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  • 3 Mensaje de Valmadian

Tema: La 13Televisión y Lluís Companys

  1. #1
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    La 13Televisión y Lluís Companys

    En su permanente campaña antifranquista, esta cadena liberal de la peor especie y propiedad de la Conferencia Episcopal -me niego a añadir que "española"-, ha comenzado una especie de recordatorio del septuagésimo quinto aniversario del fusilamiento de Lluís Companys. No hay otra cosa que recordar de este siniestro personaje que un fusilamiento ganado a pulso, sentencia de muerte a sentencia, de las muchas que no tuvo ningún empacho en firmar. Por ello, y ante la permanente náusea que procuran los pésimos periodistas que manipulan esta cadena, con el beneplácito de la mencionada Conferencia, compuesta por obispos que sólo parecen serlo de los católicos que no saben donde tienen la mano derecha ni la izquierda, resulta conveniente ante la campaña que se avecina, algo de recordatorio sobre el personaje que ponga las cosas en su sitio y demuestre que clase de periodistas mentirosos anidan en la mencionada cadena televisiva. Me pregunto qué harían los obispos si la mayoría de los católicos españoles ante semejante secuencia permanente de falacias, dejásemos de marcar la casilla del 7 por ciento en la declaración de la renta.


    Lluis Companys, el nefasto.

    LaVerdadOfende / 26/05/2013

    Hace un par de años un diario digital nos sorprendía con el siguiente titular: “Piden la beatificación de Lluís Companys. Católicos catalanes solicitan al Papa Benedicto XVI que sea reconocido como siervo de Dios”.

    Os pongo el enlace porque supongo que es como para no tomarme en serio: Piden la beatificación de Lluís Companys - Noticias Sociedad - e-notícies

    La noticia está fechada el 1 de noviembre de 2010. Enseguida he recordado, que meses antes, exactamente el 19 de agosto de 2010, Catalunya Cristiana apareció a toda página, pagada por Frances A. Picas, la siguiente carta al director que sólo pudo publicarse como espacio publicitario y que a continuación os transcribo:


    SOBRE LLUÍS COMPANYS

    Tengo en mis manos un artículo publicado en Catalunya Cristiana el pasado 15 de julio, donde se hace referencia a la muerte de Lluís Companys. Para un católico y catalán como yo, y también para miles de cristianos y catalanes que recuerdan el año 1936, la figura de Lluís Companys es la de un político nefasto y detestable.

    El 6 de octubre de 1934, cuando se rebeló con las armas contra un gobierno legalmente constituido, sus colaboradores asesinaron la misma noche a Mn. Josep Morta, párroco de Navàs, incendiaron el templo parroquial, al igual que también quemaron y profanaron los templos de Vilafranca del Penedès, Morell, Vilanova i la Geltrú, Castellvell de la Marca y Sant Jaume dels Domenys.

    El 20 de julio, Companys proclamó la revolución por radio y en el discurso del 20 de diciembre confirmó las estructuras anarcomarxistas. Durante sus treinta y dos últimos meses de gobierno hasta que huyó por la Vajol, todos los templos de Cataluña estaban cerrados al culto, profanados y quemados los altares y las imágenes. Las escuelas cristianas fueron usurpadas y muchos sacerdotes, religiosos y gente de bien fueron perseguidos a muerte. También se incautaron fábricas y bienes.

    Los jueces que firmaron la sentencia de muerte de Companys siguieron la misma dureza de cuando Companys firmó el fusilamiento de 190 militares de graduación en Barcelona en 1936. Asimismo, Companys firmó un gran número de penas de muerte, entre otras, las de Sara Jordà, madre de nuestra amiga Rosa Maria Tutau, de Figueres.

    Cataluña no fue vencida, como se afirma en el artículo. Lean, por favor, las memorias del beato Pedro Tarrés, vicepresidente de la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña. Este santo catalán considera el día más feliz de su vida la derrota del ejército rojo en Barcelona con la esperanza de que se volvieran a abrir los templos clausurados y que Montserrat renaciera con todo el gozo bajo el canto del “Rosa d’abril”.


    Comité Central de las Milicias Antifascistas de Cataluña, con el presidente de la Generalitat, Lluis Companys, Josep Tarradellas, Aurelio Fernández… de mayoría anarquista. La represión en Cataluña será brutal. Las milicias actuarán con una arbitrariedad inconcebible, como atestigua el caso de unos novios que fueron detenidos mientras contraían matrimonio; en el mismo acto fueron asesinados los novios y el sacerdote… El número de sacerdotes y religiosos asesinados en Cataluña, en las primeras semanas de guerra, suman 651; después habrá más.

    Pero quién es Francesc d’Assis Picas

    Se trata de un profundo conocedor de la historia de la persecución religiosa de 1936 en Cataluña. La asociación Hispania Martyr le concedió el “Mèrit Martirial 2005”. Sobre este tema ha impartido diversas conferencias, y destacan las cuatro ediciones de su “Història de la persecució religiosa a Catalunya (1936-1939)”.Además tiene publicados libros de los más diversos temas: “Mossèn Jacint Verdaguer, poeta de Maria i de la Fe del Poble Català”; “Història de la industria tèxtil del segle XIX y XX”; una biografía del cardenal Francisco de Asís Vidal i Barraquer titulada “Les llàgrimes del Cardenal”; “La Flor del Nadal” (1954), pieza teatral navideña conocida en toda Cataluña como “Els Pastorets de l´Ametlla” que le valió en 2007 “La Creu de Sant Jordi”.

    Leed este otro artículo publicado en la web de Hispania Martyr:

    RECUERDO DEL 6 DE OCTUBRE DE 1934

    La noche del 6 de octubre de 1934 las familias cristianas pasaron horas de angustia y de temor. En Cataluña los partidos anarcomarxistas se sumaron a la revuelta de Lluís Companys en Barcelona y de los mineros en Asturias. En Navàs (Bages) esa noche asesinaron al párroco mosén Morta e incendiaron la iglesia parroquial. Mosén Morta, detenido, fue asesinado en una calle céntrica de Navàs y antes de expirar sufrió crueles torturas e insultos. De madrugada, Ramón Serra, un leñador, pistola en mano, junto a otros valerosos navasenses, al conocer que Lluís Companys se había rendido, se dirigieron al ayuntamiento y expulsaron al Comité Revolucionario que se había apoderado de la alcaldía y era responsable de la muerte del sacerdote y del incendio de la iglesia parroquial.
    También esa noche del 6 de octubre, incendiaron el templo de Vilafranca del Penedès, de Morell, de Vilanova i la Geltrú, de Castellví de la Marca y de Sant Jaume de Domenys. En Mataró obligaron, pistola en mano, al cura párroco Dr. Samsó, a entrar en el templo e incendiar los altares y la imaginería. El Dr. Samsó se negó con firmeza y a punto de asesinarlo, los incendiarios al conocer la rendición de Lluís Companys huyeron al mismo tiempo que entraban en el templo buenas personas de Mataró a apagar el fuego iniciado por los milicianos.

    En el pueblo de Subirats, esa noche, los “rojos” condujeron detenido al párroco, mosén Miguel Cirés, a las afueras y le ataron a un árbol. Cuando los revolucionarios de Subirats conocieron la rendición de Lluís Companys huyeron y dejaron abandonado al sacerdote, atado, a punto de ser asesinado. Días después, un amigo de mosén Cirés le regaló una pistola para protegerse si alguien le atacaba cuando se encontrase en descampado para asistir a enfermos. Informado el obispo, Dr. Irurita, ordenó al sacerdote que se deshiciese de la pistola, y le dijo que prefería un sacerdote mártir que a un combatiente. El 19 de julio de 1936 mosén Cirés fue asesinado como tantos cientos de sacerdotes y el mismo obispo Dr. Irurita.

    En Asturias, la revolución de 6 de octubre de 1934 duró más tiempo y fueron asesinados 34 eclesiásticos, totalmente indefensos, muchos de ellos docentes religiosos de los hijos de los mismos mineros que les persiguieron. El obispo de Oviedo, por suerte, se encontraba enfermo y hospitalizado en Pola de Gordón, pero al conocerse la tragedia perdió el habla y murió de angustia en Madrid, al cabo de un mes de haber estallado la revuelta.

    Lluís Companys en octubre de 1934 fue detenido y condenado a muerte. El obispo de Barcelona, Dr. Manuel Irurita, fue el primero, entre centenares de firmas, que pidió clemencia y solicitó su indulto. A Lluís Companys le fue conmutada la pena capital. Pasaron dos años y el 20 de julio de 1936, al estallar la revolución anarcomarxista, Companys investido nuevamente presidente de la Generalitat, sabía que una patrulla de milicias dirigidas por García Oliver asaltaría el palacio del obispo de Barcelona y no movió ni un dedo para evitar que fuese detenido. El obispo se había refugiado en el domicilio de la familia Tort. En diciembre de 1936 fue descubierto y trasladado a una checa. Después fue conducido al cementerio de Montcada, donde, sin juicio ni piedad, fue asesinado por uno de los comités legalizados por Companys.

    Los treinta y cuatro meses últimos del gobierno de Lluís Companys (del julio de 1936 al febrero de 1939) fueron una deshonra para Cataluña. Los años más siniestros de nuestra historia. Fueron derribados los más valiosos tesoros arquitectónicos religiosos herencia de la cultura pasada, fueron prohibidos el arte, la literatura y la música religiosa tan propia de Cataluña, y fueron perseguidos y asesinados los más grandes sabios, honrados y patriotas de nuestra tierra.

    En 1939, Lluís Companys vencido en la guerra civil, se exilió, pero fue detenido en Francia, juzgado y fusilado en Barcelona el 17 de octubre de 1940. La historia nos indica que en julio de 1936 Companys había hecho fusilar 199 militares de los que se sublevaron en Barcelona, en el alzamiento de Franco y Mola.
    El pueblo, hoy en día, tiene derecho a conocer la auténtica historia. No permitamos que se oculte ni que se tergiversen los hechos. Los hijos y los nietos de esa época siniestra queremos paz y concordia para todo el pueblo catalán, somos contrarios a la pena de muerte, ayer y hoy, y exigimos el derecho a divulgar nuestra memoria histórica, con libertad y con serenidad.


    Todas las iglesias han sido destruidas

    Gonzalo Redondo en su “Historia de la Iglesia de España, 1931-1939: La Guerra Civil, 1936-1939” (Madrid 1993) cita la edición inglesa escrita en 1938 por George Orwell, “Homenaje a Cataluña. Un testimonio sobre la revolución española” (Barcelona, 1970).

    En la nota 11 de la página 21 Redondo reseña:

    “George Orwell (Homenaje… p.41) pudo escribir en diciembre de 1936, a su llegada a Barcelona: “…casi todas las iglesias habían sido saqueadas y las imágenes quemadas, y algunas de ellas estaban siendo sistemáticamente demolidas por cuadrillas de obreros”. En Barcelona “se han quemado, se han destruido, 177 iglesias”(Antonio Pérez de Olaguer, El terror rojo en Cataluña, Burgos, 1937, p.14). “Más de 220 iglesias y grandes capillas públicas fueron incendiadas y saqueadas solo en Barcelona” (Luis Carrera, Grandeza cristiana de España. Notas sobre la persecución religiosa, Toulouse 1938, p.45). Este mismo autor, colaborador estrecho del cardenal de Tarragona durante los años de la II República, recoge las palabras del presidente de la Generalitat en una entrevista que se le hizo en agosto de 1936: “Abordado en ella (en la entrevista) el problema religioso, no sin cierto temor por lo delicado -dice la periodista- Companys (…) al preguntarle sobre la posibilidad de la reapertura del culto católico, contestó vivamente: “¡Oh! Este problema no se plantea siquiera, porque todas las iglesias han sido destruidas” (p. 46). Efectivamente. Cuando en 1938 Manuel de Irujo consiguió la autorización del gobierno de Negrín para abrir alguna iglesia se encontró con el problema de que, salvo las dos capillas privadas por la delegación vasca en Barcelona, no había ninguna iglesia en la Ciudad Condal en condiciones para que en ella se tuviera culto público”. (La foto que acompaña estas líneas es la Iglesia del Carmen de Manresa).

    Companys, un genocida pasivo

    La República negó siempre la existencia de checas, claro está. Pero el consejo de guerra a Laurencic tras la guerra (el ejército franquista le fusiló en el Camp de la Bota) acopió testimonios. Y recientemente han ido apareciendo otros. César Alcalá se ocupó de recogerlos y publicarlos en “Checas de Barcelona” (Belacqua, 2005), que nos pinta el siniestro cuadro del terror infligido a tantos barceloneses durante la Guerra Civil… Sabemos que las checas fueron una “franquicia” soviética que el estalinismo local aplicó y sofisticó. Su primer responsable, el húngaro Erno Gero, huyó de España, se convirtió en mano derecha de Tito y participó en la invasión de Hungría, donde murió en 1980 plácidamente: la historia es benévola con ciertos asesinos…

    César Alcalá, al que La Vanguardia entrevistó, el 19 de julio de 2005, responde al periodista Víctor Amela.

    -¿Cuántas checas hubo en Barcelona?

    -Una veintena. En pisos de las calles Muntaner, Sant Elies, Vallmajor, Portal de l´Ángel, Pau Claris, un par en la plaza Catalunya… La de más terrible fama fue la de Sant Elies; se sabía que quien iba allí… jamás volvía.

    -¿Por qué?

    – Era el apeadero del matadero; desde allí se les llevaba a la Arrabassada o a los cementerios de Les Corts o Montcada i Reixac para tirotearles. También hubo en esa checa un horno crematorio de cadáveres. Anticipándose a los nazis, algunos milicianos arrancaron dientes de oro a los asesinados…

    -¿Cuánta gente pasó por las checas?

    -¡Miles de catalanes! Algunos pasaban semanas encerrados, a otros los torturaban… y enloquecían. A la mayoría los tenían en espera de ir sacándolos para matarlos de un tiro.

    -¿Quién gestionaba esas checas?

    -De julio de 1936 a mayo de 1937, los anarquistas de la CNT-FAI y las patrullas de control (comandadas por Erao Gero, un enviado de Stalin), que recorrían Barcelona quemando iglesias y deteniendo a religiosos, católicos, carlistas, patronos, comerciantes…

    -¿Acusándolos de qué?

    -De ser gente de misa, gente de orden…

    -¿Qué hacia el gobierno de la Generalitat?

    -Lo presidía Lluís Companys, que no supo frenar aquellos crímenes, por lo que alguna responsabilidad de éstos podemos atribuirle. La pregunta es: ¿en qué grado?

    -¿Qué respondería usted a esa pregunta?

    -Que Companys era el presidente de todos los catalanes…, y 8.352 de ellos fueron asesinados en Catalunya de 1936 a 1939, muchos previo paso por checas. ¡Fue el 0,28% de la población catalana! ¿No debería haber hecho algo Companys para protegerlos?

    -¿Qué debería haber hecho?

    -No sé, obligar a las patrullas a llevar a los detenidos a la cárcel Modelo, y tutelarlos allí todo el tiempo necesario, evitándoles torturas y preservando de ese modo sus vidas.


    La Vanguardia, 29 de diciembre de 1936

    La siguiente pista nos la ofrece Josep Maria Martí i Bonet en su obra “El martiri dels temples a la diòcesi de Barcelona (1936−1939)” (Barcelona, 2008). En la página 65 cita un “sorprendente” discurso del presidente Companys delante de un numeroso público reunido en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona. Se publicó el día 29 de diciembre de 1936, con el siguiente título: “Concentración de fuerzas republicanas de izquierda” con motivo de la celebración del tercer aniversario de la muerte del Presidente Macià…

    El discurso del Presidente Companys pretende tratar la situación política y social dentro de “la actualidad (guerra civil) que estamos viviendo…”. Dice:

    “El 19 de julio, la que se subleva es esta España caduca, carcomida por el tiempo, cancerosa por sus pecados, que encuentra el apoyo y sirve de instrumento al fascismo internacional, obedeciendo a una táctica de estas fuerzas retardatarias que vienen a significar una continuación de la barbarie primitiva…”.


    Mn. Martí Bonet es un sacerdote e historiador catalán (Tarrasa, 1937). Se doctoró en historia eclesiástica por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y se diplomó en paleografía, diplomática y archivística, estudió Filosofía y Humanidades en el Seminario de Barcelona (1949-1957), y se licenció en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca (1962) . Ha sido profesor en la Facultad de Teología de Cataluña y en 1972 fue nombrado director de la Biblioteca Pública Episcopal y del Archivo Diocesano de Barcelona, en los que ha realizado una importante labor de modernización y de fomento de la investigación. Fue el organizador y comisario de la exposición Mil·lenium, por ello en 1990 recibió la Cruz de San Jorge. Entre sus libros destacan: “Catàleg Monumental de l´Arquebisbat de Barcelona” (1978 y 1981), “Sant Vicenç de Sarrià: 1.000 anys d´història” (1987), “La Catedral de Barcelona” (1997), “Gregorio Modrego Casaus: bisbe del XXXV Congrés Eucarístic Internacional de Barcelona: documents i notes històriques”(2002) o “El bisbat d´Egara: breu historia” (2007).

    Aunque Martí Bonet no da la cita completa, yo prefiero hacerlo y además en la hemeroteca de La Vanguardia es fácil encontrar la noticia y todo el discurso:

    “No se han sublevado tampoco los hombres de sentimiento religioso; los que se han sublevado son los traficantes de la religión de Cristo. Nosotros no vamos contra el sentimiento religioso, que mientras exista el dolor y la muerte, la mente humana buscará siempre el reducto o el refugio de una doctrina o de una filosofía o de un sentimiento, en el misterio impenetrable del más allá. No vamos contra ningún sentimiento, que mientras exista el dolor y la muerte, la mente humana buscará siempre el reducto o el refugio de una doctrina o de una filosofía o de un sentimiento, en el misterio impenetrable del más allá. No vamos contra ningún sentimiento religioso. Pero es que aquí los que se han sublevado son los dignatarios y los eficientes de un sindicato de intereses que comerciaba con la religión de Cristo y que el pueblo no conocía más que por las misas, por los funerales y por las dispensas. Estos son los que se han sublevado. El predominio clerical en nuestro país era como el predominio militarista: un predominio de castas y de privilegios, con una intervención continua en los negocios terrenales en la política, propagadores y sembradores de la pasión, de la violencia y de la discordia civil. En las elecciones del 16 de febrero, el Nuncio propagaba y exaltaba las candidaturas de derechas: con Acción Popular, iba Acción Católica, y el obispo de Barcelona fue el promotor de la coalición reaccionaria con carlistas y lerrouxistas, levantando aquí una ola desbordante de guerra civil… Y en los últimos tiempos, en vísperas del 19 de julio, algunas iglesias y conventos fueron convertidos en fortalezas. Por el obispado fueron repartidas armas y fueron los últimos reductos tomados por las fuerzas populares, los conventos e iglesias en los que se defendían hasta última hora las fuerzas del fascismo y de los militares rebeldes. Son beligerantes y han sido tratados como beligerantes… ¡Ah! ¡Cuántos dolores acarrea el estallido de la multitud! Pero en el fondo alienta siempre una justicia instintiva.
    “Estas últimas frases -afirma Martí Bonet- nunca deberían haber sido pronunciadas, en este contexto tan apasionado, por el presidente Companys… Si hubiese sido verdad que había habido resistencia en un par de iglesias de Barcelona, en la ciudad había por lo menos quinientos templos (parroquias, conventos, oratorio…) y, en la mayoría de ellos, los sacerdotes fueron sistemáticamente perseguidos, y no ofrecieron ninguna resistencia. Esta es la objetiva realidad… Tampoco se puede probar que el Obispo de Barcelona, Dr. Irurita fuera “el promotor de la coalición reaccionaria… levantando aquí una ola desbordante de guerra civil… y que desde el obispado fueron repartidas armas”. Son acusaciones que el presidente Companys, pienso, debía haberse ahorrado, o al menos, en caso de ser ciertas, eran tan graves que debían haber sido presentadas a su tiempo en los tribunales para ser verificadas”.


    “Pero para muchos de nosotros -termina Martí Bonet-, eclesiásticos o seglares católicos, todavía es más inadmisible la frase “en el fondo alienta siempre una justicia instintiva”. ¿De qué justicia habla el Presidente? ¿Se refiere a la justificación de la persecución, inmolación y a la enorme tragedia de tantas víctimas y al destrozo de los templos? De todas maneras es inadmisible en un Presidente unas declaraciones tan graves, sea cual sea el sentido de las mismas”.
    Lluis Companys, el nefasto



    26/05/2013 in condado de Barcelona, Guerra Civil 1936, Historia.



    http://www.laverdadofende.wordpress....ys-el-nefasto/
    sjl, DOBLE AGUILA y raolbo dieron el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  2. #2
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    Re: La 13Televisión y Lluís Companys

    Hasta otros liberales dan lecciones a estos liberales de 13TV a ver si aprenden un mínimo de Historia antes de abrir la boca para soltar disparates sin cuento, y además cobran por ello:


    El lado oscuro de Lluís Companys

    José García Domínguez


    Una semana antes de aquel 18 de julio de 1936 que habría de marcar para siempre la Historia del siglo XX español, la prensa de Barcelona recogía en sus páginas de sucesos las crónicas de un extraño crimen. En la puerta de La Criolla, famoso local de travestis del barrio chino de la Ciudad Condal, un habitual del establecimiento –al punto de ser conocido por el alias Pep de La Criolla– había sido asesinado por un grupo de individuos, al parecer mossos d’esquadra de paisano.

    El del tal Pep, un personaje del lumpen barcelonés vinculado a los servicios de espionaje de la Generalitat, no sería ni el primer ni el último cadáver en una de las tramas más sórdidas y menos conocidas de la Cataluña de la República y la Guerra Civil.

    Se trata de ésa que alimentaría una catarata de odios fratricidas, traiciones, muertes violentas y conspiraciones políticas sobre la que todavía hoy pesa un pacto de silencio sepulcral entre los testigos que aún permanecen vivos, además de un compromiso tácito de discreción por parte de los historiadores oficiosos del mundo catalanista.


    Silencio que acaba de romper un prestigioso catedrático de Historia de la Universidad Autónoma de Barcelona, Enric Ucelay da Cal. Así, el grueso de los datos recogidos en este artículo procede de un trabajo de investigación historiográfica que ese estudioso acaba de publicar bajo el título El “complot nacionalista” contra Companys ensayo que, a su vez, ocupa un capítulo del tercer volumen de La Guerra Civil a Catalunya, obra colectiva promovida por Edicions 62.

    Según compendia Ucelay en ese escrito, todo comenzó tres años antes de que sonara aquella ráfaga de disparos secos en la puerta de La Criolla. Fue en el transcurso de 1933, cuando un simple accidente de coche sin consecuencias graves devendría en el catalizador del oscuro drama. Quienes viajaban en aquel automóvil siniestrado camino de Manresa eran dos dirigentes de las JERC (Juventudes de Esquerra Republicana de Cataluña): Miquel Badía, más conocido entre sus seguidores como Capità Collons (Capitán Cojones), y Carles Duran. Este último, un protagonista secundario, únicamente significado por ser el marido de una joven y bella rubia, también militante del partido, Carme Ballester i Llasart.

    La rotura de un neumático en la carretera que une Barcelona con Manresa abrirá, pues, la primera escena de una obra que habrá de concluir con la muerte a tiros del Capità Collons a manos de un pistolero a sueldo y una conjura posterior de sus seguidores para asesinar al mismísimo presidente de la Generalitat, Lluís Companys.

    De los testimonios que ha reunido el historiador se extrae que, tras aquel accidente, Badía fue trasladado al hospital de Manresa. Allí se encontraría con Carme Ballester, que, alarmada, habría acudido al centro en busca de su marido. Sin embargo, Carme no coincidiría con su esposo, ya que éste no habría considerado necesario recibir asistencia médica y optaría por retornar de inmediato a Barcelona.

    Inesperadamente solos en la habitación hospitalaria, por lo visto, en determinado momento el encuentro casual entre Badía y la hermosa Carme “se calentó”, al tenor literal de lo recogido en la narración histórica. Fruto de aquellos instantes de ardor, al parecer, Badía se consideró depositario en lo sucesivo de ciertos derechos sobre la joven, y legitimado para ejercerlos cuando lo considerase oportuno. Hasta ahí, la peripecia parecía llamada a terminar en anécdota privada. Y así hubiese sido de no irrumpir en el argumento principal un tercero, el recién nombrado presidente de la Generalitat, Lluís Companys.

    Y es que poco después de aquello Companys, ya cincuentón y separado de Mercè Picó, su mujer en el momento de acceder al cargo, se sentiría fuertemente atraído por esa misma compañera de partido que Badía creía suya. Una querencia que resultaría correspondida de inmediato por Carme y que, por razón de su intensidad, daría lugar a más de una situación embarazosa. Por ejemplo, ésta ambientada en la Gran Vía barcelonesa que recoge el estudio de Ucelay: “En cierta ocasión, Companys se dejó caer por el centro de la JERC en la Gran Vía de las Cortes Catalanas. Alguien abrió la puerta de un despacho y lo descubrió en plena acción; la historia, no hace falta decirlo, corrió por toda Barcelona”.

    Así las cosas, el choque entre los dos hombres sólo podía ser una cuestión de tiempo. De un tiempo que el azar quiso que coincidiera con el golpe contra la República de octubre del 34. Una asonada en la que Companys asumiría el protagonismo desde las instituciones y el otro, Badía, el liderazgo en la calle como jefe de las milicias subversivas. Ése sería el reparto de papeles, a pesar de que un mes antes de revolverse contra la legalidad democrática española, en septiembre del 34, Companys había decidido cesar a su competidor, hasta ese momento comisario general de Orden Público de la consejería de Gobernación.

    Fue ésa una maniobra en la que el president no ponderó suficientemente la fuerza real de su enemigo personal y político dentro de ERC. En efecto, la presión de los partidarios de aquél forzaría a Companys a anunciar públicamente que su decisión había sido un error, y la disposición presidencial a reponerlo en su puesto al mando de las fuerzas de seguridad de la Generalitat. Compromiso que el otro se apresuro a exigirle que cumpliera en una acalorada entrevista personal.

    En ese encuentro era inevitable que surgiera lo que ninguno de los dos podía tolerar del otro. Y surgió. “Ese cargo no es para un hombre como tú”, grita Companys. “¿Qué quieres decir con eso?”, replica enfurecido Badía. “¡Ella es una santa!”, clama fuera de sí Companys. Y ahí, en el clímax del enfrentamiento, es cuando Badía no resiste contenerse por más tiempo y procede a relatar al president la confraternización manresana con todo lujo de detalles. En ese instante de la discusión, según pregonarían luego los seguidores de Badía, éste pudo haber firmado su propia sentencia de muerte.

    Tras los gritos y el portazo final, Companys, consternado por lo que acaba de oír, convocará a algunos presentes en la jornada de Manresa para intentar que le confirmen los hirientes hechos de los que acaba de alardear su rival. Terminará este segundo acto de la tragedia con lo que, asegura el catedrático, el “todo Barcelona” conoció como “la misa negra en la cama de Macià”. En el dormitorio de la Casa dels Canonges, residencia oficial de los presidentes de la Generalitat, y sobre el lecho que perteneciera a su antecesor, Francesc Macià, Companys obligará a Carme a ofrecerle un juramento formal de fidelidad.

    Ya con esa situación de odio personal en el punto álgido, se entiende que la coordinación entre los dos líderes de la Esquerra durante las jornadas de Octubre fuera pésima. Y que, tras una breve lucha y la rendición de los separatistas ante la pequeña guarnición que mandaba el general Batet, aquella astracanada concluyese como lo hizo: con Companys detenido y depuesto y con su compañero y rival huyendo por una salida secreta de la consejería de Gobernación que daba acceso a las cloacas de Las Ramblas. Ya a salvo, este último emprendería camino hacia un corto exilio parisino. A partir de ese momento, el entorno de Companys, coordinado por Jaume Miravitlles, pondría en marcha una intensa campaña para desviar toda la responsabilidad de la intentona y de su fracaso exclusivamente hacia la persona de Miquel Badía. Corría el invierno de 1934, y los días del Capità Collons estaban contados.

    Companys, hasta entonces preso en Cádiz, retornará a Barcelona en loor de multitud tras la victoria de las izquierdas en las elecciones de febrero de 1936. Justo dos meses después, Badía partirá hacia el otro mundo. En efecto, sesenta días más tarde, el 28 de abril, aparecerá su cadáver (y el de su hermano) en un portal de la calle Muntaner del Ensanche barcelonés. Un tal Justo Bueno, sindicalista de la CNT y pistolero a sueldo de la FAI que no conocía de nada a sus víctimas, había vaciado el cargador de una browning sobre el líder de la Juventud de la Esquerra y su acompañante. Necesariamente, alguien hubo de señalar el objetivo a Bueno.

    Llegado a ese punto crítico de la investigación, Ucelay escribe: “Todos los nacionalistas de convicción que simpatizaban con Badía sabían que la información había salido de Companys”. Por su parte, la Policía, en ese momento ya bajo el control directo de un hombre del círculo íntimo del president, Frederic Escofet, atribuirá de forma vaga el rol de instigadores del crimen a “los falangistas”.

    Nadie entre los independentistas radicales de las JERC creerá la versión policial. A resultas de ello, el primer llamado a pagar el airado escepticismo de los seguidores de Badía será Pep el de La Criolla, que lo hará con su vida. El segundo convocado a rendir cuentas de lo acontecido resultará el propio partido del president, ERC. Así, inmediatamente, la mayoría de los militantes y cuadros de las Juventudes de Esquerra Republicana decide escindirse y fundar otro partido, recuperando las siglas del viejo Estat Català que fundara Francesc Macià. El tercer chivo expiatorio podría haber sido el propio Lluis Companys, si la conjura que poco después urdieron los disidentes para matarlo se hubiera llegado a materializar.

    Ahora, cuando se acerca el desenlace final de la obra, es el momento de que irrumpa en escena un turbio personaje, Andreu Reverter i Llopart, cuyo papel resultará decisivo en lo que aún ha de acontecer. Porque, iniciada ya la guerra, el president adopta la decisión sorprendente de nombrar a ese perfecto desconocido para ocupar el cargo más importante de la Generalitat en aquellas circunstancias, el Comisariado General de Orden Público.

    La información obtenida por Ucelay entre sus fuentes lo lleva a retratar de la siguiente guisa al nuevo hombre de confianza de Companys: “Originario de Cornellà de Llobregat, hijo atolondrado de un fabricante, con fama de playboy, tenía renombre –merecido o no– como procurador de jovencitas. Se decía que su mujer era muy amiga de Carme Ballester y se rumoreaba que se había incorporado a los juegos íntimos del president algunas veces, sin protesta del marido”.

    Al tiempo, en el otro juego, el político, el president se decantaba por una alianza estratégica con la CNT-FAI, organización en la que guardaba numerosas amistades tras haberles prestado durante años sus servicios como abogado laboralista. Ese posicionamiento sería la causa de la caída en desgracia de su segundo en el govern, Joan Casanovas, un independentista en la línea de Badía.

    Casanovas, que además presidía el Parlament de Cataluña, decidirá entonces acercarse a los escindidos que acababan de crear Estat Català. La nueva hostilidad abierta entre dirigentes de ERC saldrá a la luz pública cuando, aprovechando un viaje del otro a Francia, Companys lo desposea de su residencia oficial, cediendo las instalaciones a Manuel Azaña, que buscaba alojamiento en Barcelona tras huir de Madrid.

    Que la segunda autoridad formal de Cataluña flirteara con un grupo que nunca había disimulado su simpatía por los nazis echaba más leña al fuego en una hoguera que no dejaba de crecer. Sobre todo, teniendo en cuenta que en ese momento ya había trascendido el viaje a Alemania de uno de los dirigentes escindidos, Manuel Blasi, y sus contactos con la red de Alfred Rosemberg; así como otro encuentro programado en Bruselas entre una delegación de Estat Català y representantes del Partido Nacional Socialista de Hitler.

    Una muestra del peligro que encerraba el giro de Casanovas la constituye la fuga de Josep Dencàs, el jefe de Estat Català. Porque al difundirse esos movimientos sospechosos de los independentistas más radicales Dencàs no tendrá más remedio que huir a toda prisa de la España republicana en un vapor italiano, tras rescatar a su esposa e hijos de un secuestro por parte de los cenetistas. Era evidente, pues, que se estaba llegando al límite de una tensión insostenible entre las dos facciones del nacionalismo, la oficial de Companys y la de los disidentes. Cualquier chispa podría provocar entonces el estallido del polvorín catalanista. Y justo en ese instante crítico Reverter, el playboy de Cornellà, sintiéndose acorralado por lo que se explicará a continuación, decidirá amenazar a Companys con ser él quien encienda la mecha.

    Esto último, la deslealtad de Reverter hacia Companys, el hombre que lo había extraído de la nada para proyectarlo a la cima del poder, ocurrirá a raíz de su detención por los anarquistas. Ese incidente, otro de los enigmas tovavía no esclarecidos de la historia que nos ocupa, es abordado así por el catedrático barcelonés: “Es posible que, justo el mismo día que fue arrestado, también lo denunciara el director general de Seguridad del Gobierno Largo Caballero, por haber parado a unos policias estatales que llevaban lingotes de oro y platino a Francia y haberles reclamado un porcentaje; tal vez esa acusación fue únicamente una mentira para tapar las implicaciones personales de Companys o el rol de Casanovas”.

    En cualquier caso, ya la paternidad de ese robo correspondiera a Reverter o sus actividades delictivas las realizara a instancias de algún superior, el de Cornellà no dudará en chantajear a Companys al verse preso. De tal modo que le hará llegar su propósito de revelar “aspectos inconvenientes” del president de la Generalitat en caso de no ser liberado inmediatamente. Cursado y recibido el mensaje, a Reverter se le ofrecen en el acto garantías de que se procederá a su excarcelación para luego facilitarle una posteriór salida hacia Francia. Confortado por el compromiso, el recluso opta por callar de momento; no imagina que a no tardar lo hará para siempre.

    Los deudos de Badía, ahora coaligados con Casanovas, no permanecerán indiferentes a esos acontecimientos. Pero dejemos de nuevo que sea el profesor Ucelay quien hable: “Mientras tanto, en medios nacionalistas se había hablado, muy irresponsablemente, de tomar el control de la situación mediante la liquidación del president y la toma del poder en la capital catalana (...) Algunos –por ejemplo, Esteve Albert, un exaltado nacionalista de acción de Mataró– ya habían hecho planes para un atentado. Circuló la historia de que un comando de Estat Català que pretendía secuestrar al president fue detenido por los anarquistas”.

    En cualquier caso, lo cierto es que, tras este último episodio, el conseller Casanovas será detenido junto al nuevo secretario general de Estat Català, Torres Picart. En el transcurso del duro interrogatorio que llegará a continuación, Picart “se hunde”. A partir de su confesión, la suerte de los dos Casanovas, el del govern y el alcahuete de Cornellà, estárá definitivamente echada.

    Así, el cadáver de Reverter será descubierto en una cuneta de la carretera que une Manresa y Calaf, aunque, al parecer, el tiro en la nuca se lo habrían disparado “agentes de confianza” de la CGOP, inmediatamente después de salir de la celda que ocupaba en el castillo de Montjuic. A ese respecto, apostilla prudentemente el autor de la investigación histórica: “Parece ser que Companys obligó al govern Tarradellas –éste, venido urgentemente desde Valencia, la noche del 24 al 25– a votar la aprobación de su muerte, lo cual aceptaron todos menos Comorera”.

    Por su parte, Casanovas, un hombre también de vida dispersa (estaba “estrechamente vinculado” a la vedet del Paralelo Margarita Carvajal), logrará salvar la vida in extremis. Tras una rocambolesca huida que por sí sola daría material para otro artículo, finalmente logrará pasar a Francia para no retornar jamás a Cataluña. En cuanto al resto del cuadro de actores, todos se perderán más tarde en el olvido. Todos, incluido el president Companys, ya que su trágica muerte en el mismo castillo de Montjuic daría lugar al gran tabú que aún hoy impide que se difunda el lado oscuro del nefasto capítulo que protagoniza en la historia contemporánea de Cataluña.



    José García Domínguez - El lado oscuro de Lluís Companys - La Ilustración Liberal - Revista española y americana



    Reconocimiento como "siervo de Dios", ya hay que tener cara dura. A la redacción de la 13Tv habría que enviarles estas informaciones.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  3. #3
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    Re: La 13Televisión y Lluís Companys

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    Me pregunto qué harían los obispos si la mayoría de los católicos españoles ante semejante secuencia permanente de falacias, dejásemos de marcar la casilla del 7 por ciento en la declaración de la renta.
    ¿Quizá deberíamos retomar este tema? ¿Debe un católico coherente marcar la X en la casilla de la Iglesia?
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    Re: La 13Televisión y Lluís Companys

    Cita Iniciado por Rodrigo Ver mensaje
    Si retomarlo significa volver a comentar los mismo, pues los argumentos ya están ahí. Porque lo mismo que de dicha financiación se obtengan medios para sostener esta cadena, también se aplican a verdaderas necesidades. Aquí el problema es que no hay un post-declaración positiva acerca de a qué partidas se han de destinar esos fondos. Si la hubiera, la cosa sería mucho más sencilla.

    En cambio, hay que ver que bien les sale la jugada, ahora resulta que Rajoy se ha acordado de la cadena y la ha favorecido en detrimento de PRISA, ¿por qué será?
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

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  5. #5
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    Re: La 13Televisión y Lluís Companys

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    A todo esto habría que añadir la actuación de los agentes de la NKVD enviados por Stalin para tener el control total de la república española y que actuó sin interferencias. Miles de asesinatos de anarquistas fueron cometidos por los comunistas para hacerse con el poder absoluto, sin embargo muchos de esos crímenes se le achacan al bando nacional hoy día.

    En total la cifra de crímenes bajo la república en Cataluña supera los 12.000.

    Otra cuestión que habría que contar es que la LIGA CATALANA se había integrado en la CEDA allá por el 33 o antes, esto desmiente el mito de que Cataluña era de izquierdas. Evidentemente la burguesía y terratenientes catalanes no querían el comunismo y durante la posterior dictadura de Franco formaron parte del régimen obteniendo pingües beneficios.
    A la muerte del dictador ocultaron su pasado franquista diciendo que ellos eran antifranquista y que querían la autonomía catalana nuevamente. Casi todas las 234 familias burguesas catalanas, más o menos, pasaron a formar parte de CIU,

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