" ANTOLOGÍA POÉTICA ( EL POETA ES UN FINGIDOR ) ", DE FERNANDO PESSOA
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Edición y Traducción de Ángel Crespo.
Austral Poesía.
Y bueno, ya terminé con aquella trilogía pre-veraniega que compréme en " El Giraldillo ". Tenía muchísima curiosidad por leer a Pessoa. Hacía tiempo que no leía a portugueses, y desde que escuchara cantar el
" Pâdrao " por Caetano Veloso, supe, a Félix Della Costa gracias, que ello emocionaba a mi muy admirado Rafael Gambra. Así, pues, ese era el leitmotiv de mi curiosidad, básicamente.
Las notas biográficas de Ángel Crespo sirven de mucho. Es muy extenso, pero te ayuda a comprender para luego. Pessoa a veces firmaba con " heterónimos ", esto es, él mismo se inventaba otros personajes, como hasta Alberto Caeiro, quien dice que murió....Tuvo una novia ( Él huía de la palabra " noviazgo " ), Ofélia, a quien a veces le decía
" Hoy no ha venido Fernando Pessoa, ha venido a verte Álvaro de Campos...." ) Supongo que una mujer que sea capaz de aguantar eso sin una buena vara de acebuche a mano para liarse a estacazos, o tiene una paciencia de santa, o tiene menos tornillos que un globo. Por otra parte, cabría mencionarse que Pessoa se enfrentó con el régimen de Oliveira Salazar a raíz de que el ministro Cabral se decidiera a darle duro a la masonería. Él decía no ser masón, pero era su más ferviente defensor en Portus Galle. Terminó haciéndose amigo de A. Crowley. Y cada vez más amigo del alcohol.
Lo que más me ha gustado de la Antología han sido las aportaciones de " Cancionero " y de " Mensaje ". En " Mensaje " está
Padrâo, absolutamente recomendable. Estas dos obras gozan de un innato lirismo portugués ( Ya saben que hasta lo defendió Menéndez Pelayo y su testigo lo recogió Sardinha: El nacimiento de la flor lírica de la Hispanidad radica en el tronco galaico-portugués ) que a mí me resulta harto atractivo, combinando pareados con algún sexteto. El resto, la verdad que conforme iba leyendo más iba temiendo agrandar mi locura. Ustedes podrían pensar que los locos tenemos que congeniar a la fuerza, pues ya les adelanto yo que no. A veces no entendía nada por más que esforzaba, a veces me cansaba, otras veces me volvía a picar la curiosidad, pero no he sacado mucho en claro. Le veo a Pessoa dos extremos: De las poesías más hondas y bellas hasta una extravagancia que probablemente ni él entendía.