otro ejemplo de racismo catalanista, en este caso imitando a la Gran Alemania de Hitler, este otro artículo que firma Josep Pijoan, se habla del día gozoso donde toda la raza catalana esté unida otra vez.
“Pancatalanismo
El catalanismo había dejado esto para el final. Comprendía que había de ser toda Cataluña, y no la mayoría de catalanes, la que pactase con sus hermanos de raza y civilización, y confiaba resignado que llegase la hora.
Nosotros casi no hablábamos de esto, pero lo presentíamos como un misterio a punto de realizarse. En nuestras conversaciones y acciones, en las propagandas y discursos, había una cosa que nombrábamos con recogimiento, no osando casi a tocarlo por miedo de que se marchitase al principio. Eran las ideas de unión de toda la raza catalana, que se presentaría en forma de una moderna federación llena del espíritu de libertad que vive en todos nosotros.
Que vengan [mallorquines], entonces, con la seguridad completa de que delante de nuestra unión, Valencia no podría, por más tiempo, dejar de escuchar la voz de la sangre y se juntaría con nosotros para reclamar y exigir lo que de derecho nos toca. ¡Ah! Cuando nos volviésemos a encontrar juntos, catalanes, mallorquines y valencianos, y toda la raza se hubiese unido con un abrazo, nuestras reivindicaciones patrióticas tendrían entonces una fuerza extraordinaria.
Que vengan valencianos y mallorquines y se acerquen a la vieja Cataluña, con la seguridad de que si ésta pide la aproximación en nombre de los parecidos y analogías que nos unen, respetará las diferencias y aceptará las variaciones de ambos pueblos, sin pretender nunca uniformarlos, tomando como patrón nuestro carácter particular. Cataluña quiere la unión de la raza catalana, pero no la fusión.
Así como de varias notas diferentes resulta una armonía perfecta, cada una de las tres naciones dará la nota que le corresponda, y la comunidad de raza se cuidará de armonizarla, sin necesidad de imponer la una a la otra su modo especial de sentir.
Las ventajas de esta nueva aproximación son incalculables. En primer lugar, la voz general de la raza, hoy debilitada, se robustecería con este concurso mutuo. Después, cada pueblo en particular recibiría la influencia saludable de los demás, desarrollándosele cualidades que poseen unos y faltan a los otros. En Cataluña la intima relación con los demás hermanos de raza, además de campo donde desarrollarse, le serviría para completar su personalidad propia. [...] Sea como sea, con o sin Aragón, la raza catalana ha de estrechar cada día más los lazos y unirse bajo la bandera de una misma tradición política.”
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