Re: Abdica el Jefe del Estado
Muy cierto, no existe la "bandera juancarlista", salvo que es percibida como tal por un amplio sector de la población. Y es que no se puede pedir juicio, crítica, discernimiento, etc., a quienes no se plantean la vida nada más que en términos de lo que a ellos afecta directamente. De todos modos, hay una diferencia en la percepción acerca del significado de la bandera -y del escudo-, según se trate a título individual o colectivo y, dentro de esta situación, varía de una concentración política a la de una masa agitada por la pasión que provoca el fútbol, por mencionar dos situaciones en las que la que se mueve es la masa.
www.heraldicahispanica.com/historiaescudo.htm
Si alguien quiere colgar esa página, además del enlace, no vendría mal. El único pero radica en que por lo que se ve está escrita antes de la adopción del actual "escudo" que sí es "juancarlista". Debo editar pues al final de la página hay otro enlace al desarrollo del actual escudo, por lo que parece un añadido posterior a la primera redacción. Posiblemente debemos prepararnos para un cambio en este sentido, pues así ha sido habitual entre los miembros de la dinastía paralela a la legítima.
Última edición por Valmadian; 10/06/2014 a las 19:38
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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