Esta es una historia interesante. Eduardo,de nacionalidad española y que vive en México, tiene su propia versión. Me gustaría conocer otras.
El 28 de Marzo de 1939 había llegado a Veracruz el yate Vita (el antes Giralda de Alfonso XIII) con un cargamento de joyas y objetos preciosos, de los robados en distintas catedrales y en las cajas privadas de los bancos de Madrid y Montes de Piedad de toda España, pertenecientes a personas particulares, valorado en 50 millones de dólares de entonces (13.000.000.000 Pts. actuales).
En un artículo publicado por el entonces director general de la Caja de Reparaciones, Amaro del Rosal, con el título de ¿Qué fue del tesoro del Vita?, resumía algunos aspectos de aquel episodio del final de la guerra y del comienzo del exilio republicano en Méjico y en otros países iberoamericanos. Viendo próximo el final de la guerra y su resultado adverso, el Gobierno comenzó a preparar el exilio y a habilitar fondos para esa operación.
Juan Negrín
A finales de 1938, con la guerra inclinada a favor de los alzados y Cataluña seriamente amenazada por el avance franquista, el Jefe de Gobierno republicano Juan Negrín, decidió sustraer parte de los recursos públicos a la lucha “antifascista” para destinarlos a la adquisición de un yate de lujo de 690 toneladas que había pertenecido al ex rey Alfonso XIII con el nombre de “Giralda”. La nueva propiedad del Gobierno Republicano, rebautizada con el nombre de “Vita” y el fabuloso tesoro que transportó fueron motivo con el tiempo de una enconadísima disputa entre dos de los históricos dirigentes del PSOE que hoy son objeto de loa generalizada: Indalecio Prieto y el propio Juan Negrín.
La compra del “Giralda”, adquirido como era habitual en Negrín en opacas condiciones, fue una de tantas decisiones del Jefe de Gobierno que no tiene explicación puesto que como era lógico, el gobierno de la Republica disponía por aquellas fechas de multitud de barcos que podían desempeñar la función para la que aquel fue adquirido. Como también era habitual en Negrín, la adquisición, en definitiva un bien del patrimonio del estado, fue puesta a nombre de uno de sus amigotes, en este caso un tal Marino Gamboa, uno de los hombres de paja de Negrín, que aprovechó la generosidad gubernamental para disfrutar en compañía de su familia de un crucero de recreo por el norte de Europa a bordo del “Vita”.
Sin embargo Gamboa vio abruptamente interrumpidas sus vacaciones cundo se encontraba en Holanda y recibió orden de dirigirse al puerto británico de Southampton para formalizar un contrato de fletamento del yate. De allí se dirigió a al puerto de El Havre donde el 28 de febrero de 1939 embarcó 120 maletas que le habían preparado un delegado de Hacienda y un grupo de carabineros encargados de su custodia que habían sido desplazados a tal efecto al mando de un oficial republicano llamado Enrique Puente.
Al día siguiente, con Cataluña en manos del ejercito de Franco desde un mes antes, ya se había hecho público el reconocimiento del gobierno franquista por el francés, por lo que la tripulación del “Vita” decidió hacerse a la mar a pesar de que aquel día las condiciones climatológicas no eran las apropiadas para zarpar. A las pocas horas arreció el temporal por lo que debieron hacer una nueva escala en Southampton por motivos de seguridad.
El 4 de marzo, y ante el riesgo de que las autoridades aduaneras británicas se interesaran por el contenido del “Vita”, este se hizo nuevamente a la mar a pesar de que el temporal no había amainado. Después de una travesía que se supone nada placida, por fin el día 17 de marzo, hicieron escala en la caribeña isla de Saint Thomas, desde donde Enrique Puente telegrafió al Ministro de Hacienda solicitándole que le indicara el destinatario del cargamento, pues el gobierno de Negrín con su habitual irresponsabilidad y debido a la precipitación al zarpar, no le había hecho saber a Puente a quien debía entregar la mercancía.
Unos días después el “Vita” atracó en el puerto mexicano de Veracruz, y Puente, que no había recibido respuesta al telegrama enviado desde Saint Thomas, tuvo la feliz ocurrencia de telefonear a Indalecio Prieto, quien se encontraba en México desde meses antes, para preguntarle si tenía instrucciones que transmitirle. Aquella llamada fue el principio del fin de la camaradería y amistad entre Negrín y Prieto. Este último que no tenía noticias del envío, vio la oportunidad de “gestionar” el cargamento del “Vita”, que conociendo a Negrín y los suyos suponía suculento.
Hagamos un inciso en esta rocambolesca historia para explicar el motivo por el cual Indalecio Prieto se encontraba fuera de España desde finales de 1938.
El 24 de diciembre de aquel año estaba prevista la toma de posesión del nuevo presidente de Chile por lo que Indalecio Prieto fue requerido para que representara en aquel acto al gobierno español, gobierno del que por cierto había salido Prieto de no muy buena manera en el mes de abril anterior.
Después de un efusivo abrazo de despedida al Jefe de Gobierno Negrín, Prieto embarcó en un trasatlántico rumbo a Nueva York y de allí a su destino final, Santiago de Chile. Una vez cumplida su misión, Prieto en lugar de volver a España, decidió por su cuenta y riesgo iniciar una gira propagandística por América que le llevó a Argentina, Uruguay, Brasil, Estados Unidos y finalmente México, para exponer su idea de un cese de hostilidades y la firma de un armisticio. Más bien cabe suponer que Prieto, valiente pero no temerario, demoró su regreso a España a la espera de la evolución del frente de Cataluña, pues no en balde sus hijos se encontraban ya en México, como los de Negrín andaban repartidos entre Moscú y París.
En México, donde Prieto se encontraba en calidad de huésped de honor del Presidente Cárdenas, alojado en un lujoso hotel y con automóvil y chofer oficial a su disposición, procedió a negociar la liquidación de una deuda del Gobierno mexicano con el español por importe de 200.000 dólares, a la venta de unos aviones republicanos depositados en el aeródromo local y el traslado de dos baúles que fueron enviados a la embajada de España en México como valija diplomática.
Volvamos al “Vita”, que una vez atracado en Veracruz con sus 120 maletas a bordo se encontraba sin destinatario identificado, pues Puente y la tripulación no habían obtenido respuesta de España a pesar de haber reiterado sus telegramas pidiendo instrucciones. Solicitada como vimos la mediación de Prieto, este decidió que “el barco debía trasladarse a otro puerto donde se encontrarían máximas facilidades para la descarga”. Así pues el “Vita” se trasladó al puerto de Tampico donde las autoridades mexicanas garantizaron a Prieto una fuerte escolta militar para descargar cajas y maletas y posteriormente cargarlas en dos vagones de ferrocarril con destino a México, donde fueron almacenadas en el chalet de un secretario de la embajada española. A partir de este momento el tesoro del “Vita”, que teóricamente fue enviado a México con el fin de asegurar el asentamiento en aquel país de exiliados españoles, quedó definitivamente bajo custodia de Prieto a pesar de los denodados intentos de Negrín por recuperarlo.
Efectivamente, días después de que Prieto pusiera a buen recaudo las maletas transportadas, recibió la visita en México de un emisario negrinista, José Puche, destinado a México para “organizar los preparativos para recibir a los refugiados” (El embrión de lo que más tarde seria el Servicio de Evacuación de Republicanos Españoles –SERE-, organismo controlado por Negrín) . Pero Prieto ya no estaba dispuesto a soltar la presa y desoyó los requerimientos de Puche para que pusiera el cargamento del “Vita” a su disposición. Simultáneamente la Ejecutiva del PSOE envió un telegrama a Enrique Puente condenando a todos los que no se sometieran a Negrín, pero para entonces Puente, consciente de que Prieto tenía la sartén por el mango y que al partido le era imposible hacer respetar el derecho cuando carecía de fuerza, contestó a la Ejecutiva socialista desautorizando al gobierno republicano ya que “los poderes de una nación no pueden ejercerse más allá de su territorio geográfico y mucho menos cuando los agentes de esos poderes son repudiados por aquellos miles y miles de compatriotas que están sufriendo las calamidades de una política que nos llevó a la derrota”.
El litigio entre Prieto y Negrín por apoderarse del cargamento del “Vita” dio origen a una curiosa relación epistolar entre ambos dirigentes del PSOE, amigos en otro tiempo, que lamentablemente ha despertado escaso interés entre los recuperadores de la memoria histórica. Cuando Negrín escribió a Prieto solicitándole “una entrevista para resolver equívocos y limar asperezas” invocando a su vieja amistad, este le contestó agriamente que “nuestra amistad, ya quebrantada a partir de 1938, la considero rota desde abril de 1939. Consiguientemente no debe celebrarse conmigo la entrevista que proyecta usted a su llegada a esta capital. Habría de ser muy penosa. Desde luego, lo sería en alto grado para mí”.
Los reproches fueron subiendo de tono. Negrín acusaba a Prieto de haber contribuido a la derrota republicana durante su etapa en el gobierno por su actitud timorata y derrotista alegando que “a nuestra causa no la han vencido los facciosos. No. La han vencido las asechanzas de unos cuantos malandrines”. Y Prieto le respondía en términos como estos: “Después de haber presidido tan colosal desastre, después de haber originado, con el uso de un poder personal, ejercido en beneficio exclusivo de determinada agrupación (se refiere claro está al PCE), disensiones hondísimas que condujeron a millares de hermanos a despedazarse entre sí, y teniendo todavía ante los ojos el espectáculo de medio millón de españoles debatiéndose en la miseria y sometidos a las más viles humillaciones, de las que una elemental previsión reiteradamente aconsejada les hubiera librado, después de todo eso, ¿se atreve usted a decir que yo incubaba la catástrofe? Jamás conocí un sarcasmo tan terrible como el contraste entre sus inmensas responsabilidades y su jactanciosa actitud que le permite condenar caprichosamente a los demás, y encima exigir, a guisa de premio, el reconocimiento de su jefatura de Gobierno con carácter permanente por indefinido”.
¿Pero realmente cual era el contenido del “Vita” y de donde provenía? ¿Era este tan cuantioso para justificar tan ardua pugna? ¿Cuál fue el destino que se le dio?
Hoy es materialmente imposible determinar la cuantía y el valor de lo transportado en el “Vita”, ya que como vimos, al embarcar su contenido en el puerto de El Havre no se realizó inventario de lo cargado por la precipitación del viaje. Tampoco Prieto quiso inventariar el cargamento una vez recibido en México, por lo que en estas condiciones las valoraciones que nos han llegado son de lo más dispares. Así en 1939, el diario mexicano Excelsior lo valoraba en 500 millones de dólares, pero el mismo periódico en 1975 reducía esa cantidad a “entre 300 y 400 millones de dólares”. Otros cifraban el importe en más de 500 millones de dólares. Una comisión del gobierno republicano en el exilio lo cifraba en 1946 en 40 millones de dólares, pero claro, según evaluaciones hechas por Negrín. Uno de los tripulantes que realizó el azaroso viaje hasta Veracruz habla de 400 millones de pesos mexicanos. En cualquier caso nunca hubo inventario del contenido del “Vita”, ni se abrieron libros de contabilidad, ni hubo interés en que se conociera el verdadero valor de las joyas, colecciones de monedas antiguas, obras de arte, acciones...
Parece razonable pensar, que puesto a buen recaudo el Tesoro del Banco de España por Juan Negrín en su etapa de Ministro de Hacienda, el cargamento del “Vita” proviniera de incautaciones y confiscaciones sufridas por empresas y particulares, que como sabemos fueron practica habitual durante la II República. Así un año antes de zarpar el “Vita”, en marzo de 1938 se procedió por orden del Ministerio de Hacienda a la apertura de las cajas de particulares en Bancos Privados y de los depósitos del Monte de Piedad. Al mismo tiempo se constituyeron la Junta Nacional del Tesoro Artístico y la Caja General de Reparaciones ambas dependientes del propio Ministerio de Hacienda con objeto de acumular bienes incautados por partidos y sindicatos en cantidades y valores imposibles de cuantificar. El gobierno francés evaluó en 3900 millones de francos oro los envíos realizados por Negrín en el último trimestre del 36 y primero del 37, aunque este valor se refiere únicamente a los envíos controlados por la aduana francesa. A esto hay que sumarle lo introducido de contrabando en el país vecino.
Pero no todo lo incautado pudo pasar la frontera y entre lo que quedó en suelo español y lo que posteriormente fue devuelto por el gobierno galo al régimen de Franco aún hubo suficiente para que Prieto, y especialmente Negrín, dispusieran a su antojo en el exilio de ingentes cantidades de dinero, valores y joyas.
En cuanto al destino que se le dio al fabuloso tesoro del “Vita”, teóricamente estaba destinado a sufragar los gastos derivados del exilio de muchos republicanos. A tal efecto se constituyó primeramente el mencionado Servicio de Expatriación de Republicanos Españoles (SERE), controlado por Negrín y que sirvió más bien para financiar el exilio de sus acólitos, negándole ese derecho a quienes no comulgaban con sus postulados.
Disuelta la SERE, se constituyó en México la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE) gestionada por los prietistas.
Sobre las actividades y la gestión de la JARE han quedado numerosos testimonios que dan cuenta de su opacidad y del clientelismo con que fue regida. Un coronel republicano escribía a Prieto, ya desde el exilio, quejándose por “las arbitrariedades en la administración de un dinero que al Tesoro español pertenece, dando preferencia a las queridas, amigas y cómplices de gobernantes” mientras “los militares profesionales que no pertenecemos a ningún partido político, ni formamos parte de las camarillas de los dirigentes no podemos encontrar admisible y honesto que el fantasma del hambre, que ya hemos conocido en nuestros hogares, nos amenace de nuevo”.
La Asociación de Inmigrados Españoles en México hizo llegar una queja al presidente de la Cámara del Senado Mexicano para solicitar una investigación en las cuentas de la JARE “por considerar injusto que hubiera españoles que no tienen que comer, mientras Prieto luce un Cadillac magnífico y vive como un nabab”.
El diputado socialista Juan Sapiña hizo publica otra carta en la que denunciaba la fabulosa fortuna de Prieto. Otro dirigente socialista, Máximo Muñoz, acusó a Prieto de haber abandonado a su suerte a infinidad de refugiados mientras su círculo de íntimos se creaba “una exhibición de insólitas fortunas, surgiendo sujetos tan listos que habían logrado “ahorros” fantásticos en una guerra en la que el pueblo español no ahorró su sangre” y daba cuenta con nombres y apellidos de personajes que habían amasado grandes fortunas con “el denominador común de que todos son incondicionales de Prieto”. El PSOE tomó cartas en el asunto... y tanto Sapiña como Muñoz fueron expulsados del partido.
Tan revelador como lo anterior resulta el hecho de que un empleado en la recogida de basuras de la Ciudad de México encontrara en noviembre de 1940 un lote de joyas “en un bote repleto de desperdicios” que le habían entregado en un edificio de la JARE. Días después la prensa azteca recogía la noticia de la negociación de un magnate estadounidense dedicado a los diamantes con Indalecio Prieto para adquirir un lote de piedras preciosas por valor de nueve millones de dólares.
En realidad si el enfrentamiento entre Prieto y Negrín por el tesoro del “Vita” resultó ya de por sí especialmente repugnante mientras gran parte del exilio español sufría graves calamidades, lo es aún más por las dolorosas consecuencias que provocó para su partido, que durante la década de los 40 tuvo que desarrollar más esfuerzos en afrontar las rivalidades internas que los empleados para restaurar la república y desalojar a Franco del poder. Otro de los prebostes socialistas durante la etapa republicana, Francisco Largo Caballero se quejaría amargamente por ello: “Aquel dinero que debía servir para atender a muchas necesidades de los emigrados, si hubiera sido escrupulosa y desinteresadamente administrado, y para preparar una posible repatriación, se ha gastado en ahondar más las diferencias entre los compatriotas, en crear un cisma, que será el más sólido pilar sobre el que se sostendrá el Régimen falangista del usurpador Franco”.
Ignoraba quizá don Francisco que aquel dinero era público... y ya se sabe que “el dinero público no es de nadie”.
Explica perfectamente Amaro del Rosal (socialista), director de la Caja de Reparaciones del Ministerio de Hacienda, el cargamento que llevaba el Vita, con excepción de un gran número de maletas que no se detalla su contenido:
Había, entre otros: "Bultos:
1 a 10.- Objetos entregados por la Caja de Reparaciones
11.- Depósitos Banco de España de gran valor
12.- Monte de piedad de Madrid. Gran valor
13.- Monte de Piedad y Depósito Banco de España
14.-Monte de Piedad y Depósito Banco de España. Gran valor.
15-24.- Depósitos Banco de España, Caja de Reparaciones , etc.
25.- Objetos religiosos de excepcional interés
26.- Depósitos Alicante
27-36.- Depósitos Banco de España, Custodias, Cajas de reparaciones, "entregas al Ministerio de Hacienda"
37.- Objetos varios
38.- Cajón entrega Generalidad de Cataluña oro amonedado
40.- Depósitos Monte de Piedad
41-43.- Más Depósitos Banco de España, custodia y lingotes de oro.
44.- Objetos históricos Catedral Tortosa
45.- Más objetos catedral Tortosa
46.- Objetos religiosos y ropa de gran valor intrínseco
47.- Objetos religiosos de gran valor artístico e intrínseco
48.- Entrega Generalitat de Cataluña. Objetos de gran valor
49.- Ropas y objetos religiosos procedentes de la Catedral de Toledo, entre ellos el famoso manto de las cincuenta mil perlas.
50.- Ropa y objetos religiosos de Toledo. Despósitos del Monte de Piedad de Madrid y tres sobres de la Caja de Reparaciones conteniendo brillantes de alta calidad y gran valor
51-55.- Depósitos Monte de Piedad y Banco de España
57.- Colección de relojes. Valor histórico y artístico
58.- Colecciones de monedas de oro de valor numismático. Ejemplares únicos de incalculable valor histórico
59.- Ídem
60-80.- Depósitos del Monte de Piedad y Banco de España. Más colecciones de monedas y otros objetos de alto valor. Ministerio de Hacienda.
81.- Caja pequeña de madera conteniendo el monetario de la Casa de la Moneda de Madrid. Mucho valor.
82-98.- Depósitos Banco de España, montes de piedad y caja de reparaciones. Objetos de gran valor
99.- Depósitos Generalidad y sacos con monedas de oro
100.- Varios bultos objetos valor 101.- Objetos del culto de la Capilla real de Madrid
102-110.- Objetos de culto, depósitos Monte de Piedad, un ejemplar extraordinario de un Quijote editado en corcho, etc
(Los "depósitos" eran principalmente las cajas de seguridad de bancos y montes de piedad, descerrajadas por agentes de Negrín ya en septiembre-noviembre de 1936. Dice Amaro: "Quedaban sin controlar los objetos empaquetados en cajas que eran el mayor volumen de la expedición. En el "Vita" fueron depositados cuadros de valor extraordinario. Asimismo fueron depositados objetos de culto que pertenecieron al "Papa Luna". Autor.Amaro del Rosal
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