La obra de Víctor Pradera es:
Titulo: "Fernando el Católico y los falsarios de la historia"
Autor: Victor Pradera
Prologo: José Luis Orella
372 p.p
Editorial Grafite. Bilbao. 2003.
Revista Arbil nº69
"Fernando el Católico y los falsarios de la historia"
por José Inazio Etxániz
La reincorporación del viejo reino navarro al resto de España ha planteado rencillas entre los profesionales del saber histórico. Los historiadores nacionalistas han mantenido la postura del patriotismo ejemplar de los agramonteses. Pero Víctor Pradera trata de defender la honorabilidad del rey Fernando y la legitimidad de la unión de Navarra al resto de España. El modo de demostrarlo fue probando la veracidad de las Bulas.
El libro de Víctor Pradera que publicó en 1923 ante el auge del nacionalismo vasco vuelve de nuevo aparecer ante los lectores de nuestro tiempo gracias a la labor de actualización llevada por su biógrafo, el profesor de historia de la Universidad San Pablo-CEU, José Luis Orella. En el momento actual en el cual se discute las raíces de los pueblos, era necesario volver a retomar viejos textos que sirvieron en su momento para clarificar algunos hechos históricos
La reintegración de Navarra a España siempre fue un hecho controvertido en la historiografía navarra. La personalidad hispánica de Navarra, fuera de duda, pero dirigida por una dinastía real que mantenía intereses en Francia, sirvió para que posteriormente se pudiese utilizar como pretexto de una conquista ilegítima del viejo reino pirenáico. El autor de su tiempo, Víctor Pradera, pretendió defender la honorabilidad del rey Fernando y la legitimidad de la reunión de Navarra con el resto de España. El modo de demostrarlo fue probando la veracidad de las Bulas y lo hizo. Pradera entró en una faceta científica desconocida, el abogado e ingeniero se hizo historiador en defensa de su ideal. Por esta causa, el navarro puso de lema a su libro "Fernando el Católico y los falsarios de la historia", la cita de San Juan et cognoscetis veritatem et veritas liberabit vos. Un lema que entroncaba con el deseo actual de los católicos de vivir de forma consecuente con la verdad.
Su obra "Fernando el Católico y los falsarios de la historia" resultó una revisión continua de la figura del monarca. Pradera defendió el derecho al trono de Carlos IV, Príncipe de Viana, y después el de su hermana Blanca, contra el derecho del padre de ambos, Juan II de Aragón. Incluyó a Navarra en la excepción a la norma maurrasiana de nacionalización de las dinastías reinantes, porque no se dio en este caso concreto. En el espíritu de los reyes navarros siempre prevaleció el punto de vista de sus dominios franceses. Pradera acusó a los agramonteses -partidarios de Juan II de Aragón- y a su orientación profrancesa después, de traicionar el sentimiento nacional navarro.
La orientación filofrancesa de los intereses particulares de las sucesivas dinastías reinantes en Navarra, hicieron fracasar la confederación española en torno al viejo Reino Pirenáico. La política matrimonial dirigida a este objetivo fue sistemáticamente entorpecida desde el lado francés. El rey galo Luis XI o Carlos VIII únicamente debían poner en peligro las posesiones francesas de la dinastía reinante en Navarra para hacerla más obediente.
En esta parte de su obra, Pradera dejó patente la diferencia de intereses del sentimiento nacional navarro -orientado a formar parte de España- y el sentimiento particular de la dinastía navarra subordinado a Francia. Pradera limpió el honor de Fernando "el Católico" mostrando siete ocasiones en que el rey francés le ofreció Navarra en acuerdos, pero no aceptó en atención a los derechos de sus sobrinos reinantes en Navarra.
El siguiente paso del navarro fue demostrar que la conquista de Navarra fue legítima. Francia se encontraba en guerra con el Papa, Inglaterra y España. La búsqueda de aliados empujó a Luis XII a firmar un tratado secreto con el reino pirenáico. El tratado de Blois fue presentado como una alianza defensiva que no afectaba a Fernando "el Católico". Pradera, en cambio, demostró como en uno de los puntos referentes al sitio de Fuenterrabía, Luis XII solicitó la ayuda navarra contra los ingleses y sus aliados. Éstos no podía ser otros que el Papa y Fernando "el Católico". Por tanto, se descubrió que el tratado tenía una finalidad ofensiva contra la seguridad española. Según Pradera, el tratado de Blois firmado por los reyes navarros violentaba el volkgeist hispano de los navarros y legitimaba la anexión militar por el ejército vasco del Duque de Alba.
Pero el argumento principal de la obra estaba por venir. Pradera consiguió certificar la Bula "Pastor ille caelestis" como auténtica. El documento expedido por Julio II el 21 de julio de 1512, por su fecha, no justificaba la anexión de Navarra. El Tratado de Blois fue quién legalizó la conquista del reino pirenáico. La Bula "Pastor ille caelestis" lanzaba una condena condicionada de excomunión. Por esta razón, no citaba en concreto sino generalizaba a todos los comprometidos con Luis XII de Francia. Sus partidarios tenían tres días para abandonarle y librarse de las penas canónicas. Los reyes navarros, como aliados del rey de Francia, quedaron fuera de la Iglesia al hacerse efecta la excomunión, por su desobediencia al mandato papal. Como prueba, Pradera aportó la correspondencia de Tudela con los monarcas, en la que se demostró la autenticidad de la Bula al considerarse los tudelanos cismáticos.
Además Navarra se consideró feudatario del Papa, como otros reinos hispánicos. El pontífice, por tanto, estaba en el derecho, como cabeza de la soberanía espiritual, de desligar Navarra de sus reyes. Pero el Papa lo que no podía hacer era imponer otro monarca por no estar la jurisdicción terrenal en su autoridad. Por tanto, la Bula no legalizó la conquista porque ya lo hizo por si sólo el tratado de Blois, sino que legitimó la adquisición del reino de Navarra desligado de unos soberanos felones a la Iglesia, según Pradera.
El problema venía por la acusación de Arturo Campión a Fernando "el Católico" de falsificar una Bula, donde se nombraba por sus nombres a los reyes de Navarra como excomulgados y depuestos de sus cargos en beneficio del monarca aragonés. La Bula "Exigit Contumacian" había sido expedida el 18 de febrero de 1512, algo ilógico de creer por cuanto detallaba aspectos que iban a suceder en julio. La fecha de la Bula era la causa alegada por los historiadores galos y nacionalistas vascos para acusar al monarca español de falsario. Sin embargo, Víctor Pradera, en su nueva de historiador destruyó los argumentos de sus oponentes utilizando pruebas y las propias obras de Campión, Moret y Boissonnade. El éxito de Pradera fue descubrir que Fernando "el Católico" no fue un falsario.
La Bula "Exigit Contumaciam" era verdadera y posterior a los hechos de la anexión navarra. Para más problemas la fecha causante del embrollo estaba bien. La situación aclarada por Pradera fue que la calendación de las Bulas era distinta a la moderna. El calendario utilizado por los Papas era el florentino que tenía la peculiaridad de empezar el año el 25 de marzo, fecha de la Encarnación del Señor. Por tanto, el 18 de febrero de 1512, era posterior al 25 de marzo de 1512, ya que el 18 de febrero de 1512 en el calendario florentino correspondía al 18 de febrero de 1513 del moderno. Pradera con su obra histórica probó la honorabilidad de Fernando "el Católico" y de la anexión de Navarra, desprestigió como historiador a Arturo Campión y rehabilitó a los beaumonteses.
La obra de Víctor Pradera es:
Titulo: "Fernando el Católico y los falsarios de la historia"
Autor: Victor Pradera
Prologo: José Luis Orella
372 p.p
Editorial Grafite. Bilbao. 2003.
Algo más:
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Aquel debate sobre la Navarra de 1512, un debate sobre el pasado del viejo Reyno se convierte hoy en un debate sobre el futuro de Navarra. Entonces el reino navarro se debatía en luchas de agramonteses y beamonteses, partidarios los unos de una integración a Francia, por sus monarcas, o, los otros, de continuar dentro de la Hispania que Navarra contribuyó a formar. Pradera aportó en su libro datos de primera mano en su rigurosa investigación archivística; datos confirmados hoy en los libros de Luis Suárez "Fernando el Católico y Navarra" (**), los trabajos de José Mª Lacarra, Boissonade, de Jaime Del Burgo y de otros historiadores.
Todos ellos vienen a desmontar la falsedad de una Navarra atropellada y privada de su identidad por la conquista de Fernando el Católico y su incorporación a Castilla. Entonces hubo un cambio de dinastía y nada más. Se hizo mediante un pacto sinalagmático, lentamente elaborado, en que los navarros negociaron directamente con el rey Fernando, el cual garantizó la identidad de Navarra. La historiografia, desvelada en el orden del tiempo, hace hoy verdadera la apelación final de Pradera en su reeditado libro: "¡Navarra!... contrariamente a lo que en tus oídos vierten los falsarios de tu historia, ésta dice que tú serás tanto más navarra cuanto más unida a España te halles, y España, tanto más fuerte cuanto más navarra seas".
Como nos recordaron, con viva y juvenil palabra los ponentes Orella y Tamburri, Pradera rechazó el complejo táctico-doctrinal de la democracia cristiana y buscó tozudamente un régimen de cristiandad. Osó enfrentarse con la idolatría de la democracia, por una parte, y, por otra, con los falsarios del separatismo "euskadiano".Dos motivos, actualísimos ahora, que hacen de las obras de D. Victor Pradera, motivo de profunda reflexión socio-política en Europa, en España. y, particularmente, en Navarra.
J.N.Y.
Tomado de:
http://www.arbil.org/(69)nago.htm
Amigo Juan: Gracias por facilitarnos el texto. Yo sólo añadir que analicemos lo bien que le ha ido a los vascones ( Gascones; Vascuña-Gascuña ) que tras las revueltas con la Monarquía Visigoda se fueron al vasallaje del francés....( Acordándome del tema beaumontés ) Por lo demás, hay una cosa curiosa como son los bandos de los Oñate y los Gamboa en las Provincias Vasconizadas, unos defendiendo el acercamiento a Navarra y otros la continuidad del pacto foral con el Reino de Castilla.
Siempre conviene recordar, no obstante (como apunté en otro sitio, y del que me autoplagio) que los reyes de la Corona navarra a partir de la víbora y zorra de Leonor, perdieron toda legitimidad de origen para "ocupar" un trono que jamás les perteneció: la clave está en la usurpación de Juan II de Aragón, mal llamado el grande, un mísero cacique y acomplejado mas ocupado en conservar y ganar feudos en territorio castellano que del gobierno de sus territorios aragoneses e incluso navarros.
Tras la muerte de Blanca I de Évreux, la Grande, el trono correspondió a su hijo Carlos IV de Trastámara, legítimo rey de Navarra, y tras el fallecimiento de éste, a su hermana Blanca II. De haber gobernado de facto ambos dos, las cosas habrían sido bien distintas, y Navarra no habría acabado a buen seguro de nuevo bajo la órbita de la corona francesa a través de sus satélites Foix y Albret, habida cuenta que Blanca II oliéndose el percal dejó heredero del reino a Enrique de Trastámara, con lo cual como ya dije, los destinos de Navarra habrían sido los mismos que la Providencia había dictado para Castilla y Aragón.
Desde esa óptica, y pese al trabajo de erudición del gran Víctor Pradera, continuado por Luis Súarez entre otros, no hace falta asegurar y justificar la conquista militar de Navarra en base a bula y excomuniones (por otro lado legítimas), pues como se dice por estos lares, esa gentola no merecía ni el respeto ni la sumisión de uno solo de sus súbditos, que no lo eran, excepto el de la nobleza, y bien asegurada en sus prevendas, agramontesa (una pandilla de traidores y mercenarios contradictorios).
BLANCA II DE TRASTÁMARA Y ÉVREUX, fue la última reina legítima de Navarra hasta el ascenso al trono de JUANA y el posterior de su hijo el emperador Carlos.
"De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"
Y el porqué de la unión a Castilla (conservando su identidad e idiosincrasia) y no a Aragón ya lo apuntaron Pradera y Luis Suárez: no convenía avivar viejas rencillas y rivalidades navarro-aragonesas, que ya venían de los tiempos de Andregoto y la anexión del condado de Aragón, pasando por la unión de ambas coronas con Sancho Ramírez (ésta sí, deseada en los primeros años), hasta el pacto de prohijamiento entre Sancho el fuerte y Jaime el conquistador, que no fue respetado.
"De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"
Alrededor de 1450, poco antes de la histórica fecha de 1512 en la que Navarra pasó a la órbita castellana, tuvieron lugar nuevos sucesos sangrientos que desmienten otra vez la idea de Navarra como una Arcadia unida y feliz y explican en cambio la división de los navarros en los sucesos posteriores. En aquella época la reina era doña Blanca de Navarra, casada con Juan II conocido después como “el Usurpador”. Ambos tuvieron cuatro hijos: Carlos, Juana (que murió siendo una niña), Blanca y Leonor. Aunque el legítimo heredero del trono navarro era Carlos, el Príncipe de Viana, al morir la reina su marido Juan usurpó el trono y tomó para sí la corona. Esto desencadenó una guerra civil en el reino cuyas consecuencias llegarían hasta 1512. De hecho, los partidarios del heredero legítimo eran los famosos beamonteses y los del usurpador los agramonteses. Lo cierto es que en esta pequeña historia ganan los usurpadores. El Príncipe de Viana es capturado y muere posiblemente envenenado, aunque alguna historia cuente que fue de pleuresía. Su hermana Blanca, legítima heredera del trono navarro después de Carlos, también es encarcelada y envenenada por su propio padre y su propia hermana, que siendo la única hija superviviente queda como heredera. La última heredera legítima, Blanca, había nombrado sucesor en su testamento a Enrique IV, rey de Castilla, para evitar que la corona recayera en sus asesinos. Todo esto que pasa antes de la incorporación de Navarra, muestra la crueldad de la época, y explica por qué los navarros estaban divididos entre agramonteses y beamonteses, los cuales fueron perseguidos a partir de aquellas fechas, y por qué la mayoría, cuando se presentó la oportunidad, renegó de los reyes existentes y asumió como una liberación el incorporarse mediante un acuerdo como reino independiente a la corona de Castilla. Los acontecimientos de 1512 fue una determinación "beamontesa" y castellano-aragonesa de impedir a toda costa que el Reyno cayera irremediablemente en la órbita de la monarquía francesa, y de no haberse hecho, la condesa de Foix, de Bigorra, señora de Béarn y vizcondesa de Nebouzan, Tursan, Gabardán y Marsan, a la sazón reina de Navarra, hubiera estado obligada por las leyes feudales a aportar su ayuda al rey de Francia Luis XII en las guerras de Italia. Allí Francia luchaba contra la Santa Liga en la que eran aliados del Pontífice Julio II los reinos de Aragón y de Castilla. De no haber sido destronada Catalina I, la guerra de Italia hubiera sido “importada” a Navarra por la vecindad de Castilla y de Aragón. Entonces sí que Navarra hubiera perdido su independencia de una forma mucho más violenta que la que ocurrió con el duque de Alba. Fernando el Católico evitó que Navarra cayera en la órbita de Francia, quedando incorporada en junio de 1515 a la Corona de Castilla, León y Granada. Con la muerte de Fernando el Católico 7 meses más tarde, se formó la Unidad Nacional y surgió ESPAÑA, para lo cual, era imperativo forzar por las armas un cambio dinástico. Pero esta historia, es silenciada una y otra vez en las aulas, o simplemente, la contextualizan sin dar demasiadas explicaciones, y lo que ocurrió no fue más que un juego de tronos, asesinatos e intrigas en las que determinados enfermos mentales quieren ver otras cosas.
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