Respuesta: El muro de Berlín
Nada que añadir a los textos de los dos mensajes anteriores. Ha caído, sí, el Muro de la Vergüenza, pero se ha levantado el Muro de la Ignominia y de la Tiranía. Nunca, en toda la Historia, ha habido una tiranía mayor que la que hoy padece la Humanidad, se malvive bajo el terror del totalitarismo global. Y " yo no soy sospechoso", tanto es así que "yo soy beligerante". Siendo todavía muy joven declaré la guerra a las mesnadas de Satán, el de la barrera, me eché al monte moral, me encastillé (por eso no cambio de avatar pues vivo dentro de ese símbolo), y nunca jamás me ha importado lo que digan de mí esos mugrosos inmorales, y salvo momentos difíciles, doy gracias a Dios por vivir en la alegría y la paz interior que dan la Fe y la Esperanza.
Por lo demás, ¡por la victoria! ¡hasta vencer o morir! aunque tengan que pasar generaciones.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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