Pero lo peor de la televisión, amigo Jasarhez, no es la telebasura (que la mayoría de televidentes reconocen como tal aunque la vean) sino el acostumbramiento de los televidentes a lo monstruoso y escandaloso de las noticias y reportajes "serios", llegando al absurdo de que la aberración cuando es cotidiana... deja de ser noticia (los abortos cotidianos, el cotidiano ultraje a España, el cotidiano discurso ateo, la cotidiana apología de la homosexualidad) y pasan a ser noticia las memeces, como que no se recogen las basuras en tal sitio, que tal playa está llena etc etc).
Es decir, que si hubiera diariamente, pongamos por ejemplo, una matanza organizada de cien inocentes así por que sí... con el tiempo eso dejaría de noticiarse y se comenzarían los noticiarios hablando del tiempo en la playa... y el canal que siguiera haciendo hincapié en tal matanza de inocentes pasaría a ser tachado por la competencia de fascista, ultra, etc.
El ejemplo de lo que digo lo serías tú, afortunadamente huido de las garras del monstruo televisivo y precisamente por eso con capacidad para denunciarlo y contrastar una época con otra; algo imposible de detectar por el espectador medio bajo el influjo de la "cotidianeidad".
La asidua cotidianeidad a la televisión y a los periódicos fue la que obró que a la masa del franquismo "sociológico" durante la transición (1975-78) y aun mucho después se la trasvasara inadvertidamente a la descomposición actual de España.
Todos conocemos ancianos que votan al PP y que en su día eran franquistas acérrimos. ¿Qué hubo entre una cosa y otra?: miles de telediarios y de periódicos lavando el cerebro.
Y todos sabemos de gente que por haber muerto antes de la llegada de Juan Carlos o del Vaticano II murieron convencidos de la grandeza de aquella España de hace 40 años y de la Iglesia de siempre; por no haber visto ellos todos los telediarios basura nos los imaginamos horrorizados si pudieran ver lo que ha llegado a pasar en España y en la Iglesia desde hace aprox. 40 años...
Tu ya me entiendes. Un abrazo.
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