Respuesta: El Parlament usa traductor al castellano para una comitiva nicaragüense
El problema, estimado Ulrico, es que según el art. 68 pár., 5 de esta lamentable Constitución que rige en España declara que son electores y elegibles todos los españoles que estén en pleno uso de sus derechos políticos, es decir, que tengan DNI español y sean mayores de 18 años y no estén condenados a una pena de privación de tales derechos.
Es decir, aquí todo perropichichi es elegible, porque para privar de tales derechos a semejantes energúmenos habría que someterlos a un examen psiquiátrico que no está contemplado en nuestro ordenamiento.
No obstante, hay dos normas que deberían ser reclamadas insistentemente y que ya han sido parte de nuestro patrimonio jurídico secular: el juicio de residencia y el mandato imperativo. No siendo la panacea universal, ambas normas cortarían de raíz buena parte de los desmanes y despropósitos que esa cosa, esa entelequia llamada clase política, está cometiendo en España con total, completa y cínica desvergüenza.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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