Guy Fawkes fue uno de los muchos recusantes que hubo en Inglaterra entre los siglos XVI y XVII. Al igual que Tomás Moro había hecho a comienzos del siglo XVI,
Guy Fawkes defendió por encima de todo la religión católica, pese a ser perseguido tras la instauración de la Iglesia Anglicana tras la reforma protestante. Pero a diferencia de otros recusantes, Guy Fawkes junto a otros provinciales católicos, llevaron la lucha por el catolicismo hasta el extremo de jugarse la vida utilizando una forma de violencia que hoy diríamos
'terrorista'.
Su lucha activa alcanzó su máxima exposición al convertirse en el brazo ejecutivo de la
Conspiración de la Pólvora. Esta conspiración fue un complot complejo que se organizó a lo largo de dos años con Robert Catesby a la cabeza. El objetivo era simple, eliminar al rey Jacobo I junto a la mayor parte de la aristocracia protestante que había llevado a la religión de Catesby y Fawkes a ser una religión minoritaria y perseguida.
La primera reunión tuvo lugar en la primavera de 1604, cuando se reunieron Robert Catesby, Thomas Winter y John Wright de forma secreta para encontrar un posible fin a la represión anglicana. Cuando hubieron concretado sus posibles pasos a seguir, se pusieron en contacto con
Guy Fawkes, un inglés que había combatido junto a la Armada Española en la guerra contra las Provincias de los Países Bajos, saltándose todas las prohibiciones del estado inglés sobre luchar de la mano de los españoles.
II:
Los conspiradores de la pólvora
En verano de 1605, el grupo de conspiradores ascendía al número de 13, y el plan era claro. Alquilaron un local bajo el Parlamento, donde poco a poco fueron llevando pólvora hasta conseguir reunir 36 barriles repletos. El plan era esperar hasta que el Parlamento abriera las puertas para así volarlo por los aires con todos aquellos que permitían la represión de los católicos.
Pocos días antes de la apertura del parlamento, una carta alertando a uno de los pocos católicos en el Parlamento para que no se presentase al día siguiente, hizo levantar las sospechas. Al principio hubo bastante escepticismo sobre la veracidad del aviso, pero por precaución, el 4 de noviembre de 1605, la noche anterior a la apertura del parlamento, se llevó a cabo el registro del Parlamento y todos los locales cercanos, encontrando a Guy Fawkes mientras ultimaba los preparativos del atentado.
Gracias a la tortura, consiguieron que Fawkes confesara los nombres del resto de conspiradores, siendo la gran mayoría de ellos ejecutados por traición frente al mismo sitio que quisieron volar. Para aquel 31 de enero de 1606,
el gobierno inglés vendió entradas para el ajusticiamiento de los traidores.
Todos fueron colgados del cuello con una soga, impidiendo que sus cuellos se rompieran. Después les seccionaron los genitales, tirándolos al fuego mientras todavía estaban vivos. Por último, les destriparon, les arrancaron el corazón, les decapitaron y descuartizaron.
III:
La noche de Guy Fawkes (1776)
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