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Honores4Víctor
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Tema: Don Juan Carlos anuncia que abandona España.

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  1. #1
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    Re: Don Juan Carlos anuncia que abandona España.

    Cita Iniciado por ALACRAN Ver mensaje
    La verdad es que me es imposible leer en general a ese malhablado de Luis Coleto. El fenómeno moderno de la zafiedad lo vengo percibiendo en algún que otro aspirante a opinante en otros medios. Hasta para las palabrotas hay que tener algo de arte.
    El victor va solo a lo escrito por Valmadian.
    Así es, también creo que se pasa usando algunos términos. Pero la alternativa es no reproducir algunos artículos que en su intención sí me gustan. Es uno de esos periodistas, lamentablemente pocos, que no tienen miedo ni pelos en la lengua. Algunas veces cuando traigo acá sus artículos me dan ganas de "censurar" esos términos, pero no es mi derecho y, en cualquier caso, debería ser el medio que le paga, El Correo de España, quien le pusiese coto al respecto.

    En cuanto a la creciente tendencia a usar palabras gruesas, no me sorprende, son el reflejo de la temperatura nacional que va subiendo muchos grados. Porque ya se dirá cómo tragar esto en la política, que estamos pagando todos y esto es algo que parece ser que la gente no acaba de entender. Prevengo sobre el lenguaje barriobajero, chabacano, grosero e inusitado en la boquita de una de PODEMOS, como no podía ser menos.

    https://www.hispanidad.com/confidenc...20359_102.html

    Y ya, en este caso, no se trata de lo que ha hecho Campechano I, sino de lo que le acusan quienes lo acusan, porque no cabe mayor desvergüenza ni ejercicio de golfería.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  2. #2
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    Re: Don Juan Carlos anuncia que abandona España.

    Ya son varias veces las que he afirmado que estamos en el camino de otra guerra civil. No creo equivocarme sí continuamos así, pero es que mientras los enemigos de España, coaligados entre ellos aunque se odien, siguen avanzando, no hay reacción alguna. Aquí no mueve un dedo nadie, ni por activa, ni por pasiva y así, esos enemigos se sienten impunes, por otro lado nada más peligroso para ellos, podrían acabar encontrándose con la respuesta adecuada y cuando menos se lo esperen. Las reacciones suelen ser raras muchas veces, empezar por donde nadie es capaz de adivinar, mucho menos saber. Y respecto a esto tengo la impresión, sensación imperceptible, totalmente subjetiva y sin fundamento racional alguno, que la salida de todo esto va a ser una hecatombe para esos enemigos, pero también va a salpicar a los demás. Y repito, no tengo ningún fundamento objetivo, solamente una permanente sensación de incomodidad, disgusto y creciente irritación.

    De lo que se dice en la entrevista de abajo, suscribo algunas cuestiones y otras no. La monarquía en España se convirtió en problema con Fernando VI, y así ha seguido siéndolo desde que este personaje, que mala suerte tuvimos con él, dejó a su "nena" de tres años como reina -yo no la reconozco como tal-, de un país ya entonces tremendamente dividido. Y el caso de Campechano I es paradigmático del sino de esta dinastía, porque desde aquél Fernando jamás en dos siglos un rey tuvo el poder que ha tenido a partir de su herencia, no de su dinastía, sino de Franco. ¿Y qué hizo? pues desmontar el Régimen que salió de una guerra porque la tiranía anterior provocó esa guerra y sus "hijos putativos", hoy en el poder de nuevo, nos quieren llevar al mismo destino, por si esta vez ganaran ellos como en una especie de ruleta rusa. Y es que si vuelven a perder no habrá más para ellos, esta vez será la definitiva. Y Campechano I "El Demócrata" ha sido su valedor. Eliminó de su entorno la Nobleza y la Inteligencia nacionales, mientras se rodeaba de la la corte lumpen, disolvió la unidad española en diecisiete nacioncitas jugando a estaditos, como sí de una nueva versión del Scattergories se tratase. Ciertamente, se rodeó de toda una multitud de empresarios dispuestos a llevar la marca España a todo el Imperio y a lo que nunca lo fue, pero esa pléyade no iba de rositas a hacer turismo solamente, iban con todas las carteras llenas de contratos y dineros, y eso lo perdió a él. No sólo ha sido su afición a las faldas y a lo que hay debajo lo que lo ha puesto en la situación que se encuentra. Ha sido una suma de despropósitos, de especulaciones, de cobros legales tal vez, pues de los impuestos no han salido, pero profundamente inmorales en un Jefe del Estado que además lleva una Corona, la española, encima. Y todo empezó con dos perjurios ante las Cortes Españolas, las auténticas y legítimas que había entonces y sigue habiendo hoy, pues esto que tenemos nació ilegalmente y es una vergüenza para todos.



    Pedro Rosillo: “Si Iglesias va a una prisión de alta seguridad de EEUU pasaría el resto de sus días allí y nadie se acordaría de él”.



    JAVIER NAVASCUÉS - 8 AGOSTO 2020



    Pedro Rosillo es experto en Investigación Privada y Políticas de Seguridad. Escritor y creador del Canal El Arconte de YouTube para conocer la Intrahistoria de la Historia. Dialogamos con él sobre el panorama que se cierne sobre la Casa Real y otros aspectos de actualidad de la política española.

    ¿Cómo valora la decisión de exiliarse del rey emérito?

    Un completo error. Todo el mundo ve que Juan Carlos de Borbón es tan sólo el primer peldaño; pero que el objetivo es Felipe VI y la jefatura del estado. Estamos en un proceso de asalto a la jefatura del estado por la parte más izquierdista populista de este país, asalto que comenzó Zapatero con sus negociaciones con la ETA y la crisis territorial de Cataluña. Pedro Sánchez venía haciendo el signo de la ceja que caracterizó la campaña de ZP, estaba diciendo a las claras que él era el continuador de la idea de Zapatero de una República Socialista Española o de lo que quedara de España. Si Juan Carlos de Borbón ha hecho algo mal eso lo tendrá que decidir la justicia; pero nadie debería de marcharse de España. Juan Carlos puede ser el primero, después será el hijo y después millones de españoles como ocurre en Venezuela.

    Por un lado, es una salida muy vergonzosa para él, pero quita a su hijo del lastre de su corrupción...

    Es una salida vergonzosa y por la puerta de atrás, muchos ya se han lanzado a decir que en realidad lo que está es huyendo. Ha sido una decisión malísima, si buscaba lo mejor para su hijo pienso que, en realidad, ha hecho lo peor que se podía hacer. Y, en cuanto a su hijo, ahora está más solo que nunca ante la adversidad y ante ese asalto a la jefatura del estado. Felipe no ha alejado ningún fantasma, al contrario, ahora la izquierda marxista está envalentonada, han considerado que es una victoria y que están en el camino correcto. Felipe sólo ha ganado tiempo, un poco de tiempo más a cambio de mucho sufrimiento incluso para él mismo.

    Pablo Iglesias, no tiene autoridad moral para atacar a la Monarquía...

    Pablo Iglesias nunca ha tenido autoridad moral para atacar a la monarquía ni a nadie, no soporta la hemeroteca, no ya la de hace dos años o tres, sino la del día anterior. Recuerdo aquello que dijo que había que saber cabalgar contradicciones en política; pero es que Pablo es una contradicción andante, un sin sentido en sí mismo. Su credibilidad es nula al igual que la de Pedro Sánchez. Su palabra no vale, y cuando la palabra de un hombre no vale nada creo que ha llegado el momento de marcharse. Un hombre en esta vida vale lo que vale su palabra. Tener credibilidad es esencial en cualquier aspecto de la vida.



    De hecho la Monarquía está muy blindada en la Constitución...

    En teoría sí, pero Juan Carlos tendrá que aguantar la pena de telediario y la opinión pública justifica muchas de las decisiones en este país y, por supuesto, el final de todo este camino de descrédito de la monarquía desembocará en un referéndum entre monarquía o república, un referéndum que ni siquiera tendrá garantías, en mi opinión, de ser limpio. Todavía tenemos la experiencia reciente de Elecciones Transparentes que lleva denunciando por activa y por pasiva que en España no se está cumpliendo la ley electoral.

    Y el descrédito de Iglesias ha ido en aumento y se ha notado en el descalabro del partido en Galicia.

    Es que Pablo Iglesias todavía no se ha enterado que él no es oposición sino gobierno. Una vez dijo que los comunistas se movían muy bien en las crisis y que era el terreno en donde siempre solían sacar mejores réditos políticos. Tenía razón, esto es así, los comunistas siempre han usado la indignación de la gente para implantar sus regímenes de terror. El problema es que Pablo no se ha dado cuenta que no es oposición sino gobierno, y que es responsable del desastre económico y social que vive España. Es un pequeño matiz del que todavía Pablo no parece haberse dado cuenta. Si en España hay un descontento, es precisamente contra ellos que son los que están gobernando.

    El escándalo de Dina le ha hecho mucho daño y probablemente se siente en el banquillo por ello...

    El caso de Dina es sin duda un antes y un después en la carrera de Pablo Iglesias. A Juan Carlos de Borbón le han perdido los escándalos de faldas y Pablo Iglesias parece ir por el mismo camino. Veremos casi con toda probabilidad a Pablo Iglesias sentarse en el banquillo por este caso; pero recordemos que él solito se ha metido en la boca del lobo, él mismo se ha enredado. Las palabras del abogado Calvente declarando que él no quiso participar en ese enjuague fueron bastante elocuentes. Pero si no es por Dina será por Venezuela, el camino de Iglesias va a ser largo y tortuoso.

    Como usted dijo en un vídeo, lo gordo viene de Estados Unidos.

    Lo gordo viene de EE. UU. efectivamente. Debemos tener en cuenta que aquí se están mezclando muchos intereses geopolíticos. EE. UU. tiene bases en España de primer nivel geoestratégico y no va a consentir que se pongan en peligro, y Pablo significa un peligro para ellos. Por otra parte, no me extrañaría nada que EE. UU. ya hubiera diseñado un plan para sacar a Pablo Iglesias de España. Será un acto judicial sí, pero detrás de ello también hay una operación de inteligencia para quitar o llevarse de España a un elemento que le distorsiona los planes. Si Pablo Iglesias entrara en la cárcel en España siempre tendría a sus acólitos que harían mucho ruido en la calle, lo pondrían como víctima y en España algún día, más temprano que tarde, saldría de la cárcel. No es este el caso si ingresa en una prisión de alta seguridad de los Estados Unidos. De allí nunca saldría vivo, pasaría el resto de sus días en prisión y nadie se acordaría ya de él. El principal valedor de los intereses de los Estados Unidos en España siempre ha sido la monarquía, Juan Carlos de Borbón vino avalado de la mano de Henry Kissinger y cualquiera que ponga en peligro la monarquía en España se convierte automáticamente en enemigo de los Estados Unidos.



    En qué se basa para afirmar todo esto, ¿no podría pasar que la cosa quede en nada y mientras Iglesias no de más, mal le dejen ir de rositas?

    A estas alturas esa opción la veo muy complicada. Pablo Iglesias ha iniciado un camino sin retorno. No sólo va a tener problemas con la justicia española, sino que hay constantes informaciones de que el Fiscal General de los EE. UU. está investigando los vínculos de Pablo Iglesias con Venezuela. Cuando los EE. UU. muerden su presa no la sueltan. Si creen que Pablo Iglesias es un peligro para sus intereses nacionales no pararán hasta llevarle ante un tribunal norteamericano. Esa opción quedó atrás hace ya mucho tiempo.

    Pablo Iglesias dice que el día que tenga que dejar la política, vuelve a la Universidad sin problemas, aunque nadie se lo cree, él es de los que muere matando.

    Totalmente, y es que, aunque quiera hacerlo ya no puede, ha iniciado un camino sin retorno. Sabe que los Estados Unidos está detrás de él y no tiene más opciones que permanecer en el gobierno y el cambio de régimen político.

    ¿Cree que agotará el gobierno de coalición la legislatura ante una de las mayores crisis económicas de la historia y con la peor gestión de la pandemia?

    El objetivo de Pedro Sánchez es mantenerse en el gobierno a costa de lo que sea o de quien sea. Para él va a ser muy complicado salir de la política y volver a ser profesor, además, no está en sus planes. Él mismo dijo que tenía un plan de gobierno para los próximos veinte años para España, vino para quedarse y eso significa pasar por encima de quien haga falta. Los cambios que está llevando a cabo dentro de la estructura del estado van en esa dirección, pactó con los enemigos de España para ello. Estamos viviendo el cambio de régimen político, en unos meses anunciarán un referéndum para cambiar la Constitución como pasó en Venezuela, no existe vuelta atrás, el único camino ya es el choque de trenes, la sociedad española debe de despertar porque es la única que puede impedir que acabemos en una república socialista de corte chavista marxista.

    Por último, ¿cómo valora la moción de censura de Vox y qué es lo que busca con ello el partido de Abascal?

    Abascal sabe que no tiene mayoría para sacar a Pedro Sánchez del gobierno, por lo que sólo veo un intento de convertirse en el partido de la oposición relegando al PP de Pablo Casado. Si quisiera echar a Pedro Sánchez lo tiene muy fácil, sólo tiene que apoyar la investigación que está llevando a cabo Elecciones Transparentes sobre la última convocatoria electoral, sin embargo, no quiere saber absolutamente nada sobre ese tema, no cuestiona el resultado. ¿Por qué? Se siente cómodo con sus cincuenta y dos diputados, ahora está disfrutando del éxito, craso error. Ciudadanos también estuvo con os y ahora casi no existe. Ahora parece que hay un intento de pacto para que en España se vuelva al bipartidismo por lo que partidos como el de Abascal sobran y en el futuro pueden diluirse como Ciudadanos. Es posible que tengamos que acostumbrarnos a la idea que en España gana las elecciones quien cuenta los votos y, en ese caso, Abascal está fuera de juego y desaparecido en las próximas elecciones. Existen sospechas de fraude electoral y no se investiga lo suficiente y el partido de Abascal no quiere tampoco saber nada del tema.


    https://elcorreodeespana.com/politic...Navascues.html
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  3. #3
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    Re: Don Juan Carlos anuncia que abandona España.

    La familia de los tristes destinos

    Javier Barraycoa




    Formados en el tradicionalismo y en los años de la Transición, no podíamos ver en sucesor del General Franco, Don Juan Carlos, más que un perjuro que traería la desgracia a España, como así ha sido. La historia nos ha enseñado que las abdicaciones en la rama de los borbones que llega hasta Felipe VI, está plagada de abdicaciones: Felipe V en favor de su hijo Luis I (aunque el rápido fallecimiento de este le obligó a retomar la corona); Carlos IV llegó a abdicar hasta dos veces ante Napoleón; Fernando VII lo hizo junto a su padre; Isabel II en su exilio abdicó a favor de Alfonso XII; su nieto Alfonso XIII también en su exilio, en 1941, abdicó a favor de su tercer hijo, D. Juan el cuál, ya durante la transición, acabó abdicando a regañadientes en favor de Juan Carlos. Los escándalos obligaron a este a abdicar en su hijo Felipe, que ahora le invita a salir de España. De nuevo un Borbón en el “exilio”.

    Criticábamos cuando se presentaba la Constitución de 1978 al pueblo español, lo absurdo de proponer un “rey que reina pero no gobierna” o bien “que no fuera responsable ante la ley”, o sea un irresponsable. Denostábamos cómo, siendo el “okupa de la Zarzuela”, gracias a Franco, ya estaba renegando de su herencia política con el cuerpo aún caliente del General. La lista es larga, la entrega del Sahara a Marruecos, la traición a todos los implicados en un golpe de Estado diseñado por la Zarzuela, la firma de la ley del aborto con tal de mantenerse en un trono de juguete. La verdad sea dicha, Felipe González le enseñó el camino: “Enriquézcase y ya gobernaremos nosotros”. Don Juan Carlos siempre fue más feliz cuando nombraba presidente de Gobierno a alguien de izquierdas que de derechas … y se notaba. Más amigo de Pujol, con quien le atan oscuros lazos de corrupción, que con honestos patriotas. Sin ser “responsable” fue la causa necesaria para que nuestra sociedad cayera en la desintegración moral.

    La democracia ha sido sinónimo de corrupción estructural; la monarquía ha sido carcomida por los vicios y la ambición desmesurada; y España ha quedado enfangada en la desintegración territorial, moral y económica.


    La fantasía de una monarquía constitucional duró mientras permanecía la connivencia de los políticos gobernantes de turno. Ese era el consenso democrático del que todos se enorgullecen: se instalaba la partitocracia a cambio de la figura del “Rey” fuera inviolable. Durante 40 años el consenso funcionó. Ningún medio de comunicación se hizo eco de las tropelías de un señor que a finales de los 80 del siglo XX hubieran escandalizado a toda la sociedad. Se creó la imagen de un “rey campechano”, un matrimonio ideal, un reinado idílico y democrático. Pero todo era falso. La democracia ha sido sinónimo de corrupción estructural; la monarquía ha sido carcomida por los vicios y la ambición desmesurada; y España ha quedado enfangada en la desintegración territorial, moral y económica. Y a los que ya avisamos de todo lo que advendría a nuestro solar patrio, ahora nos quieren hacer callar por parecer traidores.

    Decimos esto porque el último resorte que soporta la silla real okupada ahora por D. Felipe, es ser “constitucionalmente” garante de la unidad de España. Por eso, muchas buenas gentes, imbuidas en el instinto de que el principio de unidad que representa la monarquía es lo único que puede evitar una desmembración, salen a defender a esta dinastía liberal. Y a los que decimos las verdades del barquero, para colmo nos acusan de renegados de la Patria. Pero son casi dos siglos de saber acumulado lo que nos permite afirmar que la “dinastía de los tristes destinos”, sólo tiene un lugar natural: servir a la Revolución contra la Tradición, para después sufrir el vilipendio de los que ha servido traicioneramente. Don Juan Carlos nunca tuvo monárquicos a su lado sino “juancarlistas”. A Don Felipe le quedan pocos “felipistas” y deberá afrontar la dura realidad: el consenso se ha roto, unas fuerzas requieren la República, su silla se mueve y tiene enemigos muy cerca, tan cerca como “la mano que mece la cuna”.

    Pero son casi dos siglos de saber acumulado lo que nos permite afirmar que la “dinastía de los tristes destinos”, sólo tiene un lugar natural: servir a la Revolución contra la Tradición, para después sufrir el vilipendio de los que ha servido traicioneramente


    Hay una ley histórica inapelable: el trono de España será para la dinastía legítima o para nadie. La dinastía liberal sólo ha tenido como finalidad cerrar las puertas a la restauración de la España tradicional y abrirlas a la revolución, que siempre ha sido mal pagadora. España durante casi medio siglo ha vuelto a ser una república coronada y permitida. Muchos tienen ganas de guardar la corona en el baúl de los recuerdos. Las monarquías subsisten si hay un pueblo monárquico. La marcha al exilio (dorado) de Don Juan Carlos nos demuestra que los “juancarlistas” se han extinguido, sólo fueron una falacia histórica. Los verdaderos monárquicos no lloraremos la caída de esta dinastía. Ya sólo es cuestión de tiempo, todo huele a República.



    https://barraycoa.com/2020/08/09/la-...stes-destinos/


  4. #4
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    Re: Don Juan Carlos anuncia que abandona España.

    Ante la huida de España de Juan Carlos




    Nota de la Secretaría Política de Don Sixto Enrique de Borbón con motivo de la huida de España del anterior Jefe del Estado
    .





    Los acontecimientos que han forzado la huida del anterior Jefe del Estado, don Juan Carlos, al igual que su hoja de servicios, no son precisamente ejemplares; menos aún cuando se contemplan desde la tradición católica de la Monarquía española. Claro es que la familia que detenta el trono se halla desde el principio alejada de la misma. Sin embargo, la monarquía, aun la espuria, levanta tales odios para la Revolución, que sólo con dificultad la sufre, desembarazándose de ella en cuanto puede. En España la República tuvo que disfrazarse de monarquía, porque de otro modo resultaba inaceptable para los españoles, como quedó demostrado en las dos breves ocasiones en que se quitó la corona. ¿Va a intentarlo de nuevo?

    La Comunión Tradicionalista, como depositaria de la verdadera tradición monárquica, sólo puede constatar una vez más en la experiencia lo que desde los principios siempre ha afirmado. Sin resentimiento y sin regocijo. Con preocupación por lo que queda de España. Las fuerzas que quieren acelerar su destrucción una vez más están prontas. Mientras que las que la han hecho posible con su inconsciencia tanto como con sus errores carecen, también una vez más, de capacidad y voluntad de respuesta. Que el actual Jefe del Estado haya facilitado o incluso promovido la salida de su padre puede ser –según la famosa y cínica frase– peor que un crimen: un error. Que es posible termine pagando, más pronto que tarde, reducido como queda a una irrelevancia total y visible. Y que es seguro pagaremos todos. Nosotros redoblaremos los esfuerzos por mantener la bandera de la Monarquía, de la auténtica, ahora que la postiza comienza a declinar según un sino fatal. Y que Dios nos ampare a todos.

    Madrid, 6 de agosto de 2020.








    https://mollelazo.blogspot.com/2020/...an-carlos.html

  5. #5
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    Re: Don Juan Carlos anuncia que abandona España.

    «Demagogos de baratillo» por Juan Manuel de Prada para el periódico ABC, artículo publicado el 08/08/2020.
    ______________________

    Muchos gurús derechoides presentan ridículamente la coyunda entre sociatas y podemitas como una entente «socialcomunista» dispuesta a instaurar un régimen bolivariano. Pero sociatas y podemitas no son más que caniches del globalismo, encargados de arruinar la economía nacional, para que la plutocracia pueda hacer albóndigas con sus escombros, y de convertir a los españoles en una chusma penevulvar y subsidiada. Y la plutocracia globalista se encargará de que sus caniches chupen del bote hasta quedar ahítos, con sueldos blindados de por vida y puertas giratorias para marear.

    Pero, para poder llevar a cabo pacíficamente estos designios plutocráticos, sociatas y podemitas necesitan tener contentas a sus respectivas parroquias. Para lo cual ya no basta aquella «unidad de acción» que caracterizaba el ejercicio del poder en la fase fuerte de la modernidad; sino que es preciso desdoblarse, teniendo a la vez contentos a los partidarios del «orden establecido» (progres sistémicos y con dinerito) y a los partidarios de la «revolución en marcha» (progres resentidos y a dos velas). De ahí que la coyunda de sociatas y podemitas necesite estar a un tiempo en misa y repicando, en una descarada bilocación que encauce los amagos revolucionarios hacia el redil sistémico.

    En esto consiste la astucia de los demagogos en esta fase líquida de la modernidad: en presentarse simultáneamente como esforzados garantes del orden y como valentones subversivos. De este modo, complacen al amplio espectro de su clientela; pues en este fase líquida de la modernidad, las masas huérfanas de toda luz trascendente y dimitidas del mero ejercicio de la razón tragan sin empacho las contradicciones más flagrantes; y, cuando al fin descubren que han sido engañadas se entregan al resentimiento más cetrino, lo que a la postre sigue ampliando la clientela de los demagogos.

    A veces, sin embargo, esta bilocación del poder muestra de forma demasiado evidente sus costuras, como acaba de ocurrir con motivo de la crisis provocada por la marcha de Juan Carlos, que ha permitido a los sociatas erigirse en depositarios del «legado constitucional» y a los podemitas anunciar un «horizonte de república». Por supuesto, esta bilocación tan estridente está plenamente calculada; y su objetivo no es otro sino convertir a Felipe en un monigote que, por temor de que el «poli malo» ejecute sus amenazas republicanas, busca refugio en el «poli bueno», que podrá apretarle las tuercas a placer.

    Pero hay que reconocer que, convirtiendo a Felipe en un monigote a su merced, los sociatas no se desvían ni un ápice de la estrategia diseñada por Felipe González, cuando facilitaba con taimada complacencia los episodios galantes de su padre. Más desfachatada (y como dirigida a una parroquia de zombis lobotomizados) resulta la estrategia de los podemitas, gozosos chupópteros del «régimen del 78» que, después de prometer la Constitución y de colaborar con la Fiscalía en el archivo de la causa contra Juan Carlos, pretenden ahora presentarse como subversivos revolucionarios.

    La monarquía está consagrada constitucionalmente como «forma política del Estado español». Y para cambiar esa forma política sólo existen dos métodos: la reforma constituyente y el golpe de estado. Para ejecutar la primera son necesarias mayorías inalcanzables; y para ejecutar el segundo hacen falta unos huevos que los podemitas no tienen, porque son unos revolucionarios de spa y jacuzzi, amorrados a privilegios que saborean con fruición, mientras a su parroquia zombi la contentan -huesecillo que se arroja al chucho, para que deje de ladrar- con la gallofa de la retórica republicana. Dejad de engañar a los ilusos y de alimentar su resentimiento, demagogos de baratillo.

    https://www.abc.es/opinion/abci-juan...8_noticia.html.

  6. #6
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    Re: Don Juan Carlos anuncia que abandona España.

    «Una defensa diferente de la Monarquía» por Juan Manuel de Prada para el periódico ABC, artículo publicado el 09/08/2020.
    ______________________

    Varios lectores desencantados por acontecimientos recientes y penosos me preguntan con algo de sorna si «desde ese pensamiento tradicional que usted proclama» la monarquía española admite, en la presente coyuntura, alguna defensa.

    Como escribió en ABC José María Pemán, la monarquía sólo es auténtica cuando es «de tipo tradicional, social y representativa»; pues cualquier otra fórmula tendrá inevitablemente «sustancia republicana, incluida la propia monarquía liberal y parlamentaria, que entre nosotros ya ha demostrado ser un principio de república». Para Pemán, una monarquía con «replanteos dinásticos» y «forzamientos dialécticos» estaba tan acabada como una Iglesia «con interpretaciones sexuales de la pureza o el celibato y charlas de sacristía volterianas». La evolución de la Iglesia y de la monarquía durante las últimas décadas demuestra que, además de finísimo escritor, Pemán tenía dotes proféticas. Los «replanteos dinásticos» que mezclan sangres que no pegan ni con cola, así como los «forzamientos dialécticos» que tratan de conciliar la monarquía con formas políticas que la repudian, la han dejado hecha unos zorros. Pues -como nos enseña Aristóteles- materia y forma no pueden disociarse alegremente, como si la forma no configurase y diese sentido a la materia. La monarquía, cuando disocia materia y forma, se convierte en espantajo.

    La conversión de la monarquía en «república coronada» ha servido, además, para que los reyes sustituyeran el ideario monárquico por el ideario del hombre moderno, que como nos recuerda Nicolás Gómez Dávila se resume en «comprar el mayor número de bienes, hacer el mayor numero de viajes y copular el mayor número de veces». Y así los reyes de las repúblicas coronadas se convierten en rehenes de sus cópulas, sus viajes y sus bienes, hasta acabar en Abu Dabi (a diferencia de lo que ocurre en la monarquía tradicional, social y representativa, cuyos reyes acababan en Yuste). Pero el mal de fondo que corrompe a la monarquía se halla en los «forzamientos dialécticos», en la negación del principio de autoridad que la sustenta: pues el poder de los reyes, como la claridad, viene del cielo; y la monarquía que lo niega acaba gangrenada. Incluso aunque sus reyes dejen de coleccionar cópulas, viajes y bienes, ya están cogidos por «do más pecado habían»; y quienes los tienen cogidos no tardan en estrangularlos.

    Y, sin embargo… sucede algo profundamente misterioso, de naturaleza preternatural. Aun convertida en república coronada, la monarquía sigue provocando odios espumajeantes y sulfurosos. Prueba inequívoca de que, en la figura del rey, aunque sea el rey más dimisionario o monigote, sigue resonando la frase que Cristo pronunció ante Pilato: «No tendrías ningún poder sobre mí si no te hubiese sido dado del cielo». Los enemigos de la monarquía no se revuelven contra los abusos de los reyes, ni contra su coleccionismo de bienes y de cópulas (que incluso pueden incitar o jalear, para fomentar su envilecimiento y después rasgarse las vestiduras, como hace ahora la patulea gobernante), sino contra ese poder «dado del cielo», que está inscrito en el alma de la monarquía. Y de esa alma, por mohosa que parezca, puede surgir cualquier día -mañana mismo, o dentro de cien años-, un vástago que reniegue de las delicuescencias de sus antepasados. Entretanto, la monarquía -aun la más maleada- seguirá siendo un obstáculo (un katejon, en lenguaje paulino) al desencadenamiento del odio espumajeante y sulfuroso. Esta defensa de la monarquía tal vez cause estupor a los lectores que han demandado mi opinión, casi tanto como a los tesalonicenses debió de causarles que San Pablo identificase el katejon que retenía al Anticristo con el degenerado Imperio Romano.

    https://www.abc.es/opinion/abci-juan...4_noticia.html.

  7. #7
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    Re: Don Juan Carlos anuncia que abandona España.

    «Efectos de una espantada» por Juan Manuel de Prada para la revista XLSEMANAL, artículo publicado el 17/08/2020.
    ______________________

    Sorprende la torpeza cósmica y la desconcertante chapucería con la que se ha pretendido resolver la crisis que atraviesa la monarquía en España. Sorprende tanto que, en medio de nuestra perplejidad, tratamos de buscar razones ocultas, intenciones segundas que nos hayan pasado inadvertidas, ases en la manga que permitan comprender una decisión tan desquiciada. ¿Qué gentes ofuscadas y pánfilas asesoran a la Casa Real? ¿O será más bien que quienes la asesoran anhelan secretamente la destrucción de la institución monárquica, para lo que han diseñado la marcha del llamado ‘rey emérito’?

    Una marcha que, aunque se pretenda disfrazar de ‘acto de servicio’ o ‘sacrificio’ por ‘España y la democracia’, como pretende el periodismo áulico, desprende el tufillo característico de la espantada. Y que, inevitablemente, quedará asociada en la memoria colectiva a la larga lista de Borbones exiliados, que hasta ahora se vinculaba a turbulencias políticas estragadoras. Pero el exilio de Juan Carlos no lo provocan tales turbulencias, sino las acusaciones de comisionista que le ha lanzado una señora casquivana con la que, al parecer, mantuvo una relación adulterina. Hasta el momento, tales acusaciones –aunque muy aireadas por la prensa– no se han probado ni traducido en la atribución de ningún delito; entre otras razones, porque actuar como comisionista no es en sí mismo un delito (aunque, desde luego, sea un desdoro mayúsculo para un rey y para la institución que encarna), por mucho que el manejo posterior de ese dinero obligue al comisionista a enjuagues fiscales que podrían merecer la caracterización delictiva. Que Juan Carlos sea inviolable no resta, desde luego, gravedad a estas conductas todavía no probadas, que no formarían exactamente parte de su ‘vida privada’, sino que más bien confirmarían algo que nuestra época se niega a admitir: que las virtudes privadas están íntimamente ligadas a las virtudes públicas; y que cuando entregamos el fortín de las virtudes privadas acabamos despeñándonos por los precipicios de las lacras públicas. Quien con señoras casquivanas se acuesta, con comisiones se levanta.

    Pero el daño que Juan Carlos ha hecho a la monarquía se amplifica con su espantada. Desde luego, la supervivencia de la institución hacía recomendable una separación (y también un cierto distanciamiento o enfriamiento de relaciones) entre el padre y el hijo, siempre que no atentase contra los deberes de la piedad filial. Juan Carlos debería haber abandonado el palacio familiar y haberse retirado en algún lugar recoleto, desde donde podría haber dado además muestras de arrepentimiento por los errores pasados con una vida (la corta vida que todavía le reste) frugal y penitente. De este modo, los golpes que desde hoy sin duda recibirá la institución monárquica por parte de sus detractores y enemigos habrían caído sobre sus espaldas y no sobre las de su hijo; y, sobre todo, se habría mitigado el furibundo revisionismo de su figura, que incluirá lo mismo sus episodios galantes que sus cambalaches crematísticos, sin excluir por supuesto su papel en espinosos acontecimientos históricos no del todo dilucidados. A ojos de sus detractores, la espantada de Juan Carlos lo convierte en un delincuente confeso; y arreciarán las diatribas y campañas de desprestigio contra la institución monárquica (pieza última que se desea abatir), que su hijo tendrá que afrontar sin escudo alguno.

    La espantada de Juan Carlos, en fin, deja a Felipe en una posición mucho más debilitada y expuesta a las veleidades del gobierno de turno, que podrá maniatarlo y embozarlo cuanto quiera, enaltecer o envilecer su figura, hacerla más brillante u opaca, según le pete; y siempre proyectando sobre él una sombra de velada amenaza. Por supuesto, a Felipe se lo obligará a llevar una vida irreprochable; y se lo someterá a una vigilancia puritana asfixiante, que servirá además para mantener la atención de las masas cretinizadas alejada de los desmanes que perpetre la casta política. Muestra evidente de la debilidad a la que está condenado Felipe es la táctica gubernativa empleada para enjuiciar la espantada de su padre: mientras Podemos desempeña resueltamente (y hasta con cierto aspaviento) el papel de ‘poli malo’, los socialistas le muestran el rostro amable del ‘poli bueno’. Y ya se sabe lo que la policía persigue cuando recurre durante los interrogatorios a este desdoblamiento: la conversión del interrogado en un pelele, dócil y genuflexo ante el ‘poli bueno’, que así se convierte en dueño de su voluntad.

    Una torpeza, en fin, de tamaño cósmico, que sin duda acelerará el deslizamiento político hacia la república y la posterior anarquía que Donoso Cortés explica maravillosamente en su célebre Discurso sobre la situación general de Europa.

    https://www.xlsemanal.com/firmas/202...uel-prada.html.

  8. #8
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    Re: Don Juan Carlos anuncia que abandona España.

    «El futuro de la monarquía» por Juan Manuel de Prada para la revista XLSEMANAL, artículo publicado el 12/10/2020.
    ______________________

    Diversos amigos me han preguntado durante las últimas semanas por el ‘futuro’ que le aguarda a la monarquía; y yo les he respondido invariablemente que su ‘futuro’ será el que sus detractores deseen. Y no se me ocurre futuro más triste que depender, para nuestra subsistencia, de quienes desean nuestro mal, o al menos no anhelan nuestro bien. Todos, en alguna circunstancia, hemos experimentado la desazonante sensación de abordar una empresa o negocio que depende, en último extremo, de la voluntad de otras personas de las que no nos podemos fiar (personas aviesas que anhelan nuestro fracaso, personas esquinadas que ponen trabas a nuestro esfuerzo, personas negligentes u holgazanas que matan nuestro ímpetu); pues esta misma es la posición en la que se halla la monarquía, que aceptando su desvirtuación tuvo que encomendarse a defensas endebles cada vez más insostenibles. Siempre en el pecado se lleva la penitencia.

    Nuestra monarquía ha padecido unos defensores inconsistentes, por no decir bellacos y calamitosos. Todavía recuerdo a los fantoches que la defendían porque había traído el «periodo más próspero de nuestra historia»; expresión que, aparte de hiperbólica, era perfectamente mentecata, pues sometía la institución a una contingencia que, una vez disipada, la arrastraría consigo. Pero no todos los defensores de la monarquía esgrimían argumentos tan penosos. Estaban también los que sostenían pomposamente que la monarquía había consolidado nuestra democracia, favoreciendo el «régimen de libertades» vigente. Pero a nadie se le escapa que, para favorecer tal cosa, no hace falta que en la cúspide de la organización política se halle un rey que recibe hereditariamente el poder. Por el contrario, si nuestro ‘régimen de libertades’ se fundamenta en el principio democrático, lo más lógico sería que el jefe del Estado fuese elegido mediante votación popular, como el resto de los representantes políticos. Por supuesto, podría oponerse aquí que la elección popular del jefe del Estado no garantiza (sino más bien lo contrario) que sea un hombre dotado de las prendas adecuadas, como prueban tantos representantes elegidos en las urnas corruptos y cantamañanas, malvados y fulleros, ignorantes y presuntuosos. Pero el principio hereditario tampoco asegura que el jefe del Estado sea un hombre de mérito, ni virtuoso, como se comprueba echando la vista atrás (y ni siquiera demasiado atrás).

    Y están, en fin, quienes defienden la monarquía porque la figura del rey simboliza o encarna la «permanencia de la nación española». Pero esta defensa de la institución tendría sentido allá donde verdaderamente existe una continuidad histórica que, con sus virtudes y defectos, se asume como propia, con una vocación de perfeccionamiento; es decir, allá donde impera la tradición. Pero en España ocurre exactamente lo contrario: predominan quienes abominan de esa continuidad histórica, por considerar que nos retrotrae al ‘oscurantismo’; y, en general, se considera que la ‘nación española’ es producto de una mera convención legal plasmada en un papel (que acaba siempre mojándose). Entretanto, además, las nuevas generaciones son educadas en el desprecio olímpico a nuestro pasado (que, por lo común, ignoran, cuando no lo reciben de forma muy taimadamente tergiversada) y en la adoración meningítica de una democracia en la que la institución monárquica funciona a modo de floripondio o engorrosa concesión a ese pasado aborrecible o ignoto en el que el poder se fundaba en conceptos que inevitablemente se juzgan contrarios a la democracia misma (el principio dinástico, y no digamos el origen divino del poder).

    Así, a la institución monárquica no le resta otra ‘defensa’ que la que puedan brindarle quienes no creen en ella, incluso quienes la detestan de modo más o menos discreto o insolente, que la convierten en rehén de sus conveniencias coyunturales. Podrán darle palmaditas condescendientes en la espalda o, por el contrario, asestarle una puñalada, según les ‘pete’ (incluso podrán hacer ambas cosas simultáneamente, según la táctica del poli bueno y el poli malo que ya hemos explicado en algún artículo anterior). Y podrán, incluso, utilizarla como coartada o escudo de sus desmanes, sabiendo que, pese al vaciamiento de la institución monárquica, todavía hay gentes que siguen contemplando con unción y venerable amor al rey; que, de este modo, será utilizado para mantenerlos engañados. Así, la subsistencia de la monarquía dependerá de la voluntad de sus enemigos, que la mantendrán mientras convenga a sus fines y le darán una patada cuando lo consideren pertinente. Delenda est monarchia.

    https://www.xlsemanal.com/firmas/202...uel-prada.html.

  9. #9
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    Re: Don Juan Carlos anuncia que abandona España.

    «La vía Azaña» por Juan Manuel de Prada para el periódico ABC, artículo publicado el 26/12/2020.
    ______________________

    Renunciamos modestamente a participar en las olimpiadas del lugarcomunismo vacuo que cada año se desatan tras el mensaje navideño del Rey. Mucho más interesante se nos antoja, para entender la situación de extrema debilidad en que se halla la institución monárquica, reparar en la reciente asistencia de Felipe VI a una exposición de homenaje a Manuel Azaña.

    El mejor y más sintético diagnóstico sobre Azaña nos lo brindó Unamuno: «Temedle, es un escritor sin lectores». Y el más brillante retrato sobre Azaña lo escribió Foxá: «Era árido y de metáforas apagadas. Se veía la carga enorme de rencor y desilusión, que era su motor y su fuerza. Era un lírico del odio, un polemista de la venganza. Allí estaban de pie, detrás de él, sus largos años de humillación y de silencio. […] Era el símbolo de los mediocres en la hora gloriosa de la revancha». Y sigue todavía Foxá describiendo en un pasaje arrebatador a la caterva de mediocres y resentidos que babeaban de dicha escuchando a Azaña, entre los que debemos incluir a todos los pésimos escritores (que, contemplándose en las verrugas de Azaña, se consuelan pensando que su prosa pelma y birriosa acabará encumbrada), incluidos los de la derechuza, que en su día convencieron al iletrado Aznar para que limosnease ante la izquierda, farfullando patéticamente que Azaña era su escritor predilecto. A los buenos escritores, en cambio, les gustan Unamuno y Foxá.

    Azaña se dedicó, desde el primer día en que rascó poder, a vomitar su rencor, lo mismo desde la tribuna parlamentaria que desde el despacho gubernativo, donde se ponía palote viendo arder los conventos. Y, cuando las derechas obtuvieron el triunfo electoral, se dedicó sin recato al golpismo «desde dentro», participando sin miramientos en todas las conspiraciones e intentonas revolucionarias que se tramaron, para acaudillar finalmente la alianza del Frente Popular. Aquel gran saco de pus fue uno de los mayores cultivadores del cainismo (si no el mayor de todos) que gangrenó la vida española en los años treinta, hasta desembocar en el festín de la sangre; y acabó pidiendo árnica (paz, piedad y perdón) cuando ya lo vio todo perdido, a la vez que despotricaba contra sus propios colaboradores, tratando de justificarse ante la posteridad, con el típico miedo blandulón que asoma en el resentido, cuando pintan bastos.

    La vindicación de Azaña en la presente coyuntura (como la de la Constitución del 31, en cuya tramitación Azaña tuvo oportunidad de vomitar todo su odio frío y vengativo) tiene un significado muy específico contra la institución monárquica, que se exhibe con la misma falta de recato con la que Azaña ejercía el golpismo «desde dentro». Y aquel gran lírico del odio lo ejerció con irreprochable respeto a la Constitución del 31; como el golpismo «desde dentro» de hogaño se ejercitará con irreprochable respeto a la Constitución del 78. La vía Azaña se ha puesto en marcha; y ver al Rey homenajeando a aquel gran lírico del odio da mucha pena penita pena.

    https://www.abc.es/opinion/abci-juan...2_noticia.html.
    Última edición por Pious; 04/01/2021 a las 14:01

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