Que envidia de obispo, oyes!
La verdad es que Monseñor Robert Finn obispo de la diócesis de Kansas City-St. Joseph no se corta un pelo. En una reciente conferencia (que se puede leer entera aquí) dice cosas como estas (traducción, resaltados y comentarios míos ):
En ocasiones se escucha a cargos electos hablar de su oposición al aborto en lo personal, mientras que apoyan el derecho legal a abortar. Debemos ser claros: tales personas se ponen a si mismas completamente FUERA del entorno moral, del imperativo moral de Evangelium Vitae y otras enseñanzas de la Iglesia en estos asuntos. Estas personas no solamente NO defienden la vida humana contra las fuerzas de la muerte, sino que ADEMAS no toman las medidas apropiadas para construir una cultura de la vida. Han abandonado su lugar como miembros de la Iglesia [Esto en mi pueblo se llama excomunión]. Se han convertido, simple y llanamente, en adalides de la muerte en vez de la vida.
Las personas que toman una posición pública - y actúan directamente- en defensa del derecho a matar, ponen en peligro su salvación eterna ['Ta claro ¿no?]. Si vosotros y yo apoyamos a tales personas que tan claramente nos han explicado sus intenciones de proteger un fraudulento Derecho a la Muerte, un Derecho al Aborto, nos hacemos partícipes de sus ataques a la vida[Ahora viene lo bueno....]. Arriesgamos nuestra salvación [Este es un tema importante, aunque en España no nos lo cuenten], y lo mejor es que cambiemos. ¿Porqué?- ¿Por qué el obispo Finn os va a condenar? . No, yo debo decir lo que la Iglesia dice, pero yo no voy a ser el Juez Eterno de ningún alma humana.
Se que los católicos de nuestro país buscan el liderazgo de sus obispos [Si, suele ser el caso en todo el orbe católico]. Cuatro de cada cinco cartas que recibo sobre estos asuntos me urgen a que haga más, no menos[A lo mejor ese es el pecado por omisión de los católicos españoles]. No me fue posible asistir a la consagración del Arzobispo Timothy Dolan en Nueva York esta semana, pero vi parte de la misa a través de EWTN. Escuché la homilía y comprobé lo bien que el nuevo Arzobispo fue recibido. Pero hubo una parte de la homilía que fue particularmente dramática. Cuando el Arzobispo Dolan mencionó la defensa de la vida humana, en toda la Catedral de San Patricia atronó un aplauso espontáneo y se puso en pié [Supongo que en esas ocasiones es apropiado aplaudir en la iglesia. No tanto después de la fenomenal actuación del coro de guitarras en la Consagración]. En ningún otro momento de la homilía sucedió tal cosa.
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