado. Es ese campesinado el que combate ferozmente en las Carlistadas, la Vendée o la Sönderbund contra el sistema liberal que se impone por la guillotina; y combate a favor de la Tradición Católica mayormente, como muchos otros sectores populares, que son los auténticos desfavorecidos por las logias. En cambio, su obsesión extranjerizante le lleva a hacer un análisis que no se corresponden con la realidad popular, sino con un “ ideologismo “ insano, ávido de rencor y poder, que le acaba hundiendo como persona. Incluso ya él mismo reconoce servirse del caciquismo para ser diputado….Y su falta de Fe, añadida a su falso análisis histórico, le hace buscar donde no debe, primero, en el liberalismo, segundo, en el socialismo, quedando desencantado por completo. Galdós no entiende que, incluso sin ser creyente, es el Cristianismo lo que ha unido a España y por lo que ha forjado su grandeza, como sí lo entendió su amigo Menéndez y Pelayo, entre otros. Galdós pues busca en soluciones materialistas, como también lo haría Unamuno ( Sin conocimientos teológicos claros, como su crítica al concepto de “ Cristo Rey “ ), Ortega y Gasset, Marañón, etc. Y es que, luego Maeztu diría que la Hispanidad es Espíritu….


    Lo que sí resulta curioso es el amor, claro que sui generis, de Galdós por la Patria Española. Jamás discutió tal concepto, y muchos sectores de la progresía lo reivindican, cuando no tienen nada que ver con él. Cierto es que buscó, no ya en política, sino en formas literarias, mucho, demasiado quizá, en el extranjero, pero también es cierto que se le escapa su toque personal hispánico. Y es curioso cómo se centra compulsivamente en la vida de Madrid, quizá, tendiendo siempre al “ centro “ , anticipando algo a la “ Generación del 98 “, siendo él “ periférico “, como la mayoría de los “ noventayochistas “.


    Y lo que sí es una verdad como un templo es que este canario resulta ser uno de los mejores novelistas de nuestra Historia Literaria, y que un servidor nunca se cansa de su lectura. Su enorme capacidad descriptiva, su expresividad tan recia, su sencillez, su caracterización…Por más que uno vea los defectos personales más variados de su persona, no dejan de constituir todo un talento que ensalza a nuestra Patria a la cabeza de las Humanidades, tan denostadas por los sistemas educativos que Galdós creyó que solucionarían algo….

  2. #2
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    Re: Sobre Benito Pérez Galdós

    Cita Iniciado por Ordóñez Ver mensaje
    SOBRE BENITO PÉREZ GALDÓS :


    La “ evolución ideológica “ de Pérez Galdós, que le llevó desde un inicial liberalismo radical a una aproximación al PSOE, provocó que, en el 1912, ciertos sectores más o menos “ tradicionales “ bloquearan su candidatura para el Premio Nobel. No obstante es lo que vuelvo a reiterar : Él mismo se ganó la enemistad...


    En cuanto al lenguaje utilizado, posee sencillez y gran naturalidad. Su prosa sugiere espontaneidad, pero no deja de ser harto cuidada y, sobre todo, antirretórica. Los personajes recrean el habla de la clase a la que pertenecen, de ahí la variedad de registros que aparecen en sus novelas : Popular, familiar, burgués, el particular de los amantes, etc. Novelas de este periodo son El amigo Manso ( 1882 ), El doctor Centeno ( 1883 ), Tormento ( 1884 ), La de Bringas ( 1884 ), Lo prohibido ( 1884-85 ), Fortunata y Jacinta ( 1886-87 ), Miau ( 1888 ). De ellas, Fortunata y Jacinta es considerada por la crítica como la obra maestra galdosiana : Se trata de una ambiciosa y larga novela, sabiamente estructurada y escrita con un virtuoso manejo de los recursos narrativos, en la que se entrecruzan las vidas de múltiples personajes sobre el fondo histórico del Madrid de la segunda mitad del siglo XIX.


    Lo que sí resulta curioso es el amor, claro que sui generis, de Galdós por la Patria Española. Jamás discutió tal concepto, y muchos sectores de la progresía lo reivindican, cuando no tienen nada que ver con él. Cierto es que buscó, no ya en política, sino en formas literarias, mucho, demasiado quizá, en el extranjero, pero también es cierto que se le escapa su toque personal hispánico. Y es curioso cómo se centra compulsivamente en la vida de Madrid, quizá, tendiendo siempre al “ centro “ , anticipando algo a la “ Generación del 98 “, siendo él “ periférico “, como la mayoría de los “ noventayochistas “.


    Y lo que sí es una verdad como un templo es que este canario resulta ser uno de los mejores novelistas de nuestra Historia Literaria, y que un servidor nunca se cansa de su lectura. Su enorme capacidad descriptiva, su expresividad tan recia, su sencillez, su caracterización…Por más que uno vea los defectos personales más variados de su persona, no dejan de constituir todo un talento que ensalza a nuestra Patria a la cabeza de las Humanidades, tan denostadas por los sistemas educativos que Galdós creyó que solucionarían algo….
    Aunque denostado por los “ noventayochistas", lo llamaban Benito "el garbacero" por su afición a relatar lo cotidiano, nunca negaron que sin duda tenía más méritos para el Premio Nobel que Echegaray.

    En fin, probablemente se trate del mejor exponente de la narrativa española tras el insuperable e innovador Cervantes, aunque, a decir verdad, en mi humilde opinión, salvo Cervantes, el resto de la narrativa española es más bien gris.


  3. #3
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    Re: Sobre Benito Pérez Galdós

    Como de costumbre, en mi descuidado teclear, se me ha quedado una letra en "el tintero", lo que en esta ocasión particularmente, reduce la comprensión del mensaje.

    El mote que tenía era el de BENITO EL GARBANCERO (de garbanzos)

  4. #4
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    Re: Sobre Benito Pérez Galdós

    Hombre a parte de Cervantes. Joanot Martorell también era bueno y mucho si te fijas en el Quijote de los pocos libros de caballería que salva Cervantes de su feroz crítica es Tirant Lo Blanch, además personalmente también me gusta mucho Quevedo-

    En cuanto a Galdós me cuesta separar su ideologia de su literatura, pero quiza algún día con tiempo y cuando haya acabado de leer a Verdaguer, Pla y Torras i Bàges, leeré alguna cosa más suya, haber si objetivamente le saco más partido.

  5. #5
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    Re: Sobre Benito Pérez Galdós

    Cita Iniciado por Von Feuer Ver mensaje
    Hombre a parte de Cervantes. Joanot Martorell también era bueno y mucho si te fijas en el Quijote de los pocos libros de caballería que salva Cervantes de su feroz crítica es Tirant Lo Blanch, además personalmente también me gusta mucho Quevedo-
    Tienes razón, son dos magníficos exponentes. También el anónimo e hiper clásico Lazarillo de Tormes, me parece una excelente y entretenida obra, pero es como si el ingenio se hubiese acabado con Quevedo.

    Entiendo que también hay un fuerte componente de "preferencias personales" en lo que decimos.

  6. #6
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    Re: Sobre Benito Pérez Galdós

    Yo también iba a citar el picaresco Lazarillo el cual es de un realismo que aun en dia permanece vivo en las clases bajas españolas, pero al no tener autor atribuible he preferido no citarlo, pero la verdad me encanta también, aunque no goce de épica o heroísmo es una obra genial. En cuanto a la narrativa actual... Bueno mejor no hablar, aunque Pérez Reverte hace cosas interesantes

  7. #7
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    Re: Sobre Benito Pérez Galdós

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    sinceramente, respeto vuestra opinión, pero como filóloga no reduciría el ingenio español a dos o tres autores. es indiscutible que Cervantes es el mejor novelista de la historia, me atrevería a decir, pero, independientemente de ideologías, hay grandes genios novelísticos. Galdós es uno de ellos, aunque no podemos desenmarcarlo de su época. Clarín, Baroja, el mismo Unamuno, Calderón..
    si es cierto que hubo una etapa de vacío literario en españa después de los siglos de Oro pero claro, dejaron el listón muy alto¡¡

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