Tal vez el desorden que sufre la Comunión desde la segunda mitad de la década de mil novecientos sesenta le conduzcan a pensar que siempre ha sido, más o menos, así.
A lo largo de la historia del Carlismo, sin embargo, ha predominado lo contrario. Es normal: carlismo es legitimismo, y el legitimista obedece al rey legítimo y a las autoridades que él nombra.
A lo largo de esa misma historia ha habido traidores, de Maroto a Carlos Hugo, pasando por Cabrera o Rodezno. Se apartaron de la Causa, y punto. Ha habido también escisiones, como la integrista: pero los escindidos dejaban de llamarse carlistas.
La novedad que sufrimos en los últimos treinta y tantos años es que, de forma parecida a como ahora los herejes se quedan, aparentemente, dentro de la Iglesia católica (fenómeno favorecido por una situación, la postconciliar, que tiene mucho que ver con lo que le pasa al Carlismo) aunque no crean ni que Cristo es Dios, hay "carlistas", así llamados (no muchos), de todos los pelajes, que están más o menos en contra de los principios de la legitimidad española. Y de forma parecida a como muchas gentes de buena fe se creen católicas y a la vez rechazan alguna parte de las enseñanzas de la Iglesia, hay quienes de buena fe se creen carlistas, y sin embargo le niegan acatamiento al Abanderado, o procuran alguna adaptación del ideario al pensamiento dominante.
Pero insisto: la norma en la historia del Carlismo era la disciplina y la obediencia.
En cuanto a las manifestaciones contra el terrorismo: la Secretaría Política de Don Sixto Enrique se ha adherido a las de la AVT (puede verlo en http://carlismo.es/agenciafaro, Comunicados), pero no a las del Foro de Ermua, por razones que están explicadas en otro hilo de este foro: Francisco Jose Alcaraz Martos
Y no, los carlistas despistados que sí fueron a la del Foro de Ermua en Madrid no eran predominantemente navarros.
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