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  • 2 Mensaje de Valmadian

Tema: La Masonería arremete de nuevo contra la Iglesia

  1. #1
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    La Masonería arremete de nuevo contra la Iglesia

    Preconizan un replanteamiento entre el estado y la Iglesia
    La Masonería liberal española pide que se suprima la casilla de la Iglesia en la Declaración de la Renta

    Rafael Fraguas informa en El País que cuatro obediencias de la masonería liberal española, reunidas este jueves en el Ateneo de Madrid, han dado a conocer un Manifiesto por la Laicidad en el que promueven un replanteamiento de las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado español. En el manifiesto reivindican un marco igualitario y libre del mandato constitucional sobre la aconfesionalidad. Las cuatro obediencias masónicas consideran que este principio no se cumple, por la preeminencia de la Iglesia católica en la vida institucional, en detrimento de otras confesiones religiosas.




    (ElPaís/InfoCatólica) La masonería liberal propone plantear a las organizaciones sociales, civiles y progresistas una campaña destinada a suprimir la casilla de la declaración del IRPF destinada a la asignación voluntaria de los contribuyentes a la Iglesia católica, así como que la Ley de Libertad Religiosa cambie su denominación por la de Ley de Libertad de Conciencia, que incluya a la libertad religiosa.
    En la reunión, promovida por el foro de diálogo Ágora, cuya presidenta Carmen Serrano moderó el encuentro, intervinieron también Ana María Lorente, Gran Maestra de la Gran Logia Femenina de España; Paloma Martínez Sierra, Presidenta de la Federación Española del Derecho Humano; Jordi Farrerons, Gran Maestre de la Gran Logia Simbólica de España, así como Aimé Bataglia, del Gran Oriente de Francia.
    Las participantes han afirmado que el principio de aconfesionalidad del Estado que recoge el artículo 16 de la Constitución española, de diciembre de 1978, “quedó sin efecto en la práctica tras la suscripción de un Convenio Iglesia-Estado emitido apenas seis días después de la entrada en vigor de la Constitución española, en enero de 1979”.
    Democracia y laicidad

    Ana María Lorente, destacó que las “inercias mentales aún vigentes imprimieron un troquel patriarcal a las sociedades ya desde hace 4.000 años, así como una concepción solar y masculina de la divinidad”. Lorente añadió que, “por el hecho de ser mujer, la mitad de la sociedad ha vivido bajo un sistema de creencias que le ha impedido desarrollarse libremente”.
    Por ello, abogó por la laicidad “como garantía de una sociedad sin discriminaciones, donde poder ser educada en la tolerancia y en el pensamiento crítico, capaz de poner en cuestión todo tipo de dogma” y propuso una “complicidad fraternal de los dos polos de la Humanidad, hombres y mujeres”.
    Según Jordi Farrerons, “la laicidad es un espacio de convivencia respetuoso con todo tipo de creencias e ideologías”, y criticó que se identifique la laicidad, que considera como factor de integración social, con el anticlericalismo. En España, aseguró, “pervive una confesionalidad sociológica del Estado aún después de transcurridas tres décadas de vida democrática”, a cuyo amparo la Masonería fue legalizada, el 28 de enero de 1980 y se ha desarrollado.
    Espiritualidad y creencias, laicidad y laicismo

    Por su parte, Paloma Martínez Sierra subrayó que España sigue siendo en la práctica un Estado confesional, y reivindicó una espiritualidad no confesional, amparada en la laicidad. Martínez Sierra propuso convocar a las organizaciones progresistas a participar en una campaña para eliminar de la declaración de la renta el apartado destinado a la financiación de la Iglesia católica. También se mostró partidaria de denominar ley de Libertad de Conciencia al proyecto de legislar sobre libertad religiosa, por estimar que su ámbito sería más amplio y que la incluiría.
    Aimé Bataglia, del Gran Oriente de Francia defendió que las creencias son expresiones de los anhelos y deseos del espíritu humano en la esfera de la conciencia y propugnó “luchar contra la pereza mental que crea inercias capaces de adormecer la inteligencia y la vitalidad del espíritu crítico”, al que atribuyó el progreso humano.
    Bataglia hizo una descripción del laicismo, que considera complementario de la tolerancia, y añadió que “no cabe confundir el espacio público, en el que se mueven los Estados, y el privado, donde tienen lugar las distintas creencias”, confusión en la que, a su juicio, “se encuentran los fundamentalismos religiosos y estatales”.
    TU REGERE IMPERIO FLUCTUS HISPANE MEMENTO

    El Rincón de Don Rodrigo

  2. #2
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    Re: La Masonería arremete de nuevo contra la Iglesia

    Diez años parado este hilo, quizás porque hay otros sobre la masonería y muchas veces los contenidos de las respuestas se solapan. Pero también noto un cierto silencio sobre esta organización secreta y criminal en estos momentos de angustia, dolor y tragedia que sufre el mundo. Cada vez se habla con mayor frecuencia del NOM, incluso aquellos que no creían en su existencia hasta empiezan a darse cuenta de que algo pasa. Hasta yo mismo que en ocasiones le he rebajado de grado, y no porque no crea que hay algo, por supuesto que sí, particularmente desde que ya George Bush "padre" si mal no recuerdo, hablase de él y sino, su "roró" "Georgi", a la caída de Sadam Hussein, algo se les escapó al respecto. Pero, en cualquier caso, a quien cuenta en su biblioteca con los 4 volúmenes de La cara oculta de la Historia Moderna de Jean Lombard Courderoi (hoy en PDF cada volumen), no se le podía escapar la existencia de semejante incendio satanista que ha venido azotando el mundo. Pero que yo lo rebaje de grado no significa otra cosa que el hecho de que no vivo tan preocupado por la putrefacta materialidad de tanto conspirador aspirante a satrapilla de algún rincón del mundo, algo tan superficial, tan escasito en el tiempo, tan "caquita", al menos tanto todo eso y más, más misérrimo, sí lo comparamos con la salvación eterna, con el mundo del futuro, con la visión beatífica de Dios. Todo lo cual está por definición fuera del alcance de toda esa chusma encorbatada, pues de siervos de la gleba de Satán no pasan, y el primero será el último, y el último el primero en la Corte Celestial. Por eso, esa organización horteramente macarra de mandilito y juramentados, ha estado infiltrando la Iglesia de Cristo, ignorando quienes les abrieron la puerta al Infierno que no podrán con Ella, siendo el juicio de Dios inevitable e inapelable. ¡Pagarán por ello! pueden darlo por hecho y con plena certeza.

    Pero ahora recordemos lo que hay y quien es esta recua.


    El obispo Schneider explica la “verdadera cara de la francmasonería”


    Por INFOVATICANA | 13 mayo, 2020



    Que esta afirmación no es inventada puede probarse con la siguiente cita de un destacado modernista italiano, que en 1905 escribió en su libro: “Queremos organizar nuestra acción [para estar] más orientado a los objetivos: ¿una francmasonería Católica? Sí, exactamente, una francmasonería de las catacumbas. Uno debe trabajar hacia el objetivo, reformar el Catolicismo Romano por un sentido teosófico progresista, a través de un papa que se dejará convencer por estas ideas” (A. Fogazzaro, Il Santo, Milano, 1905).

    Los hechos demuestran suficientemente que la francmasonería es el mayor contraste imaginable con la religión católica. Por consiguiente, en 1983 la Iglesia emitió la siguiente declaración, aún válida, a través de la Congregación de Doctrina de Fe: “El juicio negativo de la Iglesia con respecto a la asociación masónica permanece sin cambios ya que sus principios siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia y, por lo tanto, la membresía en ellos continúa siendo prohibida. Los fieles que se inscriben en asociaciones masónicas están en un estado de pecado grave y no pueden recibir la Sagrada Comunión”.


    El poder de la ideología masónica en la política y la sociedad ha alcanzado hoy en día su apogeo, puesto que la francmasonería [se] está extendiendo a toda la sociedad humana una ideología de destrucción de la vida con la ayuda del aborto y la eutanasia. El concepto y la realidad de la familia está sufriendo un proceso de destrucción a través del lavado de cerebro con la ideología de género, promulgada por el estado. Toda persona que todavía está pensando por sí misma, y ​​en general cada cristiano, debe -en la medida de lo posible- ofrecer resistencia y defender el sentido común y la Ley Divina, incluso al precio del sufrimiento y las desventajas. Como cristianos tenemos que saber que Cristo, el vencedor sobre todo mal en este mundo, ese Dios, y no la Francmasonería, es el Señor de la historia. Pertenecemos a la comunidad de los vencedores, incluso si los enemigos de Cristo, la francmasonería, nos miran como los vencidos. Nuestra Fe Católica es más fuerte que todas las perversas obras de fantasía e intrigas de la religión masónica. ¡Sólo tememos a Dios! Sin embargo, al mismo tiempo tendremos, desde el fondo de nuestros corazones, una verdadera compasión por los miembros de la francmasonería, porque se convirtieron en víctimas de un inmenso engaño. Un masón es, en última instancia, el ser humano menos libre, cuya salvación eterna de su alma está en mayor peligro. Que dentro de la Iglesia crezca un movimiento para salvar las almas de los masones, que son nuestros semejantes. Esto debe hacerse principalmente a través de la oración del rosario y la veneración del Inmaculado Corazón de María. Su Corazón Inmaculado triunfará, como nos dijo en Fátima; triunfará también sobre la francmasonería y el comunismo. Y, a través de María, Dios le dará a la humanidad y a su Iglesia un tiempo de paz. Publicado por Maike Hickson en LifeSiteNews. Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.



    El obispo Schneider pronunció este discurso con motivo del 300 aniversario de la fundación de la Francmasonería en 1717 en Inglaterra y ha concedido amablemente a LifeSiteNews permiso para publicarlo.

    En un discurso que pronunció en 2017 ante la Fundación Pontificia Kirche in Not (Ayuda a la Iglesia Necesitada) en Alemania, el obispo Athanasius Schneider presentó la historia y las principales características de la francmasonería.

    En su presentación, deja claro que la masonería está formando una “anti-Iglesia” y tiene, en sus grados más altos, una orientación satánica. El obispo Schneider pronunció este discurso con motivo del 300 aniversario de la fundación de la Francmasonería en 1717 en Inglaterra. Amablemente ha concedió a LifeSiteNews una traducción al inglés de su manuscrito y nos ha dado permiso para publicarlo. A continuación, la traducción del texto completo del obispo Schneider:

    El verdadero rostro de la francmasonería En 2017, la francmasonería celebró el 300 aniversario de su fundación, el 24 de junio de 1717. Según informes oficiales, fue el resultado de una reunión de cuatro “logias”, o sociedades secretas, que formaron la Gran Logia de Londres. Un clérigo protestante, James Anderson, escribió los primeros estatutos masónicos.

    La Iglesia Católica condenó esta asociación de origen pseudo-religioso veinte años después de su inicio con el castigo eclesial más alto, la excomunión. ¿Por qué?

    Porque la francmasonería es una “religión naturalista”, una mezcla de panteísmo, gnosis y “auto-salvación”. Esta “religión” sólo es aparentemente tolerante. De hecho, es [una] [religión] extremadamente exigente e intolerante.

    Los francmasones dicen sobre sí mismos que serían los “iniciados”, los “perfectos” y los “iluminados”.

    Y la humanidad restante es para ellos profana, imperfecta y oscura.

    La religión masónica pretende independizarse del Dios verdadero, para que el ser humano se coloque en la posición de Dios, tome el lugar de Dios y decida sobre el bien y el mal.

    En los primeros grados de la francmasonería, se venera a una divinidad incierta y nebulosa como el “Gran Arquitecto del Universo” quien, en los grados superiores y, luego, en el más alto, se vuelve cada vez más concreto; en los grados superiores esta divinidad incierta se identifica como Lucifer, como Satanás, como el dios bueno, el adversario de Dios; y el verdadero Dios es aquí, el “Dios malo”.

    La Iglesia reconoce que la francmasonería es una verdadera y cada vez más poderosa sociedad secreta con un contenido pseudo-religioso, que se extendió muy rápidamente en innumerables organizaciones afiliadas y, a menudo, bajo diferentes nombres, penetrando en los niveles más poderosos de la sociedad, la política y el mundo de las finanzas.

    Fue el papa Pío VIII quien, en 1829, dio una de las definiciones más adecuadas y precisas de la francmasonería: “Es una secta satánica, que tiene a su demonio como su dios” (cf. Encíclica Traditi humilitati nostrae).

    La esencia de la religión masónica consiste en la perversión, es decir, en la subversión del orden Divino de la creación y en la transgresión de las leyes dadas por Dios.

    Los miembros de la francmasonería, en sus grados superiores, ven en esta perversión el “verdadero progreso” de la humanidad, la construcción mental del templo de la humanidad. En lugar de la Revelación de Dios, existe el secreto masónico y el ser humano se convierte, en última instancia, en un dios (cf. X. Dor, Le Crime contre Dieu, Chiré-en-Montreuil, 2016).


    ¡De hecho, la francmasonería es la perfecta anti-iglesia, donde todos los fundamentos teológicos y morales de la Iglesia Católica se convierten en su opuesto!

    Un francmasón le dijo una vez a su hermana lo siguiente, en una charla privada: “¿Sabes qué somos realmente los masones? Somos la anti-Iglesia”. Los historiadores reconocieron en la francmasonería la semilla del totalitarismo político (por ejemplo, A. Cobban, Historia de las Civilizaciones, citado en: A. Bárcena, Iglesia y Francmasonería, Madrid 2016).

    La confusión y el engaño de esta consisten en el hecho de que la francmasonería se alaba a sí misma con nombres y definiciones atractivos, como “filantropía”, “humanismo”, “intelectualidad”, “tolerancia” y, al mismo tiempo, la francmasonería se enmascara con estos nombres.

    Con el rechazo de la Revelación Divina sobrenatural, la francmasonería también rechaza la ley natural. Este es exactamente el punto que conduce a todos los sistemas totalitarios.

    Ya el francmasón Jean-Jacques Rousseau, de Ginebra, escribió: “La vida de un ser humano no es sólo un regalo de la naturaleza, sino un regalo condicionado por el estado” (El Contrato Social II, 5). El anarquismo político y social es un fenómeno que encarna principalmente el espíritu de la francmasonería, ya que uno de sus principios clave es “ordo ab chao” [“orden en el caos”].


    Esto significa que primero se debe crear un caos y luego construir un nuevo orden, otro orden, un orden creado por hombres. (¿Nueva realidad? 1.)


    En el ritual del antiguo rito escocés aceptado desde el año 1892, el candidato del 32°, penúltimo grado de francmasonería, recibe la siguiente instrucción: “1. El primer ‘rugido de las armas’ se produjo cuando (Martín) Lutero ideó la rebelión de la razón. 2. El segundo ‘rugido de las armas’ se produjo cuando se anunció en Estados Unidos que cada gobierno humano recibe su autoridad del pueblo y sólo del pueblo. 3. El tercer ‘rugido de armas’ fue cuando, en Francia, se proclamaron los ‘Derechos Humanos en la formulación de libertad, igualdad y fraternidad‘” (M. Tirado Rojas, La Masonería en España, 1892, I).

    El candidato del 33º grado recibe esta instrucción (la siguiente es una cita de este mismo ritual escocés): “Ni la ley, ni la propiedad, ni la religión pueden gobernar sobre los hombres y, dado que están aniquilando a los hombres al privar a los hombres de sus más preciados derechos, hemos jurado llevar a cabo una venganza terrible. Ellos (ley, propiedad y religión) son los enemigos contra quienes hemos jurado una guerra implacable a cualquier precio. De estos tres enemigos infames, la religión debe ser el objeto permanente de nuestros ataques mortales. Cuando hayamos destruido la religión, tendremos la ley y la propiedad a nuestra disposición y podremos regenerar la sociedad mediante la construcción de la religión masónica, la ley masónica y la propiedad masónica sobre los cadáveres de esos asesinos” (Ibídem).


    Según el ritual masónico, la palabra “religión” se refiere a la cristiana, más concretamente a la religión católica. Se sabe que la francmasonería europea y, en particular, Alexander Kerensky, el Gran Maestro del “Gran Oriente” de Rusia, apoyó logística y políticamente la Revolución de octubre de 1917, en el año del bicentenario de la fundación de la francmasonería. Lenin y los nuevos líderes comunistas no toleraron ningún tipo de rivalidad. Por lo tanto, prohibieron la francmasonería tradicional en la Unión Soviética. En el Tercer Congreso de la Internacional Comunista [partido] en 1921, la francmasonería tradicional recibió la siguiente evaluación significativa: “La francmasonería nos recuerda, a través de sus ritos, las costumbres religiosas. Sin embargo, sabemos que toda religión suprime a las personas. La francmasonería representa un poder social y, debido a la naturaleza secreta de sus reuniones y el secreto absoluto de sus miembros, es un ‘estado dentro del estado'”.


    El 11 de abril de 2001, en RAI2 (Canal de Televisión Italiano), Giuliano Di Bernando, quien fue el Gran Maestro de la logia masónica GLRI (Gran Loggia Regolare d’Italia) en los años 1990-1993, pronunció las siguientes palabras significativas sobre el carácter religioso de la francmasonería: “Uno se convierte en masón a través de la iniciación. La iniciación es un acto constitutivo a través del cual al ser humano se le da una dimensión, que no tenía antes. Una analogía que encontramos en el bautismo. Uno no nace cristiano, se hace cristiano a través del Bautismo. De la misma manera, uno se convierte en masón a través de la iniciación. Eso significa que uno sigue siendo un masón para toda la vida; incluso si alguien luego rechaza la francmasonería, sigue siendo un masón. Incluso si uno está durmiendo, si uno es enemigo de la francmasonería, uno sigue siendo un masón, porque uno ha recibido la iniciación. Y la iniciación es un acto sagrado”.

    La Francmasonería también apoyó la llamada “Revolución sexual” de 1968. Los dos Grandes Maestros de las dos organizaciones masónicas más grandes de Francia, Frédéric Zeller y Pierre Simon, participaron activamente con algunos de sus miembros en las revueltas estudiantiles de París en mayo de 1968. El así llamado Gran Maestro Pierre Simon se convirtió, entonces, en asesor de la ministra Simone Veil, quien legalizó el aborto en Francia. En 2012, el periódico de París Le Figaro publicó un completo dossier sobre la francmasonería, y permitió que los principales miembros de la francmasonería hablaran en su foro periodístico. Uno de estos funcionarios masónicos declaró abiertamente que las leyes que legalizaron el aborto, el llamado “matrimonio entre personas del mismo sexo” o “matrimonio para todos” y la eutanasia se prepararon en los “laboratorios” masónicos idealistas y, más tarde, con la ayuda de los lobbys y a través de sus miembros en el parlamento y en el gobierno, fueron impulsadas a través de la legislación. Esto se puede leer en el periódico Le Figaro del año 2012 (suplemento LE FIGARO, 20-21 de julio de 2012).


    Debido a su precisión, el siguiente análisis realizado en 1894 por el Papa León XIII sobre la esencia, los principios y las acciones de la francmasonería, apenas puede ser superado y sigue siendo totalmente válido: “Asimismo existe un gran peligro que amenaza la unidad, por parte de esa asociación que se conoce con el nombre de masones, cuya influencia fatal durante mucho tiempo oprime a las naciones católicas en particular. Favorecido por las agitaciones de los tiempos, y creciendo insolentemente en su poder, recursos y éxito, tensa todos los nervios para consolidar su dominio y ampliar su esfera. Ya ha salido de sus escondites, donde tramó sus complots, hacia la multitud de ciudades, y como para desafiar al Todopoderoso, ha establecido su trono en esta misma ciudad de Roma, la capital del mundo católico. Pero lo más desastroso es que, donde sea que haya pisado, penetra en todos los rangos y departamentos de la comunidad, con la esperanza de obtener, por fin, el control supremo. Esto es, de hecho, una gran calamidad: por sus principios depravados y diseños inicuos, que son bien conocidos. Bajo el pretexto de reivindicar los derechos del hombre y de reconstituir la sociedad, ataca al cristianismo; rechaza la Doctrina revelada, denuncia las prácticas de la Piedad, los Sacramentos Divinos y toda cosa Sagrada como superstición; se esfuerza por eliminar el carácter cristiano del matrimonio, la familia, la educación de la juventud y de toda forma de instrucción, ya sea pública o privada, y eliminar de las raíces de los hombres todo respeto por la autoridad, ya sea humana o Divina. Por su parte, predica el culto a la naturaleza y mantiene que, según los principios de la naturaleza, la verdad, la probidad y la justicia deben ser medidas y reguladas. De esta manera, como es bastante evidente, el hombre está siendo llevado a adoptar costumbres y hábitos de vida similares a los de los paganos, sólo que más corruptos en proporción a medida que los incentivos para pecar son más numerosos” (Carta Apostólica Praeclara gratulationis).


    Una de las maneras más astutas y, por lo tanto, satánicas de la lucha de la francmasonería contra su archienemigo, es decir, contra la Iglesia Católica, consiste en la infiltración en la Iglesia. El siguiente extracto, reconocido por muchos historiadores como auténtico y citado por el obispo Rudolf Graber (en su libro Atanasio y la Iglesia de Nuestro Tiempo), de las “Instrucciones” de la llamada “Alta Vendita”, una especie de centro de gobierno de la francmasonería europea en el siglo XIX ilustra esta verdad. He aquí una cita de la “Instrucción permanente de la Alta Vendita”: “El papa, sea el que sea, jamás vendrá a las sociedades secretas. Es por esto que las sociedades secretas han de ir a la Iglesia, con el fin de ganar a ambos [a la Iglesia y al papa]. El trabajo que hemos asumido no es cuestión de un día, ni siquiera de un mes, tampoco de un año. Podría durar muchos años, un siglo quizás, pero en nuestras filas el soldado muere, pero la lucha continúa. No nos referimos a ganar al papa para nuestra causa, convertirlo en un neófito de nuestros principios y propagador de nuestras ideas. Eso sería un sueño ridículo, sin importar cómo se diesen los hechos. Si los cardenales o prelados, por ejemplo, entrasen de alguna manera a formar parte, deliberadamente o por sorpresa, de nuestros secretos, no sería de ninguna manera un motivo de alegría, pues desearían ascender a la Sede de Pedro. Esta ascensión nos destruiría. La sola ambición causaría su apostasía. Su necesidad de poder les obligaría a inmolarnos. Lo que pedimos, lo que debemos esperar y otear, como los judíos esperaban al Mesías, es un papa conforme a nuestros designios… Así, a fin de asegurarnos un papa afín a nuestros designios, es una tarea prioritaria formar para este papa una generación digna del reino que deseamos. Olvidemos a los hombres maduros y vayamos a por los jóvenes y, si es posible, a por los niños. Avivad las pasiones de los güelfos y gibelinos y así obtendréis una reputación de buenos católicos y patriotas puros. La reputación de buen católico y buen patriota abrirá el camino para que nuestras doctrinas entren en los corazones de los jóvenes clérigos y lleguen hasta el interior de los conventos. En unos años, los jóvenes clérigos, por la fuerza de los acontecimientos, habrán invadido todos los cargos. Serán ellos los que gobernarán, administrarán y juzgarán. Formarán el Consejo de los Soberanos. Serán llamados a elegir al pontífice que reinará, y ese pontífice, como el mayor de sus contemporáneos, estará necesariamente imbuido por los principios italianos y humanistas que pondremos en circulación Dejad que el clero marche bajo vuestro estandarte mientras inocentemente creen que marchan bajo el estandarte de las Llaves Apostólicas. ¿Queréis eliminar el último vestigio de los tiranos y los opresores? ¡Arrojad vuestras redes como Simón Bar-Jona! Arrojadlas en lo profundo de la sacristía, en los seminarios y monasterios mejor que en el fondo del mar. Y si no precipitáis las cosas, ¡os prometemos una captura más milagrosa que esta! Vosotros también pescaréis a algunos amigos y los llevaréis a los pies de la Sede Apostólica. Habréis predicado la revolución con tiara y capa pluvial, precedidos por la cruz y el estandarte, una revolución que sólo necesitará algo de ayuda para prender fuego al mundo”. (Originalmente en: Mons. Delassus, Conjuration antichrétienne, París 1910, Tomo III. El texto completo de “La Instrucción Permanente de la Alta Vendita”también se publica en: Mons. Dillon, El Gran Oriente De La Masonería Sin Máscara, Dublín 1885). [También se puede leer en el libro de Taylor R. Marshall, Infiltración, publicado por Homo Legens].

    Que esta afirmación no es inventada puede probarse con la siguiente cita de un destacado modernista italiano, que en 1905 escribió en su libro: “Queremos organizar nuestra acción [para estar] más orientado a los objetivos: ¿una francmasonería Católica? Sí, exactamente, una francmasonería de las catacumbas. Uno debe trabajar hacia el objetivo, reformar el Catolicismo Romano por un sentido teosófico progresista, a través de un papa que se dejará convencer por estas ideas” (A. Fogazzaro, Il Santo, Milano, 1905).

    Los hechos demuestran suficientemente que la francmasonería es el mayor contraste imaginable con la religión católica. Por consiguiente, en 1983 la Iglesia emitió la siguiente declaración, aún válida, a través de la Congregación de Doctrina de Fe: “El juicio negativo de la Iglesia con respecto a la asociación masónica permanece sin cambios ya que sus principios siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia y, por lo tanto, la membresía en ellos continúa siendo prohibida. Los fieles que se inscriben en asociaciones masónicas están en un estado de pecado grave y no pueden recibir la Sagrada Comunión”. El poder de la ideología masónica en la política y la sociedad ha alcanzado hoy en día su apogeo, puesto que la francmasonería está extendiendo a toda la sociedad humana una ideología de destrucción de la vida con la ayuda del aborto y la eutanasia. El concepto y la realidad de la familia está sufriendo un proceso de destrucción a través del lavado de cerebro con la ideología de género, promulgada por el estado. Toda persona que todavía está pensando por sí misma, y ​​en general cada cristiano, debe -en la medida de lo posible- ofrecer resistencia y defender el sentido común y la Ley Divina, incluso al precio del sufrimiento y las desventajas. Como cristianos tenemos que saber que Cristo, el vencedor sobre todo mal en este mundo, ese Dios, y no la Francmasonería, es el Señor de la historia. Pertenecemos a la comunidad de los vencedores, incluso si los enemigos de Cristo, la francmasonería, nos miran como los vencidos. Nuestra Fe Católica es más fuerte que todas las perversas obras de fantasía e intrigas de la religión masónica. ¡Sólo tememos a Dios! Sin embargo, al mismo tiempo tendremos, desde el fondo de nuestros corazones, una verdadera compasión por los miembros de la francmasonería, porque se convirtieron en víctimas de un inmenso engaño. Un masón es, en última instancia, el ser humano menos libre, cuya salvación eterna de su alma está en mayor peligro. Que dentro de la Iglesia crezca un movimiento para salvar las almas de los masones, que son nuestros semejantes. Esto debe hacerse principalmente a través de la oración del rosario y la veneración del Inmaculado Corazón de María. Su Corazón Inmaculado triunfará, como nos dijo en Fátima; triunfará también sobre la francmasonería y el comunismo. Y, a través de María, Dios le dará a la humanidad y a su Iglesia un tiempo de paz. Publicado por Maike Hickson en LifeSiteNews. Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.



    https://infovaticana.com/2020/05/13/...rancmasoneria/


    (1.) Añadido mío al recordar esa expresión del jefe de la conspiración comunista que está intentando apoderarse de España y que se ha divulgado en todos los medios, ya sean de Prensa o en las redes sociales: "¿la Nueva Realidad?", ¿qué clase de engendro intelectual es ese?.
    Última edición por Valmadian; 13/05/2020 a las 23:24
    Alejandro Farnesio y DOBLE AGUILA dieron el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  3. #3
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    Re: La Masonería arremete de nuevo contra la Iglesia

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    Cuarentena eclesial

    Podemos afirmar, sin duda, que la fraternidad universal es una finalidad de la misión de la Iglesia, pero otra fraternidad que la masónica, unida indisolublemente al mandato de anunciar el Evangelio, y comunicar la gracia que este contiene como Novedad absoluta.

    Monseñor Héctor Aguer – 13/05/20

    Estamos en cuarentena. El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define: «Aislamiento preventivo a que se somete durante un período de tiempo, por razones sanitarias a personas o animales». Todos estamos «cuarentenados», y oficialmente también la Iglesia: los templos cerrados, sin funciones litúrgicas; los fieles, sin posibilidad de recibir los sacramentos, deben contentarse con misas por internet. Muchos piensan que se ha incurrido en una exageración. En la Argentina el Estado muestra siempre una inclinación al autoritarismo, por no decir un gusto apenas reprimido por el totalitarismo, cualquiera sea el signo político del gobierno de turno. El avance actual sobre la Iglesia, justificado en la argumentación oficial -gubernativa y eclesiástica- en razón de la pandemia del Covid - 19, ha sido tolerado con una benevolencia que no pocos consideran excesiva; es una mala señal. ¿Qué pasará después?. Algunos sacerdotes, haciendo uso del sentido común y la libertad cristiana, encontraron la manera de zafar parcialmente de la encerrona con beneplácito de los fieles, y sin descuidar las precauciones necesarias para evitar los posibles contagios.

    Pero la palabra cuarentena registra otro sentido, figurado este y familiar: «Suspensión del asenso a una noticia o hecho, por algún espacio de tiempo, para asegurarse de su certidumbre». De acuerdo con este significado, se podría esquivar el claro rigor de la verdad, porque se duda de ella; se la pone en cuarentena. Podemos asumir este sentido del término para interpretar algunos fenómenos eclesiales; solo que tendríamos que poner entre paréntesis, o sencillamente omitir, aquello de «por algún espacio de tiempo».

    La definición cabe entonces para designar al relativismo, para los intentos de descartar con subterfugios una tradición que presuntamente debería probar su pertinencia según los criterios predominantes en la cultura mundana. Se ha difundido una hermenéutica de la ruptura, sobre la afirmación de que el Concilio Vaticano II fue una revolución. A veces se intenta aliviar la gravedad de esa sentencia añadiendo «en cierto modo», pero la grieta que se abre con ella manifiesta igualmente su efecto conflictivo. También se repite en algunos ambientes que el Evangelio debe ser releído a la luz de la cultura contemporánea. ¿Qué significa esta proposición?. Estimo que denota una concepción evolucionista de la historia; esta se encontraría siempre en progreso hacia lo mejor. En tal contexto historicista es difícil sostener que la religión católica -sin negar valores que pueden hallarse en otros sistemas religiosos- es la única que posee la Verdad total, y que es una religión universal. Además, asistimos a una especie de redivinización del orden temporal, deslizamiento que hace tiempo ya observó el filósofo Augusto del Noce.

    Que la Iglesia es una fuerza capital de civilización, y que en el desarrollo de su vida crea cultura, y al cristianizar humaniza, es una doctrina tradicional. Sin embargo, para algunos círculos eclesiales, esta función parece reducirse a promover, en paridad con las otras religiones, la fraternidad universal. Existen instituciones, de orden mundial, que se atribuyen la facultad de convocar a las diversas religiones y expresiones culturales -como si estuvieran por encima de estas- a realizar el ideal antedicho. Ahora bien, aunque lo que me siento compelido a decir parezca una antigualla, tal ha sido el ideal clásico de la Masonería (¡Yo no creo en las brujas, pero que las hay, las hay!). En 1884, en su encíclica Humanum genus, el Papa León XIII advertía que la Masonería siempre ha contado con instituciones afines (n. 10). Hoy en día nadie habla de estas cosas, «se deja cancha libre».

    Podemos afirmar, sin duda, que la fraternidad universal es una finalidad de la misión de la Iglesia, pero otra fraternidad que la masónica, unida indisolublemente al mandato de anunciar el Evangelio, y comunicar la gracia que este contiene como Novedad absoluta: hacer que todos los hombres de todos los tiempos sean hijos de Dios, y hermanos entre sí, unidos por el suave vínculo del amor; es la unión de los hombres en Cristo, por la fe en Él. Dios envió a su Hijo, que se hizo hombre, para que recibamos la hyothesía, la filiación adoptiva, como enseña San Pablo (Gál 4, 5). En la economía de la plenitud de los tiempos, Dios ha recapitulado todo en Cristo, y eso debe ir realizando la Iglesia en cada época, conduciéndola al plēroma de su auténtica realización. «Recapitular», anakephalaiōsasthai : poner bajo una sola cabeza, un solo jefe (Ef 1, 10). La Iglesia está comprometida con la verificación incesante de esta realidad en las cosas terrenas: tà epí tes ges. ¿Sería legítimo poner en cuarentena esta aspiración, cuando se la ha enviado a predicar el Evangelio a toda la creación (páse te ktísei, Mc 16, 15 s); a todas las naciones (pánta tà éthnē , Mt 18, 19?). Procurando, con respeto hacia todos los que viven en otras culturas y practican otras religiones, que Cristo sea conocido, aceptado y amado, la Iglesia está trabajando por la fraternidad universal. Según leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica, «el que cree en Cristo es hecho hijo de Dios» (1709); se trata de una transformación (cf. ib.) de la que surge una nueva fraternidad; es la que procede del cumplimiento apostólico del mandato del Señor.

    Tampoco es posible, en una visión de fe, someter a cuarentena el encargo de procurar que todos los pueblos cumplan los mandatos de Cristo. Cumplir, en el texto griego de Mt 28, 20, se dice terûm: observar, conservar, guardar, practicar. Por su libertad, el hombre es un sujeto moral, que debe buscar en el bien su realización. Esta afirmación elemental implica que existen normas objetivas de moralidad, en las que se enuncia el orden racional del bien y del mal. El Concilio Vaticano II enseñaba: «En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón» (Gaudium et spes, 16). El drama de la cultura vigente, que se extiende arrasándolo todo, es que esa voz ya no resuena en muchos de nuestros contemporáneos, que han perdido el sentido objetivo del bien y del mal; se imponen sus pasiones o sus intereses.

    Una de las áreas de moralidad más expuesta a la deformación es la del amor, la sexualidad y su ejercicio; consiguientemente el matrimonio y la familia. Estas realidades son manoseadas diariamente por la televisión, por no hablar del universo incontrolable de «las redes». Los escritos apostólicos del Nuevo Testamento son claros acerca de los vicios paganos que asediaban a las primeras comunidades cristianas, y se filtraban en ellas. San Pablo habla de los «enemigos de la cruz de Cristo, cuyo fin es la perdición, su Dios es el vientre (koilía, el bajo vientre), y su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza»; no aprecian sino «las cosas de la tierra» (Flp 3, 19). Es el materialismo práctico. Denuncia también el Apóstol los deseos de la carne (epithymía sarkós), y sus excesos, contrarios al Espíritu (Gál 5, 16 ss). En la Primera carta a los Corintios hace una lista de esas desviaciones que cierran la entrada al Reino de Dios: inmorales (pórnoi, se refiere a la fornicación y a la prostitución), adúlteros (moijói), afeminados (malakói), pervertidos (arsenokóitai, literalmente: varones que tienen coito entre ellos), borrachos (méthysoi). Una denuncia análoga se encuentra en la Carta a los Romanos (1, 21-32), donde se refieren también otros vicios. No es difícil calcular el daño que provoca el mundo de la farándula y sus desvergonzadas confesiones, y comentarios, que se deslizan hacia la curiosa opinión general; se ha ido perdiendo el pudor más elemental, y con él el sentido objetivo del bien y del mal en ese ámbito tan sensible de la conducta humana.

    Un gran poeta del siglo XX, Paul Claudel, escribió en una carta dirigida a Jacques Rivière: «Es por la Virtud que se es hombre. La castidad lo hará vigoroso, pronto, alerta, penetrante, claro como un golpe de trompeta y espléndido como el sol de la mañana. La vida le parecerá plena de sabor y de seriedad, el mundo de sentido y de belleza». ¡Magnífica descripción antropológica!; algo de ello podría desearse de la predicación, que calla absolutamente estos temas.

    Con ocasión de la encerrona debida a la pandemia, el Ministro de Salud de la Nación, que en una gestión anterior del mismo cargo fue un entusiasta promotor de condones, promueve ahora el sexting, intercambio de fotos y mensajes eróticos por medios digitales, para evitar el aburrimiento, y lo hace con apoyo presidencial. ¡Irrisorio!. Es una práctica habitual entre mucha gente, jóvenes especialmente; no hacía falta el estímulo del Estado. Este disparate evoca el carácter perverso de una actitud oficial más amplia, que se manifiesta en los programas de Educación Sexual impuesto en los colegios. En la Provincia de Buenos Aires se proclama el derecho de niños y adolescentes a recibir ese servicio estatal, una intromisión abusiva fundada en la Ley 14.744, que es inconstitucional, contraria a las libertades de educación y de conciencia, sancionada sin la amplitud de consultas y debates que la importancia del tema merecía, y que favorece la corrupción de menores, al inducir desde la primera infancia a conductas reñidas con el orden natural. En su momento he protestado por todos los medios contra semejante arbitrariedad.

    Señalo otro elemento: una marca muy conocida de dentífrico hace propaganda por televisión de la sonrisa que supuestamente se obtendría mediante su uso; aparecen: un chico con síndrome de down, una mujer que juega al fútbol, otra que rompe los cánones estandarizados de belleza, todos sonriendo, y finalmente una pareja gay, que dice: «Cuando me preguntan por mi novia, yo sonrío». Así se intenta hacer pasar por normal la nueva versión del amor. Recientemente, el Papa emérito Benedicto XVI comentó en una entrevista: «Hace cien años a todo el mundo le hubiera parecido absurdo hablar de matrimonio homosexual. Hoy todo el que se oponga a él queda excomulgado socialmente». Y añade: «La sociedad moderna está formulando un credo del anticristo, y el que se opone a él es castigado con la excomunión social...». Se trata de «una dictadura mundial de ideologías aparentemente humanistas».

    El desarreglo de la función sexual tiene consecuencias en el equilibrio pleno de la personalidad, sin excluir la dimensión religiosa, y el orden debido en la sociedad a través del protagonismo de la familia. El pecado contra el orden del espíritu en la sexualidad, no es el peor de los pecados, pero ¿cómo puede compaginarse con él el afianzamiento y crecimiento de un amor verdaderamente humano?. La entrega a ese comportamiento desordenado impone al alma, absorbida en sus funciones inferiores, esclavizada por la materia, la dificultad para elevarse hacia Dios; su espiritualidad queda cercenada en el ejercicio de sus funciones superiores. No es de extrañar, entonces, que en una sociedad en la que se alienta la separación del sexo del amor de amistad, Dios desaparezca del horizonte cultural.

    El uso desordenado del sexo es una fuerza destructiva, de las peores que pueden afectar a una comunidad. Se naturaliza la idea de que el matrimonio -entre hombre y mujer- ya no es el ámbito que corresponde a aquella relación íntima; ahora se lo remplaza por la «pareja», hasta el lenguaje cotidiano registra el cambio. La sexual revolution, con origen en Estados Unidos, ha ganado sociedades enteras, en las que el sexo es el centro del interés; en su versión oficializada de la ideología de género arrasa las convicciones naturales de los jóvenes, y del común de las personas honestas, que justifican el comportamiento desordenado en virtud de un subjetivismo egoísta que los medios de comunicación difunden como si fuera la inspiración normal de la conducta humana. El cuerpo y los placeres gozan de todos los derechos; el orden objetivo y la naturaleza que lo establece no son espontáneamente reconocidos y aceptados como principios de conducta.

    La antropología cristiana incluye una enseñanza amplia, positiva y bella sobre el cuerpo, el sexo, y el amor. Juan Pablo II ha dedicado dos años a catequesis semanales sobre esa temática. Pero, indudablemente, no es fácil convertirla en experiencia vivida en una sociedad pansexualizada y erotizada artificialmente. Peor aún, por temor a quedar desubicados, los pastores de la Iglesia no asumen esas verdades en la predicación y la formación permanente de los fieles. No advierten la necesidad y la urgencia de desarrollar una contracultura, difundiendo los valores naturales y cristianos, y prestando su apoyo a los grupos que se empeñan en hacerlo.

    Parece que todo eso ha entrado en cuarentena.

    Mons. Héctor Aguer, Arzobispo emérito de La Plata

    Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.

    Académico Correspondiente de la Academia de Ciencias y Artes de San Isidro.

    Académico Honorario de la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino (Roma).




    https://www.infocatolica.com/?t=opinion&cod=37658
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

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