Lo de esta mujer, Carmen Dixie Calvo, es de traca. Desde su alta responsabilidad como Ministra de Dixiecultura, se ha metido a farolera (o a fraila) opinando sobre el mercado editorial y proponiendo regulaciones sobre el precio de los libros. Yo no tengo palabras. Lo malo es que, ella, sí.El Ministerio de Cultura apuesta por consolidar el precio fijo de los libros y los descuentos en los libros de texto con el objetivo futuro de su gratuidad. Así lo destacó hoy la ministra de Cultura, Carmen Calvo, quien presentó en el Consejo de Ministros un informe sobre el Anteproyecto de Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas.Cultura apuesta por consolidar el precio fijo de los libros y los descuentos en los libros de texto. Leer todo.
“Lo más definitivo (sic) del Anteproyecto es que el Gobierno mantiene el precio fijo, en realidad, único, de los libros, para no convertir a estos en una pura mercancía. Esto supone no desmarcarnos de los países europeos que mantienen esta decisión y mantener los descuentos que traen un cauce de legislación anterior y que afectan a los libros en el ámbito educativo. En el marco de los compromisos del Gobierno está llegar a la gratuidad de los libros de texto y material escolar de los niños y niñas en el sistema educativo público”, señaló.
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Respecto al popular ‘canon’ por el que se compensa a los autores, la ministra aseguró que éste “nunca repercutirá sobre los ciudadanos españoles”. “Si queremos mejorar el índice de lectura respetando los derechos intelectuales que reclaman los autores de manera legítima trataríamos de pagarlo para cumplir esa norma con los creadores, pero nunca lo repercutiríamos en los ciudadanos porque eso no anima a leer y a utilizar las bibliotecas”, concluyó.
Es decir. El libro se vende en el mercado pero no es una simple mercancía. Sobre todo para ella, que está enredada con el libro ese de Wittgenstein desde hace veinte años y no ha tenido necesidad de comprar más hasta la fecha. Conclusión: el Gobierno debe imponer que los libros cuesten lo mismo en todas partes. Caramba, Ministra, ¿y por qué no nos dejamos de zarandajas capitalistas y, ya puestos, nacionalizamos las editoriales, en plan Evo?
Con todo, lo mejor es el párrafo final: para que el canon ese famoso que hay que pagar a los autores no repercuta en los ciudadanos la solución es que lo pague… el Estado. De modo que Dixie insiste en su revolucionaria idea de que el dinero público no es de nadie porque, según ella, los pagos que hace el Estado no repercuten en los ciudadanos. Se conoce que Dixie tiene previsto pagarlo de su bolsillo…
Amigos, lo malo, lo malo del todo, ¡es que es Ministra! ¡Es que gobierna!
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