España, un paraíso para los europeos en busca de operaciones gratis

Los comunitarios fuerzan en urgencias las intervenciones que no cubre la sanidad de sus países - Prótesis y cirugías cardíacas, las más solicitadas

Marta Borcha

Madrid- Una media de cuarenta millones de extranjeros visitan España cada año fascinados el clima y la gastronomía. En la maleta también traen enfermedades y dolencias que desean curar en un país donde saben que la sanidad es un derecho al que puede acogerse cualquier ciudadano del mundo.

La libre circulación de pacientes europeos ha originado el llamado turismo sanitario, una práctica cada vez más extendida mediante la cual muchos extranjeros comunitarios llegan a nuestro país con viajes programados para someterse a terapias e intervenciones quirúrgicas que en sus países de origen no tienen cobertura y que aquí están económicamente cubiertas.

Prótesis de cadera o de rodilla, by-pass coronario, intervenciones de cataratas, cirugías cardíacas o hernias. Éstas son las principales operaciones a las que recurren aprovechando sus estancias temporales en la costa española, a lo que hay que añadir el coste farmacéutico. Los medicamentos gratuitos son un privilegio que no suelen tener en sus ciudades.

Ingleses, alemanes, holandeses y franceses son los más asiduos. Un fenómeno que denuncia el Sindicato de Enfermería Satse, que hace tiempo que viene detectando numerosos casos de personas que aparentemente viajan a nuestro país como turistas cuando en realidad lo hacen para beneficiarse del amplio sistema de salud español.

Junto a los que vienen a someterse a tratamientos que no están contempladas en la sanidad de sus países, Satse constata también la existencia de jubilados extranjeros. Éstos solicitan la residencia en España y, una vez obtenida, regresan de nuevo a sus hogares para someterse a una intervención que tiene que pagar nuestro país. La práctica tiene a la justicia de su parte. Basta recordar una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en la que condenaba a la Seguridad Social española a pagar los gastos del tratamiento médico que recibió en Suiza una ciudadana alemana que residía legalmente en nuestro país.

La ministra de Sanidad, Elena Salgado, rechaza, sin embargo, la existencia del turismo sanitario. Pero la negación nada tiene que ver con la realidad a la que se enfrentan cada día los hospitales de Valencia, Cataluña, Canarias y Andalucía. Estas regiones llevan años denunciando el fraude, ya que están habituados a atender a miles de pacientes extranjeros que cultivan sin problemas el arte de la picaresca. Durante el 2005, los centros valencianos estiman que atendieron a 70.000 turistas extranjeros. La consejería de sanidad de esta comunidad asegura que el gasto de atender a estos pacientes asciende a 84 millones de euros -cada turista atendido costó una media de 1.500 euros-, de los que sólo recibe cuatro millones a través del Fondo de Cohesión, un sistema que se basa en una compensación a nivel estatal entre el número de extranjeros atendidos en centros sanitarios españoles y el número de españoles atendidos en centros sanitarios fuera de nuestras fronteras. La complejidad de este sistema, que actualmente está en fase de reforma, no ha significado hasta la fecha una compensación real de los gastos en que incurren algunos sistemas sanitarios, como es el caso de Valencia o Andalucía.

Durante el 2004, España facturó a otros países de la Unión Europea el coste de la atención prestada a 182.921 viajeros comunitarios que tenían la tarjeta sanitaria europea. De estos turistas, que aparentemente enfermaron durante su estancia en España, casi la mitad fueron atendidos en Valencia 71.000, 32.000 lo fueron en Cataluña, 23.000 en Canarias y 13.000 en Andalucía. Frente a esto, los turistas españoles atendidos en algún país comunitario sumaron 53.625.

El Hospital General Universitario de Alicante tuvo ingresados el año pasado a 2.416 pacientes extranjeros, lo que supuso un coste de casi un millón de euros a los que hay que sumar casi trescientos mil euros más por las 2.390 urgencias atendidas a estos ciudadanos.

El director de enfermería de este hospital, Miguel Ángel Fernández, autor de una tesis doctoral sobre los pacientes extranjeros que pasan por el centro, considera que la cobertura sanitaria española, universal y gratuita, es sin duda un «atractivo». «Frente a España, los protocolos de salud de otros países comunitarios son mucho más estrictos y limitados, y en muchos casos tienen el sistema de copago, como en el caso de las prótesis, algo que en España es totalmente gratuito». No es de extrañar por eso que haya turistas que «acudan a urgencias quejándose de una molestia grave porque saben que los vamos a atender y a operar si es necesario».

Fernández, a través de su investigación, desmitifica que los extranjeros que vienen de países subdesarrollados se «estén comiendo el sistema sanitario español». «Los inmigrantes africanos o el colectivo latinoamericano llegan al hospital con patologías leves y los servicios que más utilizan son los de obstetricia y ginecología. Los del norte de Europa son mucho más costosos, pues vienen con problemas graves y crónicos de salud y requieren intervenciones quirúrgicas muy caras», apunta.

La prueba de ello es lo que cuesta a la sanidad valenciana cada uno de los diferentes diagnósticos. Si un parto supone 1.278 euros, un cateterismo cardiaco o la cirugía cardiaca, tratamiento que se hacen muchos extranjeros mayores, cuesta 7.079 euros y 23.000 euros, respectivamente.

Desde hace tiempo, la comunidad valenciana viene reivindicando la necesidad de que el Gobierno central aporte más recursos para compensar el coste de atender a estos pacientes. A falta de respuestas, el gobierno de Francisco Camps ha decidido poner en marcha la Ley de Aseguramiento Sanitario con el fin de «evitar el fraude en el acceso a las prestaciones médicas y evitar el turismo sanitario».

La nueva normativa obligará a los pacientes foráneos a identificar su identidad y la procedencia de sus derechos sanitarios y sólo les ofrecerá prestaciones médicas cuando éstas estén presentes tanto en el catálogo del sistema nacional de seguridad de España como en el del país de origen del turista. En el caso de que no coincidan, se pasará la factura por la atención, pero la sanidad valenciana no operará al paciente. Con todo ello, la Generalitat valenciana sabrá el coste exacto y lo reclamará después al Gobierno o a los países de origen de los pacientes.

http://www.larazon.es/noticias/noti_soc12789.htm