El Carlismo y la Latinidad (II)
Más allá del nacionalismo
Sin embargo, algunos piensan que hay que sobrepasar la idea nacionalista y mirar más allá de España. La revolución, dice Artiñano y Zuricalday, es un fenómeno cosmopolita (A. Artiñano y Zuricalday, Jaungoicoa eta foruac p.35) Por lo tanto, se trata de oponer un cosmopolitismo restaurador al cosmopolitismo revolucionario, y el sagaz Músquiz escribe:
Tratese hoy de fundar nueva nacionalidad sobre la idea católica ante la cual desaparezcan los pueblos viejos y sus viejas legitimidades (J.M Músquiz, Nuestra bandera es la fe p. 8)
Monterola reconoce también que el papel del carlismo no debe limitarse a España. La lucha de Don Carlos es la del príncipe de Chambord. Es cierto que la misión del carlismo comienza en España, pero no se detiene ahí. Hablando del futuro triunfo carlista, el canónigo de Vitoria se dirige así a su rey:
Eso no será más que el preludio de las admirables victorias que merced a tu invencible espíritu, has de lograr en Europa, y más que en Europa, en el mundo. No habrás cumplidamente llenado tu misión providencial y salvadora, sino después que hayas devuelto la paz a Roma, a la Italia, a la europa y al mundo. (V. Monterola, El espíritu carlista p. 32)
Esta gran lucha concierne a toda la raza latina, exclama un colaborador de La Verdad. Urge que se despierte al fin (El 24 de agosto de 1872 art. ¡Despierta, Raza latina, despierta!)
Don Carlos se acoge a la idea defendida por Fréderic Mistral de la unión de los países latinos (A. Camdessus. Mistral étail-il carliste?, Bayona 1932)
"La raza latina tiene que levantarse o perecer para siempre. No creo que esté destinada a esto. Entonces necesita una unión, pues ha pasado el tiempo feudal, se acaban las naciones y de las razas es el porvenir. Prueba de ello, Alemania, Rusia, los Estados Unidos. ¿Quién sabe si a los Borbones ha reservado la Providencia esta misión?...pensaba en una Confederación latina, como español; soñaba en unas Cortes de la Confederación en Madrid como punto céntrico entre los latinos de uno y otro mundo, y veía la bandera federal latina respetada por todos". (Diario y memorias de Carlos VII p. 76)
Además ,añade Don Carlos, esta unión tendría el mérito de evitar que los estados latinoamericanos fueran "tragados por el coloso del norte".
En una carta a Cathelineau, originario de la Vendée, reproducida en El Semanario Católico Vasco-Navarro, el 8 de diciembre de 1871, Don Carlos precisa su pensamiento escribiendo que la raza latina será de nuevo la dueña del mundo...para salvarlo de los peligros que le hace correr la Internacional.
Tomado de: La Ideología carlista (1868-1876). Vicente Garmendia
El Matiner
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