esta es la cronica de La Opinión de La Coruña.:
Leo Bassi no consigue llenar un Palacio de la Ópera frente al que se concentraron menos de medio centenar de personas para apoyar la obra del artista italiano o bien censurarla por atacar a la Iglesia.
M. Pardo.A coruña
La polémica generada por Leo Bassi allí por donde pasa hacía pensar en un éxito de taquilla asegurado, pero La revelación sólo consiguió llenar la mitad del aforo del Palacio de la Ópera. Poco más de 500 personas acudieron al espectáculo del cómico italiano, aunque el público se mostró entusiasta con cada crítica de Bassi hacia la Iglesia católica.
Pero el espectáculo comenzó antes del inicio de la función. Dos grupos, uno a favor del artista y otro en contra, se dieron cita frente al Palacio para mostrar sus sentimientos hacia La revelación. Los primeros en anunciar su presencia fueron un grupo de jóvenes que considera que Bassi "insulta las creencias religiosas". "Seguro que no se le ocurriría meterse con las mujeres o los negros, pues el mismo respeto queremos para nuestras creencias", decía a los medios de comunicación Pablo Rodríguez, quien junto a otras quince personas se quedó hasta el comienzo del espectáculo en uno de los laterales del edificio detrás de una pancarta que decía: Nos sigues insultando.
Junto a él, un sacerdote recién ordenado que prefirió no decir a qué parroquia pertenece, se quejaba de que el Ayuntamiento y la Diputación provincial ayuden a financiar un espectáculo que en su opinión "ofende al sentido común y al mal gusto".
Enfrente de este grupo se situó la contraconcentración, formada en su mayoría por jóvenes pertenecientes a las juventudes comunistas. "Nos enteramos de que unos fascistas iban a venir para gritar cosas como Viva Cristo Rey, y estamos aquí para mostrar nuestro rechazo". Menos relixión e máis educación era el lema de su pancarta. Al igual que las personas que formaban el grupo contrario a la representación del espectáculo, las juventudes comunistas permanecieron en silencio durante el tiempo que duró la concentración. Algo más de gresca montaron otros chavales que se situaron detrás de la pancarta que apoyaba al cómico italiano, y que optaron por insultar a los católicos.
Al dar las nueve, los comunistas se fueron como habían venido, cada uno por su cuenta. Los más jóvenes se quedaron frente al Palacio, y los católicos pidieron a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía allí presentes que los escoltasen para abandonar la zona.
Con media hora de retraso comenzó la función de Leo Bassi, quien se definió como uno de los últimos bufones del Planeta. Comenzó el espectáculo imitando al Papa, criticando los gastos que ha supuesto la visita la Benedicto XVI a Valencia y el papel de la Iglesia en la Guerra Civil española. Se mostró en contra del rechazo del Vaticano al uso del preservativo y a la teología de la liberación, discurso tras el que se marcó un baile con el que demostró que es un genio en eso de hacer reír a su gente.
Fueron seis minutos de parodia los que, según afirmó, provocaron el intento de ataque que sufrió en el teatro Alfil de Madrid, donde una bomba casera pudo haber acabado con su vida. "Cuando empecé con este espectáculo nunca pensé que me iba a encontrar en esta situación", reconoció el payaso, quien recordó que los bufones "siempre han sido ateos". La representación de La revelación se enmarca en la tercera edición del Festival internacional de teatro cómico Manicómicos, al igual que la actuación de la charanga compostelana Festicultores troup, que amenizaron con su música la espera.</B></B>
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