Me gustaría haceros una reflexión a vuelapluma sobre el futuro del movimiento popular contra-revolucionario.

Uno de los problemas de Europa es su apego a las formas estatalitas. Incluso el Tradicionalismo, a pesar de su defensa de los grupos intermedios, pone en la cúspide y sobre todos, al Estado. No nos engañemos, el Estado es una construcción política necesaria y casi podríamos decir que natural, así que. no os preocupeís, que no voy a defender aquí las hipócritas paparruchas ácratas. Al fin y al cabo, los anarquistas también acaban creando una forma de Estado, aunque sea a base de la libre federación de comunas.

No se trata, pues, de combatir al Estado o de intentar destruirlo, pero sí de reducir su presencia en nuestras vidas. Sólo así, la comunidad nacional será auténticamente libre y los hombres que la componen serán auténticos hombres libres. En un Estado con la soberanía repartida entre sus cuerpos intermedios, las posibilidades de instauración del Totalitarismo se verán profundamente reducidas.

El Comunismo y el Fascismo, de raíz liberal-revolucionaria, pretenden hacer del Estado la esencia de la comunidad nacional, que vertebra, agrupa y organiza a la sociedad. y es que como dice el historiador checo Chuba Hudoba, las masas revolucionarias tienen miedo a la libertad, y por eso prefieren ser organizadas. No tiene iniciativa propia, ni es un hombre independiente y por eso libre. Es una auténtica oveja guiada por zorros.

Los Tradicionalistas debemos recuperar la familia, el municipio, la parroquia, el sindicato y la comunidad regional y nacional como referencias de nuestra existencia, no frente al Estado sino como más sustanciales que el Estado. El Estado es una realidad y una necesidad, pero no somos piezas de su engranaje. Somos hombres libres que formamos parte de otras realidades mucho más cercanas y fundamentales para nuestra existencia, que el Estado.

Las luchas políticas que enrarecen las relaciones entre los miembros de la Comunidad derivan de intentar controlar al Estado, un poder cada vez más absoluto, que asume cada vez más competencias y aspectos de la vida humana. ¿Qué conseguimos al hacernos con el poder del Estado? Simplemente esperar a caer para que los adversarios nos desplacen del poder y nos aplasten y así alternativamente hasta el infinito. Pongamos otro ejemplo: A los bolcheviques no les importaba la creación de grandes cárteles o monopolios. Consideraban que eso les ahorraba el trabajo de la expropiación y eliminaba a los pequeños y medianos propietarios que constituirían un duro foco de oposición. Cuando estallara la Revolución, sólo tendrían que sustituir al empresario por un director soviético y nadie notaría la diferencia.

Pues bien, un Estado Totalitario, aunque sea de cuño anti-revolucionario, sólo puede propiciar que, de caer, se imponga un Totalitarismo revolucionario contra el que no podrá oponerse nada, pues aunque haya organizada una sociedad civil militante, no existe por derecho ninguna corporación o cuerpo intermedio no controlada por el Estado.

Bueno, como os digo esto que os escribo es a vuela pluma y me tengo que ir ya. Simplemente, os quería decir que los contra-revolucionarios no debemos aspirar tanto a la "Conquista del Estado", sino al contrario, combatir porque el Estado no nos conquiste, porque deje cuotas de autonomía y soberanía a los grupos intermedios naturales tales como la familia, la corporación local y regional, los gremios, etc.

Para ser aún más gráfico, deberíamos fijarnos un poco más en los llamados "libertarios" americanos, especialmente los del Bible Belt. Comencemos a reivindicar soberanía y libertad auténtica para el pueblo, que el Estado no se meta en cómo debemos educar a nuestros hijos, que no nos sangre con impuestos, que nos deje libertad para optar por un sistema estatal de educación, sanidad, etc. o por uno cooperativo, que no entorpezca la iniciativa de cooperativas y autónomos...

Esto no significa una defensa del capitalismo salvaje, pues, la libertad no implica dejar hacer a empresarios sin escrúpulos y sin patria. El proteccionismo económico (y humano) es una opción es algunas ocasiones, la lucha contra los monopolios, una lucha por la libertad social, económica y nacional de nuestra comunidad, la lucha contra los abusos de los empresarios, un servicio a la gente que forma parte de nuestro pueblo y comunidad nacional...

Defendiendo la libertad defenderemos mejor nuestra identidad, de la misma manera que defendiendo nuestra identidad, defendemos la continuidad y libertad de nuestro pueblo.

Bueno, os dejo y espero desarrollar esta idea más adelante. Mientras, espero que reflexioneís.