Este artículo viene en la edición impresa de El Mundo. Así que ya sabéis, los verdaderos católicos son aquellos que marcan la casilla de la declaración de la renta en favor de la Iglesia y no los que además de eso, vamos a Misa, comulgamos y nos confesamos. Y como siempre, un no católico viene a decirnos a los católicos qué es lo que tenemos que cambiar de nuestra doctrina en función de sus propias creencias que nada tienen que ver las Verdaderas.Leo con frecuencia en las páginas andaluzas de este periódico cartas la director de lectores católicos quejosos con las opiniones contrarias a la Iglesia de algún que otro columnista. Los veo demasiado a la defensiva, cuando ni el catolicismo va a desaparecer en los próximos años, ni Ratzinger va a ser el penúltimo papá tal cual aparece en las extravagancias pseudoproféticas de Malaquías. Ninguno de los que vivimos hoy sobre la tierra veremos una cosa así. Y con todo, resulta imposible negar que en Europa el cristianismo se encuentra en rápido retroceso. La creencia en Dios permanece entre los europeos, y no digamos nada de los Estados Unidos; pero los templos católicos del viejo continente están vacíos. ¿Hasta dónde llega la desafección?
Para mí, católico es el que pone la cruz en la casilla del impuesto sobre la renta aunque no vaya a misa y confiese. Considera que la Iglesia merece perser apoyada. Está con ella. La misa de los domingos es otra cosa. En los años 40 y 50 se iba a misa para no señalarse y por un miedo atroz al infierno; era una latosa obligación: jóvenes y adolescentes buscábamos por toda la ciudad la misa más corta el confesor más benévolo. Había un confesionario en Sevilla con largas colas de parejas de novios esperando turno: el anciano religioso que lo atendía era ciego y sordo. Hoy, quienes continúan acudiendo a los sacramentos lo hacen por una profunda convicción; son, sim embargo, pocos.
Son muchos, por el contrario, quienes señalan en el IRPF su opción por el catolicismo. En el año 2010, más de siete millones lo hicieron: un 34% de los declarantes. Ya querrían los partidos políticos tener afiliados así. Quizás la jerarquía eclesiástica haga bien en meditar sobre los sentimientos de las personas que contribuyen a la Iglesia y no practican, porque a lo mejor los clérigos tienen buen parte de culpa. Cuando en 1968 Pablo VI, después de mucho dudar, se decidió a prohibir el uso de la píldora anticonceptiva, decenas de miles de jóvenes matrimonios católicos con hijos que la usaban dejaron de acudir a las iglesias y a confesar. No encuentro en el Evangelio ninguna referencia al control de la natalidad; como tampoco al celibato obligatorio de los sacerdotes ni a la confesión auricular. <<Lo que atéis en la tierra será atado en el cielo; lo que desatéis será desatado>>: una frase de Jesús que gusta repetir a los obispos aplicándosela a ellos mismos. Por qué, entonces, se niega la Iglesia a desatar matrimonios fracasados y a permitir nuevas uniones felices.
Existen dogmas dictados en épocas bárbaras; tenerlos por inamovibles mete a la Iglesia en un callejón sin salida. Creo de sentido común revisar algunos, igual que la ciencia revisa sus tesis más cercanas a la verdad. De hecho, tales revisiones se producen a lo largo de la Historia. Si Juan Pablo II levantó la excomunión a Lutero parece cruel retrasar ciertos cambios que en nada afectan a la esencia del cristianismo, que hacen sufrir a muchos y que impiden que los templos vuelvan a llenarse. Con templos llenos, inútil pretensión del PSOE de quitar los supuestos "privilegios" a la Iglesia. En Europa, los cines se llenan para ver El árbol de la vida y De dioses y hombres. Existe como un deseo general de trascendencia que la Iglesia está desaprovechando.
Veo carteles anunciadores del Domund de pasado mañana. Bien está bautizar negritos; aunque pienso que la primera tierra de misión debería ser Europa, no con huchas y cuestaciones, sino con un trabajo de revisión histórica e intelectual dentro del propio catolicismo. Durante siglos, la Iglesia se ha fijado más en el "Dios de Abrahán" (satisfaciendo la emotividad de las muchedumbres) que en "el Dios de los filósofos y los sabios"; seguramente ha llegado la hora de un cambio de acento.
Menudo artículo lleno de sandeces.
¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!
¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!
"Dulce et decorum est pro patria mori" (Horacio).
"Al rey, la hacienda y la vida se ha de dar, pero el Honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios" (Calderón de la Barca).
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