Última edición por Nicus; 08/07/2012 a las 23:36 Razón: Faltó algo
“Es ésta nuestra finalidad, nuestro gran ideal. Caminamos para la civilización católica que podrá nacer de los escombros del mundo de hoy, como de los escombros del mundo romano nació la civilización medieval. Caminamos para la conquista de este ideal, con el coraje, la perseverancia, la resolución de enfrentar y vencer todos los obstáculos, con que los Cruzados marcharon sobre Jerusalén. Porque si nuestros mayores supieron morir para reconquistar el Sepulcro de Cristo, ¿cómo no vamos a querer nosotros —hijos de la Iglesia como ellos— luchar y morir para restaurar algo que vale infinitamente más que el preciosísimo Sepulcro del Salvador, es decir, su reinado sobre las almas y sobre la sociedad, que Él creó y salvó para amarlo eternamente?”.
Plinio Corrêa de Oliveira.
Un ejemplo del exceso de tecnología es esa manía del Estado de querer que todos los ciudadanos tengan computadora, internet y banda ancha, la cual yo las tengo con el esfuerzo de mi familia que trabaja para ganarse el pan de cada día y no como ahora que el gobierno les da GRATIS una computadora a cada escolar y a cada liceal, en el ámbito del "Plan Ceibal", un plan para que todos estén enceguecidos en la computadora (con cosas marxistas) y dejen de jugar normalmente como niños que son. Sería mucho mejor un plan que le diera gratuitamente una Biblia a cada niño (bueno, un resumen o "biblia del niño", porque la Biblia en sí, es muy larga). Yo rechazo ese plan, rechazo completamente ese tipo de medidas; si las personas quieren tener computadoras, bien, pero que las compren y si quieren banda ancha, que paguen por ella, porque las cosas se deben conseguir con trabajo y esfuerzo, no porque el Estado te las regale.
Sin embargo, yo no me opongo completamente a la tecnología, pues la misma puede ser usada para el bien.
No lo sé, algunos plantean volver a la etapa pre-industrial, pero yo no estaría de acuerdo en todos los ámbitos con esa medida y explicaré el por qué. Hay una "teoría" económica que dice que eso es inevitable ("teoría de Olduvai"), pero esa "teoría" es marxistoide y eco-terrorista, pues pretende que nosotros usemos "tecnologías renovables", rechacemos los hidrocarburos y dejemos de "contaminar" la Tierra; pero eso no es lo peor, aparte de que no deja de ser un mito (el petróleo y el carbón nunca se van a acabar), sino que lo peor es que ellos basándose en la mentira del "calentamiento global" y la "súper-población global", quieren asesinar a miles de millones de personas, para reducir drásticamente la población mundial. Para eso promueven la cultura de la muerte: aborto, homosexualidad, anti-concepción, medidas anti-familia, etcétera. Lo que les molesta a los Amos del mundo es que seamos muchísima gente; así que si fuéramos más, todo sería mucho mejor.¿Cual sería el punto ideal de tecnología? Es una pregunta dificilmente contestable en unanimidad, incluso entre detractores del sistema tecnológico.
Si fuéramos más gente, estropearíamos mucho el plan judeo-masón, las economías mejorarían (más mano de obra) y con la moral cristiana, toda la nueva tecnología podría ser usada para el bien, en lugar de para el mal. La Iglesia siempre ha impulsado el avance de la ciencia, pero también de la tecnología, sólo que usarla para el bien. Está bien que no usemos automóviles a combustibles fósiles, pero no porque por eso la Tierra se vaya a "morir" (como si la misma fuera un ser vivo o un "dios"), sino porque hay otras posibilidades mejores para no contaminar. Las vacas también contaminan con su excremento y no por eso se va a destruir el mundo, así que todas esas hipótesis catastrofistas son absurdas.
Así que yo no rechazo el modelo agropecuario, el cual debería ser para la mayoría de los países y la mayor parte de la población mundial, pero tampoco me opongo ni a la industria ni al comercio, siempre que estos últimos se rijan por estrictos principios cristianos, prohibiéndose por completo la usura y la especulación. Cada nación del mundo, tiene que ser básicamente autárquica, para que sea libre y soberana y no dependa de la banca internacional; pero sin embargo, es bueno que existan algunas multi-nacionales provenientes de los países más industrializados y mejores, para que se impulse el comercio regido por principios cristianos y la cooperación entre las naciones del mundo.
Por lo tanto, yo no propongo eliminar las tecnologías, sino restringir su acceso global (su universalización y democratización) y rencaminarlas hacia un objetivo noble, para que la tecnología sirva al hombre y no al revés; por lo cual, la Iglesia, y NO la Sinagoga, es la que debería tener el monopolio del control tecnológico, como lo tuvo en el pasado.
Para acabar con el gobierno mundial, hay que restaurar los gobiernos no-mundiales legítimos; para aplastar a la conflagración judeo-masónica-marxista-universal, hay que contra-conspirar. Todo lo que ellos hagan, lo debemos hacer al contrario. Si ellos quieren disminuir la población, significa que debemos aumentarla (por ejemplo, sugiero quemar preservativos y dius); si ellos quieren "protocolos de Kyoto", rechacemos esos protocolos; si ellos hacen una "declaración universal de los DD.HH.", rechacemos esa declaración; si ellos quieren hacer una nueva-"iglesia" e imponer una nueva "religión", ¡rechacémosla! Somos cristianos, no nos sometamos a sus voluntades, pero no rechacemos la tecnología (que en parte es lo que ellos quieren, que seamos "eco-bobos", para que impulsemos la cultura de la muerte), sino que usémosla a nuestro favor, como aquí lo estamos haciendo con este foro, estas computadoras, este internet y la banda ancha.
“Es ésta nuestra finalidad, nuestro gran ideal. Caminamos para la civilización católica que podrá nacer de los escombros del mundo de hoy, como de los escombros del mundo romano nació la civilización medieval. Caminamos para la conquista de este ideal, con el coraje, la perseverancia, la resolución de enfrentar y vencer todos los obstáculos, con que los Cruzados marcharon sobre Jerusalén. Porque si nuestros mayores supieron morir para reconquistar el Sepulcro de Cristo, ¿cómo no vamos a querer nosotros —hijos de la Iglesia como ellos— luchar y morir para restaurar algo que vale infinitamente más que el preciosísimo Sepulcro del Salvador, es decir, su reinado sobre las almas y sobre la sociedad, que Él creó y salvó para amarlo eternamente?”.
Plinio Corrêa de Oliveira.
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