Polonia es con toda probabilidad el único país abiertamente cristiano, donde muchos políticos no se avergüenzan todavía de ser católicos y tienen o aprueban leyes como Dios manda. Incluso llegaron a proponer hace poco la coronación de Jesucristo como rey de Polonia. La propuesta fue rechazada, pero el solo hecho de proponer algo así ya dice mucho. Recomiendo leer en el Foro Santo Tomás Moro el hilo "Polonia, ese maravilloso país".
Será que ellos ya vienen de vuelta. Después de tantos años de represión y ateísmo saben que no va por ahí el agua al molino y están recuperando sus raíces cristianas y volviendo a ser ellos mismos. Ojalá España imitara su ejemplo. ¡Basta de políticos acomplejados y liberalones! ¡Basta de alcaldes cobardes que hacen esa parodia (porque eso es lo que es) de casar maricones para no perder votos! Queremos gobernantes que no se avergüencen de confesar a Cristo (¡de cuántos políticos se avergonzará Él por no haberlo reconocido publicamente!) ni permitan la blasfemia y la perversión. No queremos un rey que refrende con su firma leyes inicuas que permiten el aborto o el casamiento de sodomitas. ¡Viva Polonia! Y que Dios se apiade de nuestra España. ¡España, sé tú misma!
En todo caso, como nadie está obligado a obedecer leyes inicuas, me tiene sin cuidado lo que diga la ley. No me voy a callar si tengo que decir la verdad sobre la homosexualidad. Sin faltar a la caridad cristiana con los que padecen esa perversión, intentaré hacerles ver su error e invitarlos a cambiar si alguno se cruza por mi camino, y por supuesto seguiré diciendo lo que pienso cada vez que salga el tema. Y si me acusan de "homofobia", que sea lo que Dios quiera. Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
En cuanto a eso de "homofobia", es un disparate de palabra. Nos llegó por vía del inglés, idioma lleno de absurdos, y sacaron un engendro mal tomado del griego que literalmente vendría a significar algo así como "horror o temor a los iguales". Nada que ver con odiar ni con los invertidos. Y en realidad los que odian son ellos, a todos los que no están de acuerdo con su cochino vicio.
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