Con lo que no contaba el susodicho bastión de los esperpentos, es que se iba a encontrar con otro que, aunque lo imita, no puede llegarle a la altura de los calcetines por más que se empeñe. Y es que estando ZP y Berlusconi en plena rueda de Prensa, éste último se le acercó que decirle que se despedía de él "como un santo" porque ya había sido bendecido por El Pontífice. A renglón seguido, Berlusconi se marchó dejándolo plantado y sin foto, por lo que ZZP se vió obligado a salir pitando de allí y dirigiéndose a otra sala acabó en solitario su soliloquio.

Un nuevo éxito, un logro, un laurel más para la frente del paladín de las repúblicas bananeras, para el defensor del burka y de los harenes en sus relaciones internacionales.

¡Qué penaaaaaaa!