" ATALA / RENÉ ", DEL VIZCONDE DE CHATEAUBRIAND
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Editorial Planeta. Introducción de Gabriel Oliver.
Otro de los tantos libros que figuraba en la colección de mis padres desde años ha y que uno nunca se había animado a hincarle el diente. Una de las curiosidades que me entró-Lo reconozco-fue al leer el " episodio nacional " Los Cien Mil Hijos de San Luis de Pérez Galdós; donde el Vizconde aparece en la galería de personajes activos.
Si bien como sabrán ando últimamente ácido ( Y aun en mi mal estilo no creo que me falte mucha razón ) contra el romanticismo; siempre me resultó curioso que el creador de este " movimiento " fuera un realista francés.
La introducción de Gabriel Oliver se me hace muy pesada y creo que marea la perdiz en pro de un falsificado Chateaubriand, sin por ello defender que el Vizconde fuera todo un " ortodoxo ". No obstante, el libro aporta apuntes biográficos a modo de cronología que resultan harto interesantes. La misma biografía nos advierte sobre las luces y las sombras del Vizconde bretón, sumergidas al calor de los devaneos de una época dificultosa.
Atala y
René en un principio no conformaban una obra unificada, pero con el tiempo el Vizconde advirtió que realmente debiera figurar así. Es una obra que él empieza a escribir en su " lapsus ideológico " del exilio pero que retoca una vez que su " conversión " madura y le enriquece. El duro exilio en la Francia Americana ( Allá entre los actuales Canadá y algunas porciones de los Estados Unidos ) ante una familia destrozada por la crueldad revolucionaria van a marcar buena parte de su vida.
Esta obra ha sido considerada por muchos como un auténtico testimonio descriptivo a todas luces de la América del Norte; tanto en lo exterior como en el interior. Pensemos que los personajes que la vertebran son, cuanto menos, " tipismos " fundamentalmente americanos: El indio guerrero, la muchacha mestiza, el misionero que llegó del Viejo Continente....Chateaubriand plantea problemáticas tales como el paganismo, la dureza de la natura; o incluso lo peligroso que puede resultar el mal entendimiento y práctica de la verdadera Religión; esto es, la " mala evangelización ", la dejadez si no se profundiza en ello. Asimismo, establece una ternura hacia aquellos misioneros tan humildes y trabajadores que lograron forjar auténticas comunidades populares de indios cristianizados aun en las situaciones a priori más inhóspitas, logrando atraerse desde sus propias tradiciones al camino de Roma ( Como fue el caso de los misioneros españoles ), con una rica liturgia y un esmerado trabajo. A veces, le parece a uno estar bordeando el Mississippi o campar a las anchas por los vastos territorios que lindaban con las Floridas. Te sumerge en un ambiente que desde un principio se pinta doloroso. Refleja un " sentimentalismo " exacerbado, pero que se va calmando al ir descubriendo y saboreando la civilización; una civilización que no se entiende cimentada sin el Cristianismo; aunque Chateaubriand quizá apela demasiado a cierta " estética ". Esto lo podemos degustar en
Atala.
En
René nos encontramos con una de tantas familias francesas casi aniquiladas por el terror revolucionario. De un joven cuyo mundo se ha perdido porque él ve que lo que tanto ama y había amado desde chico se lo han arrebatado con la peor bestialidad, y se queda en una inmensa y confusa soledad, teniendo como referente a su querida hermana; donde se deja entrever que si realmente siente amor de hermano o va más allá....Su hermana es toda una señorita francesa que irá experimentando en su dolorida alma el triunfo de la más plena comunión. René es un joven perdido que no sabe qué hacer realmente en esta vida. Sus propias inquietudes se tambalean ante la adversidad, y piensa quizá en la huida, en la evasión....No piensa ni tan siquiera, como aún pensaban muchos muchachos de su edad, en un matrimonio, en un futuro, en un " trabajo estable "....Nada podía ser estable para él. Y su destino parece a merced de la fatiga más desoladora; de un ir y venir, de un cruce alocado de pensamientos y tormentas.
Con todo, si bien el estilo puede resultar en ciertos momentos hasta empalagoso ( O sentimentaloide, como reflejé antes ), me ha impresionado la habilidad descriptiva de Chateaubriand, quizá porque a priori no me lo imaginaba así. Así como su indagación espiritual que le lleva a abrazar plenamente la Fe y de una manera u otra plasmarla en su obra; aunque luego, en la vida real, en la política, si bien tuvo una actuación interesantísima con el Duque de Angulema, luego fue víctima de sus propias contradicciones y de la dificultad de un tiempo que en la Francia sería más que nublado.