DE UN ANTIGUO LIBRO INÉDITO Y PERDIDO - II PARTE
DE LIBROS QUE SE PIERDEN.
En el año 1991, un ratón de biblioteca descubrió por casualidad, indagando en los Archivos de la Biblioteca del Real Consulado de la Coruña, un Memorial destinado a Felipe IV que se fecha en 1633, y cuyo autor es ni más ni menos que D. Francisco de Quevedo y Villegas. La trascendencia del hallazgo es importante, ya que no sólo se trata de un opúsculo inédito de uno de nuestros más ilustres escritores del Siglo de Oro español, sino que también constituye un testimonio excepcional de la época. Sin embargo, contra todo pronóstico, la obra no adquirió la difusión que era de esperar. Aunque fue publicada por la Real Academia Española de la Lengua (RAE), su realización fue de una edición limitada para estudiosos especializados e historiadores, pero sin llegar a tener una divulgación como era de pronosticar. Imaginemos si se hubiera hallado un manuscrito de Lorca o de cualquier otro escritor más políticamente correcto. El acceso a dicho manuscrito fue restringido, según cuenta José Carlos Ríos Camacho, en un artículo publicado en la revista española PRÓXIMO MILENIO de Septiembre de 1995, Nº27.
Mayor escándalo nos parecen las andanzas que tuvo una parte de los escasos fondos editoriales de esta obra de Quevedo. Una partida de estos libros que la RAE publicó con tanto secretismo fueron expuestos a la venta en unos grandes almacenes de Madrid. Un amigo nuestro -lo llamaremos B.- adquirió un ejemplar. Cuando su padre se lo descubrió en casa, le pidió que fuese a comprar otro para él. Al día siguiente, cuando nuestro amigo B. se disponía a efectuar el mandado, un empleado de la librería tuvo que decirle que ya era imposible: alguien sin identificar había comprado la totalidad de las últimas existencias y no quedaba ni un sólo ejemplar a disposición del público.
El libro de Quevedo al que aludimos tenía por título, muy al gusto de la época: "Execración por la fe católica contra la blasfema obstinación de los judíos que hablan portugués y en Madrid fijaron los carteles sacrílegos y heréticos, aconsejando el remedio que ataje lo que, sucedido, en este mundo con todos los tormentos aún no se puede empezar a castigar."
Como podemos comprobar, incluso en nuestros días ciertos textos son retirados de la luz pública por inconfesables maquinaciones en las que no vamos a entrar. El libro del P. Laín Rojas también conoció su aborto a manos de aquel sospechoso editor del que hablábamos en una entrega anterior, pero el franciscano se cuidó en su "Historia" de facilitarnos una aproximación a su texto, trazando las líneas principales de su obra perdida.
Maestro Gelimer
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