Las plantas adelantan la floración y las aves alteran sus migraciones debido al calentamiento
Hace siete años, los vecinos del Pirineo de Huesca descubrieron que el nevero de Arrablo, al sur del Monte Perdido, había desaparecido. Era la primera vez que en aquel recóndito hueco del Pirineo se fundía la nieve por completo. Un par de años después, la Sociedad Española de Ornitología (SEO) detectó la presencia del camachuelo trompetero en el Delta del Ebro. Este pajarito es originario de África y vive en zonas áridas, fue visto por primera vez en la Península en 1969 y desde entonces no ha parado de colonizar hacia el norte. A la vez, en Canarias comenzó a proliferar el alga caulerpa, propia de climas tropicales y hasta entonces habitual de aguas más al sur. El Instituto Nacional de Meteorología (INM) afirma que las plantas cada vez florecen antes. ¿Es esto el cambio climático? ¿Es sólo el comienzo? ¿O es la variación natural del clima? Los expertos señalan que parece más lo primero que lo último.
Juan José Sanz, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), rastreó en los archivos del INM para intentar responder a estas preguntas. Allí, gracias al trabajo de observadores aficionados durante décadas, se puede seguir la llegada de las golondrinas, la floración de los almendros o la caída de la hoja: "Los resultados son claros. En los últimos 25 años se ha adelantado la floración de los árboles y la llegada de aves migratorias, se ha retrasado la caída de la hoja y hasta insectos como las abejas aparecen antes. Además, se extienden especies nuevas propias de climas más cálidos", explica Sanz, que participó en el gran estudio internacional que en 2004 determinó que los pájaros habían adelantado la puesta debido al cambio climático.
Hay muchos más ejemplos: un estudio detectó que en el macizo del Montseny se pueden ver hayas por encima de los 1.700 metros de altitud, mientras que en 1945 rara vez pasaban de los 1.600 metros. El bosque asciende conforme la temperatura aumenta. El responsable de la observación de estos fenómenos en el INM, Juan Antonio de Cara, explica que "entre 1985 y 2000 se aprecia un adelanto de 15 días en la floración del espino albar, una planta muy conocida y repartida por casi toda España. Los inviernos son más suaves y las yemas brotan antes". En España ya hay detectadas subidas del nivel del mar porque al ascender la temperatura, el agua ocupa más volumen y aumenta de nivel.
Como explica el catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha y coordinador del informe sobre los impactos del cambio climático en España, José Manuel Moreno, "las evidencias del calentamiento son abrumadoras". Las temperaturas máximas en España han aumentado un grado centígrado en el siglo XX, según el estudio de 800 folios y financiado por el Ministerio de Medio Ambiente.
El problema es saber si este aumento de la temperatura se debe al cambio climático inducido por el hombre o a la variabilidad natural del clima. "Podemos decir que estos aumentos de temperatura, estos cambios en el comportamiento de los animales y fenómenos como la ola de calor de 2003 serían muy difícilmente explicables en el clima de toda la vida, pero coinciden con lo previsto en el calentamiento inducido por el hombre", explica Moreno. El clima es un péndulo que oscila, pero actualmente la actividad humana empuja ese péndulo a gran velocidad hacia un lado: el del calentamiento. Nueve de los 10 años más cálidos desde que hay registros se han producido desde 1995.
La mano que empuja el péndulo son los gases de efecto invernadero, principalmente el dióxido de carbono (CO2). Estos gases se producen al quemar petróleo, carbón, gas, cualquier combustible fósil. Se acumulan en la atmósfera y frenan la salida del calor que emite la tierra en forma de radiación. En la historia, la concentración de CO2 en la atmósfera ha variado entre 200 y 300 partes por millón (ppm). Actualmente está en 370 ppm. Las primeras previsiones calcularon que en 2050 la concentración llegaría a las 550 ppm, pero puede que se alcance antes dado el aumento de la demanda de energía. Cada vez que alguien arranca un coche o enciende la luz emite sin saberlo CO2 y contribuye al calentamiento.
Puede que el camachuelo trompetero, la pérdida de nieve en el Pirineo, una ligera subida del nivel del mar o un descenso en las lluvias parezcan cosas admisibles, nimias, sin importancia. Pero somos extremadamente vulnerables a una variación en el clima. Las sequías de 2004 y 2005 demostraron que, si falta la lluvia, el suministro de agua no está garantizado. En verano de 2003, en medio de una insólita ola de calor, fallecieron en España 12.963 personas más que en el mismo periodo del año anterior.
Como sentencia el secretario general para el Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, Arturo Gonzalo Aizpiri, "el calentamiento es de las cosas realmente importantes y graves que están ocurriendo en el planeta. A todo el mundo debería preocuparle, por las muertes prematuras de 2003 y porque las olas de calor van a ser cada vez más frecuentes, porque las playas están desapareciendo y las lluvias disminuyen, porque aparecerán enfermedades tropicales en España, porque cualquiera que está en contacto con el campo ha notado el desplazamiento de especies y porque la tormenta tropical que el año pasado llegó a Canarias puede repetirse y nadie estará a salvo".
Gonzalo Aizpiri añade: "Puede que no podamos frenar el cambio climático, pero sí ralentizarlo y adaptarnos si bajamos las emisiones de gases de efecto invernadero". Adaptarse será fundamental porque España está en una de las zonas más vulnerables al calentamiento y las previsiones son inquietantes: incremento de temperatura de 0,4 grados por década en invierno y de 0,7 grados en verano; disminución general de lluvias, de hasta un 14% en el Mediterráneo; un clima árido en casi toda Castilla-La Mancha y Andalucía; subidas del nivel del mar de entre 10 y 68 centímetros a final de siglo, entre otros augurios.
Moreno insiste en que no hay dudas entre los científicos sobre el proceso e ironiza: "Si todos los científicos del clima estuvieran equivocados, tendríamos un problema". Si no lo están, y el calentamiento está en marcha, tenemos un problema aún mayor.
RAFAEL MÉNDEZ - Madrid
www.elpais.es
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Que no me abandone la Fe,cuando toque a bayoneta,que en tres días sitiamos Madridy en otros quince la capital, Lisboa.
Sic Semper Tyrannis
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