Pamplona
La comarca por la ribera es alegre y tiene buenos y muchos vinos claretes, mucha caza y pesca y frutales. Entró Su Magd en ella, miércoles, á diez y ocho, y salió jueves, á diez y nueve, hasta á dos leguas de Pamplona en una casa grande, que está en la mitad del campo llamado Oriz, que pertenesce á un cavallero particular, donde Su Magd se detuvo la noche y su gente en derredor en muchos pueblezuelos que están en esta comarca. La compañía, sin topar con Su Magd, fué por un camino mal usado de montes y sierras por nieve y barrancos que los caballos quasi no sabían á donde poner las manos, hasta que llegó á vista de la dicha casa de Oriz, y hallando algunos pueblezuelos donde passaron occupados para la gente de los oficios y cavalleros de Su Magd, tomó posada como pudo en otros pueblos más lexos, hasta que fué acomodada, dexando á mano isquierda la cuesta ó puerto de Reniega, donde es el camino real. En la tarde comenzó otra vez á llover de hecho. Cúpome á mí por suerte un lugarzillo que estava en un alto en el camino derecho de Oriz á Pamplona, llamado Noyan (Noaín) donde ansi mismo estaban aposentados los hombres de armas del reyno de Navarra, que iban házia Pamplona para hallarse al recibimiento y tenian aqui sus armas. Fui aqui alojado en la casa más rica del pueblo juntamente con el alférez de la dicha compañía que hallé en ella, que por todos y más huvo lugar.
Desde aquí se ve á Pamplona muy fácilmente, que está á legua y media. Hallé en esta casa buen recaudo para comer y buena cama para dormir, y levantado almorzé y esperé la venida de Su Magd que venia de Oriz bien temprano; fué derechamente hasta las puertas de Pamplona, donde en un gran campo verde estavan armadas unas tiendas cuyas haldas estavan alzadas, en las quales Su Magd se apeó con los de su casa y comió en ellas, que ya era más que medio dia. Frontero de las dichas tiendas estava el castillo nuevo, donde se tiraron sesenta pieças de artillería una á una, que atronó toda la gente. Hízose este recibimiento viernes, á veinte de Noviembre; y sacó la ciudad por orden de su virrey D . Martin de Cordova, marques de Cortes, tres mil hombres de armas de sus ciudadanos, mil dellos con lanças y la resta arcabuzeros, los quales passaron todos á vista de Su Magd.
Estava la guarda del reyno de trecho en trecho armada en sus cavallos ligeros también á vista sin moverse, y nuestra compañía junto á la misma tienda del Rey, donde le vinieron á besar las manos y recibir el dicho virrey, el obispo con su clerezia y los jurados de la ciudad, vestidos de ropas largas de terciopelo negro hasta los pies y otros cavalleros principales. Fecho el recibimiento y passada toda la soldadesca, que duró un gran rato, fué Su Magd en su coche hazia la ciudad, y al entrar en la puerta estava aparejado el pallio, debaxo del qual fué Su Magd en el coche hasta la yglesia mayor ó seo, como alli se dize, y alli se apeó y fué hazer oración, según la costumbre, y de vuelta fué al palacio del virey, donde posó. La compañía pensando salir fuera de la ciudad, donde estava aposentada en tres pueblos, el uno cerca del otro, halló cerrada la puerta por razón del recibimiento, por ser al otro lado de la ciudad camino de Francia y Roncesvalles, y fué quasi noche quando se abrió por orden del virey, y como uvo mucha gente de los pueblos y cada uno tenia su billete, con facilidad toparon cada uno su alojamiento. Los pueblos se llamavan Bislada (Villaba), Burlada y Huarte, el qual estaba más lexos que los otros dos y se passavan muchas puentes para llegar allá. Era de buena vezindad y rica gente y cúpome en él una buena posada, con lo qual bien pudimos sobrellevar el trabajo desta jornada
Sábado, á veinte y uno, llovió quasi todo el dia, y Su Magd fué á ver el castillo nuevo.
Domingo, á veinte y dos, dia de Santa Cecilia, fueron Su Magd y Alteza á oyr missa públicamente en la seo, la qual acabada, fué jurado Su Alteza [PRÍNCIPE FELIPE (III)] por príncipe succesor de aquel reino, según la costumbre vieja, donde asistieron todos que de oficio lo tienen. La compañía vino también muy de mañana como lo fué mandado, y como las más armas quedaron atrás por el mal camino, sirvieron los que las tenían.
Pamplona, ciudad primaria y cabeza del reyno de Navarra, tiene de vezindad más de tres mil vezinos. Su asiento es sobre el rio Arga, que riega sus campos y viñas, el qual nasce en los Pyreneos no lexos de Roncesvalles. La ciudad está en su ribera meridional y súbese desde la puente una buena cuesta hasta la puerta, y por la otra parte que va hácia Castilla está la ciudad llana. El dicho rio rodea por las sierras, y passando por la Puente de la Reina, se junta después con Ega y ambos van á Ebro, y por ellos se dice comunmente en Navarra Arga, Ega y Arragon hazen al Ebro varón.
Es Pamplona ciudad muy antigua, fundada por Pompeio magno ántes del nascimiento de Christo, y escrivese que allí havia puesto sus tropheos y de su nombre la llamó Pompeiopolis y Pompelo, que después con el tiempo se corrompió en Pamplona. Ha sido siempre en las reparticiones antiguas, y de presente aun lo es, obispado, y su cathedral está subjecta al arzobispo de Zaragoza. Tiene el obispo para su mesa hasta veinte y quatro mil ducados de renta en cada año. Las dignidades y canónigos suelen vivir todos en común y todavía tienen sus posadas en un claustro, aunque agora no comen juntos, y por algunas dignidades, como son la de prior y enfermero, paresce que solían ser como frayles claustrales. La Seo es juntamente parrochia y con ella tiene otras tres, que son Sant Lorenzo, Sant Nicolás y Sant Cervin, que es Saturnin, apóstol desta ciudad, el qual predicó en esta tierra la fe de Jesu Christo. Monasterios tiene de Sant Francisco, de Sant Domingo, de Sant Agostin, Carmelitas, y los que no pueden ni quieren faltar en tierra gorda, Teatinos ó de la Compañía de Jesus. Hay también tres conventos de monjas y un riquísimo hospital. El virrey tiene en ella su palacio y morada ordinaria. Hay consejo real que despacha los negocios del reyno, en el qual preside el virey y tiene sus oydores, fiscal y los demás oficiales necessarios.
Mandó en lugar conveniente Su Magd hacer en ella un lindísimo castillo nuevo de piedra gruesa con sus baluartes, fosas y todo lo demás que conviene á una buena fortaleza, el qual, aunque del todo no está acabado, bien se ve la traza y manera que tendrá. Huvo otro castillo viejo que ya va quasi assolado y no es de provecho. Tiene buenas casas y altas y calles razonable anchas; fuentes no hay ninguna y sirvense los vezinos de pozos que están en diferentes partes de las calles para el servicio común de la ciudad.
La comarca tiene abundancia de hermosa fruta en su tiempo por haber mucho regadío; pan y vino, caza ni pesca faltan. Cria la tierra mucho boj ó palma, de que hacen peynes, ruecas y buzos labrados y otras cosas galanas y brinquillos para mujeres que se llevan en diferentes partes. Tienen las mujeres muchas diferencias de tocados, lo que no se ve en ninguna ciudad de España. Tiene algunas casas principales, entre las quales son la del Condestable el conde de Lerin, y otros mayorazgos y cavalleros. Veense en derredor desta comarca infinitos pueblezuelos, ansi en lo llano como hácia la sierra, porque desde Uharte, donde la compañía estava alojada, comienzan allí los Pyreneos, y se toma por allí el camino para Roncesvalles, que está á seis leguas.
Su Magd se detuvo en Pamplona desde viernes á medio dia que llegó hasta lunes después de comer, que volvió á salir, y fué otra vez á dormir en Oriz, casa apartada en el campo, donde quedó la primera noche y su gente en derredor de él en los pueblezuelos comarcanos y villa de Tebas, que también está á vista del camino á mano izquierda. Nosotros fuymos con nuestros cavallos desde Pamplona en seguimiento de Su Magd hasta el término de la dicha casa; é yendo legua y media adelante, á mano izquierda del camino, venimos en un lugarzillo llamado Honsue (Unzue), tres leguas de la ciudad, donde á boca de noche venimos tomar aposento.
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