Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 4 de 4

Tema: Gustavo Adolfo Bécquer: el mayor poeta español desde el Siglo de Oro

Ver modo hilado

  1. #1
    Avatar de ALACRAN
    ALACRAN está desconectado "inasequibles al desaliento"
    Fecha de ingreso
    11 nov, 06
    Mensajes
    5,354
    Post Thanks / Like

    Gustavo Adolfo Bécquer: el mayor poeta español desde el Siglo de Oro

    Bécquer murió, relativamente joven, en 1870. Coincidiendo con el centenario de su muerte (1970), se escribieron varios artículos en la prensa, conmemorando al literato y su obra:


    Un siglo que es un día


    CIEN años cabales, día como hoy [22 de diciembre de 1870], y moría en Madrid el sevillano Gustavo Adolfo Bécquer. De no ser que hace meses se nos machaca con este centenario, casi cuesta trabajo hacerse a la idea de que tamaño trecho nos separe de una obra tan vigente y actual, para todos los estratos de la sociedad y de la cultura. Tanto, que apenas chocó que el poeta y crítico José Luis Cano encabezara años atrás (y conservó en sucesiva edición) su «Antología de poetas contemporáneos» con las rimas del sevillano. En buena verdad, porque el maestro Dámaso Alonso justificara cumplidamente la exhumación de su modélico ensayo «Aquella arpa de Bécquer» como arranque del afortunado estudio sobre «Poetas españoles contemporáneos». «Bécquer —decía en prólogo a ese libro— es el punto de arranque de toda la poesía contemporánea española. Cualquier poeta de hoy se siente mucho más cerca de Bécquer... que de Darío.»


    No por la simple razón cronológica, claro es, que graciosamente apuntaba Juan Ramón Jiménez. Esta: que de no haber muerto tan joven, cuando Juan Ramón sacó su primer libro el otro andaría por los sesenta y cinco años. Visto desde su grandeza de hoy, pensaríamos que aquel 22 de diciembre de 1870 cayera como un día de duelo popular. Cuando la verdad es que, salvo para el reducido círculo de los íntimos, nadie se imaginó que en aquella fecha desaparecía el mayor poeta español desde el Siglo de Oro; y muy pocos sabrían que moría un poeta. Se le conocía, cuando más, como periodista: crítico teatral, articulista político, redactor de mesa y de calle, pasando del ambigú y los corrillos políticos a la crónica mundana y la divulgación artística. Con dos docenas de leyendas, en magistral prosa, largadas a lo largo de diez años en los «magazines» de las familias; luego de haber trabajado dos años a destajo para servir, por entregas, una divulgación de la historia de los templos de España. Los del ramo, estarían en el secreto de sus trabajos de «negro» adaptando, a cuatro manos, patochadas francesas de bulevar u óperas italianas y germanas para convertirlas en efímeras zarzuelas y comedias, cobradas a pocos reales por acto. Un joven prometedor, diligente y bien dotado, con la contra de una salud enfermiza, desordenada vida sentimental y la pensión de escribir a chorro para mal lucrar el pan. Los cuatro años con veinticuatro mil reales, en un enchufe estatal, representarían el pequeño oasis en toda una vida de privaciones y congojas.

    Periodista —publicista, si preferís—, forzado de la pluma; pero no poeta. Consideremos que, a partir de la contribución a la corona poética ofrendada al patriarca Quintana por «La España Musical y Literaria», efímera revista en que participaba el joven veintiañero recién llegado de provincias; y salvo una poesía que le aceptaron en «El Álbum de Señoritas» y «El Correo de la moda» aquel mismo año, la presencia poética de Bécquer es cosa de sus últimos once años de vida y sólo en diez ocasiones, con poesías sueltas que, en junto, no pasan de quince. Cuatro veces, en aquellos álbumes que las revistas de entonces solían obsequiar a los suscriptores para Año Nuevo; otra, en una revistilla que no pasó del primer número; algunas en «El Correo de la Moda», «El Museo Universal», y así sucesivamente. La mala suerte, sí, de que el ministro González Brabo, su protector, tuviera que hacer aprisa y corriendo las maletas; perdiendo, de paso, el manuscrito de las «Rimas» que él se ofreciera a editar.

    Un secreto de pocos. Cuando se dice que, al día siguiente de su muerte, los amigos decidieron correr con la edición de las obras de Bécquer, allegando suscripciones, nos ciega el espejismo del futuro renombre de aquellos prohombres treintañeros (salvo Casado del Alisal, que lo tenia a sus treinta y ocho; y Manuel Silvela que, a sus cuarenta, acaba de ingresar en la Real de la Lengua). Cumplieron como buenos, y nunca se lo agradeceremos bastante, al hacer posible el voto del poeta: «Tengo el presentimiento de que muerto seré más leído que vivo».

    Aunque la verdad es que, ni en aquel, ni en los años siguientes, llevara trazas de cumplirse. Si descuentas los álbumes citados, no hay colección alguna de la época que incluya poemas de Bécquer. Pienso, por ejemplo, en el «Álbum poético español con composiciones inéditas...», de «La Ilustración española y americana», año de 1874 (posterior por tanto a la edición de Rodríguez Correa y amigos), donde con Hartzenbusch, Antonio Hurtado y comparsa alterna el duque de Rivas, muerto una decena de años antes. En cuanto a la edición de los amigos, en dos volúmenes impresos por Fortanet en 1871 y mayormente colocados por suscripción, no sé exactamente qué eco tendría. Mas por algo las siguientes llevaron el cuño de Fernando Fe, aumentando un tercer tomo a partir de la edición de 1885. De todos modos, de la biblioteca familiar conservo, con la nostalgia de aquellas lecturas infantiles en voz alta (pero no del tomo de la poesía, cuidadosamente disimulado), la edición de 1898. Era la quinta, ¡en casi veinte años! De la guerra acá, en cambio, han salido treinta. Y cuenta que, para entonces, las señoritas de buena familia ya se sabían de me-moria las rimas (e imagino que mi colección, comprada en la librería zaragozana de Julián Sanz, datará del noviazgo de mis padres).

    No es, pues, el calendario, lo que tan próximo y entrañado nos pone a Bécquer; menos aún, los emocionados acentos de Rodríguez Correa, Nombela o Campillo. Pongamos que el gran fruto de Bécquer —histórica, no estéticamente— fue el Modernismo. Su gran vocero, Rubén Darío. O di que éste y la escuela acertaron a entenderlo, en él vitalizándose. Y a seguido, Juan Ramón Jiménez. Nuestra devoción adolescente descubría, gracias al moguereño, que aquellas rimas (que, por archisabidas, teníamos en concepto de lo que hoy diríamos consumo) eran poesía auténticamente grande. Fue la genial aportación de Juan Ramón Jiménez, de la que se nutrieron Dámaso, Alberti, el primer Aleixandre y todo el grupo malagueño. Y que en la reciente revaloración de Cernuda nutre a tanto poeta joven (y a los no tan jóvenes, aun sin saberlo).

    Gustavo Adolfo, nuestro hermano mayor. En poesía y, tanto más, en la prosa.

    JUAN RAMÓN MASOLIVER

    Última edición por ALACRAN; 06/04/2021 a las 20:04
    “España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los reyes de Taifas.

    A este término vamos caminando: Todo lo malo, anárquico y desbocado de nuestro carácter se conserva ileso. No nos queda ni política nacional, ni ciencia, arte y literatura propias. Cuando nos ponemos a racionalistas lo hacemos sin originalidad, salvo en lo estrafalario y grotesco. Nuestros librepensadores son de la peor casta de impíos que se conoce, pues el español que deja de de ser católico es incapaz de creer en nada. De esta escuela utilitaria salen los aventureros políticos y salteadores literarios de la baja prensa, que, en España como en todas partes, es cenagal fétido y pestilente”. (Menéndez Pelayo)

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. Respuestas: 54
    Último mensaje: 16/10/2023, 21:41
  2. El Tradicionalismo español del siglo XIX (I)
    Por Pious en el foro Política y Sociedad
    Respuestas: 1
    Último mensaje: 06/07/2018, 13:09
  3. El órgano que inspiró a Bécquer vuelve a la vida
    Por Hyeronimus en el foro Música
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 11/01/2017, 19:25
  4. Mossèn Cinto Verdaguer, poeta català, poeta hispà.
    Por Lo ferrer en el foro Catalunya
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 19/12/2005, 01:29
  5. Respuestas: 0
    Último mensaje: 17/03/2005, 19:53

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •