Barroco boliviano
A surpreendente música das Missões Jesuíticas na Bolívia (séculos XVI a XVIII) interpretada pelo grupo “Florilegium”, uma das minhas grandes descobertas deste último ano.
A Casa de Sarto: Barroco boliviano
Música en la Reducciones Jesuitas: Archivos musicales de Chiquitos y Moxos[La música barroca como instrumento evangelizador]Escribe Piotr Nawrot (“Colecciones musicales de las reducciones de los indios Moxo“): “En Bolivia se han preservado numerosas y voluminosas colecciones con música de la época de la colonia, y del tiempo de la primera evangelización de los pueblos americanos. En Sucre hay dos espléndidas colecciones con música que documenta la grandeza e importancia que la catedral metropolitana e iglesias vecinas han tenido en la vida musical de aquella época. La primera colección, hoy guardada en la Biblioteca y Archivo Nacionales de Bolivia consta de más de 1.400 obras polifónicas, en su mayoría villancicos, que proceden de dicha catedral y de la iglesia de San Felipe Neri. La segunda, la componen los llamados libros de coro: treinta y cuatro gigantescos libros (algunos de hasta 20 kilos de peso) con música en canto llano que se practicaba en dicha catedral […]
En las últimas dos décadas, la colección de música que más atención ha recibido, de parte de investigadores y músicos, es la de las antiguas reducciones de Chiquitos, encontrada en San Rafael y Santa Ana de Chiquitos, y hoy guardada en Concepción. Más de 5.500 páginas de música de la época de las reducciones chiquitanas, constituyen el documento más importante en el mundo, para demostrar el rol que la música ocupó en la evangelización de los pueblos americanos. Solamente la colección de música guardada en San Ignacio de Moxos, podría ser igualada en importancia y significado, con la de Concepción. La documentación musical de las misiones jesuíticas del los guaraníes y de Maynas, han desaparecido. En Bolivia hay otras colecciones de música antigua, como la de los Guarayos (Urubichá y Ascensión de Guarayos), la del convento de las monjas clarisas en Cochabamba, del Colegio San Calixto en La Paz, de Apolobamba, o de música reunida por fray Juan Scannerini en el convento de María de los Ángeles en Tarixa y de la catedral de La Paz, guardada en el seminario San Jerónimo de la misma ciudad. Cabe añadir, que la búsqueda de nuevos documentos está en curso y nuevos hallazgos son todavía posibles”.
Sonata en trío (Anónimo, S. XVIII) – “Archivo Musical de Chiquitos” (AMCh), Bolivia.
(Dos violines y bajo continuo).
Intérpretes: Ensemble Elyma – Capilla Cisplatina – Ensamble Louis Berger.
(Director: Gabriel Garrido).
[El Barroco Misional]
Escribe Alicia R. Illa (“Barroco Misional de los archivos de Chiquitos y Moxos (Bolivia)“, Programa de mano del grupo Música Antigua “Dulce Memoria”): “El llamado Barroco Misional, es el repertorio que se interpretaba en los siglos XVII y XVIII en las antiguas reducciones jesuíticas que se extendían por Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia.
En este conjunto son destacables, tanto por la cantidad como por la calidad, las obras que se han conservado en las regiones bolivianas de Chiquitos y Moxos que hoy conocemos como Barroco Boliviano, actualmente en pleno auge no sólo en Bolivia e Hispanoamérica, sino a nivel mundial.
Este repertorio tiene una historia sorprendentemente reciente. De hecho, a pesar de ser tan antiguo, empezó a ser rescatado hace apenas 50 años, cuando algunos musicólogos comenzaron a prestar especial atención a las obras producidas en el ámbito de las Reducciones Jesuíticas, entre los siglos XVII y la segunda mitad del XVIII, concretamente hasta 1767, año en que los misioneros fueron expulsados de América, tras la abrupta supresión de la Compañía de Jesús por parte del Papa Clemente XIII.
El despertar definitivo de esta música, que durmió un sueño de siglos, se debió a la perspicacia de un arquitecto jesuita, Hans Roth, que en los años 70 se encontraba trabajando en la reconstrucción de la iglesia de San Rafael de Chiquitos, en Bolivia. Al trazar un plano general de la planta de la iglesia y sus edificaciones contiguas, intrigado por una falta de concordancia en las mediciones, Roth logró descubrir una recámara secreta disimulada tras una gruesa pared de adobe, que había permanecido sellada durante casi tres siglos. Al entrar al recinto se encontró ante un impresionante tesoro artístico: más de cinco mil partituras y decenas de instrumentos musicales, muchos de ellos construidos por los miembros de las comunidades chiquitanas (violines, arpas, violonchelos, flautas, oboes, clarines y diversos tipos de trompetas, entre ellas una de casi dos metros de largo). La espectacularidad del descubrimiento incentivó nuevas investigaciones en pueblos y templos cercanos que condujeron a otros importantes hallazgos.
Al año siguiente, en Moxos, donde los jesuitas habían permanecido desde 1681 hasta 1767, fueron encontradas cerca de cuatro mil partituras más, muchas de ellas compuestas por músicos nativos que habían aprendido instrumentación con los jesuitas. Otras, pertenecientes al italiano Domenico Zipoli, un músico jesuita de primera línea que en Nápoles había sido uno de los más destacados discípulos de Alessandro Scarlatti.
En 1990, la UNESCO declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad a Chiquitos, junto a seis pueblos más aledaños, dejando expresa constancia de que la recuperación de semejantes tesoros musicales, debía ser considerada como uno de los descubrimientos culturales más trascendentes del siglo XX.
Las partituras encontradas permitieron conocer a fondo la obra de aquellos músicos jesuitas, a quienes cupo el mérito de trasladar el esplendor del Barroco de la opulenta Europa (Bach, Vivaldi, Händel, Scarlatti…), a la sencillez de los habitantes de la selvas sudamericanas.
Al poco tiempo de empezar su labor, los jesuitas se sorprendieron de la facilidad con que los nativos asimilaban las complejas obras del Barroco. No sólo contaron enseguida con músicos, sino también con compositores. Pronto estos pobladores locales ocuparon sus lugares en el coro, como solistas, instrumentistas, copistas, constructores de instrumentos e incluso maestros de capilla. Muchos no sabían ni leer ni escribir y dominaban, sin embargo, la lectura musical.
Para los jesuitas, la música tenía una función esencialmente religiosa, por esa razón la mayoría de obras conservadas en los archivos están destinadas a la liturgia. Los indígenas heredaron este valor de la música y conservaron con celo las partituras, copiándolas una y otra vez a medida que se deterioraban.
En las obras destinadas a la liturgia era norma no dejar registro del nombre del autor, pero los jesuitas, desafiando el rigor de las prohibiciones eclesiásticas, solían permitir a los músicos noveles que firmaran sus obras, asentando determinados signos al pie de la partitura a manera de un código secreto. Gracias a este recurso quedó un cierto registro de toda una dinastía de músicos autóctonos.
El repertorio instrumental que se conserva en el Archivo Musical de Chiquitos consiste en dos grandes colecciones: Música para un conjunto instrumental y música para tecla.
Entre la colección de música instrumental encontramos cuartetos, danzas, partidas, conciertos, sinfonías y sonatas, estas últimas las más numerosas.
Se pueden encontrar en el Archivo versiones simplificadas o recreadas de sonatas en trío (dos violines y b.c.) de A. Corelli, o de Vivaldi, y piezas para órgano o clave de D. Zipoli; también un grupo de sonatas en trio de un lenguaje marcadamente preclásico a la manera de Boccherini. La música instrumental así como la vocal, está sólidamente fundada en el estilo italiano. En ningún caso las partituras consignan el nombre del autor.”
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CANTOS (I), (III), (IV) y (II) DE LOS INDIOS CANICHANAS (Anónimo S. XVIII) – San Pedro de Moxos (Bolivia).
[“Archivo General de Indias”, Sevilla – España].
(Músicas compuestas por los indios Canichanas del pueblo de San Pedro de Moxos en honor de Carlos IV y la reina María Luisa de Borbón, 1790).
Intérprete: Capilla de Indias – Directora: Tiziana Palmiero.
Imágenes: Secuencias de la película “La Misión” (Director: Roland Joffé).
LETRA: (Moxeño)
[CANTO I]
Buenas noche Señor usia
Al Señor Don Lazaro Ribera
Vachuei hanaphacle chicule yeusama
Vachuei hanaphacle chicule yeuquegabe
Autete chebai hana Don Carlos quarto
Euha Capita uhal nenauha Rey
Nuesi hana nemrau cochuei hatana
O Señora Doña
Maria Luiza de Borbon.
[Traducción]:
Buenas noches Señor
Don Lázaro de Ribera.
Queremos alegrarnos hombres
y mujeres,
festejando al Señor Don Carlos IV;
nuestro gran Rey,
y alegrarnos también
por nuestra gran madre,
la Señora Doña María Luisa de Borbón.
[CANTO III]
Nuesi hananem rama yeuco chuaiha tisi
Don Lazaro Ribera
Vaha matica baenga cocule euha
Capita euha Rey
Don Carlos quarto
Nuesi hananem rama yeuco chuaiha vahatana
A Maria
Teco neva yeu ho euha Reyna
Doña Maria Luiza.
[Traducción]:
Nada es comparable
Señor Don Lázaro de Ribera
con la alegría de nuestros corazones,
porque estamos festejando
el día de Nuestro Rey
y de Nuestra Madre,
la Señora Doña María Luisa
que es Nuestra Reina.
[CANTO IV]
Sac ha chaune vema teche vaiha neuha Rey
Ega copau lena vahatsi
Yec ho Rey ye capita suehe taule
Ayga vatom asitisi a Don Lazaro
Nema siniga noticia euha Rey
[Niuye teco neva sac ha chuai hana penem ramaye]
Tagac holuam chapas cune
España ne palacio.
Vatam ranau hama tichi
vaihauha Reyna
Euha tanana Maria Luiza
Tagac holuam chapas cune
España ne palacio.
[Traducción]:
Aquí venimos a festejar a Nuestro Rey,
porque Dios lo ha puesto en la tierra
para que como él nos gobierne.
Dios lo ha hecho capitán de toda la tierra
y, si Don Lázaro no hubiera venido
trayéndonos su retrato …
Que grande es nuestra alegría viendo
a nuestra gran madre,
la Reina Nuestra Señora,
que está aquí tan hermosa,
como estará en España en su palacio.
[CANTO II]
Natom tanel hancahatisi
Don Lazaro
Coiha maie gacop huru
Carlos quarto Nuestro Rey
Alleluia
Nuasi gamac hanebec mugu Vahatisimana
Si tec hauneutac checoyena
Vahalhena Nuestro Rey
Alleluia.
[Traducción]:
Ya oímos Señor
Don Lázaro
tu palabra en nombre del Rey,
que es nuestro gran padre.
Aleluya
Ahora lo conocemos,
porque antes
nada sabíamos de ésto.
Aleluya.
La serie de canciones que compusieron los indios de San Pedro de Moxos (Bolivia), en honor de Carlos IV y la reina María Luisa, evidencia un sello estilístico moxeño. Estas canciones no se encuentran en los archivos americanos sino en España (Archivo General de Indias, Sevilla), como regalo musical enviado a los reyes en 1790. A pesar de ser obras anónimas, es evidente que se trata de composiciones debidas a moxeños, ya que para ése año los jesuitas ya habían abandonado la zona más de veinte años antes.
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PASTORETA YCHEPE FLAUTA (Anónimo) – “Archivo Musical de Chiquitos” (Bolivia)
Intérprete: Florilegium Musicum.
Imágenes: Fiesta en San Ignacio de Moxos (Bolivia).
Pastoreta Ychepe Flauta:
– Sin Título
– Allegro
– Adagio
– Allegro
“Pastoreta Ychepe Flauta” es un pequeño concierto con forma de sonata da chiesa para flauta dulce, dos violines y continuo, siendo la única obra de este archivo (AMCh) destinada específicamente a la flauta.
ZUIPAQUI (Zoipaqui) – ¿Domenico Zipoli? (1688 – 1726).
“Archivo Musical de Chiquitos” (AMCh).
Intérpretes:
– Camerata Renacentista de Caracas.
– Camerata Barroca de Caracas.
– Collegium Musicum Fernando Silva-Morván.
Directora: Isabel Palacios.
Imágenes: Región de Chiquitos.
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LA MATUTINA ESTRELLA (Himno Anónimo) - Región de Moxos, Bolivia.
(Recogido por Melchor María Mercado, Moxos, Bolivia, S. XIX)
Intérpretes:
- Ensemble Elyma (• ensembleELYMA • {site officiel})
- Ars Longa de La Habana (Conjunto de Música Antigua ArsLonga)
- Cor Vivaldi - Els Petits Cantors de Catalunya (COR VIVALDI – petits cantors de Catalunya)
- Director: Gabriel Garrido.
Imágenes:
- "Ichapekene Piesta" o "Fiesta Grande" de San Ignacio de Moxos (Bolivia): "Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad" (2012);
- y Coro y Orquesta de San Ignacio de Moxos (Bolivia).
LETRA:
La matutina estrella
ya viene precursora,
de la luciente Aurora
que abre las puertas
a la luz del sol.
Ya aparece el día
y ya todo se humilla,
doblando la rodilla
para dar alabanzas
al Creador.
Postrados y sumisos
roguemos al Señor
nos libre del dolor,
nos guarde de los daños
y del mal.
EL DÍA DEL CORPUS (Villancico Anónimo) - Bolivia S. XVIII.
("Archivo Musical de San Ignacio de Moxos", Bolivia).
Intérprete: Capilla de Indias - Directora: Tiziana Palmiero.
Imágenes: Ciudad de Sucre (Bolivia).
LETRA:
[Estribillo]
El día del Corpus salen a vailar,
de la aldea bienen oi a celebrar
un cordero hermoso que a todos se dan.
Y en el Arca miro de flores el pan,
que alimenta el alma tan dulce manjar.
¡Ay que es Dios y tiene de la humanidad!
Se biene embosado con cierto disfras.
¡Ay que todo es gusto vailar y cantar!
Aquel Sol hermoso, bello y singular,
que oi a todas luces se ve en realidad.
[Coplas]:
En público sale oculto en el pan,
aunque escondido se deja mirar.
¡Ay que todo es gusto vailar y cantar!
Es pan de los cielos que a todos se da,
que el que lo reparte es mui liberal.
¡Ay que todo es gusto vailar y cantar!
Algunos que comen suele aserles mal,
porque si descuido lo tragico está.
¡Ay que todo es gusto vailar y cantar!
Lleguen prevenidos si quieren goçar
de un necta[r] divino todo celestial.
¡Ay que todo es gusto vailar y cantar!
Opera "San Ignacio de Loyola" (ca.1755) de Domenico Zipoli (1688-1726), Martin Schmid (1694-1772) e Indios Chiquitanos.
Descubierta a comienzos de la última década del siglo XX, de la ópera de San Ignacio se encontraron dos copias: una en los archivos de Chiquitos (Santa Ana, Chiquitos-Bolivia), y otra en la Misión de San Ignacio en la provincia de Moxos (Bolivia). La partitura fue restaurada y transcrita por el musicólogo Bernardo Illari.
La ópera de San Ignacio de Loyola es una de las tres obras dramáticas que se conservan en los archivos de las antiguas misiones jesuíticas de América. Compuesta entre 1717 y 1726, su creación se atribuye al jesuita toscano Domenico Zipoli (Prato, 1688-Córdoba, 1726), conjuntamente con el también jesuita suizo Martin Schmid (Baar, 1694-Lucerna, 1772) e indios chiquitanos.
Con texto castellano, de autor desconocido, posee un libreto pedagógicamente eficaz. Los personajes principales son San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y el demonio, quien a pesar de su dudosa seducción (su aspecto es magnífico en su simplicidad y sensualidad), no consigue desviar a los dos santos de su sagrado deber, la evangelización.
Señala el musicólogo Piotr Nawrot que el drama evangelizador, u ópera, como se denominaba a todas las obras escénicas que se ejecutaban en las misiones fue muy popular en la vida de las reducciones jesuíticas y resultó un aporte único al repertorio americano de la ópera en tiempos de la colonia.
Las óperas se representaban en los momentos más significativos del año litúrgico o en ocasión de acontecimientos de importancia política. Su puesta en escena tenía lugar hacia el anochecer, en la plaza mayor, junto al pórtico de la Iglesia o al castillo del estandarte real. Los actores eran los indios mismos y, a menudo, se insertaban elementos del mundo indígena: vestuarios ricos y coloristas adecuados al papel representado, escenografía típica de la zona con arcos de flores y plantas selváticas, frutas tropicales, pájaros de gran colorido y animales salvajes. Esto era inaudito para la época, pero los Jesuitas adelantados a su tiempo integrando a los indígenas y su cultura dentro de las obras musicales, lograron calar y llevar a Dios al corazón de aquellas gentes.
Domenico Zipoli (1688-1726), fue contemporáneo de Bach, Haendel y de Domenico Scarlatti, difícilmente pueda ser confrontado con ninguno de sus coetáneos. No hay casos iguales en la historia de la música, donde un solicitado músico profesional (Zipoli) renuncia a un seguro camino de éxitos, para ocuparse de la salvación de las almas de los indígenas. El vuelco que dio a su vida al misionar a la provincia jesuítica del Paraguay modificó substancialmente su lenguaje y estética. Las potencialidades que había demostrado al publicar su primera obra, las Sonate d´intavolatura per organo e cimbalo (Roma, 1716), parecieran haberse reducido en gran medida. El proyecto de vida de músico profesional al que se consagró hasta ese momento cambió radicalmente en 1716. Un buen día decidió abandonarlo todo y sumarse a la gesta jesuítica evangelizadora americana. Para la historia de la música, durante más de dos siglos Zipoli el europeo desapareció inmediatamente después de publicar sus Sonate. El otro Zipoli, el americano, volvió a manifestarse en 1933 en los estudios del jesuita Guillermo Furlong primero y del musicólogo uruguayo Lauro Ayertarán hacia 1940. Fue sin embargo otro uruguayo, Francisco Curt Lange, quien sentó las bases del redescubrimiento del músico italo-argentino. En la época que Zipoli vivía en Roma era largamente comentado el esplendor artístico y las nuevas formas de convivencia social y comunitaria en las reducciones de los Guaraníes, los Tupí, Chiquitos y Moxos en la provincia jesuítica del Paraguay: Dadme una orquesta y convertiré toda Sudamérica, fue su consigna.
Obra extraída del álbum: THE JESUIT OPERAS, Operas by Kapsberger & Zipoli.
Interpretan: Randall Wong (San Ignacio), Pamela Murray (Mensajero 1 y Relator), Steven Rickards (San Francisco Javier y Mensajero 2), John Elwes (El Demonio-Luzbel), Ensemble Abendmusik.
Dirige: James David Christie.
Dorian Recordings.
Música Virreinal, Música Colonial
Opera: San Francisco Xavier~ Anónimo-Indios Chiquitanos
Opera: "San Francisco Xavier" de autor Anónimo - Indios Chiquitanos (ca.1740).
El drama evangelizador, a menudo en lenguas indígenas, fue muy popular en la vida de las reducciones y resultó en un aporte único al repertorio americano de la ópera del tiempo de la Colonia. Se ponía en escena óperas en español, italiano y lenguas originarias. Es de suponer que para la visita del obispo o gobernador se elegían obras en lenguas entendidas por los ilustres huéspedes (español o italiano), en tanto que las demás representaciones optarían por la lengua del lugar, ya que muchos no entendían ninguna de las lenguas europeas. Las óperas se interpretaban repetidas veces al año. No obstante, los momentos más destacados para ello fueron la fiesta del Patrón del Pueblo, las mayores fiestas religiosas (Navidad, Corpus Christi, etc.), la visita del obispo o del gobernador, o las fiestas reales, como, por ejemplo, la coronación del rey o sus bodas. Los actores eran los aborígenes mismos y, a menudo, —en su adaptación y composición— tanto el argumento como la escenificación insertaban elementos del mundo indígena.
La creación de la ópera, tanto en los colegios como en las misiones, fue antecedida por las representaciones dramáticas. Ya en 1640, para solemnizar los festejos por el primer centenario de la Compañía, en todas las reducciones se organizaron funciones teatrales. El inicio de los regocijos se dio en el pueblo de San Francisco Javier, ubicado en el Uruguay, donde en la víspera de la fiesta se entonaron solemnes horas canónicas.
Se ignora cuándo la ópera nació en las reducciones. No obstante, al comienzo del siglo XVIII las producciones escénicas en las misiones eran muy frecuentes. Posiblemente ya en las primeras representaciones dramáticas introducidas por los jesuitas entre las comunidades indígenas de América del Sur participaban los aborígenes del Perú. El Inca Garcilaso en sus Comentarios Reales anotó:
Algunos curiosos Religiosos de diversas Religiones, principalmente de la Compañía de Jesús, por aficionar a los Indios a los Misterios de Nuestra Religión, han compuesto comedias para que las canten y representen los Indios, porque supieron que las cantaban y representaban en tiempos de sus reyes Incas, y porque vieron que tenían habilidad e ingenio para lo que quisiesen enseñarles, y así un Padre de la Compañía compuso una Comedia en loor de Nuestra Señora la Virgen María y la escribió en lengua Aymará, diferente de la lengua general del Perú.
Son tres las óperas remanentes, o sus fragmentos, de las misiones jesuíticas. Las tres formaron parte del repertorio musical de Chiquitos, donde fueron compiladas y guardadas. Las obras son: (1) San Ignacio, con argumento en español (copias de algunas partes de esta ópera han sido encontradas en el archivo de Moxos, Beni, Bolivia); (2) San Francisco Xavier, con libreto en chiquitano; y (3) fragmentos de El Justo y el Pastor, también en chiquitano. (Fuera del contexto de las misiones, en los archivos del Perú, se conservan otras dos obras dramáticas del repertorio hispanoamericano de la época de la Colonia: La púrpura de la Rosa, de Tomás de Torrejón y Velasco (en Lima) y, en el Archivo del Seminario San Antonio Abad, Cuzco, una ópera-serenata Venid, venid Deydades, de Fray Estaban Ponce de León.) Y aunque en ninguna de ellas hay temas musicales, ritmos ni instrumentos autóctonos identificables, la cultura reduccional en la que surgieron imprimió su huella en cada una de ellas, ante todo en la preferencia por el tema —las tres son óperas sacras—, en su arreglo vocal e instrumental y en la selección de la lengua y destinatario (los chiquitos mismos). Aparte de eso, el aire de las tres es fácilmente reconocible como distinto de lo conocido en Europa. De acuerdo a los testimonios encontrados no fue posible establecer hasta qué punto los indígenas participaron en la composición del texto o en la música de ellas. Sin embargo, el hecho de que no se haya podido identificar en qué medida el estamento indígena aportó en la composición textual no niega su capacidad de hacerlo, por lo que no se lo puede calificar de mero espectador sino, como en realidad sucedió, partícipe y protagonista de la vida de los pueblos jesuíticos.
Obra extraída del álbum: Mission San Francisco Xavier, Ópera y Misa de los Indios.
Interpretan: Ensemble Elyma, Solistas vocales: Silvina Sadoly (soprano- San Ignacio), Alicia Borges (mezzo-soprano- San Francisco Xavier)
Fabian Schofrin (contra-tenor), Pablo Pollitzer (tenor Gustavo Baez), Luciano Garay (barítono).
Ensamble Louis Berger, Coro de Niños Cantores de Córdoba.
Director de coro: Gustavo Baez
Dirige: Gabriel Garrido
Reconstrucción y Transcripción: Piotr Nawrot, SVD.
K617.
Exaltate Regem Regum- Anónimo (Archivo Musical de Chiquitos, Siglo XVIII)
Ascendit Deus- Anónimo (Archivo Musical de Chiquitos, Siglo XVIII)
"Magnificat" a 11 vv en 3 coros de Juan de Araujo (1648-1712).
Juan de Araujo nace en Villafranca (España), pero muy joven emigra con su familia a Lima, donde se lo nombra maestro de capilla de la Catedral a la edad de 22 años.
Años más tarde encontramos su rastro en La Plata (la actual ciudad de Sucre), como maestro de capilla sucesor de 2 predecesores ilustres: Miguel de Bobadilla y Estacio de la Serna. Hasta su muerte, Araujo conservará esa función sirviendo a la música sacra como raro genio y gran prolijidad, de los que testimonian unos 200 manuscritos aun conservados hoy en día en la actual Bolivia, haciéndolo uno de los más destacado maestros de la música barroca de su época en América Latina.
Obra extraída del álbum: JUAN DE ARAUJO l´or & l´argent du haut-Pérou.
De la Serie: Les Chemins du Baroque: Perou-Bolivie.
Interpretan: Ensemble Elyma, La Maitrise Boréale.
Dirige: Gabriel Garrido.
Ay Andar, a Tocar, a Cantar, a Bailar! de Juan de Araujo (1648-1712).
Obra extraída del ábum: Convidando está la noche, Navidad Musical en la América Colonial
Intepretan: GCC-Grupo de Canto Coral.
Dirige: Néstor Andrenacci
GCC Voces/ Ediciones GCC
Los Coflades de la estleya, de Juan de Araujo
Juan de Araujo: Silencio, pasito
"Cánite, Pláudite, exsultáte omnes" de autor anónimo de las Misiones Jesuíticas de Chiquitos, Bolivia.
Oigan las fiestas de toros - Roque Jacinto de Chavarría (1688 - 1719).
[Villancico (año 1718). "Archivo y Biblioteca Nacional de Bolivia", Sucre].
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