-“Antes de la Constitución, NADA había” (el portavoz del grupo parlamentario del estado español que, en está legislatura, está detrás del gobierno aún tozudamente centralista de los reinos donde, felizmente, impera la Casa de Borbón; y, que, entusiasta o no, indudablemente NO pondrá imprudentes y, a la postre, inútiles trabas a que, Dios Nuestro Señor mediante, la nueva redacción del Estatut de la nación catalana sea indiscutida e indiscutible lex para TODO quisqui, en el debate llevado a cabo en la Carrera de San Jerónimo de la Villa y Corte el 02-11-05; dixit)

Va, va, va..; se esperaría de ¡alguien como él! menos, en el menor de los casos, IGNORANCIA.., ¿verdad, mes amis/es?

Quizá habría que indicarle al aludido, en fin.., ¡que, NO todo se acaba leyendo y escuchando lo preciso para, un suponer.., licenciarse (¡e, incluso doctorarse!; sí, sí, sí...) en Ciencias Químicas en una universidad pública del estado español; quizá, también, habría que recordarle, ¡a pesar de llevar en lo que lleva un montón ya!, que está ya clarito, clarito, clarito que el españolismo, ¡y, menos de derechas!, CARECE por completo de futuro y no hay que correr el más mínimo riesgo, ni documental ni dialéctico, a la hora de confeccionar, digamos.., discursos y demás (si una cosa no se domina, salvo en casos de clara pura y dura supervivencia o de enemigo con evidentes poderes y obvia potencia aniquiladora, NO se cita ni se alude para nada a ella; y, punto); quizá, en definitiva, habría que sonreírle displicentemente y decir dándole toquecitos paternales en la espalda: “pero, pero, pero..; ¡Alfredito de mi vida y de mi corazón!, ¡no me lo pensaba de tí!; ¿así que no sabes que existe la Historia; y, que, para empezar, antes de la Constitución del ’78, oye.., pues TODO?; ¡qué niño eres aún, Alfredito!

Quizá...

Pero, como estamos donde estamos, y pasando ya, no merece la pena.., del inclasificable Alfredito, damas y caballeros, posiblemente no será sólo a mí a quien las, ¡por Dios bendito!, infantilmente ¡hasta pretenciosas! boutades de un químico que no ejerce (osando, ¡SIN necesidad alguna, además!, meter sus zarpitas en lo que, a fin de cuentas y en definitiva, ES o no es) le habrán llevado a considerar una vez más los EJEMPLOS que, como sendas augustas catedrales de la verdadera fe para quien no sea ¡tan lerdo/a como para ignorarlos!, para evitarnos dolorosísimas y hasta hasta trágicas repeticiones, nos ofrece la HISTORIA..; ¿no?

¡Ah!; ¿recuerdan, damas y caballeros?; tiempo ha hubo, ¡no un faraón, no!, sino DINASTÍAS enteras de ellos que NO cambiaron ni movieron de sitio ni, ¡menos!, eliminaron ni un solo jeroglífico del aquel solemne dicto tallado en durísima y perenne piedra donde uno de ellos declaraba que era una verdad INAMOVIBLE que su antecesor, ¡un sucio HEREJE que se había atrevido a decir que en las alturas NO estaba quien decían los sacerdotes sino DIOS!, simplemente NO había existido. ¿Lo recuerdan, verdad?; pasaron, ¡no siglos, no!, sino MILENIOS y, ciertamente, quien pudiera llegar a pensar, no sé.., que lo que ES es sólo lo que está escrito en un determinado papel, bueno.., pues pensaría que, en la realidad de las cosas, NO existió; pues, el dicto que sentenciaba su NO existencia se cumplió escrupulosamente, con detalle, con SAÑA, mes amis/es, reinado tras reinado; hasta tal punto que, ¡milenios después!, sesudos historiadores IGNORABAN por completo su existencia.

Hoy, a cualquier estudiante de bachillerato (que estudie, claro...) NO especialmente interesado para nada por la cosa egipcia, cuando se le pide cite a bote pronto algún faraón egipcio, el segundo o el tercer nombre que se le ocurre es, precisamente, el de el llamado faraón hereje; y, estén absolutamente convencidos/as.., NINGUNA auctoritas en el thema egipcio dedica una línea, ¡no ya a ningunear su reinado o cosa así!, sino a, ¡ni subliminalmente!, poner en tela de juicio considerarlo, a TODOS los efectos, faraón; digan sus inmediatos sucesores y más (y; que, en su mayoría, ¡no sólo NADIE se molesta en recordar su nombre!, sino que, para que fueran reconocidos como faraones, oigan.., precisarían de ir avalados por cantidad de estudios al caso que lo corroboraran) lo que digan.

Porque; lo que ES, damas y caballeros, ¿cómo va a decidirlo un negro sobre blanco, aunque sea dictado por un pueblo en masse, o incluso por todo un faraón?

¡Ah!; me viene a la cabeza, también, aquella noche lúgubre en que una ciudad entera, ¡uno de los CENTROS del mundo de su época!, aún humeantes los rescoldos del incendio, se aprestaba a dar su merecido a quien estaba, en aquellos momentos, siendo juzgado por los Ancianos en plena plaza... NADIE dudaba que aquel infame y sacrílego pirómano sería condenado, ¡por supuesto!; pero, ¡ah, el elán griego!, tampoco NADIE podía evitar -y, por eso, se guardaba sepulcral silencio- sentir curiosidad por lo que tuviera que decir...

-“Habla, pues: ¿CUÁL es la razón por la que has quemado el templo de la diosa?, ¿QUÉ razón hay detrás de tu horrible crimen, ni más ni menos que destruir la MARAVILLA? Habla, no te demores más...

-“Quizá tú, si no lates, si sólo eres alguien que no palpita, limitándose a andar, comer, estar con su mujer y creerse vivo, NO podrás comprenderme..; pero, yo, hombre que vas a condenarme, NO quiero ser como tú. Siento ASCO por tí y por quienes son como tú. Tú NO sabes nada; y, si algo llegas a saber, NO te sirve; porque, eres un COBARDE. ¡Oh, hombre que no merece ser tenido por tal!, yo descubrí un día que si reducía a cenizas el santo hogar de Artemisa, ¿QUIÉN habrá en el mundo que ni antes ni ahora ni en el futuro ignore su existencia o siquiera ésta le resulte indiferente?, tal cosa bastaría para escribir mi nombre en la Historia para SIEMPRE, para darme lo que tú, esclavo cobarde de tu mediocridad, JAMÁS tendrás: fama sin lugar a dudas INMORTAL"

Cuéntase, ¿saben?, que un escalofrío (¡al fin y al cabo era un griego, mes amis/es!) recorrió al redactor de la sentencia..; en la que, como se sabe, escrita en público y perenne monolito, además de la ATROZ muerte decretada para el pirómano, la prescripción de la DEMOLICIÓN de su casa y la DISOLUCIÓN de su familia, se ordena el BORRADO de su nombre de CUALQUIER lado donde estuviese escrito y se establece para el futuro la taxativa, terminante PROHIBICIÓN de volverlo a utilizar o siquiera pronunciar JAMÁS.

Tremendo castigo, sí..; pero, a fin de cuentas inútil: el redactor del texto, para, ¡precisamente!, asegurarse que aquel nombre y no otro fuese el que JAMÁS volviese a pronunciarse o siquiera pensarse, tuvo, ¡naturalmente!, que ponerlo.

¡NO!; ¿Cómo iba a silenciarse a la Historia?; ya iba bien el pirómano, ya...

¡“Antes de la Constitución, NADA había”; dice, divirtiéndonos, el chico de Solares!

¡Antes de la Constitución del ’78, TODO!

Para empezar, el rey.

Su Majestad Católica Don Juan-Carlos I, por la Gracia de Dios Nuestro Señor rex de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Nafarroa ("Navarra" dicen los españolistas...), de Granada, de Toledo, de València, de Galicia, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, de las Islas y Tierra Firme del Mar Océano; Archiduque de Austria; Duque de Bourgogne, de Brabant, de Milano, de Atenas y Neopatria; Conde de Habsburg, de Flandes, del Tirol, del Rosselló, y de Barcelona; Señor de Biskaia ("Vizcaya" se entestan en decir los españolistas...) y de Molina; Soberano Gran Maestre de la Insigne Orden del Toisón de Oro; y, rey constitucional de España y Capitán General de las Reales Fuerzas Armadas y su Comandante Supremo.

¡Él, damas y caballeros, está muchísimo ANTES que la Constitución del ’78!; y, lo que es en virtud de tal texto, en tanto SER, es, en definitivas cuentas, una circunstancial pequeñez para nada ni significativa ni representativa. Eso es lo que hay; y, a quien no le guste, oigan.., compresas.

Así pues, damas y caballeros, permítome abrir este modesto hilo en torno al título OFICIAL (con que fuese tradicional, histórico y, sobre todo y ante todo, legítimo, en fin.., bastaría..; pero, esas cosas.., ¡es que también es hoy mismo, no sólo legal a TODOS los efectos, sino OFICIAL!) de la actual cabeza de la Casa de Borbón; y, lo que tal es o no es.

Y, como intro, hablarles, nunca mejor dicho.., del augusto intro del título de nuestro soberano...

¿Saben?; en todo el orbe, damas y caballeros, sólo hay CINCO titulos reales internacionalmente reconocidos y, por tanto, SIEMPRE aplicados a los efectos al caso; y, de ellos, sólo dos son, digamos.., reinantes.

El título al caso MÁS antiguo es el de Rex Christianissimus o Roi Très-Chrétien; que es el utilizado por los soberanos galos desde Charles VI. NUNCA ha sido oficialmente concedido por la Santa Sede (que, no lo ha utilizado oficialmente sólo para dirigirse a los monarcas de la France -por ejemplo, S.S. Juan VIII llama así al rey leonés...-); aunque, eso sí.., el 1 de diciembre de 1469, finalmente, S.S. Pablo II informó verbalmente a los embajadores de Louis XI que los soberanos franceses podían llamarse y ser llamados así. En cambio, damas y caballeros, el título de Rex Fidelissimus o Rei Muito Fidel fué concedido oficialmente por S.S. Benedicto XIV (el 21 de abril de 1749, concretamente) a los monarcas lusos (*); como también, mes amis/es, lo fué {esta vez por S.S. Clemente XIII el 1 de octubre de 1758 (^)} el de Rex Apostolicus o Apostoli Király -en magyar- (o, Apostolischer König -en alemán-) con que, como toca y procede, se timbran los soberanos húngaros.

Como saben, los soberanos británicos, desde que el 11 de octubre de 1521 (¨) S.S. León X concediera a Henry VIII tal privilegio hereditario saecula saeculorum, se titulan Fidei Defensorem o Defender of the Faith.

Pero, SIN duda alguna, el título con MÁS solera es el de Rex Catholicus (aunque, hay que decir, noblesse oblige.., que la Santa Sede sólo utiliza el redactado Hispaniarum Rex Catholicus). Muchos/as creen que viene de una concesión papal que se remonta a los tiempos de los, precisamente, llamados Reyes Católicos; pero, NO es así: NO hubo tal concesión oficial. Es una de tantas mentiras interesadas del españolismo.

En realidad, damas y caballeros, a aquella, con el ordinal del reino castellano.., Isabel I y a aquel, siguiendo con el ordinal del reino castellano que tanto y tanto le privaba a aquel sujeto.., Fernando V, en fin.., sólo es que el Sumo Pontífice de la época (S.S. Alejandro VI, para más señas) utilizaba motu proprio y a nivel, digamos.., cartas privées expresiones como “tanquam veros catholicos reges, et principes” cuando hablaba de ellos (sobre todo, claro.., con ellos mismos).

La realidad de las cosas, mes amis/es, es que el título al caso fué oficialmente concedido a quien, como imperator, fue Karl V (que; era, como saben, nieto por parte materna de los llamados Reyes Católicos y, también, había heredado sus reinos) por S.S. León X el 1 de abril de 1516:

Nos [...] dicto Carolo Regi & ejus legitimae conjugi pro tempore existenti, nomen, & titulum Regum Catholicorum in Dei nomina assignamus, eisque, & eorum cuilibet, quod de cetero Carolus Rex, & ejus conjux Regina praefati, cum eorum nominibus propriis, vel sine illis Rex, & Regina Catholici denominari, & intitulari possint, seu quod dum, et quoties verbo, vel scriptis de Rege Catholico aut Regina Catholica simpliciter nomine proprio non adjecto mentio facta fuerit, solum, & dumtaxat dictus Carolus Rex, & ejus conjux Regina praefati, & nullius alius Rex, sive Princeps saeculi intelligi debeat, auctoritate Apostolica tenore praesentium indulgemus"

Como ven, damas y caballeros (con cuatro nociones de latín básico se está al cabo de la calle, sí...), ni una palabra de eso de (sic) “España”; ni por activa, ni por pasiva, ni subliminalmente o siquiera de forma elidida o entre líneas. Se concede tal titulación al imperator, a su augusta esposa en tanto su augusta esposa y a sus descendientes soberanos para SIEMPRE. Punto.

Lo demás...

Bueno..; pues, en el mejor de los casos, ignorante españolismo barato.

Siempre, en cualquier caso, a su disposición, mes amis/es.

Jaume de Ponts i Mateu
jaumedeponts@terra.es
Tortosa (Baix Ebre)
-Catalunya/UE-
06/12/2005, 20’11 hs. p.m.

(*) “voluntate nostra, ipso Rege inconsulto, per honorificum Fidelissimi Titulum nos ipsi excogativimus, quem eidem Regi, ejusque in Regno successoribus uti jam superius indicavimus, elargiti sumus”, reza la bula papal concedida a petición de Joâo V de Portugal.

(^) “ex illo tempore Hungarorum Reges Apostolici quandoque sunt appellati, privilegio, an consuetudine incompertum. Nos igitur [...] ejus appellationem confirmavimus, et tanquem in re integra eamdem Mariam Theresiam, Regesque omnes, qui illi in Hungariae Regno successerint, novo si sit opus beneficio, novoque ornamento decoravimus, eamque, deinceps Regesque omnes Hungariae, praeclaro Apostolici nomine appellandos decrevimus, et mandavimus", reza la bula papal ad hoc.

(¨) "Nos [...] qui in hac Sancta Sede a qua omnes dignitates ac tituli emanant, sedemus [...] Majestati tuae titulum hunc, videlicet Fidei Defensorem, donare decrevimus, prout te tali titulo per praesentes insignimus, mandantes omnibus Christifidelibus, ut Majestatem tuam hoc titulo nominent, & cum ad eam scribent, post dictionem Regi adjungant Fidei defensori", reza la bula papal ad hoc.