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Tema: La psicología del separatismo

  1. #1
    Avatar de Hyeronimus
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    La psicología del separatismo

    La psicología del separatismo

    Sin embargo, aunque los separatismos españoles constituyen una aberración recusable, pueden ser comprendidos psicológicamente si nos ponemos en la posición de quienes comienzan el patriotismo por el amor a la casa paterna y comprenden la significación profundamente antipatriótica del estatismo moderno. El Estado centralizador, al ejercer un poder absoluto e impersonal, ajeno -o más bien opuesto-, a los elementos vivos y entrañables de la sociabilidad y del patriotismo, se convierten en seguida en algo esencialmente odioso para el ciudadano medio, que sólo puede verlo bajo la especie contributiva o policial. Si a esto se añade que ese mismo Estado ha representado la muerte de todas las tradiciones políticas, jurídicas, administrativas, y aun culturales de las colectividades históricas que constituyeron las Españas, puede comprenderse la aversión y la absoluta falta de respeto interior que hacia el Estado es ya habitual entre nosotros, de un siglo a esta parte.


    De aquí no se deriva, en buena lógica, más que la aversión al Estado moderno como instrumento uniformista y antitradicional. Pero el Estado se adueña del nombre de la Patria -España-, lo utiliza como propio, y procura identificar su causa y su significación con la de él mismo. Y la distinción entre Estado y nación, y lo abusivo de esa apropiación, que son cosas obvias en el orden teórico y en el histórico, no lo son para quienes no viven en estos ordenes, es decir, para el pueblo. El hábito y el tiempo va, además, consumando en las mentes de las nuevas generaciones esa identidad que comenzó por ser un simple abuso de nomenglatura. El nombre de España y el título de español pasan así insensiblemente, para muchos grupos humanos, de ser algo cordial y espontáneamente sentidos a través del propio lenguaje y de la propia tierra, a tener la misma significación hostíl que el Estado que se los apropia. Algo semejante a lo que acontece con el escudo nacional, que convertido en símbolo exclusivo del poder público, acaba por asociarse psicológicamente a las notificaciones fiscales y a los uniformes de la policía.


    Cuando estos hechos psicológicos se producen, y perdura en la nación el recuerdo de motivos patrios más cercanos al calor de lo propio , los separatismos se producen fatalmente. Por eso ha dicho alguien que el centralismo fue el primero de los separatismos españoles y el origen de los demás. En la primera manifestación de esos movimientos secesionistas tuvieron mucha parte pasiones personales, posturas de extremosidad histórica, miras caciquiles, el orgullo colectivo de determinadas regiones, el infantil deseo de "jugar a naciones"; es decir, factores superficiales, más bien teóricos y de reacción momentánea, que, al cabo, se superaban en cada individuo con la reflexión y los años. La segunda fase de estos movimientos -tanto menos violenta cuanto mas peligrosa- estriba precisamente en la lenta extensión de ese sentimiento de extrañeza o de molesta aversión, que la sociedad española ha sentido siempre hacia el Estado, al nombre y la significación misma de España, que deja así de inspirar un sentimiento profundo y cordial. Este ambiente es el terreno propicio para un nuevo separatismo que prescinde de las fantasmales razones históricas o étnicas en que se apoyaba el otro, para ajustarse a un secesionismo meramente industrial o práctico.


    Según Mella, los liberales y revolucionarios no tienen derecho a hablar de unidad nacional, porque ellos han destruido los vínculos íntimos estables de esa unidad, y los han sustituido por ataduras y uniformismo legal, que hacen odioso hasta ese nexo externo de unidad.


    "El Estado monstruo que han fabricado -dice- es la enorme cuña que ha partido el territorio nacional y ha escindido la unidad nacional que antes imperaba, más por el amor que por la fuerza, en las regiones congregadas por la obra de los siglos en torno a un mismo hogar. Y mientras no se arranque esa cuña no habrá unidad nacional ni patria española, sino un rebaño dirigido por el látigo estatal"

    Rafael Gambra. La monarquía social y representativa en el pensamiento tradicional

    El Matiner

  2. #2
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    Re: La psicología del separatismo

    Discrepo rotundamente de ese tipo de discursos. No se puede saltar, así sin más, del siglo XVII al XXI. Pasa Rafael Gambra por alto el papel absolutamente decisivo de las burguesías catalana y vasca de finales del siglo XIX, y que están en la raíz del fenómeno separatista. Aunque los fueros no hubieran sido derogados es evidente que esas burguesías regionales hubieran mantenido sus reivindicaciones; y si hubieran continuado los fueros y no hueran sido derogados, precisamante con más motivo.
    Es un simple fenómeno de búsqueda de poder político subyacente tras el auge económico regional, que la propia historiografía catalana y vasca... de la burguesa regional catalana y vasca ya camufla bastardamente como "derechos históricos'" etc etc.

    Pero el tema es mucho más sencillo. La prueba es que otras regiones con esos mismos o más "derechos históricos" que ellas como Valencia, Aragón, Galicia o Navarra, nunca protestaron por la derogación de sus "derechos históricos" ni por el "centralismo" y siempre se sintieron españolas sin ningún problema (hasta hace cuatro días). ¿Por qué? Pues simplemente por haber sido regiones rurales y haber carecido de burguesía propia ambiciosa de poder político como Cataluña y Vascongadas a finales del XIX.
    Kontrapoder dio el Víctor.

  3. #3
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    Re: La psicología del separatismo

    Cita Iniciado por ALACRAN Ver mensaje
    Discrepo rotundamente de ese tipo de discursos. No se puede saltar, así sin más, del siglo XVII al XXI. Pasa Rafael Gambra por alto el papel absolutamente decisivo de las burguesías catalana y vasca de finales del siglo XIX, y que están en la raíz del fenómeno separatista. Aunque los fueros no hubieran sido derogados es evidente que esas burguesías regionales hubieran mantenido sus reivindicaciones; y si hubieran continuado los fueros y no hueran sido derogados, precisamante con más motivo.
    Es un simple fenómeno de búsqueda de poder político subyacente tras el auge económico regional, que la propia historiografía catalana y vasca... de la burguesa regional catalana y vasca ya camufla bastardamente como "derechos históricos'" etc etc.

    Pero el tema es mucho más sencillo. La prueba es que otras regiones con esos mismos o más "derechos históricos" que ellas como Valencia, Aragón, Galicia o Navarra, nunca protestaron por la derogación de sus "derechos históricos" ni por el "centralismo" y siempre se sintieron españolas sin ningún problema (hasta hace cuatro días). ¿Por qué? Pues simplemente por haber sido regiones rurales y haber carecido de burguesía propia ambiciosa de poder político como Cataluña y Vascongadas a finales del XIX.
    El papel de la burguesía es importante, de peso, pero no absolutamente decisivo. Se ha tendido a exagerar porque panfletariamente quedaba muy bien residenciar en la burguesía todos los males, pero analizando el papel de la gran burguesía vascongada (los Oriol, los Ibarra...) vemos que han estado muy lejos del nacionalismo. Otro tanto de la gran burguesía catalana (los Godó, los Millet, los Milá...). E incluso han defendido una cierta idea, difusa y liberal, de España.

    Los mayores feudos del nacionalismo vasco y catalán están en núcleos rurales desde los que en el Antiguo Régimen salían los mejores santos, soldados y políticos de las Españas y que en gran parte por el fenónemo que señala Gambra se han sufrido en los dos últimos siglos un continuo desapego de la empresa común. El nacionalismo mientras tanto ha ido creando mitos pero muchas veces sobre la base de realidades concretas y tangibles, creando un discurso metarracional mucho más consistente que la pobre charlatanería vacía de los constitucionalistas.

  4. #4
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    ALACRAN está desconectado "inasequibles al desaliento"
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    Re: La psicología del separatismo

    La pérdida de los fueros no motivó los nacionalismos separatistas. Ya opinaba (y de primera mano) Balmes, tradicionalista y catalán, que:
    “Ni los aragoneses, ni los valencianos, ni los catalanes recuerdan sus antiguos fueros, ni el pueblo sabe de qué se le habla cuando estos se mencionan, si los mencionan alguna vez los eruditos aficionados a antiguallas”. (“La monarquía y la unidad gubernativa” 1844.)

    Además, el regionalismo catalán no data de los centralistas Decretos de Nueva Planta del XVIII, (como parece suponer R. Gambra) sino del entorno cultural del romanticismo (décadas de 1830 y 1840) con el poeta Aribau y, desde 1860, con los llamados Juegos Florales. Ese entorno cultural, admirador de una edad media catalana “a gusto del consumidor” es el que mitifica tanto los “derechos históricos” como su pérdida”. Todo a la medida de buena parte de la burguesía catalana a que se dirigen y que ella financia. Es, pues, la mitificación cultural de lo autóctono, y no la pérdida de los fueros, la que causará el odio a “lo español”.
    Tanto con fueros como sin ellos estaríamos hoy soportando separatistas.
    Kontrapoder dio el Víctor.

  5. #5
    Avatar de Villores
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    Re: La psicología del separatismo

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    En el caso aragonés puede que no, pese a la pretensión de la escuela tomista barcelonesa de hacer a los carlistas continuadores de los autriacistas. Quizás algo en el espíritu, pero nada en los fundamentos políticos, pues los carlistas se alzan por la legitimidad semisálica borbónica.

    En el caso vasco-navarro, desde la óptica en que escribe Gambra, hasta 1876 (menos de cien años del texto en cuestión) pervive casi íntegro el régimen foral, derivado de la unión eque-principal reteniendo cada uno su naturaleza antigua. Hoy algo subsiste, pero conforme más se va socavanda el mismo paralelamente más crece el nacionalismo en aquellas tierras. En el ámbito vasco-navarro la burguesía ha sido mayoritariamente liberal y enemiga de los fueros, consecuentemente defensora de una idea de Estado español como unidad de mercado.

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