En el caso aragonés puede que no, pese a la pretensión de la escuela tomista barcelonesa de hacer a los carlistas continuadores de los autriacistas. Quizás algo en el espíritu, pero nada en los fundamentos políticos, pues los carlistas se alzan por la legitimidad semisálica borbónica.
En el caso vasco-navarro, desde la óptica en que escribe Gambra, hasta 1876 (menos de cien años del texto en cuestión) pervive casi íntegro el régimen foral, derivado de la unión eque-principal reteniendo cada uno su naturaleza antigua. Hoy algo subsiste, pero conforme más se va socavanda el mismo paralelamente más crece el nacionalismo en aquellas tierras. En el ámbito vasco-navarro la burguesía ha sido mayoritariamente liberal y enemiga de los fueros, consecuentemente defensora de una idea de Estado español como unidad de mercado.
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