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Tema: Cancionero español tradicional

  1. #1
    Avatar de Ordóñez
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    Cancionero español tradicional

    Cancionero español tradicional


    Cancionero anónimo

    Quiero dormir y no puedo,
    que el amor me quita el sueño.

    Manda pregonar el rey
    por Granada y por Sevilla
    que todo hombre enamorado
    que se case con su amiga:
    que el amor me quita el sueño.


    Que se case con su amiga.
    ¿Qué haré, triste, cuitado,
    que era casada la mía?
    Que el amor me quita el sueño.


    Quiero dormir y no puedo,
    que el amor me quita el sueño.

    *
    Parióme mi madre
    una noche oscura,
    cubrióme de luto,
    faltóme ventura.


    Cuando yo nací,
    era hora menguada,
    ni perro se oía,
    ni gallo cantaba.


    Ni gallo cantaba,
    ni perro se oía,
    sino mi ventura
    que me maldecía.


    Apartaos de mí,
    bien afortunados,
    que de sólo verme
    seréis desdichados.


    Dijeron mis hados,
    cuando fui nacido,
    si damas amase
    fuese aborrecido.


    Fui engendrado
    en signo nocturno,
    reinaba Saturno
    en curso menguado.


    Mi lecho y la cuna
    es la dura tierra;
    crióme una perra,
    mujer no, ninguna.


    Muriendo, mi madre,
    con voz de tristura,
    púsome por nombre
    hijo sin ventura.


    Cupido enojado
    con sus sofraganos,
    el arco en las manos
    me tiene encarado.


    Sobróme el amor
    de vuestra hermosura,
    sobróme el dolor,
    faltóme ventura.

    *
    Soledad tengo de ti,
    tierra mía do nací.


    Si muriere sin ventura,
    sepúltenme en alta sierra,
    porque no extrañe la tierra
    mi cuerpo en la sepultura,
    y en sierra de grande altura,
    por ver si veré de allí
    las tierras a do nací;
    soledad tengo de ti
    ¡oh tierra donde nací.

    *
    En la fuente del roseI,
    lavan la niña y el doncel.


    En la fuente de agua clara,
    con sus manos lavan la cara
    él a ella y ella a él:
    lavan la niña y el doncel.
    En la fuente del rosel,
    lavan la niña y el doncel.

    *
    Anda, amor anda.
    anda, amor.


    La que bien quiero.
    anda, amor.
    de la mano me la llevo.


    anda, amor.
    y ¿por qué no me la beso?
    anda, amor.
    porque soy muchacho y necio.
    y anda, amor.

    *
    Gentil caballero,
    deisme hora un beso,
    siquiera por el daño
    que me habéis hecho.


    Venía el caballero,
    venía de Sevilla;
    en huerta de monjas
    limones cogía,
    y la prioresa
    prendas le pedía;
    siquiera por el daño
    que me habéis hecho.

    *
    Zagaleja de lo verde.
    graciosica en el mirar.
    quédate adiós, vida mía,
    que me voy de este lugar.


    Ya me voy con mi ganado.
    zagala, de aqueste ejido;
    no me verás en el prado
    entre las yerbas tendido:
    desde agora me despido
    de mis pasados placeres;
    mis músicas y tañeres
    se vuelven en suspirar.


    Zagaleja de lo verde,
    graciosica en el mirar.
    quédate adiós, vida mía,
    que me voy deste lugar.

    *
    ¿Por qué me besó Perico.
    por qué me besó el traidor?


    Dijo que en Francia se usaba
    y por eso me besaba.
    y también porque sanaba
    con el beso su dolor.
    ¿Por qué me besó Perico?
    ¿Por qué me besó el traidor?

    *
    Abaja los ojos, casada;
    no mates a quien te miraba.


    Casada, pechos hermosos,
    abaja tus ojos graciosos:
    no mates a quien te miraba.
    Abaja los ojos, casada;
    no mates a quien te miraba.

    *
    ¡Ay, Dios, quién hincase un dardo
    en aquel venadico pardo!


    El amor de la doncella
    que fuera discreta y bella.
    para el que gozare della
    será gustoso, aunque tardo.
    ¡Ay, Dios, quién hincase un dardo
    en aquel venadico pardo!


    El amor de la casada
    me satisface y agrada,
    porque como está encerrada
    ni la celo ni la guardo.
    ¡Ay, Dios, quién hincase un dardo
    en aquel venadico pardo!


    El amor de la viuda
    por mi casa y puerta acuda,
    que no hay peligro ni duda,
    si la pica sólo un cardo.
    ¡Ay, Dios, quién hincase un dardo
    en aquel venadico pardo!


    El amor de la beata
    es apacible y no mata,
    que no pide oro ni plata,
    mas secreto y paño pardo.
    ¡Ay, Dios, quién hincase un dardo
    en aquel venadico pardo!


    El amor de cualquier monja
    que me chupa como esponja
    y todo es una lisonja,
    y muero, padezco y ardo.
    ¡Ay, Dios, quién hincase un dardo
    en aquel venadico pardo!


    El amor de la soltera
    lo trocaré por cualquiera,
    aunque vuestro dolor fuera
    más que Narciso gallardo.
    ¡Ay, Dios, quién hincase un dardo
    en aquel venadico pardo!

    *
    Aquel caballero, madre,
    tres besicos le mandé;
    creceré y dárselos he.


    Porque fueron los primeros
    en mi niña juventud, .
    prometilos por virtud
    de amores tan verdaderos:
    aunque envíe mensajeros,
    otra cosa no diré:
    creceré y dárselos he.


    —Señora, si a vos placía
    que mi deuda se pagase,
    porque luego rematase
    el daño que padecía,
    y, si en esto consentía,
    gran placer recibiré.
    —Creceré y dárselos he.


    Los ojos con que le vi
    han seído causadores
    que sean mantenedores
    los votos que prometí;
    la promesa que le di,
    yo muy bien la guardaré:
    creceré y dárselos he.

    *
    Al revuelo de una garza
    se abatió el nebli del cielo.
    y por cogella de vuelo
    quedó preso en una zarza.


    Por las más altas montañas
    el neblí Dios descendia
    a encerrarse en las entrañas
    de la sagrada María.
    Tan alto gritó la garza
    que "ecce ancilla" llegó al cielo
    y el neblí bajó al señuelo
    y se prendió en una zarza.


    Eran largas las pihuelas
    por do el neblí se prendió,
    sacadas de aquellas telas
    que Adán y Eva tramó;
    mas la zahareña garza
    tan humilde hizo el vuelo,
    que al descender Dios del cielo
    quedó preso en una zarza.

    *
    Por amores lo maldijo
    la mala madre al buen hijo.


    —¡Si pluguiese a Dios del cielo
    y a su madre, Santa María,
    que no fueses tú mi hijo,
    porque yo fuese tu amiga!


    Esto dijo y lo maldijo
    la mala madre al buen hijo.
    Por amores lo maldijo
    la mala madre al buen hijo.

    *
    Cervatica, que no me la vuelvas,
    que yo me la volveré.


    Cervatica tan garrida,
    no enturbies el agua fría,
    que he de lavar la camisa
    de aquel a quien di mi fe.


    Cervatica, que no me la vuelvas.
    que yo me la volveré.


    Cervatica tan galana.
    no enturbies el agua clara,
    que he de lavar la delgada
    para quien yo me lavé.
    Cervatica, que no me la vuelvas,
    que yo me la volveré.

    *
    Ya cantan los gallos,
    amor mío, y vete:
    cata que amanece.


    Vete, alma mía,
    más tarde no esperes,
    no descubra el día
    los nuestros placeres.
    Cata que los gallos,
    según me parece,
    dicen que amanece.

    *
    ¡Qué bonica labradora
    matadora!


    Su lunar en su mejilla
    lindo es a maravilla:
    creo que en toda la villa
    no hay más linda labradora.
    ¡Matadora!

    *
    Perdida traigo la color:
    todos me dicen que lo he de amor.


    Viniendo de romería
    encontré a mi buen amor:
    pidiérame tres besicos,
    luego perdí la color.
    Dice a mí que lo he de amor.
    Perdida traigo la color,
    todos me dicen que lo he de amor.

    *
    Gritos daba la morenica
    so el olivar.
    que las ramas hace temblar.


    La niña, cuerpo garrido,
    morenica, cuerpo garrido.
    lloraba su muerto amigo
    so el olivar:
    que las ramas hace temblar.

    *
    Miraba la mar
    la mal casada,
    que miraba la mar
    cómo es ancha y larga.


    Descuidos ajenos
    y propios gemidos
    tienen sus sentidos
    de pesares llenos.
    Con ojos serenos
    la mal casada,
    que miraba la mar
    cómo es ancha y larga.


    Muy ancho es el mar
    que miran sus ojos,
    aunque a sus enojos
    bien puede igualar.
    Mas por se alegrar
    la mal casada,
    que miraba la mar
    cómo es ancha y larga.

    *
    Aquel pajecito de aquel plumaje,
    aguilica sería quien le alcanzase.


    Aquel pajecito de los airones,
    que volando lleva los corazones,
    aguilica sería quien le alcanzase.

    *
    Que no cogeré yo verbena
    la mañana de San Juan,
    pues mis amores se van.


    Que no cogeré yo claveles,
    madreselva ni mirabeles,
    sino penas tan crueles
    cual jamás se cogerán,
    pues mis amores se van.

    *
    No me habléis, conde,
    de amor en la calle:
    mirad que os dirá mal,
    conde, la mi madre.


    Mañana iré, conde,
    a lavar al rio;
    allá me tenéis, conde,
    a vuestro servicio.


    Mirad que os dirá mal,
    conde, la mi madre.
    No me habléis. conde,
    de amor en la calle;
    mirad, que os dirá mal,
    conde, la mi madre.

    *
    Vi los barcos, madre,
    vilos y no me valen.


    Madre, tres mozuelas,
    non de aquesta villa.
    en aguas corrientes
    lavan sus camisas.
    Sus camisas, madre,
    vilas y no me valen.

    *
    Caminad, señora,
    si queréis caminar,
    que los gallos cantan,
    cerca está el lugar.


    Caminad alegre,
    no dejéis de andar,
    que en la diligencia
    la ventura está;
    caminad aprisa
    para negociar,
    que los gallos cantan,
    cerca está el lugar.


    Advertid que el tiempo
    volando se va,
    la ocasión que os busca
    nunca la perdáis:
    trabajad ahora
    para descansar,
    que los gallos cantan,
    cerca está el lugar.

    *
    Estas noches atán largas
    para mi,
    no solían ser ansí.


    Solía que reposaba
    las noches con alegría.
    y el rato que no dormia
    con descanso lo pasaba;
    mas estas que amor me grava
    non dormi:
    non solían ser ansí.

    *
    Estos mis cabellos, madre,
    dos a dos me los lleva el aire.


    No sé qué pendencia es ésta
    del aire con mis cabellos,
    o si enamorado de ellos
    les hace regalo y fiesta;
    de tal suerte los molesta
    que, cogidos al desgaire,
    dos a dos me los lleva el aire.


    Y si acaso los descojo,
    luego el aire los maltrata;
    también me los desbarata
    cuando los entrezo y cojo;
    ora sienta desto enojo,
    ora lo lleve en donaire,
    dos a dos me los lleva el aire.

    *
    La novia destrenza el pelo;
    se desmaya el caballero.
    ¿Quién lo irá a buscar?
    ¿Quién lo irá a buscar al novio?
    ¿Quién lo irá a buscar?


    Nubes andan por el cielo,
    agua iban revertiendo.
    ¿Quién lo irá a llamar?
    ¿Quién lo irá a llamar al novio?
    ¿Quién lo irá a llamar?


    Que mis amores ya los tengo.
    ¿Quién los irá a llamar?

    *
    Ya traemos a la vaca
    con los cuernos d'aljabaca
    para bodas.
    ¡Ay qué lindas y qué bodas!


    Ya traemos al carnero
    y con los cuernos d'asero
    para bodas.
    ¡Ay qué lindas y qué bodas!


    Ya traemos a la vaca
    con los cuernos de oro y plata
    para bodas.
    iAy qué lindas y qué bodas!

    *
    Quien amores tiene, ¿cómo duerme?
    Duerme cada cual como puede.


    Quien amores tiene de la casada,
    ¿cómo duerme la noche ni el alba?
    Duerme cada cual como puede.
    Quien amores tiene, ¿cómo duerme?
    Duerme cada cual como puede.

    *
    Alta estaba la peña.
    nace la malva en ella.


    Alta estaba la peña.
    riberas del río;
    nace la malva en ella,
    y el trébol florido.

    *
    Si la noche hace oscura,
    y tan corto es el camino,
    ¿cómo no venís, amigo?


    La media noche es pasada
    y el que me pena no viene:
    mi desdicha lo detiene,
    ¡que nací tan desdichada!
    Háceme vivir penada
    y muéstraseme enemigo.
    ¿Cómo no venís, amigo?

    *
    Si los delfines
    mueren de amores,
    ¡triste de mí!,
    ¿qué harán los hombres
    que tienen tiernos
    los corazones?
    ¡Triste de mí!
    ¿Qué harán los hombres?

    *
    De los álamos vengo, madre,
    de ver cómo los menea el aire.


    De los álamos de Sevilla
    de ver a mi linda amiga.


    De los álamos vengo, madre,
    de ver cómo los menea el aire.

    *
    Luna que reluces,
    toda la noche alumbres.


    ¡Ay, luna que reluces,
    blanca y plateada,
    toda la noche alumbres
    a mi linda enamorada!
    Amada que reluces,
    toda la noche alumbres.

    *
    Ya salió de la mar la galana
    con un vestido al y blanco
    ya salió de la mar.


    Entre la mar y el río
    nos creció un árbol de bembrío.
    Ya salió de la mar.


    La novia ya salió del baño.
    el novio ya la está esperando.
    Ya salió de la mar.


    Entre la mar y la arena
    nos creció un árbol de almendra.
    Ya salió de la mar.

    *
    Ya amanece, ya amanecía,
    los que los picá la muerte,
    no s'adormían.


    Ya amanece en ese campo,
    levantaivos las quemadas
    y a hacer llanto.


    Ya amanece ya amanecía.
    Ya amanece y con mucho pesare:
    levantad a los maridos buenos,
    para estar en sus lugares.


    Ya amanece con mucha mancilla,
    se van los maridos chicos
    y no hacen alegría.


    Levantay por la mañana,
    levantay con mucho sospiro,
    se van mancebos y anasbas,
    ni jupa ni cirios.

    *
    Puse mis amores
    en Fernandico.
    ¡Ay, que era casado!
    ¡Mal me ha mentido!


    Digas marinero
    del cuerpo garrido,
    ¿en cuál de aquellas naves
    pasa Fernandico?
    jAy, que era casado!
    ¡Mal me ha mentido!
    Puse mis amores
    en Fernandico.
    ¡Ay, que era casado!
    ¡Mal me ha mentido!

    *
    A Salamanca, el escolarillo,
    a Salamanca irás.


    Irás a do no te vean,
    ni te escuchen ni te crean,
    pues a las que te desean
    tan ingrato pago das.
    A Salamanca, el escolarillo,
    a Salamanca irás.

    *
    No me echéis de la tierra
    sobre su hermosa frente,
    que hoy se desparte
    de su casa y de su gente.


    No me echéis de la tierra
    sobre sus ojos pintados;
    se van los novios chiquitos,
    no crían sus deseados.

    *
    Lindos ojos habéis señora,
    de los que se usaban agora.


    Vos tenéis los ojos bellos
    y tenéis lindos cabellos,
    que matáis. en sólo vellos,
    a quien de vos se namora.
    Lindos ojos habéis, señora,
    de los que se usaban agora.

    *
    ¿Con qué la lavaré
    la flor de la mi cara?
    ¿Con qué la lavaré.
    que vivo mal penada?


    Lávanse las casadas
    con agua de limones:
    lávome yo, cuitada,
    con penas y dolores.
    ¿Con qué la lavaré,
    que vivo mal penada?

    *
    Aquellas sierras, madre,
    altas son de subir:
    corrían los caños,
    daban en un toronjil.


    Madre, aquellas sierras
    llenas son de flores,
    encima de ellas
    tengo mis amores.
    Corrían los caños,
    daban en un toronjil.

    *
    Vos me matastes
    niña en cabello
    vos me habéis muerto.


    Riberas de un río
    vi moza virgo.
    Niña en cabello,
    vos me habéis muerto.
    Niña en cabello,
    vos me matastes,
    vos me habéis muerto.

    *
    Malferidas iba la garza
    enamorada:
    sola va y gritos daba.


    Donde la garza hace su nido,
    ribericas de aquel río,
    sola va y gritos daba.

    *
    Madre, la mi madre,
    guardas me ponéis;
    que si yo no me guardo,
    no me guardaréis.

    *
    iAy, si se usase
    que quien mal marido tiene
    que lo dejase!

    *
    Pensamientos me quitan
    el sueño, madre,
    desvelada me dejan,
    vuelan y vanse.


    Tristes pensamientos
    de alegres memorias,
    con oscuras glorias
    y claros tormentos
    vienen por momentos
    a verme, madre;
    desvelada me dejan,
    vuelan y vanse.


    Cada cual procura
    que mi lecho sea
    campo a la pelea
    y paz mal segura;
    sueños sin ventura
    me espantan, madre,
    desvelada me dejan.
    vuelan y vanse.


    Mis ojos despiertos
    las noches y días,
    lloran mis porfías
    por bienes inciertos;
    ya vivos, ya muertos,
    mis males, madre,
    desvelada me dejan,
    vuelan y vanse.


    Dichoso el sentido
    que desengañado
    despierta el cuidado
    del pecho ofendido;
    iay!, que me han vencido
    desdichas, madre;
    desvelada me dejan
    vuelan y vanse.

    *
    Yendo y viniendo
    voyme enamorando,
    una vez riendo
    y otra vez llorando


    No es la de mi ciego
    voluntad pequeña,
    más arde mi fuego
    si le añaden leña.
    Vánmela añadiendo
    mis ojos mirando,
    una vez riendo,
    y otra vez llorando.

    *
    Por un pajecillo
    del corregidor,
    peiné yo, mi madre,
    mis cabellos hoy.


    Por un pajecillo
    de lo que más quiero
    me puse camisa
    labrada de negro,
    y peiné, mi madre,
    mis cabellos hoy,
    por un pajecillo
    del corregidor.

    *
    Llaman a la puerta;
    espero a mi amor,
    y todas las aldabadas
    me dan en el corazón.


    Vela mi esperanza
    por quien se desvela,
    que amando recela
    olvido y mudanza;
    culpo mi tardanza
    en fe de mi amor,
    y todas las aldabadas
    me dan en el corazón.


    En brazos le tiene
    otra más lozana;
    viene la mañana
    y el traidor no viene;
    mientras se detiene
    centinela soy:
    y todas las aldabadas
    me dan en el corazón.


    Hago centinela
    con el pensamiento;
    el dolor que siento
    me causa la vela;
    mi alma recela
    olvido y temor:
    y todas las aldabadas
    me dan en el corazón.

    *
    Mírome en tus ojos;
    dos hombres veo;
    como no soy más que uno,
    de celos muero,


    Parecen mis penas
    las olas del mar,
    porque vienen unas
    cuando otras se van.


    Tiéneme debajo
    y pídeme celos;
    haga lo que hace
    y hablaremos luego.


    iAy Jesús!, que me mata;
    quítenme este hombre
    que me huele a marido
    toda la noche.


    Téngase su alma,
    que no la quiero,
    que a las almas en pena
    les tengo miedo.


    Pensamientos altos,
    fortuna humilde,
    ¿qué buscáis en un hombre
    que muerto vive?


    Cuando cierro los ojos
    miro hacia dentro,
    para ver si lo veo
    donde lo siento.

    *
    Porque duerme sola el agua,
    amanece helada.


    No duermas sola, hija mía,
    toma ejemplo en quien te enseña,
    porque hasta el fuego sin leña
    se vuelve ceniza fría;
    por no tener compañía
    del calor del vino, el agua
    amanece helada.

    *
    En mi helado pecho
    fuego encendió amor,
    ¡agua, que se abrasa,
    madre, el corazón!


    El hermoso ciego
    castigo no debe.
    que se entró hecho nieve
    a darme sosiego,
    mas volvióle en fuego
    una sinrazón;
    agua, que se abrasa,
    madre, el corazón.


    Agua no he de hallar
    para mi sosiego,
    que a tan grande fuego
    es poco la mar;
    mas pues el llorar
    es buena ocasión,
    agua, que se abrasa,
    madre, el corazón.

    *
    Todo el tiempo que vivimos
    hacia el morir caminamos,
    rodeando si velamos,
    atajando si dormimos.


  2. #2
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    Re: Cancionero español tradicional

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    GIL VICENTE
    (Lisboa, 1465-1536)
    Muy graciosa es la doncella,
    ¡cómo es bella y hermosa!


    Digas tú, el marinero
    que en las naves vivías,
    si la nave o la vela o la estrella
    es tan bella.


    Digas tú, el caballero
    que las armas vestías,
    si el caballo o las armas o la guerra
    es tan bella.


    Digas tú, el pastorcico
    que el ganadico guardas,
    si el ganado o los valles o la sierra
    es tan bella.

    *
    Halcón que se atreve
    con garza guerrera,
    peligros espera.

    Halcón que se vuela
    con garza a porfía,
    cazarla quería
    y no la recela.
    Mas quien no se vela
    de garza guerrera,
    peligros espera.


    La caza de amor
    es de altanería:
    trabajos de día,
    de noche dolor.
    Halcón cazador
    con garza tan fiera,
    peligros espera.

    *
    En la huerta nace la rosa:
    quiérome ir allá,
    por mirar al ruiseñor
    cómo cantabá.

    Por las riberas del río
    limones coge la virgo:
    quiérome ir allá,
    por mirar al ruiseñor
    cómo cantabá.


    Limones cogía la virgo
    para dar al su amigo:
    quiérome ir allá,
    para ver al ruiseiior
    cómo cantabá.


    Para dar al su amigo
    en un sombrero de sirgo:
    quiérome ir allá,
    para ver al ruiseñor
    cómo cantabá.

    *
    ¿Por dó pasaré la sierra,
    gentil serrana morena?

    -"Tu ru ru ru lá. ¿Quién la pasará?"
    -"Tu ru ru ru rú. No la pases tú".
    -"Tu ru ru ru ré. Yo la pasaré".
    -"Di, serrana, por tu fe,
    si naciste en esta tierra,
    ¿por dó pasaré la sierra,
    gentil serrana morena?"


    -"Ti ri ri ri ri. Queda tú aquí".
    -"Tu ru ru ru rú. ¿Qué me quieres tú?"
    -"To ro ro ro ró. Que yo sola estó".
    -"Serrana, no puedo, no,
    que otro amor me da guerra.
    ¿Cómo pasaré la sierra,
    gentil serrana morena?"

    *
    iMalhaya quien los envuelve
    los mis amores,
    malhaya quien los envuelve!

    Los mis amores primeros
    en Sevilla quedan presos,
    los mis amores,
    ¡malhaya quien los envuelve!


    En Sevilla quedan presos,
    por cordón de mis cabellos,
    los mis amores,
    ¡malhaya quien los envuelve!


    En Sevilla quedan ambos
    los mis amores,
    imalhaya quien los envuelve!


    En Sevilla quedan ambos,
    sobre ellos armaban bandos,
    los mis amores,
    ¡malhaya quien los envuelve!

    *
    Dicen que me case yo:
    no quiero marido, no.

    Más quiero vivir segura
    n'esta tierra a mi soltura,
    que no estar en ventura
    si casaré bien o no.
    Dicen que me case yo:
    no quiero marido, no.


    Madre, no seré casada
    por no ver vida cansada,
    o quizá mal empleada
    la gracia que Dios me dio.
    Dicen que me case yo:
    no quiero marido, no.


    No será ni es nacido
    tal para ser mi marido;
    y pues que tengo sabido
    que la flor yo me la só.
    Dicen que me case yo:
    no quiero marido, no.

    *

    LOPE DE VEGA
    (1562-1635)
    Cogióme a tu puerta el toro,
    linda casada;
    no dijiste: —Dios te valga.


    El novillo de tu boda
    a tu puerta me cogió;
    de la vuelta que me dio
    se rió la aldea toda,
    y tú, grave y burladora,
    linda casada,
    no dijiste: —Dios te valga.

    *

    Sevillanas
    del Guadalquivir
    Río de Sevilla,
    ¡cuán bien pareces
    con galeras blancas
    y ramos verdes!


    Vienen de Sanlúcar
    rompiendo el agua,
    a la Torre del Oro
    barcos de plata.


    Barcos enramados
    van a Triana,
    el primero de todos
    me lleva el alma.


    A San Juan de Alfarache
    va la morena
    a trocar con la flota
    plata por perlas.


    Zarpa la capitana,
    tocan a leva,
    y los ecos responden
    a las trompetas.


    Sevilla y Triana
    y el río en medio;
    así es tan de mi gusto
    mi amado dueño.


    Río de Sevilla,
    iquién te pasase
    sin que la mi servilla
    se me mojase.


    Salí de Sevilla
    a buscar mi dueño,
    puse al pie pequeño
    dorada servilla;


    como estoy a la orilla
    mi amor mirando,
    digo suspirando:
    ¡quién te pasase
    sin que la mi servilla
    se me mojase!

    *
    Blanca me era yo
    cuando entré en la siega;
    dióme el sol y ya soy morena.

    Blanca solía yo ser
    antes que a segar viniese,
    mas no quiso el sol que fuese
    blanco el fuego en mi poder.
    Mi edad al amanecer,
    era lustrosa azucena;
    diome el sol y ya soy morena.

    *
    Trébole, ¡ay, Jesús, cómo huele!
    Trébole, iay, Jesús, qué olor!

    Trébole de la casada
    que a su esposo quiere bien;
    de la doncella también,
    entre paredes guardada,
    que, fácilmente engañada,
    sigue su primero amor.
    Trébole, ¡ay, Jesús, cómo huele!
    Trébole, ¡ay, Jesús, qué olor!


    Trébole de la soltera
    que tantos amores muda;
    trébole de la viuda
    que otra vez casarse espera:
    tocas blancas por defuera
    y el faldellín de color.
    Trébole, ¡ay, Jesús, cómo huele!
    Trébole, ¡ay, Jesús, qué olor!

    *
    ¡Hola!, que me lleva la ola;
    ¡hola!, que me lleva la mar.

    iHola, que llevarme dejo
    sin orden y sin consejo,
    y que del cielo me alejo,
    donde no puedo llegar.
    iHola!, que me lleva la ola;
    ¡hola!, que me lleva la mar.

    *
    Deja las avellanicas, moro,
    que yo me las varearé.
    Tres y cuatro en un pimpollo,
    que yo me las varearé.

    Al agua de Dinadámar,
    que yo me las varearé,
    allí estaba una cristiana,
    que yo me las varearé;
    cogiendo estaba avellanas;
    que yo me las varearé.
    El moro llegó a ayudarla.
    que yo me las varearé.
    Y respondióle enojada:
    "Que yo me las varearé;
    deja las avellanicas, moro,
    que yo me las varearé.
    Tres y cuatro en un pimpollo,
    que yo me las varearé".


    Era el árbol tan famoso,
    que yo me las varearé,
    que las ramas eran de oro,
    que yo me las varearé,
    de plata tenía el tronco,
    que yo me las varearé;
    hojas que le cubren todo,
    que yo me las varearé,
    eran de rubíes rojos;
    que yo me las varearé.
    Puso el moro en él los ojos,
    que yo me las varearé,
    quisiera gozarle solo;
    que yo me las varearé.
    Mas díjole con enojo:
    "Que yo me las varearé;
    deja las avellanicas, moro,
    que yo me las varearé.
    Tres y cuatro en un pimpollo,
    que yo me las varearé".

    *
    iOh, cuán bien segado habéis,
    la segaderuela!
    Segad paso, no os cortéis,
    que la hoz es nueva.

    Mirá cómo va segando
    de vuestros años el trigo;
    tras vos, el tiempo enemigo
    va los manojos atando.
    Y ya que segar queréis,
    la segaderuela,
    segad paso, no os cortéis,
    que la hoz es nueva.

    *
    Esta novia se lleva la flor
    que las otras, no.

    Bendiga Dios el molino
    que tales novias sustenta,
    muela su harina sin cuenta
    a costa de tal padrino.
    Estas muelen de lo fino
    del trigo que muele amor,
    que las otras, no.

    *
    Por el montecico sola,
    ¿cómo iré? .
    ¡Ay, Dios, si me perderé!

    ¿Cómo iré, triste, cuitada,
    de aquel ingrato dejada?
    Sola, triste, enamorada,
    ¿dónde iré?
    ¡Ay, Dios, si me perderé!

    *
    Pues andáis en las palmas,
    ángeles santos,
    que se duerme mi niño;
    tened los ramos.


    Palmas de Belén
    que mueven airados
    los furiosos vientos
    que suenan tanto:
    no le hagáIs ruido,
    corred más paso,
    que se duerme mi niño;
    tened los ramos.

    *
    Si os partiéredes al alba
    quedito, pasito, amor,
    no espantéis al ruiseñor.


    Si os levantáis de mañana
    de los brazos que os desean,
    porque en los brazos no os vean
    de alguna envidia liviana,
    pisad con planta de lana,
    quedito, pasito, amor,
    no espantéis al ruiseñor.

    *
    Salteáronme los ojos
    de la mozuela;
    diles más que pedían,
    ¿de qué se quejan?


    Érase la niña
    libre de las penas
    que el amor me causa
    porque vine a verla.
    Era yo arrogante,
    burlé de sus flechas,
    pero destas burlas
    vine a tantas veras.
    Vi los bellos ojos
    de la mozuela;
    diles más que pedían,
    ¿de qué se quejan?

    *
    ¿Quién tendrá alegría
    sin la blanca niña?


    ¿Quién podrá alegrarse
    si tan lejos deja
    aquella alba clara
    que la tierra alegra
    en casa desierta
    del bien que tenía?


    ¿Quién tendrá alegría
    sin la blanca niña?

    *
    Más valéis vos, Antona,
    que la corte toda.


    Las damas de la corte
    que su talle adornan
    con rizos y telas
    donaires y joyas,
    rindan hoy al vuestro,
    bella labradora,
    todos sus estudios
    en hacerse hermosas.


    Más valéis vos, Antona,
    que la corte toda.

    *

    JUAN DEL ENZINA
    (1469-1529)
    Montesina era la garza,
    y de muy alto volar:
    no hay quien la pueda tomar.


    Mi cuidoso pensamiento
    ha seguido su guarida,
    mas cuanto más es seguida
    tiene más defendimiento;
    de seguirla soy contento
    por de su vista gozar:
    no hay quien la pueda tomar.


    Otros muchos la han seguido
    pensando poder tomalla,
    y a quien más cerca se halla
    tiene más puesto en olvido;
    harto paga lo servido
    en sólo querer mirar:
    no hay quien la pueda tomar.


    Nunca vi tanta lindeza
    ni ave de tal crianza,
    mas a quien tiene esperanza
    muéstrale mucha esquiveza;
    puede bien con su belleza
    todo el mundo cativar:
    no hay quien la pueda tomar.


    Tiene tan gran hermosura
    y es tan noble y virtüosa,
    que en presencia nadie osa
    descubrirle su tristura;
    es de dichosa ventura
    el que sirve en tal lugar:
    no hay quien la pueda tomar.


    El que más sigue su vuelo,
    le parece muy más bella:
    por sólo gozar de vella
    el trabajo le es consuelo;
    su mirar pone recelo
    porque calle el desear:
    no hay quien la pueda tomar.


    Si la sigo por halago,
    no me cree mi deseo,
    y por mal perdidos veo
    os servicios que le hago;
    quiérole pedir en pago
    me deje suyo llamar:
    no hay quien la pueda tomar.


    Y pues de tan alta suerte
    la hizo Dios en extremo,
    de ningún peligro temo
    si es contenta con mi muerte;
    puede con su fuerza fuerte
    ligeramente matar:
    no hay quien la pueda tomar.


    No quiero sino fatiga,
    soy contento ser penado,
    pues que quiere mi cuidado
    que sin descanso la siga;
    y que pene y no la diga,
    pues es vitoria penar:
    no hay quien la pueda tomar.


    Asi que por muy dichoso
    me siento por la servir,
    aunque sienta mi vivir
    trabajo muy trabajoso;
    quiero vida sin reposo,
    por huir de la enojar.
    iNo hay quien la pueda tomar!

    *
    Tan buen ganadico,
    y más en tal valle,
    placer es guardalle.


    Ganado de altura,
    y más de tal casta,
    muy presto se gasta
    su mala pastura;
    y en buena verdura,
    y más en tal valle,
    placer es guardalle.


    Ansi que yo quiero
    guardar mi ganado,
    por todo este prado
    de muy buen apero;
    con este tempero,
    y más en tal valle,
    placer es guardalle.


    Está muy vicioso
    y siempre callando,
    no anda balando
    ni es enojoso;
    antes da reposo
    en cualquiera valle:
    placer es guardalle.


    Conviene guardalla
    la cosa preciosa,
    que en ser codiciosa
    procuran hurtalla.
    Ganado sin falla,
    y más en tal valle,
    placer es guardalle.


    Pastor que se encierra
    en valle seguro,
    los lobos, te juro,
    que no le dan guerra.
    Ganado de sierra,
    traspuesto en tal valle,
    placer es guardalle.


    Pastor de buen grado
    yo siempre sería,
    pues tanta alegria
    me da este ganado;
    y tengo jurado
    de nunca dejalle,
    mas siempre guardalle.

    *
    iNo te tardes que me muero,
    carcelero,
    no te tardes que me muero!


    Apresura tu venida
    porque no pierda la vida,
    que la fe no está perdida.
    ¡Carcelero,
    no te tardes que me muero!


    Bien sabes que la tardanza
    trae gran desconfianza:
    ven y cumple mi esperanza.
    ¡Carcelero,
    no te tardes que me muero!


    Sácame de esta cadena,
    que recibo muy gran pena,
    pues tu tardar me condena.
    ¡Carcelero,
    no te tardes que me muero!


    La primer vez que me viste
    sin te vencer me venciste;
    suéltame, pues me prendiste.
    ¡Carcelero,
    no te tardes que me muero!


    La llave para soltarme
    ha de ser galardonarme,
    proponiendo no olvidarme.
    ¡Carcelero,
    no te tardes que me muero!


    Y siempre cuanto vivieres
    haré lo que tú quisieres,
    si merced hacerme quieres.
    ¡Carcelero,
    no te tardes que me muero!


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