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María Emilia Casas: ‘El Constitucional tendrá coraje institucional para resolver tras el referéndum’



María Emilia Casas, presidenta del Tribunal Constitucional, asegura que a los magistrados “no les temblará el pulso” a la hora de decidir sobre la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña aunque éste ya haya sido aprobado en las urnas.

“Me parece correcto que el Tribunal se pronuncie cuando la ley orgánica lo prevea. Cuestión distinta es que en la comunidad jurídica se defienda la conveniencia de recuperar un recurso previo a determinados efectos. Pero el TC se pronunciará cuando le llegue y no le temblará el pulso y, desde luego, tendrá coraje institucional para resolver después de un referéndum”.

“El Tribunal nunca tiene que salir en defensa de sus decisiones. La autoridad está en la argumentación, en la fuerza de los argumentos y en la decisión”.

“Si se reforma el estatuto no se puede tocar la Constitución. Si el estatuto se quiere reformar más allá de lo que se permite en la Constitución, hay que reformar la Constitución”.

“Todo depende de hasta dónde llegue la reforma estatutaria, porque si no toca las competencias del Estado… Todo esto me parece que está en el terreno de lo político, sobre el que no me pronuncio”.

“Si se trata de la nueva legalización de un partido que ha sido declarado fuera de la ley, tiene que empezarse una tramitación. No cabe una legalización por generación espontánea, sino que hay que seguir los trámites de la Ley de Partidos, la creación de un nuevo partido. Esa es una cuestión distinta a la creación de una coalición electoral para concurrir a unas elecciones. Aquí aparecería la condena de la violencia”.

“Condeno la violencia y ya soy un partido legalizado. No. Hay que ir por los cauces de la Ley de Partidos”.

El circo del remendón, de la enmienda y del constitucionalismo versus estatuismo independista sigue su curso, mientras se venden porciones de España a intereses oscuros y jacobinistas, ansiosos de segregacionismo nacionalista, que no económico claro.

Relegalizar un partido declarado ilegal es un esperpento digno de una democracia como la actual, blanda con sus enemigos. Un partido declarado mano derecha -o mejor dicho izquierda- de una banda marxista-leninista terrorista y mafiosa solo podría ser legalizado de nuevo en una pantomima folklórica de este triste sistema de partidos y plutocracia.