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Tema: Serie : Hacia la REVOLUCIÓN (1ª Parte de 3)

  1. #1
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    Serie : Hacia la REVOLUCIÓN (1ª Parte de 3)

    Serie : HACIA LA REVOLUCIÓN (Parte I)




    ANTECEDENTES.
    Con el testimonio de los ojos y la autoridad del sentido común, durante siglos se afirmó que la tierra era plana o que era el Sol el que giraba alrededor de la Tierra. Hay ciertas “verdades” que sólo son tales en apariencia.


    Es frecuente escuchar afirmaciones sobre el capitalismo como si fueran verdades evidentes e indiscutibles, sin necesidad de más análisis. Así, se dice que el sistema capitalista es tan eficaz que jamás será derrotado por el marxismo. Que la economía capitalista tiene más recursos que la marxista, etc. Pero la economía capitalista está totalmente desacreditada y está siendo desplazada de muchas de sus bases materiales.


    También se proclama que la economía marxista es superior al capitalismo y que irremesiblemente acabará por sustituirlo, tan seguro como que la noche sigue al día. Sin embargo es evidente que dicha economía es un fracaso.
    Pese a su economía “científica” y las aseveraciones de Marx y Engels de que los medios de producción bajo la dictadura del proletariado rendirían más y darían felicidad a los pueblos que lo hicieran el resultado y prueba histórica es la contraria.


    Es frecuente oír una aparente y evidente verdad: el comunismo y el capitalismo son enemigos mortales. Pero la realidad es que durante décadas han sostenido relaciones cordiales de afectuosa alianza. Se dice que el capitalismo es la antítesis del marxismo pero siempre que éste entra en dificultades acude solícito, sin falta, el capitalismo en su auxilio.


    Ante esta y otras muchas contradicciones puede afirmarse que ni el capitalismo ni el marxismo son sistemas monobloque, están compuestos de varios elementos.


    Usualmente se define como capitalismo a actividades económicas como:
    - producir optimizando los recuros y obteniendo beneficios.
    - ahorrar para invertir y lograr utilidades.
    - inventar, comercializar y ganar dinero.
    - comprar y vender libremente.
    - comerciar libremente.
    - formarse y ejercer profesionalmente para obtener beneficios.
    - trabajar libremente en lo que se quiera y donde se quiera.
    - cultivar libremente una tierra, mejorarla y hacerla más productiva, venderla y/o heredarla.
    - formar libremente cualquier patrimonio, personal o familiar.


    Estas y otras actividades económicas han existido desde siempre a mayor o menor escala según el desarrollo de los pueblos. En todos los casos se busca un beneficio económico. Beneficio que es IMPRESCIDIBLE en toda actividad humana pues de él depende su existencia. Obtener el pan de cada día implica una actividad económica. Toda actividad humana es esencialmente económica. Evidentemente el hombre no existe sólo para lograr beneficios económicos, pero necesita de ellos para subsistir.


    Siempre ha sido así y no tiene nada de particular. Es algo lícito, incluso deseable, si no se violan unas normas elementales de moralidad.


    El problema surge cuando bajo el nombre de CAPITALISMO se engloban funciones que desprestigian el término y que tienen ciertas peculiaridades.
    Cuando el objetivo de la actividad económica desborda unos límites sanos se convierte en un mal. La actividad económica es un fenómeno natural en la lucha del hombre por su supervivencia. Pero cuando del uso se pasa al abuso surgen los problemas.


    Ya 800 años antes de Cristo el profeta Amós anunciaba el castigo para los que hacían prácticas y transacciones económicas fraudulentas.


    Seis siglos después una secta hacía tales prácticas aunque de forma más ingeniosa e injusta. Y con una característica: no las hacía únicamente movido por la avaricia, sino para aprovechar el poder económico conseguido y trocarlo en poder filosófico y político. Eran los saduceos que más tarde actuarían contra Jesús.

    Los saduceos se hicieron expertos en sobornos, coacción y toda clase de trapacerías económicas. Anás pudo obtener, así, el sumo sacerdocio para él y sus cinco hijos. Y para Caifás.

    Usaban la economía con malas artes, no como simple base para la subsistencia sino como instrumento para conseguir y ganar poder en otras áreas. Tenían la habilidad de descubrir “oportunidades” especulativas con un frío racionalismo materialista.


    Por eso es conveniente, para no confundir, denominar la actividad económica sana y a estas prácticas abusivas de forma diferente.


    Buscar una concentración de riqueza con malas artes desborda los límites sanos de la economía, peor aún, buscar dicha concentración con un propósito premeditado de aprovecharla para lograr control político, filosófico, social y antirreligioso debe tener un nombre concreto. Es lo que el autor denomina SUPRACAPITALISMO.


    Así, el supracapitalismo no es la esencia de la economía, cuyo objeto es aprovechar los avances de la ciencia y la técnica para optimizar la producción elevando el nivel general de vida vía utilidad. La economía sana busca el beneficio propio pero sin dañar a terceros, ni al productor ni al consumidor, contribuyendo a distribuir, entre todos, los bienes y riquezas de la tierra.


    El supracapitalismo no practica esta función económica. Se escuda en el “capitalismo-liberal” para abrir las puertas y burlar la ley de la oferta y la demanda, desplazar a la libre competencia, distorsionando el mercado libre al que toma como botín. Persigue el control económico para IMPONER otros controles.


    Los Estados marxistas concentran la riqueza en sus manos mediante la supresión de los derechos individuales y la confiscación. Y lo hacen, no por necesidades económicas de sus súbditos (esclavos), sino para CONTROLAR TOTALMENTE las funciones económicas, y las no económicas, del pueblo. Así acaba controlando las actividades políticas, las relaciones sociales, el modo de pensar y extinguir los sentimientos religiosos.


    Es decir, tanto el marxismo como el supracapitalismo son un cáncer de la economía, no la economía en sí.


    El origen de ese cáncer económico se remonta a varios milenios atrás. Para abreviar la historia sólo nos remontaremos a unos siglos atrás.






    INGLATERRA.
    En el año 1066 llegó a Inglaterra un pequeño grupo e exranjeros cosmopolitas con el fin de hacerse ricos. Su sagacidad sorprendió a los nativos de la isla que fueron presa fácil de “habilidosas” transacciones “mercantiles”. En poco tiempo los recién llegados controlaban prácticamente la mitad de las tierras y de la riqueza nacional.


    Bajo la astuta dirección de sus jefes, como Jacobo de Orleáns, ganaron un inmenso poder económico y político. En pocos años, unos 20, empezó a surgir una reacción contra ellos con violentas protestas a sus métodos y prácticas.
    El Rey Ricardo Corazón de León logró pacificar los ánimos, pero el malestar volvía a surgir una y otra vez, estallando nuevamente bajo el reinado de Eduardo I (Historia de la Economía de Georges d'Avenet).


    Con la autorización del Papa Honorius IV se efectuó un sínodo en 1287 y se decidió la expulsión de los extranjeros especuladores. La mayoría, unos 16.500, salieron de Inglaterra en 1290.
    Aparentemente fue el punto final del problema pero en realidad quedó planteada una lucha en la que intervenian más cosas que factores económicos: política y religión.


    Durante el siglo siguiente (XIV) Inglaterra se vió inquietada por numerosas agitaciones “religiosas” y sociales internas, a la vez que libraba guerras con Francia.
    John Wiclef (Wyclif) inició una enconada campaña contra la Iglesia, en especial contra el Papa. Wiclef mantenía contactos secretos con grupos de Praga. Negaban el libre albedrío y pugnaban por proscribir la jerarquía sacerdotal que substituirían por la “asamblea de los elegidos” (según su libro De Iglesia, publicado en 1738).
    Wiclef encabezaba al partido antipapal e impulsó a los grupos de “predicadores ambulantes” siendo un precursor de la Reforma con el objeto de dividir y debilitar el catolicismo.


    Ya en el XV hubo graves disturbios en Inglaterra. Mediante terribles matanzas el bando de la rosa blanca y el de la rosa roja se alternaban en el poder. Pero pese a las constantes guerras, un pequeño grupo acrecentó sus ya grandes fortunas mediante combinaciones monopólicas y traficando con mercancías de grupos afines de Venecia, Florencia y Pisa.


    Al iniciarse el XVI subió al trono Enrique VIII (1509) pero el movimiento anticatólico ya llevaba dos siglos de pugna en Europa mediante numerosas sociedades y sectas secretas: heréticos, cátaros, valdenses, albigenses, esotéricos, cabalistas e incluso magos y alquimistas.
    Las guerras “religosas” habían sido frecuentemente fomentadas por organizaciones y sectas secretas y la Iglesia había tratado de frenarlas mediante la Inquisición pero, a finales del XV, el tribunal ya había dejado de tener influencia (excepto en España, según La Cara Oculta de la Historia Moderna, de Jean Lombard).


    De las sectas ocultas brotaron movimientos anticatólicos. Las leyes contra la alta traición (de 1535) se usaron para una cruenta persecución contra la Iglesia Católica. El Canciller o primer ministro de Inglaterra: Thomas Cronwell organizó la más vasta red policíaca y de espionaje hasta entonces conocida. Con agentes infiltrados en iglesias, tabernas, comercios, molinos y barcos. Impulsó el terror policíaco. Alentó a Enrique VIII para que se divorciara de su esposa Catalina.

    El Papa no concedió el divorcio y el rey declaró el cisma, se autoproclamó jefe de su Iglesia, confiscando todos los bienes y posesiones de la Iglesia, que separó de Roma y formó la Iglesia Anglicana.
    Los clérigos fieles a Roma eran encarcelados, torturados y ejecutados. Los que defeccionaban eran restituidos a sus puestos, recompensados y ascendidos.

    Se retocó y depuró la liturgia y los dogmas católicos, y se declaró la lucha contra las imágenes, las reliquias y las peregrinaciones.


    Enrique VIII casado en segundas nupcias con Ana Bolena la hizo ejecutar para, al día siguiente, casarse con Juana Seymour de la que quedaría viudo. Casaría por cuarta vez con Ana Cleves (protestante alemana) de quien se divorció más adelante para casarse, esta vez con Catalina Howard a la que poco después haría decapitar para contraer nupcias, nuevamente, esta vez con Catalina Parr.
    Mantuvo el reinado con el terror, más de 1252 ejecuciones incluyendo 18 obispos, 13 abades y 575 sacerdotes. Y el martirio y ejecución de su ex canciller (santo) Tomás Moro.


    En esa misma época estallaba la Reforma “religiosa” encabezada, aparentemente, por Lutero, protegido de sociedades y sectas secretas, especialmente los rosa-cruz, y también surgía la figura de Calvino (en realidad Calvin, Cauin o Cohen) que formaba una ideología “puritana” que arremtía contra la tradición católica de ligar actividad económica y moral, derribaría el concepto del “justo precio” para dejar el campo libre a todos los artilugios de la especulación (El Pensamiento Político de Calvin de Marc Cheneviere).


    Contravenía así a los Concilios de Nicea (787), Letrán (1179) y Vienne (1311) que habían procurado mantener las actividades económicas dentro de los límites morales.
    Además, en Ginebra establecería una dictadura político, social y económica basada en el terror y las ejecuciones sumarias. Regulando, de forma colectiva, desde las horas y hasta el contenido de los platos del menú de los súbditos.


    Calvino enfrentó el AT al Nuevo Testamento. Tomó frases aisladas del AT para darles nuevas interpretaciones, subvirtiendo sus valores e ideas. Indujo la idea de que la riqueza representaba un signo de los “elegidos”, la marca visible de la “bendición de Dios”. El destino se manifestaba mediante la prosperidad económica.
    Los rosacruces y cabalistas apoyaron incansablemente a Calvin y los usureros natos formaron dinastías que pefeccionaban sus métodos y argucias acrencentando sus fortunas generación tras generación.


    En el XVI estos hombres hábiles y con experiencia de siglos de usura convirtieron a Amsterdamn en una plaza financiera como no se había visto antes.
    En 1602 montaron la Compañía de las Indias Orientales que practicaban, en los territorios que se descubrían en todo el mundo, la rapiña, la esclavitud y el comercio forzado.
    En 1609 formaron el Banco (privado) de Amsterdam y dos años después la Bolsa de Valores.
    Crearon sociedades anónimas y financieras de novedosas características cuyos principales accionistas eran hebreos procedentes de España y Portugal, con descendientes de los expulsados de Inglaterra.


    Ambos organismos, Banco de Amsterdam y la Bolsa de Valores hacían especulaciones vertiginosas y con procedimientos opacos e incomprensibles para sus víctimas. Abrían líneas de créditos muy por encima del valor de los depósitos que custodiaban y cobraban intereses de un dinero que nunca existió realmente, sólo en unos libros de contabilidad abstractos, pero que generaban unos beneficos en intereses muy reales que cobraban puntualmente. Era el equivalente a una falsificación masiva que generaba una alta inflación de la que los prestamistas obtenían nuevos beneficios. Los retiros de los créditos y las cancelaciones eran cubiertas con los nuevos depósitos que iban entrando. Todo un ingeniosa estafa de malabarismo piramidal (La Banca a Través de los Años de Dauphin Meunier).


    Cuando la inflación era exagerada y ciertos acreedores ya no podían pagar sobrevenía la consabida “depresión” del ciclo que permitía a los financieros aumentar sus beneficios por la ejecución de los avales e hipotecas (bienes reales que actuaban de garantía), en resumen mientras ellos especulaban y obtenían grandes beneficios con dinero ficticio (solo con existencia contable) ellos se aseguraban con garantías de bienes reales, ganando aún más, en las épocas de depresión cuando ejecutaban las hipotecas de dichos bienes.


    Así, la economía productiva, de profesionales, trabajadores y comerciantes normales rendía beneficios muy moderados (4-6%) ellos obtenían, sin producir nada beneficios del 200% o más. Además controlaban las alzas y depresiones que causaban a voluntad cuando les convenía.


    Por primera vez en la Historia se realizaba de forma técnica y organizada la especulación y el agiotismo a escala continental.


    Surgieron teorizantes como Saumaise que en su libro “De Usuris” reiteraba las tesis de Calvin y “demostraba” que en cuestiones económicas o financieras la moral no tiene cabida y mucho menos la moral católica. Inmediatamente fue corroborado por numerosos autores, especialmente los sefarditas José de la Vega y Josef Pinto.


    Dinastías financieras surgían con estos métodos, así: Bueno de Mesquito; Francisco Melo; los Pinto; los Belmonte, etc. (Historia de las Doctrinas Monetarias de René Gonnard).


    Y las prácticas que habían sido condenadas como ilegales y/o inmorales fueron quedando “justificadas” con argumentos que acallaban conciencias.
    Entreverar mercancías de menor calidad (camelote); mermar deliberadamente el peso; vender con pérdida (dumping) para apoderarse del mercado y luego establecer precios altos (monopolio); ventas a plazos con intereses exagerados; etc. fueron generalizándose como prácticas “ingeniosas” y no como formas ilícitas.


    Durante 40 años (desde 1619) funcionó un monopolio de financieros que traficó con esclavos negros a unas 20 libras esterlinas por cabeza, este “comercio” fue heredado luego por la Royal African Company of England (en 1764 Benjamín Wright; Jacobo Rodríguez y Abraham Pereira operaron en Jamaica con el “mercado de negros” (llamado madera de ébano), en algunos años, como 1790, vendieron más de 600.000 esclavos).


    El concepto de “precio justo” sostenido por la Iglesia fue impugnado y desacreditado. En su voluminoso Talmud encontraban justificación para muy diversas acciones que la moral católica no admitía (El Talmud del Rev. I. B. Pranaitis).


    Amsterdam fue llamada la “nueva y grande Jerusalén” y de allí partían los accionistas, instigadores y promotores de los Bancos de Rotterdam y Nuremberg, que luego se extenderían por todas las grandes capitales europeas. El sistema no era malo, pero sí el abuso que de él se hacía.


    Estos hombres y dinastías no actuaban por el afán simple de acumular dinero por cualquier medio, su afán estaba movido por una idea trascendente, de mística invertida: el dinero serviría como un medio o palanca para adquirir el poder político con la que lograría la hegemonía universal, requisito necesario para la llegada de su verdadero Mesías. Y estas ideas prevalecieron a través del tiempo y las dinastías. No era un móvil individual, regional o transitorio. Se extendía a toda la tierra y debía prolongarse por los siglos. Este sistema de ideas ha incluido, necesariamente, y de modo muy especial, la lucha contra Cristo.

    Y no era algo nuevo que naciera en el Amsterdam del XVII, hundía sus raíces muchos siglos atrás, pero fue en Amstedam dónde se sistematizó la técnica de un arma económica que sirviría para materializar las ideas en los demás campos: político, social, filosófico y anticristiano. Y a ese arma económica se la puede definir como SUPRACAPITALISMO cuyas dos características definitorias son:

    1.- buscar la supremacía económica por cualquier medio sin fenos morales y/o religiosos.
    2.- que dicho poder económico no sea un fin en sí mismo sino un medio para triunfar en la Revolución total.
    De ahí que Supracapitalismo y Marxismo sean hermanos siameses hijos de los mismos padres.






    PRIMER TRIUNFO MODERNO.
    Estos dos móviles triunfaron en la Revolución de Olivier Cronwell. Este segundo Cronwell acaudilló a los puritanos (calvinistas) y triunfó en 1645 gracias a la ayuda de numerosas logias europeas y los poderosos círuclos económicos de Amsterdam.
    El enlace era Antonio Fernández Carvajal (judío expulsado de España) que dirigía en Londres una sinagoga secreta.

    El rey inglés, Carlos I, era un estorbo para la revolución por lo que se hizo multitud de propaganda que lo hizo impopular. La acusación la ejecutó el Dr. Isaac Dorislaus, agente de Manasseh ben Israel, quien desde Amsterdam se entendía con Cronwell.

    El rey sería ejecutado en 1648 y se precisó un gran despliegue de tropas para sofocar los levantamientos populares. Cronwell estableció una fezoz dictadura, particularmente contra los católicos, realizando matanzas con todo lujo de crueldades, confiscó tierras, deportó prisioneros como esclavos, envió mil mujeres a Jamaica para solaz de los colonos. El vulgo llegó a decir que este judío tenía pacto con el demonio.
    Cronwell consiguió dejar sin efecto el edicto que en 1290 había cerrado las puertas de Inglaterra a los judíos y éstos volvieron, sin limitaciones, a partir de 1656, a cambio Manasseh abrió sus grandes mercados mundiales al comercio “inglés” (Misión Olivier Cronwell de Lucian Wolf).


    La Revolución de Cronwell seguía dos principios: Lucha contra el catolicismo y uso de la economía para dominar la política, ideología y filosofía. Tras la muerte de Cronwell (1658) su movimiento siguió, se modernizó la Bolsa de Valores, se hicieron grandes especulaciones, incluso difundiendo falsas noticias para provocas bajas o alzas convenientes. También se usaba información secreta militar (procedente del exterior) sobre la abundancia o escasez de determinados bienes, destino de ciertas guerras, etc.


    En 1694 surgiría el Banco de “Inglaterra” con sistemas ideados por los expertos de Amsterdam y junto con la Bolsa de Valores fueron la obra culmen del Supracapitalismo.
    El centro financiero se fue desplazando a Londres dejando a Amsterdam en segundo plano, y para asegurar esa supremacía se dotó a Inglaterra de una podrosa marina que se apropió de bases en todos los mares sin otro derecho que el de la fuerza.


    Gran Bretaña entraba en el XIX con 11 millones de habitantes, pero en 1831 ya eran 16,5.
    En la Bolsa de Valores destacaban los hermanos Abraham y Benajamín Goldsmit que lograron el monopolio de la emisión de empréstitos del Estado función muy lucrativa en la que serían relevados por Nathan Rothschild (1819).


    En el área ideológica-secreta la masonería inglesa fue reorganizada para convertirse en un centro universal, en la “Madre Gran Logia del Mundo” mediante las logias especulativas. Entre sus dirigentes más conocidos figuran: Antonio Sayer; Jacob Lamball; y John Elliot.

    Y aunque aparentemente el régimen político de Inglaterra variaría, adoptando diversas formas, habría de conservarse como un discreto bastión de los planes revolucionarios mundiales (Jean Lombard en Cara Oculta de la Historia Moderna).







    NUEVO GOLPE : AHORA EN FRANCIA.
    La situación en la Francia del XVIII se iba volviendo cada vez más propicia para un gigantesco estallido. La proliferación de organizaciones y sectas secretas era imparable, maduraban cada vez golpes más audaces y ambiciosos. Las especulaciones financieras provocaron enormes quiebras en Lyon que dejó de ser mercado internacional, la inflación y su carestía consiguiente se hizo patente en 1719.
    Mientras Inglaterra se fortalecía, Francia se debilitaba. De Londres llegaba la influencia secreta de los rosacruces, de los Iluminados de Baviera y otros grupos que convergían hacia un mismo fin.


    El Papa Clemente XII decretó (1738) la excomunión de los católicos que se afiliaran a la masonería en sus diversos ritos. Pero el poder de la masonería no está en su número sino en los puestos clave que ocupan sus miembros. No es un organismo de masas aunque las mueve y desorienta.


    Las organizaciones secretas recibían ríos de financiación de Londres, Venecia, Génova, Rotterdam, mientras el clero, el ejército y la administración era infiltrados. Todo se preparaba para destruir el Estado.
    Todo saltó en 1789 en que la Revolución denominada francesa, efectivamente fue hecha por franceses pero era obra de una fuerza cosmopolita internacional (Revolución Mundial de Nesta H. Webster) y dejó ver, tras las matanzas, degüellos, cabezas clavadas en picas y paseadas por las calles parisinas, gran parte de su verdadera esencia.


    En 1792 se derogó la Era Cristiana y comenzó a contarse el año primero de la nueva Era Revolucionaria. La semana se convirtió en decena suprimiéndose los domingos. Se decretó la abolición del culto católico. Los templos saqueados, incendiados y cerrados. Se negó a Cristo. Se suprimió la ley divina revelada y con ella la ley moral. Se proclamó el culto a la “Diosa Razón”, ya no había más deberes que los que el hombre se diera a sí mismo. Hace su entrada el término DEMOCRACIA que situaba toda fuente de autoridad en la decisión de un grupo gubernamental que se arrogaba la representación del “pueblo” al decir que actuaba en nombre de éste. En resumen:
    1.- guerra a Cristo.
    2.- abolición de la propiedad privada.
    3.- educación única, laica y estatal.
    4.- alimentación igual para todos.
    5.- dictadura con el pretexto de redimir al pobre.
    6.- trabajo obligatorio.
    7.- la niñez bajo control estatal, no familiar.
    8.- proletarización general, ataque al burgués.
    9.- control natal en nombre del bienestar geneeral.
    10.- procesos sumarísimos para los contra revolucionarios.


    Hubo 3.000 ejecuciones en París, 17.000 en Francia con proceso. Las sumarísimas subieron la cifra hasta 35-40.000. El 31% eran obreros o artesanos y el 28% campesinos.


    Olvidando las bellas proclamas propagandísticas y los eslóganes, la triste y cruel realidad es que en nombre de la justicia se cometieron las más grandes injusticias, en nombre de los pobres se aumentó su número y los hicieron aún más desgraciados. En nombre de la libertad se suprimieron todas las libertades. Murió la libertad de prensa y la de cultos. Los templos, seminarios y conventos quemados, derruidos y cerrados. Cientos de sacerdotes y monjass vejados, martirizados y ejecutados.


    Se formaron milicias comandadas por “comisarios” como Anacharsis Klotz; Marat; Almereyda; etc. y también “sociedades populares” con sanguinarias consignas.
    Por supuesto se decretó la emancipación de los judíos que no quedaron conformes por aspirar a las ventajas de su doble nacionalidad.
    La victoria fue total pero cometieron un gran error de cálculo. Antes de consolidarse se lanzó al extranjero, confiando en la ayuda secreta existente en todos los países de Europa. Era la hora para la “liberación de los pueblos”.
    En los países invadidos por las tropas revolucionarias francesas circulaban la desinformación que desorientaba a los patriotas, había sabotajes continuos, pero aún así fracasaron.


    Y pese al genio indiscutible de Napoleón algunas de sus batallas no las hubiera ganado sin la ayuda interna y extena (financiera, información, espionaje, etc. de las logias y células secretas de toda Europa).


    Desde Portugal a Prusia, de los Países Bajos a Italia la Revolución saqueó, confiscó los bienes de la Iglesia, ocupó conventos, desterró y asesinó religiosos. El Papa fue expulsado de Roma y se proclamó la República Romana. Se enviaban millones de libras a Francia para reclutar más tropas.
    Francia moviliza un ejército de 1.600.000 hombres (descomunal para una población de 27 millones).


    Napoleón fue apropiándose del movimiento, en 1801 hizo cesar la lucha anticatólica y celebra un Concordato con el Vaticano. En 1804 se proclama Emperador y lo coronará Pío VII, al año siguiente abolió la Era Revolucinaria y restableció la cristiana. Estas decisiones provocan conflicto con los financieros judíos. En 1807 dirá: “sería prueba de debilidad perseguir a los judíos, pero de fuerza corregirlos” (Napoleón y los Judíos, de R. Anchel).

    Crea el Banco de Francia y no se lo entrega a la alta finanza reservándose el cargo de presidente vitalicio del mismo y la emisión de dinero no se hacía como préstamo a interés al Gobierno sino según la producción real.

    El Imperio Masónico de la Revolución se desmoronaba, por lo que las logias y financieros retiran su apoyo al Emperador e Inglaterra ayuda a cercarlo con la cooperación de Rusia y Prusia hasta que le vencen en Waterloo (1815).


    La Revolución de 1789 fue un torrente de infamia tan grande que debería recordarse con vergüenza de no ser por la incesante propaganda sutil que constantemente la barniza como una epopeya del humanitarismo y “derechos del hombre” de “libertad, igualdad y fraternidad” (escondiendo su cuarto término, tras los de libertad, igualdad, fraternidad y hoy no correcto de “o muerte”), hasta el punto que han imbuido a los franceses de que es su fiesta nacional y como tal la celebran.
    La fuerza de la propaganda hizo que sólo 90 años después Víctor Hugo pudiera llamar “la gran fiesta de todas las naciones” a lo que fue un aquelarre de asesinos, infamia y latrocinio.


    La Revolución perdió parte de sus conquistas en Europa y la ideología revolucionaria se suavizó en la forma presentándose como LIBERALISMO y con los siguientes principios más o menos declarados:
    1.- no hay ley divina, solo la humana. (Grerra a Cristo y sus seguidores).
    2.- la razón es independiente de todo principio del Bien o Mal.
    3.- la moral es relativa.
    4.- laicismo obligatorio, gradualmente convertido en agnosticismo y ateísmo.
    5.- el número decide la verdad, y quien gobierne a nombre de él es independiente de todo derecho.
    6.- tolerancia, en nombre de la libertad, pero sólo hacia todo lo que repudie la civilización cristiana.
    7.- decreciente tolerancia para todo lo que se oponga al liberalismo.
    8.- acreditar, por todos los medios, los principios revolucionarios que se prestigiarán y denominarán “PROGRESO”.
    Así, los amables términos de liberal y liberalismo con su aparente significado de “libertad” y “razonable equilibrio” encierran móviles políticos que llevan a metas de intolerancia total, la Revolución. Muchos marxistas y revolucionarios actuales aún se esconden bajo el disfraz de liberales y progresistas.

  2. #2
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    Re: Serie : Hacia la REVOLUCIÓN (1ª Parte de 3)

    Serie : HACIA LA REVOLUCIÓN (Parte II)





    EXPANSIÓN ECONÓMICA.
    Conviene separar lo que es actividad económica sana de la ilícita. Ésta es el cáncer del complejo económico, pero no es el sistema. Hablar de “capitalismo” como un simple elemento en que lo lícito y lo ilícito son inseparables es caer en el mundo de la confusión.
    La economía es una parte muy importante de la actividad humana y no puede ser condenada, sin más. Toda acción humana implica una acción económica.


    La técnica económica es una actividad que “tiende a satisfacer las necesidades humanas”. En un mercado libre, a veces llamado capitalismo, hay muchas funciones que operan correctamente satisfaciendo tales necesidades. Sería injusto condenar, indiscriminadamente, el mercado libre como suele hacerse con frecuencia.


    Evidentemente producir, distribuir, comprar, vender y consumir son actividades lícitas si cumplen unos mínimos requisitos de moralidad, como las que deben regir en cualquier relación humana.
    La economía libre, no libertina, es un mecanismo que permite explotar de forma más racional los recursos naturales y ponerlos al alcance del hombre.


    El que invierte para producir algo está prestando un servicio a la colectividad a cambio del que obtiene un justo beneficio. Aquí conviene distinguir entre la actividad económica sana, que podemos llamar mercado libre y otra muy distinta que es la actividad económica ilícita, con fines ajenos a la economía o satisfacer necesidades a cambio de una utilidad.


    También debemos distinguir entre el SUPRACAPITALISMO que se caracteriza porque:
    - acumula recursos económicos mediante prácticas inmorales.
    - usa esos recursos para acciones revolucionarias (la Revolución como medio para imponer controles: económicos, políticos, filosóficos, ideológicos y antirreligiosos).


    El ESTATISMO que floreció en los países comunizados es Supracapitalismo pues acumula recursos económicos para IMPONER controles económicos, políticos, ideológicos, filosóficos y antirreligiosos. Y aunque toma como pretexto al bien colectivo en la práctica nunca le sirve.


    El Supracapitalismo no es, pues, la esencia de la empresa libre, ni del mercado, ni de la producción, ni de la propiedad privada. No es la esencia de una sana actividad económica sino el cáncer que destruye todo eso.


    Ciertas fuerzas difundieron teorías capciosas, basadas en que la economia formada un coto cerrado. Se insistía, machaconamente, que la economía estaba al margen de todo lo demás, que era algo absolutamente independiente, soberano, por encima de la sociedad, incluso de la moral. Un mundo aparte y cerrado en sí mismo.


    En el acontecer económico se estaba inoculando lo inmoral y se le negaba cabida a la moral. Se alegaba que lo económico estaba por encima de esos conceptos, rodeado de tecnicismos, oscuros y variables, para dificultar e impedir que se clarificaran las cosas.

    Se trataba la economía como si surgiera de leyes físicas totalmente ajenas al hombre y que el hombre no podía adecuarlas al bien común. Todos estos manejos se encubrieron con el nombre de “liberalismo económico”, rama del “liberalismo ideológico” que a su vez es una rama de la Revolución.



    Las teorías de David Ricardo tienen mucho de verdad, pero también mucho de engaño. Eliminando de la economía todo factor ético y sosteniendo que la gente sólo persigue su propio interés en los fenómenos económicos, siendo dicho interés lo único a tenerse en cuenta.


    Claro que la gente busca su propio interés, es connatural de la naturaleza humana, pero ¿sin límites? ¿sin considerar el daño que su abuso origina a terceros?


    A la ley de oferta y demanda, básicamente cierta, se le daba el libertinaje de poder restringir, artificialmente, la oferta. La ley de la libre concurrencia también puede vulnerarse con prácticas ilícitas como el dumping (vender por debajo del coste para arruinar la competencia) para que surja el monopolio que elevará arbitrariamente el precio.


    El crédito se usó astutamente, como instrumento que favorecía a unos y perjudicaba a otros. Concesión abundante del mismo con una restricción súbita después que permite especular, haciendo bajar precios (o acciones), comprar a la baja y luego revender al alza.
    Los principales beneficiarios de ese cáncer no fueron muchos pero les permitió amasar ingentes fortunas, y más importante aún, esas fortunas no las acumularon para disfrutar de ellas sino para usarlas como arma, como brazo económico de la Revolución Mundial. Y este es el punto fundamental para el estudio de los grandes problemas del presente.






    EUROPA BAJO LA TENAZA POLÍTICO – ECONÓMICA.
    Tras la derrota de Napoleón, Francia había quedado sumida en una grave crisis. Tuvo que acudir a la alta finanza (Rothschild) para obtener un crédito de 187 millones de francos, pero debía reembolsarlos con intereses de 17 millones anuales (384 millones).


    Por otro lado las 323 logias empezaron a reorganizarse en 1823 y proliferar. Todas, por diferentes caminos, rescataban las corrientes revolucionarias y les daban nuevos cauces según las nuevas circunstancias. Entre otras florecieron: Orden de los Misraim; los Caballeros de la Fe; La Orden Filosófica; la Orden Mística; el Rito de Memphis; la Orden Hermética y Cabalística; la Logia del Arco Iris; los Neotemplarios; etc. y se bifurcaban, luego en “la Sociedad de Amigos del Pueblo”; “Protestadores de Julio”; “Sociedad de la Libertad, del Orden y del Progreso”; “Sociedad de los Derechos del Hombre”, etc.


    Había logias especializadas, así, dos lo habían hecho en infiltrarse en el ejército, otra en Correos, otra en la policía, etc.


    El duque de Aumale conoció los secretos de una logia y lo denunció, expuso la complicidad entre los altos financieros y los preparativos revolucionarios, poco después sufriría un atentado del que se salvó de milagro aunque poco más tarde murió al desbocarse los caballos de un coche que le prestaron (13 julio 1842) se dijo que los caballo habían sido drogados.


    En 1847 se celebraró en París un Congreso Masónico que acordó intensificar la lucha contra el catolicismo. En ese mismo año empezó a circular el Manifiesto Comunista de Marx y Engels.


    Marx, fue protegido y financiado por los Rothschild, la mayor fortuna de su tiempo (y tal vez del nuestro). El seudónimo de Marx sustituía su auténtico nombre: Kiassel Mordecay y tenía todo el fanatismo heredado de su abuelo rabino.
    Su amigo Baruch-Levy le decía en una carta que la riqueza pública podría llegar a ser administrada por su estirpe “así se cumplirán las promesas del Talmud, de que al llegar los tiempos del Mesías, los judíos tendrán en sus manos las riquezas de todos los pueblos del mundo” (Los Orígenes Ocultos del Bolchevismo, de Jules Tallendier).


    Curiosamente el Manifiesto Comunista tenía los mismos principios que los de la Revolución:
    1.- lucha contra Cristo.
    2.- lucha de clases (odio de claeses).
    3.- supresión de la propiedad privada.
    4.- los obreros no tienen patria, lucha internacional.
    5.- impuestos progresivos (fase previa de comunización).
    6.- centralización del crédito.
    7.- estatización de transportes e industrias.
    8.- ruptura de las ideas tradicionales, abandono de los valores morales.
    9.- educación estatalizada (laico ateísta).
    10.- aprovechar la democracia para acabar con la propiedad privada y la propia democracia.
    11.- transformar las relaciones entre los sexos, destrucción de las bases del matrimonio, dependencia de la mujer respecto al hombre y de los hijos con sus padres.
    12.- la Revolución Comunista será Mundial.


    Hubo diversos movimientos revolucionarios que conmovieron, llenando de sangre, Europa en 1848 pero fracasaron, excepto en Francia que estableció la República Social Democrática bajo la bandera roja.
    Luego el ejército reaccionaría y lograría imponerse tres años después.


    Para servir a la ideología revolucionaria en el campo informativo, el judío Charles L. Havas había creado en París la agencia de noticias “Havas” (1835) a la que se asociaron los judíos Wolff (Berlín) y Pablo Reuter.
    Charles Havas primero, y luego su hijo Augusto, crearon en parís la Sociedad General de los Anuncios,mediante la que fueron favoreciendo a determinados diarios con la publicidad comercial.
    Con el tiempo la agencia “Havas” se conectó con la “Associated Press” de NY y se dio así a Europa y EEUU una “información” internacional uniformada.
    En otro campo trabajaba la masonería operativa “Alta Venta” de los Carbonari. Tenían un plan fantástico para que la revolución se valiera de jerarcas de la Iglesia católica. El Papa Gregorio XVI conoció dicho plan y autorizó su publicación. En parte decía: “el trabajo que vamos a emprender no es obra de un día, ni de un mes, ni de un año; puede durar muchos años, un siglo tal vez. Lo que debemos buscar y esperar como los judíos esperan al Mesías, es un Papa según nuestras necesidades … Que el clero marche bajo nuestro estandarte siempre creyendo caminar bajo las banderas de las Llaves Apostólicas” (publicado en 1859/60/61 como advertencia, bajo el título: “La Iglesia Romana Frente a la Revolución).


    No tardó en descargarse un nuevo golpe revolucionario contra Francia (1870/1), el hermano masón Thirifocque dijo en la Comuna que se trataba de “la revolución más grande que el mundo puede contemplar; es un nuevo templo de Salomón, que los masones están obligados a defender”.


    Nuevamente fueron movidas chusmas para profanar las iglesias, correr juergas en los altares, asesinar arzobispos y sacerdotes, novedosas “feministas” anunciaban que era necesario liberar a la mujer de la esclavitud matrimonial, incendio de edificios, etc.
    El ejército liquidó la rebelión que costó unos 25.000 muertes (La Revolución de 1871 de Nesta H. Webster).


    El Papa Pío IX reiteró la advertencia de que era las sectas ocultas de donde manaba la acción revolucionaria anti católica.


    La fase violenta había fallado, pero continuaba la lucha por otros medios. Hérod, prefecto del Sena, prohibía que en las escuelas hubiera crucifijos.
    En el Congreso de la Liga de la Enseñanza el maestro Jean Macé decía: “quien tiene las escuelas lo tiene todo” (1882).
    Los textos escolares se elaboraban, revisaban y censuraban, previamente, en las logias.


    ¿Cómo era posible? En Francia había un 98% de católicos declarados. Porque como dice el historiador Jean Lombard una minoría decidida, bien organizada, siempre se impone a una mayoría sin organización.


    Tras el fallido golpe violento hubo, como no, una nueva crisis económica en Francia y, por supuesto, nuevos créditos de la alta finanza. Bajo el patrocinio de la Banca Morgan de NY, se fusionaron el Banco de París y el Banco de Crédito y de Depósito de los Países Bajos. Su nuevo director: Henri Cermuschi, miembro de una sinagonga milanesa había participado en los motines marxistas de Italia.


    Se formaron bloques financieros similares por toda Europa:
    · Los Hirsch en Bruselas.
    · Los Rosenthal en Amsterdam.
    · Los Oppenheim en Viena.
    · Los Rotschild con el padre en su central de Londres y sus hijos en las principales plazas.


    La corriente revolucionaria actuaba en toda Europa. Sus derrotas eran visibles en los movimientos violentos, pero de manera sutil se apoderaba e infiltraba poco a poco en la sociedad.


    En Alemania hubo jugarretas financieras de envergadura que arruinaron a millones de alemanes de clase media pero enriqueció a los consorcios de Medelssohn, Kolch, Metzler, etc.


    En Rusia, el zar, Alejandro I permitió la formación de sociedades secretas pero cuando tuvo pruebas de que eran centro de agitación política y social las prohibió. Fue asesinado poco después (1825), su sucesor Alejandro II trató de armonizar las diversas tendencias y surgieron, aún más fuertes, las agrupaciones secretas: “Tierra y Libertad”, “La Sociedad del Hacha”; “Sion”; etc.


    Bakunin enseñaba (Catecismo Revolucionario, punto 4) que “no hay más moral que la contribuye al triunfo de la Revolución”.


    Dostoievski denunció que había un Estado dentro del Estado. Alejandro II hizo concesiones pero murió, igualmente, asesinado (1881).








    EEUU.
    En el XIX, EEUU se desarrolló más que ningún otro país. Era una enorme colmena en la que todos sus moradores trabajaban entusitastamente.
    Entre ellos destacaban por sus amplias miras un grupo llegado en el XVII, bajo el patrocinio de la Compañía Neelandesa de las Indias Orientales, con sede en Holanda que les franqueó las puertas en la isla de Manhattan, contra la oposición inicial del senador Peter Stuyvesant.
    Allí se construyó una pared, para separar a estos inmigrantes formando un estrecho pasadizo denominado Wall Street de donde surgirían, más tarde, los fundadores del Banco de EEUU y adquirido un poder omnímodo, tanto que el presidente Jefferson dijo que “la alta finanza ya se está tornando peligrosa, pues ha constituido una aristocracia que desafía al Gobierno”.


    Otros correligionarios suyos fueron:


    John Pierpont Morgan que hizo fortuna con la construcción de ferrovías en el sureste, especulando con materiales del Estado y fundó la casa Drexel Morgan and Company, una de las más poderosas del mundo. Luego constituyó la United Steel Corporation y después la International Mercantile Marine Co, se le denominaba el rey del acero.


    Cornelius Vanderbilt se enriqueció mediante concesiones de construcción de ferrocarriles y subvenciones oficiales para compañías de navegación. La dinastía ganó prestigio ante la opinión pública haciendo donativos a las universiades de Columbia y Vanderbilt en las que influía en su orientación educativa aparte de lavarle la imagen y ahorrarle muchos impuestos.


    Joy Gould, conocido por su falta de escrúpulos, especuló con monopolios y construcción de ferrovías, montó la Western Union Telegraph Company.


    Meyer Guggenheim, llegado de Suiza, hizo fortuna con el cobre refinado, asoció a sus hermanos y formó la “Philadelpia Smelting and Refining Co” esta dinastía aprovechó la influencia política par extender su imperio a los yacimientos de oro de Alaska, de estaño en Bolivia y de cobre en Chile.


    La dinastía Seligman hizo grandes “negocios” durante la guerra de secesión y con el “crac” de la Bolsa de NY. La Abraham Seligman and Company de San Francisco llegó a tener prósperas sucursales en NY y Europa. Fueron unos de los patrocinadores y financiadores de Ulyses S. Grant, francmasón del rito escocés, presidente electo EEUU (1869-1877). Etc.


    En ese momento ya había unas 10.000 logias en EEUU, entre ellas destacaba “The Independent Order of B'nai B'rith” (La Orden Independiente de los Hijos del Pacto) formada por magnates racistas pues sólo admiten en sus filas a judíos y controlan y dirigen al resto de obediencias masónicas.


    En las logias y sinagogas se reforzaron los lazos entre varios magnates, cuyos caudales eran la base para acciones políticas de alcance mundial. Los matrimonios entre las dinastías e incluso en la propia dinastía fueron (y son) muy frecuentes. Qué mejor partido para un Morgan, un Kuhn, un Rothschild, etc. que un Morgan, un Kuhn, un Rothschild.


    Abraham Kuhn y su socio Salomón Loeb fundaron en NY una casa bancaria para operaba en la construcción de los ferrocarriles aunque extenderían su “negocio” y actividades a la American Smelting and Refining Association, a la Westinghouse Electric, a la Western Union Telegraph y a compañías de seguros.
    En pleno éxito aceptaron a otro nuevo socio: Jacobb Schiff que emparentó por doble casamiento entre hermanos y simpatizante, como ellos, de los movimientos revolucionarios europeos.


    John Davidson Rockefeller levantó el trust de la Standard Oil y luego el de las minas y fundiciones. El juez Landis de NY le impuso una multa de 29 millones de $ por diversos delitos financieros, pero ya tenía suficiente fortuna e influencia politica para eludir la acción de la justicia.


    Hacia 1870 la Standard Oil ya tenía prácticamente el monopolio total de la refinación del petróleo, en su época fue el hombre más rico del mundo.


    En la década de 1880 más de 5.000 empresas se fusionaron en unos 300 truts, gracias en buena parte maniobrando el crédito de forma discriminatoria para cerrar el paso a una competencia libre. Se concetraba el crédito en favor de unos pocos, prefabricando y diseñando desplomes de precios para obligar a algunos a vender o retirarse de la actividad o incluso asociarse. Luego se promovían alzas amañadas que generaban beneficios desorbitados (Las Empresas Multinacionales de Christopher Tugendhat).
    Algunos jueces y legisladores intentaron parar tanto desmán y expidieron la ley Sherman (anti trust 1890) para disolver los monopolios pero los magnates, bien asesorados, iban por delante de la ley, y con testaferros y argucias varias, disolvieron, aparentemente, esos monstruos pero crearon fundaciones e hicieron donativos culturales para librarse del fisco, y peor aún se hicieron con el control e influencia de los centros de estudios en los que preparaban jóvenes afines con talento que colocaban luego en la política a su servicio aumentando su influencia.


    Las dinastías Morgan (NY) y Rockefeller (Ohio) se acoplaron para reforzar su poderío. Para llamar menos la atención bifurcaron sus canales financieros y muchas de sus actividades se enmascaran con filiales, fideicomisos, testaferros, etc.


    Gran parte de la alta finanza y la alta masonería (sede en Charleston) funcionan conjuntamente para acreditar el liberalismo económico, bajo el cual se erigía a fines del XIX un gigantesco movimiento político internacional (El Gobierno Mundial y la Contra Iglesia, descritos en la obra de Pierre Virión).


    El crecimiento y actividad de EEUU a inicios del XX era enorme, se admitían más de 8,5 millones de inmigrantes y su población alcanzaba los 92 millones. Era el triunfo de la economía basada en el trabajo.


    Pero paralelamente a dicho progreso y a diferencia del resto de ciudadanos, obreros, campesinos, profesionales, empresarios, etc. el pequeño pero importante grupo de super magnates tenía metas que rebasaban las áreas de la economía sana. Unidos por lazos de sangre, de logias, intereses económicos e ideológicos.


    Así, ese grupo encabezado por Bernard Mannes Baruch; Henry Morgenthau; y Jacob Schiff apoyaron y financiaron la campaña de Wodrow Wilson para que alcanzara la presidencia (1913 a 1919), a cambio de dicho apoyo lograron en 1913 que Wilson y varios legisladores votaran de forma subrepticia, ilegal (sin quorum suficiente) y aprovechando la ausencia de mayoría de senadores (fechas navideñas) la Federal Reserve Act. Pese a todo, la ley fue aprobada.


    De este modo conseguían arrebatar, de forma aparentemente legal, a los representantes legítimos del pueblo americano, la facultad de emitir moneda. A partir de entonces, y aún hoy, esa facultad está atribuía a una empresa PRIVADA pese su nombre con empaque oficial. El Fedral Reserve no es Federal ni es un banco, es un cartel de magnates privados, con capital privado, que emite la moneda legal y consecuentemente el crédito, según y para su propio beneficio. Hombres que nunca se han presentado a una elección, generalmente desconocidos para la mayoría de sus “súbditos” dirigen los destinos de la emisión monetaria y crédito del país más rico del mundo.


    El Federal Reserve Board, repetimos, era y es de PROPIEDAD PRIVADA, la facultad de controlar las altas finanzas ya no depende, desde 1913, del Congreso de la Unión, sino de un cártel de magnates que raramente salen en los medios de comunicación. Lo mismo que unos siglos antes consiguieron hacerse con el Banco de Inglaterra, también privado y propiedad de correligionarios de estos mismos (los Rothschild, Lazard, Oppenheimer, Warburg, Seligman, Samuel Montagu y otros).


    La consecuencia es que unas cuantas dinastías (National City Bank de NY, John Pierpont Morgan, Kuhn, Loeb and Co, y el First National City Bank) adquirieron una influencia abrumadora en el campo económico, político y social. EEUU precisa acudir a este banco PRIVADO para pedir empréstitos (obras públicas, guerras, etc.) y debe pagar intereses por ello, es decir actualmente unos 250 millones de americanos están irremesiblemente endeudados, de por vida, sin posibilidad de pagar ni el capital ni los intereses, con unos 8.000 individuos más o menos americanos.


    Millones de americanos y empresas americanas que producen bienes y servicios en todo el país, están al margen o más bien supeditados al Fedeal Reserve Board. No fue una maniobra de libre empresa de una economía libre. Fue la obra de un pequeño grupo de hombres cuyo móvil no consiste simplemente en acumular más riqueza, sino en adquirir PODER POLÍTICO y triunfaron por goleada en dicha misión.






    RUSIA.
    Ya en 1917 empezó a llegar financiación, sin fondo, para los revolucionarios soviéticos. Procedían de Kuhn, Loeb and Co., Félix Warburg; Otto Kahn; John P. Morgan; Jacob Schiff; Olef Asxberg; Jacobo Furth; Enrique Goldfogle; Guggenheim; etc.


    El Servicio Secreto de EEUU detectó la ayuda y emitió el pertinente informe remitido a varias embajadas de países europeos (Francia, Inglaterra, etc.).


    Cuando terminó la IGM en 1918, se aplicó el “programa de paz” consensuado un año antes en el congreso de las masonerías aliadas, en París. En ella participaron los Grandes Maestros de la Sabiduría cuyas directivas se denominaron luego: Tratado de Versalles (1919).
    El presidente Wilson, asesorado por el sempiterno Bernard Baruch (puesto clave y asesor de sucesivos presidentes sin haberse presentado nunca a una elección); Stephen Wise; Jacobo de Hass; el rabino Levinthal y un numeroso grupo de “expertos” de sinagogas y logias.



    Precisamente esos días la revolución estaba a punto de ser vencida en Rusia, por lo que en el Tratado de Versalles se introdujo la cláusula 6 que PROHIBÍA internacionalmente que se diera ayuda a los rusos nacionalistas antirevolucionarios y antimarxistas.
    Pero la ayuda a los soviéticos llegaba imparable mientras su CHEKA realizaba matanzas masivas de opositores o posibles opositores.



    La Kuhn, Loeb and Co., la mayor organización neoyorkina de crédito actuó como banca de depósito del grupo revolucionario soviético entre 1918 y 1922. Luego prestaría dinero para el plan quinquenal.


    El Chase Manhattan Bank de Rockefeller (abuelo de David) también auxilió a los soviéticos suministrando mercancías y créditos, igual que Max y Jacob Schiff.
    El banquero Averell Harriman (EEUU) ayudó al régimen soviético en la construcción de ferrocarriles.
    La Standard Oil suministró tecnología para explotar los yacimientos petroleros.


    La URSS no pagó ni devolvió los créditos que los absorvió el Federal Reserve Board, es decir, en última instancia la inmensa ayuda FINANCIERA, de crédito, tecnología y material que recibió la URSS fue pagada a costa del CONTRIBUYENTE AMERICANO al que nunca se le informó ni preguntó sobre estas operaciones mil millonarias.


    En realidad la instauración del marxismo y comunismo en Rusia se logró gracias a una “simple” SUBVENCIÓN pagada por el sufrido e ignorante (mantenido en la ignorancia) contribuyente americano.


    El magnate Walter Rathenau, de la alemana AEG, también auxilió a la URSS montando la primera fábrica de aviones (Junkers), astilleros, instalaciones elećtricas, talleres para tanques militares, escuelas de pilotos, etc.


    En resumen, los teorizantes comunistas del XX (Marx; Engels; Heine; etc. la mayoría judíos) fueron patrocinados, protegidos, financiados y auxiliados por los banqueros Rothschild.
    Más tarde, en 1918, los revolucionarios prácticos: Lenin; Trotsky; Stalin; Kamenev; etc. (la mayoría judíos) fueron ayudados por otros super magnates y banqueros de EEUU y Europa.


    Desde 1920 en adelante dichas ayudas continuarían ininterrumpidamente.


    Entonces si esos hombres inteligentes, muy bien informados, que durante décadas han reunido colosales fortunas que conservan, y acrecientan, sus dinastías y descendientes podemos decir que ¿son todos tontos? ¿desconocen qué es el comunismo?
    Rotundamente NO.
    Lo hacían y hacen deliberadamente, con gran conocimiento de causa. La ideología revolucionaria abarca lo político, lo filosófico, lo sociológico, lo económico, lo antropológico y lo religioso.


    En la URSS y sus satélites, Cuba, (España republicana), Corea Norte, etc. se desarrolló un sistema que domina esas fases. En Occidente se ha desarrollado el Supra Capitalismo que es el brazo económico de la MISMA IDEOLOGÍA REVOLUCIONARIA, cada día más influyente.






    NACIMIENTO DEL CONSEJO DE RELACIONES EXTERIORES.
    Desde el principio el Banco del Estado Soviético quedó controlado por la familia Ashberg, banqueros de la Nya Banken de Estocolmo, conectados con los financieros occidentales por lazos de sangre, económicos, de logia e intereses comunes.


    EEUU tuvo 321.000 bajas y gastó 24.000 millones $ en la guerra, como contrapartida Wall Steet pasó a ser el centro financiero mundial desplazando a Londres (The City).


    El otro grupo victorioso estaba ya instalado en el Kremlin, su índole real fue paliada, todo lo posible, ante la opinión pública mundial, especialmente la useña.


    The New York Times; New York Post; Christian Science Monitor; Washinton Post; Boston Evening Trascript; Time; Life, y cientos de publicaciones, nutridas por la Associated Press y la United Press tranquilizaban “objetivamente” a los lectores sobre lo que sucedía en la URSS (como luego harían en Cuba y otros muchos lugares).
    Lo mismo harían las grandes cadenas de radio y TV. Bajo control directo e indirecto de los mismos financieros.

    Se contrataron escritores “ad hoc” que se volvían rápidamente famosos como Ernest Gruening; Frank Tannenbaum; Walter Lippman, etc.


    El núcleo SUPRACAPITALISTA de EEUU actuaba discretamente en el llamado “Earstern Establishment” que agrupaga a cientos de personas muy influyentes y poderosas en finanzas, política, prensa, universidades y círculos intelectuales. O abreviadamente “the Establishment”.


    En 1919 el Earstern Establishment se transformaría en CRF (Council of Foreing Relations). Este Consejo de Relaciones Exteriores es una ASOCIACIÓ PRIVADA con poderes que, a grandes rasgos abarcan:
    1.- grandes trusts, disfrazados o disimulados en fundaciones, testaferros, etc. con fortunas incalculables.
    2.- poder total sobre Hollywood y numerosos mass media con los que influye, más bien dicta, la “opinión púlbica” y se protege a sí mismo.
    3.- con Fundaciones sin fin, algunas parcialmente altruistas, que le ahorran miles de millones de impuestos y les permiten influir en Universidades, Hospitales, Asociaciones, “Sectas” y “religiones”, etc.
    4.- patrocina la preparación de jóvenes talentos (seleccionados ideológicamente) para introducirlos en esferas de poder.
    5.- donativos a los partidos politicos (prácticamente todos) ganando influencia en ellos todos.
    6.- aportaciones económicas y patrocinios publicitarios que favorece las carreras de jueces, senadores, gobernadores, y por supuesto de los presidentes.
    7.- con su enorme poder pueden propiciar, a voluntad, períodos de auge o depresión económica. Con lo que con sus artimañas y conocimiento del futuro multiplican sus fortunas que paga, una vez más, la empresa y pueblo americano.


    Frente a estos pocos hombres, aunque super poderosos, hay millones de profesionales, agricultores, obreros, pequeños y grandes empresarios que gozan tambien de poder económico, pero disperso y sin buscar metas políticas e ideológicas. Aunque mayoritariamente anti revolucionarios no combaten más que aisladamente y con opiniones personales o actitudes individuales aisladas.


    La compleja masa del pueblo (EEUU y todos los países relevantes) es observada y ESTUDIADA por cientos de organismos y expertos especializados en sociología, religión, política, publicidad, psicología, economía, etc. para dividirla, enfrentarla, debilitarla, desinformarla, para que sea más fácil encauzarla, dirigirla y someterlamediante el dominio del sistema: partidos políticos, altas finanzas, crédito, Organismos Mundiales (ONU, Banco Mudnial, Fondo Monetario Internacional, …), la acción encubierta de las logias masónicas y todo tipo de sectas, ocultistas o no, la “opinión pública”, el mundo “intelectual” y “cultural”, todo tipo de legislaciones “progresistas”, antirreligiosas, ideologías y movimientos “sociales” (feminismo, gays, ecologismo, indignados, separatismos, etc. etc.)






    MARXISMO Y CAPITALISMO.
    Normalmente estos dos términos son un buen ejemplo para comprobar fácilmente el grado de confusión tan elevado que hay. La inmensa mayoría de las personas (informadas por los mass media) los consideran términos antagónicos y opuestos.


    La realidad es que el marxismo es un enemigo acérrimo del empresario libre, del campesino libre, del profesional libre, del trabajador libre, del mercado libre, etc. Por eso suprime toda libertad.
    El Estado marxista monopoliza todo, es la sublimación del monopolio perfecto.

    Es por esa razón por la que los supracapitalistas, que aspiran al domino mundial, ven el marxismo como el mejor mecanismo para sus fines. Por eso lo fomentan, financian y apoyan. Por eso ambos sistemas supracapitalismo y marxismo tienen afinades básicas y no son esencialmente enemigos entre sí, más bien son complementarios y convergentes hacia el mismo fin.



    El marxismo sólo es enemigo del capitalismo que no está en manos de los financieros internacionales, su objetivo es destruirlo o confiscarlo para que siga engrosando la riqueza de sus amos. Cuando el supracapitalismo todavía aún no llega al monopolio total, como en los países occidentales, es porque aún no ha logrado establecer un régimen marxista, pero para llá va.


    Los dos sistenas son convergentes en el anhelo de domino absoluto en lo económico, lo político, filosófico, social y antirreligioso. El empresario libre que simpatiza con el comunismo puede ser un inconsciente o un suicida sin saberlo, pero el supracapitalista que financia y fomenta el marxismo sabe perfectamente que él, por el camino económico, también se dirige hacia la Revolución Mundial, hacia el Nuevo Orden Mundial.


    Cuando a la actividad económica libre se le denomina libre empresa, libre mercado o capitalismo sano, entonces sí puede decirse que este complejo es la antípoda del marxismo, pero hasta ahora carece de unidad, de organización y de mística para afrontar al adversario, ni siquiera es consciente del estado de cosas actual ni de la auténtica historia.


    Cuando en un país triunfa la revolución marxista se establece el monopolio perfecto y todo pasa a poder y domino de los supracapitalistas que impulsan, promueven, fomentan y financian dichas revoluciones. Ellos se quedan con todo. El precio es que desaparece la libertad, riqueza y propiedades de millones de personas pasando a manos de los supracapitalistas y la vida de los opsositores (o potenciales opositores vale menos que un céntimo).
    En los Estados occidentales el supracapitalismo aún no ha sublimado ese monopolio perfecto y total, pero lo persigue, y trabaja sin descanso para llegar a serlo. Su camino para lograrlo es la Revolución.


    En la tarea usa y emplea, para disfrazarse y confundir, la palabra “liberalismo” como sinónimo de libertad y justicia. Es tan eficaz que cuando un estadista, filósofo, historiador, o un Papa nos advierte del peligro no se le presta demasiada atención.


    Así el Papa Pío XI (15 mayo 1931) en su encíclica “Quadragesimo Anno” advertía: “nuestro deber de pastoral nos obliga a avisar a éstos, (los que no hacen nada por resistirse), de la inminencia del gravísimo mal: acuérdense todos de que el padre de este socialismo es el liberalismo, y su heredero, el bolchevismo”.


    Este liberalismo es muy celoso de la libertad cuando ha sido molestada desde el campo libre (no revolucionario) pero en cambio es sordo y mudo ante atropellos clamorosos de libertad desde el campo revolucionario. Ve con más tolerancia “liberal” la quema de templos y asesinatos de católicos que la aparición de un sacerdote con sotana en la vía pública o un crucifijo en una escuela.

  3. #3
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    Re: Serie : Hacia la REVOLUCIÓN (1ª Parte de 3)

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    Serie : HACIA LA REVOLUCIÓN (Parte III).




    EL ORIGEN, DE AQUELLOS POLVOS VIENEN ESTOS LODOS.
    El hombre, en forma consciente o tácita, orienta su tránsito terrestre hacia una vida trascendente, en el “más allá”, … o hacia la nada. En este caso el “más allá” se presenta como un vacío absoluto y eterno que confiere al hombre una sensación de completa soledad o bien le hace sentirse el ser más grande del universo.


    En esa sensación de preeminencia el hombre se cree “liberado” de todo compromiso o mandato. No hay más Bien ni más Mal que aquel que el mismo hombre considere según su grado de soberbia.


    La creencia de que no hay más realidad que lo humano produce una potencial actitud antihumana pues no habrá ninguna barrera,ningún límite para su acción. No lo habrá ni en lo político, ni en lo económico, ni en ningún tipo de relación o convivencia.


    De esa forma los instrumentos del poder, pese a las posibilidades de bien implícitas que poseen a favor del hombre, se vuelven insensiblemente contra el mismo hombre que ya no reconoce ninguna autoridad divina por encima de sí mismo y de las instituciones creadas por él.


    Esta es la ubicación del MATERIALISMO que por inercia se va apartando de cualquier noción de moralidad superior. Y así, el materialismo, surge de un móvil invisible, o de una creencia: que la vida carece de una finalidad trascendente en la que nada del “más allá” cuenta y ubica todo en el “más acá”, en la materia que se palpa.


    Pero aún hay otra posición más radical que la materialista, la de los grupos de masonería avanzada, de cabalistas, talmudistas y revolucionarios, dentro de los que ocupa un lugar muy especial el SUPRACAPITALISMO.


    Estas combinaciones de fuerzas niegan a Cristo, pero paradójicamente no cejan de combatirlo. Dicen no creer en Él, pero luchan, sin tregua, por destruir todo lo que lleva su signo.






    EL PLAN DE LAS LOGIAS CABALISTAS.
    Desde su mismo origen siempre han tratado de destruir al catolicismo.


    Un examen cronológico de este empeño secular, milenario, ocuparía gran espacio. Concretándonos a ciertos sucesos de los últimos tiempos que son patentes y pertinaces esfuerzos en dicho sentido.


    A inicios del XVIII el Papa Clemente XII denunció que diversas sectas masónicas trabajaban contra el catolicismo y expidió una bula de excomunión.
    Su sucesor, Benedicto XIV, reiteró la denuncia y la excomunión, faltaba aún medio siglo para que estallara la Revolución “francesa”.


    El gran maestro masón Andrés Cassard refiere cómo la masonería trató de ganarse la confianza de Benedicto XIV medinte un alto miembro de la jerarquía (Manual de la Masonería por Andrés Cassard, fundador de las logias Fraternidad 387 y Tabernáculo 598 del Gran Oriente de New York, Pncipe Soberano del Gran Consejo de Príncipes de Jerusalén).


    La lucha seguiría ininterrumpidamente. Cada vez el asalto era más osado. Un siglo después en el rito de la Alta Venta, de los Carbonari, se hablaba, el 3 de abril de 1844, de un plan para lograr, en el futuro, que la REVOLUCIÓN triunfara valiéndose de jeararcas de la Iglesia.


    El Cardenal Carnetti tuvo en sus manos el documento que así lo especificaba y el Papa Gregorio XVI autorizó que fuera publicado a manea de prevención, cosa que se hizo en 1859, cuando él ya había fallecido (La Iglesia Romana Frente a la Revolución).


    Dicho plan tuvo cierto éxito y consiguió penetrar, de forma aislada, bajo novedosas ideas “MODERNISTAS” (que un siglo después se denominarían, como aún hacen hoy: PROGRESISTAS).


    Luego el Papa Pío IX (1846-1878) reiteró serias advertencias en su encíclica: “Qui Pluribus” y denunció que de las sectas ocultas manaba la acción revolucionaria anticristiana.
    Más tarde fueron descubiertas varias infiltraciones dentro del Clero, bajo el pontificado de León XIII, quien publicó en 1878 su encíclica: “Quod Aposolici Muneris” contra el comunismo y las sectas en general.
    El mismo Papa consideró tan seria la amenaza que seis años más tarde volvió a insistir sobre ese punto en su encíclica: “Humanun Genus” (20 abril 1884), en la que trató ampliamente de la acción que se escondía tras las sociedades secretas (autodenominadas discretas) disfrazadas de “fingimiento y astucia”.


    Lamentó la ligereza de muchos que deberían estar más vigilantes. Advirtió que el enemigo de la sociedad usaba hábiles subterfugios para presentarse como avanzada de la civilización y defensor de los pobres.
    Pero no puede, diría, el árbol malo dar buenos frutos. Hacía notar que muchos prosélitos de esos grupos no sabían los fines últimos que perseguían sus asociaciones. Y uno de tales fines era relajar las costumbres y facilitar toda clase de vicios, pues en un campo así abonado avanzarían mejor.


    Agregaba León XIII que “quitando el amor de Dios y el respeto a las leyes divinas, consintiendo y legitimando las revoluciones, impulsando las pasiones populares, habría de legar universal trastorno … Y aún precisamente esta mudanza y trastorno es lo que muy de pensado maquinan y ostentan de consuno muchas sociedades de comunistas y socialistas, a cuyos designiso no podrá decirse ajena la secta de los masones, como que favorece en gran manera sus intentos y conviene con ellas en los principales dogmas”.


    La encíclica terminaba haciendo un llamado a los sacerdotes y fieles para que se pusieran en guardia y alertaran y dirigieran a la juventud.


    Cuatro años después, en 1888, León XIII publció otra encíclica: “Libertas”, en l que analizó los diversos aspectos engañosos del liberalismo y la forma sutil en que sega deslizando los postulados revolucionarios contra la sociedad y especialmente contra el cristianismo.


    En diversas alocuciones, y en su nueva encíclica: “Rerum Novarum” (1891) hizo advertencias diversas y exhortaciones sobre el particular. Más tarde previno a los católicos contra las adulteraciones del movimiento llamado “Democracia Cristiana”, que “no ha de entometerse en la política ni ha de servir a partidos ni fines políticos; no es éste su campo ...” (Encíclica: “Graves de Communi”).


    Pero hasta el propio León XIII ignoró, durante su pontificado, que su propio Secretario, el cardenal Rampolla, era masón. Rampolla estuvo a punto de ser el sucesor de León XIII, peo el veto de la Casa de Austria lo impidió. Entonces fue elegido Pío X. Poco después el cardenal Rampolla murió y se descubrió, en doumentos que guardaba, que era militante de la masonería (Presencia en la Hora Actual, del presbítero Julio Meinville).


    Hay veintenas de matices y tácticas de las diversas logias. El gran maestro Cassard, grado 33, de filiación rosacrucista, decía (1871), refiriéndose a los católicos: “vosotros, los que pretendéis calfiicar a los masones con los epítetos de impíos, sois los verdaeros criminales prevaricadores de la ley de Dios, los apóstatas de la religión y los enemigos de la humanidad … la religión pura y verdadera está con nosotros y no con vosotros; y los masones son los cristianos por excelencia … los masones son los apóstoles de la civilización (Manual de la Masonería).


    Pero en esa época otros ritos usaban estrategias diferentes y se afanaban en infiltrar la Iglesia. Uno de los dirigentes de esta línea fue el gran maestro James Darmestetter, profesor de la Escuela de Altos Estudios de París y muy versado en la Cábala. En 1891 escribió una serie de documentos, difundidos en las logias y sinagogas de Europa y EEUU. Darmestetter enhebraba sutiles argumentos para llegar a la tesis de que el profetismo judío, la ciencia y el cristianismo deberían ser llevados a una “convegencia”.


    No se trataba, según él, de hacer una nuva religión, cosa muy difícil. Decía que el cristianismo era una escisión del judaísmo y que era necesario cambiarle su espíritu para darle un nuevo cauce. No era aconsejable tratar de destruirlo frontalmente. Debería usarse el profetismo (parte del Antiguo Testamento) para hacer del cristianismo una RELIGIÓN DEL PROGRESO. Se aprovecharían las mismas formas para introducir un nuevo contenido.
    Afirmaba, interpretando a dirigentes de los más altos ritos secretos, que el cristianismo, mediante un adecuado “profetismo” y con ayuda de la “ciencia”, se podía convertir en un auxiliar de la Revolución. Juzgaban factible transformarlo por etapas, esperando los momentos oportunos, pero actuando en conjunción con “hermanos” que ya estuvieran dentro del catolicismo.


    Darmestetter agregaba, en su libro: “La Historia del Pueblo Judío” que “la Cábala sale de sus misterios y se apodera de los fogosos … El Antiguo Testamentos substituye al Nuevo”.
    En resumen, que el reino no es para otra vida, sino para ésta, bajo la hegemonía de una élite.
    La Cábala, conjunto de libros sagrados judíos, explica y fija el sentido del Antiguo Testamento, según ellos, en oposición a Cristo y el Nuevo Testamento.
    De la Cábala derivan las logias masónicas “espiritualistas”.


    Consecuentemente, decían, si el catolicismo se basa también en el AT, en esta raíz puede lograrse un ensamble dialéctico para atraer a los cristianos al campo de las logias y sinagogas.
    Grandes maestros masones trabajaban para lograr ese “ensamblaje”, incluso a espaldas de varias logias que no comprendían lo sutil de la maniobra, o que no creían que pudiera lograrse.
    Los espiritualistas sí lo creían factible, consideraban que se podían crear puntos de cntacto con el catolicismo mediante los profestas del AT, no para que logias y sinagogas marcharan a su conversión, sino para descarriar a los cristianos de su camino. Y se plantearía como una “CONVERGENCIA en un plano superior de la lucha crítico-científica del espíritu”.


    Se conduciría con un lenguaje y unas tácticas apropiadas. Primero se buscaría el “diálogo”, luego una entente y posteriormente buscar que el catolicismo se convirtiera en el auxiliar de la Revolución. Presentando el Socialismo con un hábito franciscano de amor al pobre.


    El cabalista Saint Yves d'Alveydre también trabajaba en ese complicado plan, y también un grupo de expertos esoteristas: la Sinarquía que integraba miembros de las órdenes de la Rosa-cruz, Martinistas y del Simbolismo (de Oswald Wirth, como describe Pierre Virion en su obra Misterio de Inisquidad).


    Estas maniobras de finales del XIX, aparentemente era una escisión de la Masonería mientras varios ritos seguían en su enconada lucha frontal contra la Iglesia, mientras otros, de más altos grados, procuraban la “convergencia”. Si bien la meta era la misma. Esta rama, más sutil e intrincada consdieraba que la revolución frontal hallaría siempre obstáculos y que la revolución (fabiana) de las mentes es mucho más efectiva.


    El canónigo Roca (1830-1893) siguiendo dicho plan tuvo, empero, demasiada prisa, y no se cuidó de guardar siempre el secreto debido. Quería darle al marxismo una apariencia de cristianismo y habló sobre el particular en el Congreso Espiritualista Internacional, en septiembre 1889, en el Gran Oriente de Francia.
    La Revolución debería ser la redentora y no Cristo. Había que suprimir el celibato, la sacralización, la sotana, etc. para “humanizar el sacerdocio”.


    El catolicismo debía ser un medio para llegar a la lucha social. El cristianismo puro, decia, es el socialismo … socialismo y catolicismo pueden coincidir en una preocupación humanista (de su obra: El Final del Mundo Antiguo). Pero Roca se evidenció y desprestigió rápidamente.


    Más efectiva fue la labor encubierta de los cabalistas. Varias de las corrientes revolucionarias, decían, deben presentarse bajo apariencia cristiana. Por ejemplo, hablar de la redención del pobre, en el entendido de que esto sólo es posible a través de la Revolución. Hau que derribar el antiguo concepto del hombre en relación con Dios, substituyéndolo por una lucha práctica del hombre en relación con la Naturaleza. En vez de un espiritualismo dirigido a Cristo, un espiritualismo dirigido hacia la liberación del hombre respecto a sus necesidades materiales.






    LA CLARA ADVERTENCIA DE 1907.
    El plan parecía absurdo de tan osado como era, pero iba ganando terreno. Es difícil explicar cómo fue engañando y persuadiendo a hombres con vasta preparación académica. En 1907 el Papa San Pío X se mostraba preocupado por tal avance y publicó su encíclica: “Pascendi Dominici Gregis” en que se decía: “al presente no es menester ya ir a buscar a los fabricadores de errores entre los enemigos declarados: se ocultan, y esto es precisamente objeto de gandísima ansiedad y angustia, en el seno mismo y dentro del corazón de la Iglesia. Enemigos, a la verdad, tanto más perjudicial cuanto lo son menos declarados. Hablamos, venerables hermanos, de un gran número de católicos y seglares y, lo que es aún más deplorable, hasta de sacerdotes …. Ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro: en nuestros días, el peligro está casi en las entañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas … No hay parte alguna de la fe católica donde no pongan su mano, ninguan que no se esfuercen en corromper ...”


    Esta infiltración se hizo visible poco después, a partir de 1920 comenzaron a circular por Europa publicaciones tenedentes a persuadir a los círuclos intelectuales de que la masonerían no era lo que generalmente se creía. Luego en 1926, se reunieron en Aix-La-Chapelle (Aachen) los sacerdotes jesuitas Herman Gruber y Berteloot, por una parte y por otra tres eminentes masones israelitas: Kurt Reichl, el consejo supremo de Austria; Eugen lenhoff, ghran maestre de la logia austríaca, y el Dr. H. Ossian Lang, secretario general de la Gran Logia de NY.
    Los tres masones plantearon la cuestión de ¿era posible llegar a un armisticio? … pues la Iglesia y la Masonería buscaban ambas el bien de la humanidad. La Iglesia creía en un Dios y la masonería en el GADU, etc.

    El gran maestro Reichl mencionó que la humanidad se hallaba amagada por anarquistas, nihilistas, bolchevistas, etc. y que era posible afrontar ese peligro desde las logias y los templos (Francmasonería y la Iglesia, del Padre Bertellot).



    Hubo otra entrevista poco después, participaron los sacerdotes Gruber y Mukermann y los cabalistas Oswald Wirth y el gran maestro, 33º, Ablbert Lantoine, del Supremo Consejo Escocés. Hablaron de que ambas partes “son agentes de la misma obra” y que era posible un acuerdo de buena fe.


    Se desconoce hasta qué punto los dialogantes jesuítas creyeron en la paz, si fueron engañados o si cambiaron, incluso si ya habían cambiado de bando. ¿Creyeron ver la puerta para catequizar a los masones?
    Lo cierto es que, conscientemente, o no, abrieron un puente por el que, como estaba previsto, no pasaría el Evangelio a las logias y sinagogas, pero sí la influencia de éstas hacia selectos círculos católicos.


    Esos y otros diálogos arrastraron a otros clérigos hacia la “convergencia”, entre ellos al padre Gierens (Alemania), al padré Macé (Francia), al padre Theilard de Chardin, etc. y diversos grupos de seglartes y seculares.
    La difusión de estas ideas cundió en diversas publicaciones católicas y ya era patente y pereceptible en 1930.


    En esa década la masonería francesa se alió con el marxismo por lo que algunos masones no marxistas se alarmaron, y a los mismos se les explicó que la Revolución se realizaría “desde arriba”, como socialismo de Estado …. El socialismo es un ideal que tiende al establecimiento de la justicia económica, dando su sentido completo a las tres palabras: libertad, igualdad y fraternidad .. no hay masón que pueda declararse a la vez adversario del socialismo y buen masón.


    En 1935 (28 diciembre) se presentó en la Cámara parisina una moción para disolver las logias, pero fue ampliamente derrotada (350 contra 91), se demostraba así que el Gran Oriente y la Gran Logia eran ya dueños y señores de los círculos políticos, “intelectuales” y económicos (La Cara Oculta de la Historia Moderna, de Jean Lombard).


    Por todas partes se visulumbraban signos de los avances revolucionarios, fuera bajo dicha forma o la del marxismo, o del socialismo.


    En 1937 el Papa Pío XI publica su encíclica “Divini Redemptoris”: “el comunismo se mostró en un principio tal cual era en toda su persversidad, pero muy pronto se convenció de que en esa forma alejaba de sí a los pueblos, y por eso ha cambiado su táctica y procura atraer a las multitudes escondiendo sus planes tras ideas que per se son neutras, incluso buenas y sugestivas. Asím anotando el común deseo de paz, los jefes del comunismo, fingen ser los más celosos promotores y propagandistas de la paz mundial; pero al mismo tiempo proclaman la lucha de clases que hace correr ríos de sangre …
    Bajo diversos nombres, sin mencionar el comunismo, fundan asociaciones y periódicos que luego sirven únicamente a hacer penetrar sus ideas en ambientes que de otra forma les volverían la espalda. Procuran mediante la perfidia, infiltrarse en ambientes católicos y religiosos. Así, en otras partes, sin renunciar un instante siquiera a sus perversos principios, invitan a los católicos a colaborar con ellos en el campo que denominan humanitarismo y caritativo, proponienod a veces cosas delt odo conformes al espíritu cristiano y a la doctrina de la Iglesia. Preocurad, venerables hermanos, que vuestros fieles no se dejen engañar. El comunismo es intŕinsecamente perverso y no se puede admitir en ingún campo la colaboración con él, por quienes desean salvar la civilización cristiana”.


    Pero la infiltración proseguía. Según Tomás McIam, el episcopado francés tenía informes (1939) de que al menos 120 sacerdotes y varios obispos franceses habían siod ya ganados por las logias, pese al canon de excomunión 2335 del Código del Derecho Canónico (Mentrias del Mundo Moderno, de McIam).


    En el Centro de Estudios delos problemas huamnos trabajaban en favor de la “convergencia” el padre Theilard de Chardinb, Aldoux Huxley, el ocultista Dr. Alendy y vrios cabalistas más patrocinados, indirectamente, por la Banca Worms.


    Cuando en septiembre de 1939 estalla la IIGM, y la URSS está al borde de la derrota, los promotores de la alianza (infiltración) masónica-católica ofrecen ayuda a la masonería alemana, disuelta por Hitler, para que luche en la clandestinidad. Será el jesuíta Gruber uno de sus portavoces. Y así empieza a actuar un grupo de sabotaje intelectual. En el Círculo de Kreisau militaban, en Alemania, el jesuíta Alfred Delp, el padre Roesch, el padre Koening, el pastor anglicano Dietrich Bonhoeffer, y otros más. Todoso coincidían en el empeño de crear un “socialismo-cristiano” dependiente del marxismo.


    Terminada la guerra, el jesuíta Berteloot publica su libro: Francmasonería y la Iglesia en el que pide el cese de la “intolerancia” y la “instransigencia” católica respecto a las logias.


    El 19 de marzo de 1950, bajo firma del padre Cordovani, el “Observatore Romano” desautorizó esos pronunciamientos y advirtió: “los obispos saben que el canon 648 y especialmente el 2335, que excomulgan a los que han dado su nombre a la Masonería, sin distinción de ritos, están en pleno vighor hoy como ayer. Todos los católicos deben saberlo, y hay que recordárselo para que no caigan en esa trampa … “.


    Pero algunos sacerdotes fueron recibidos en tenidas “blancas”, como luego ocurrió en México con Mons. Méndez Arceo. Mons. Daniel Pezeril, obispo auxiliar de París, habló ante un grupo de masones sobre el tema “signos de la Iglesia del mañana” de tal manera que podía interpretarse como un acercamiento Iglesia y logias.


    A todo esto el Institituto de Ediciones Pax inundó con diversas publicaciones sobre “religión” (ocho millones de publicaciones) creadas por el Movimiento Pax de Polonia, dirigido por teólogos marxistas mediante Boleslaw Plasecki. Publicaciones que inundaron los círculos católicos europeos y su influencia pasó rápidamente a América mediante el IDOC y otros grupos con grandes recursos económicos a su disposición.


    El cardenal Ronealli, (patriarca de Venecia y luego Papa Juan XXIII), denunció en una homilía, en San Marcos (9 marzo 1958) la existencia de infiltraciones en la Iglesia, dijo que algunos “creen que ha llegado el momento de arruinar, de dispersar las fuerzas cristianas dividiéndolas, utlizando la palabra o la plma de algún desafortunado sacerdote, que traiciona abiertamente o en secreto su dignidad y su misión … ¿Quién suministra los medios, al servicio del desorden y no del orden, no del amor y la paz, sino e la división y el odio?”.


    Pese a la advertencia, tres años después el sacerdote jesuíta Riquet recomendaba en “Le Figaro” (París, 18 marzo 1961) la lectura del libro “Nuestros Hermanos Separados los Masones”, escrito por el gran maestro Alec Mellor. Riquet fue recibido con honores en la Logia Volney (el libro tenía el imprimatur del jesuíta Bonichón).


    Durante los '60 se habló mucho en Europa de varios prelados que creían en la conversión masónica o que simpatizaban con las logias. Especialmente el cardenal Agustín Bea, sus dos asesores Baum y Osterreicher; Lercaro, el cardenal Achille Liénart, el cardenal Frings, monseñor Aníbal Bugnini y otros.
    El escritor francés Marquis de la Franquierie denunció que Liénart era 30º de la masonería en su obra: La Infalbiliad Pontificia.
    El escritor italiano Tito Casini citó las fechas de iniciación masónica del cardenal Leo Suenens, primado de Bélgica, de monseñor Aníbal Bugnini y otros en su obra El Humo de Satanás.


    Jules Isaac, ex inspector general de Instrucción Pública de Francia, en compañía de los rabinos Kaplan, Rosemblum y Zwi Taubes, mantenía frecuentes contactos con los sacerdotes llamados “liberales” o “progresitas”, partidarios de “una nueva Iglesia”. En dicha corriente figuraban también monseñor Köning, de Viena; Afrink, de Utrech; Suenens, de Malines; Hans Küng, el dominico Schillebeckx y el jesuíta Van kolsdonk.


    El obispo Sergio Méndez Arceo pidió en el congreso conciliar (20 niviembre 1963) que fueran derogadas las leyes eclesiásticas contra la masonería, aunque no lo logró. Argumentaba que “los principios de la masonería, como la historia nos enseña, fueron cristianos y también hoy, en parte, siguen siendo” (El Juicio de las Naciones del ingeniero Tomás Moreno Carbantes de Civitá, 4 abril 1964).






    LOS CAMBIOS DESEADOS POR ALGUNOS.
    También en los '60 surgieron fuertes y numerosas corrientes de “modernistas”, “liberales”, “progresistas”, “cristianos por el socialismo”, etc. que presionaban en el sentido de “que todo en la tierra debe estar ordeando respecto al hombre, como a su centro y a su cumbre”.


    Varios teólogos simpatizaban con la “convergencia” y se adherían al Consejo Ecuménico de las Iglesias, fundado en Amsterdam (27 agosto 1947) con la participación de 147 enominaciones religiosas de 44 países, y con ciertas tendencias hostiles al catolicismo.


    Los “progresistas” y los “teólogos de la liberación” se empeñaron en lograr cambios radicales, como el Catecismo Holandés de inspiracón marxista.


    En la siguiente década, los '70, algunos grupos acentuaron tendencias para difundir, gradualmente, los siguientes puntos:
    1.- minimizar en el catolicismo su esencia de vida trascendente, colocando en lugar principal una meta de mejoramiento social y económico denominqado: “liberación del hombre”.
    2.- debilitar el respeto hacia lo sobrenatural y dar más énfasis a lo humano y social.
    3.- poner en el centro de gravedad de la religión los problemas materiales. Pasando por alto que el avance marxista o la inflación supracapitalista generan miseria, y hacer gravitar la causa de ese mal exclusivamente en la clase “rica”, forma vaga que incluye como tales a todos los que no estén en la miseria y que poco pueden hacer para evitar la miseria generada deliberadamente por gobiernos y círculos revolucionarios.
    4.- sevir al hombe es la forma de servir a Dios, y al hombre se le sirve, concretamente, en lo socio-económico.
    5.- suscitar dudas sobre toda la tradición, cuestionar y replantearlo todo.
    6.- formar un nuevo tipo de sacerdote que más que actuar sobre el alma de los creyentes actúe en lo económico.
    7.- soslayar la apologética y, en general, la moral, incluso el problema de la educación escolar materialista.
    8.- no ataer al hombre hacia la religión, sino adaptar ésta al hombre.


    Tendencias difundidas por numerosos canales como el IDOC que posee financiación casi ilimitada.


    En Holanda se muestra muy activo el Centro de Comunicación entre la Iglesia y el mundo.
    En Alemania están cautivos del “Cristianos por el Diálogo”.
    En Francia de “Biblia y Revolución”, etc.


    Los grupos proféticos han venido surgiendo en todo el mundo occidental, aparentemente por generación espontánea, pero muy bien financiados y coordinados de forma secreta (o discreta). Se autoproclaman asistidos por el Espíritu Santo, movidos por “carismas”, etc.


    Tienden a una Iglesia de comunidad de hombres, en vez de hacia una Iglesia institucional.Enfatizan mucho la lucha en favor del “oprimido”, en coincidencia con la “lucha de clases” y la consecuente lucha revolucionaria. Se usa la dialéctica con términos como: “madurez”, “pluralismo”, “Nueva Iglesia”, etc. Siempre propiciándo una sociología que transforme la Teología, etc. (Nuevo Profetismo, de la Acción Católica de Madrid).


    Una de las “renovaciones” que se buscan es reducir a Cristo al papel de luchador revolucionario y así, toda la Iglesia “converge” en una socio-economía para “liberar a los pueblos” bajo el atractivo estandarte del “amor al pobre”.


    Es un plan surgido de las profundidas de las logias y sinagogas más selectas. Si antes soñaban con cerrar los templos y seminarios, matar sacerdotes y así acabar con la Iglesia de forma violenta, ahora se tiene un sueño más ambicioso y pérfido: lograr que templos, seminarios y sacerdotes ayuden a implantar la Revolución mundial.


    Los espiritualistas-cabalistas se apoyan en que es “su pueblo el único ELEGIDO”. Toman como base partes del AT (Deuteromonio: 7, 22, 23, etc.
    Pero el AT era sólo la preparación, anuncio de la llegada del Mesías. Y llegó Cristo y trazó el camino definitivo, pero el pueblo “elegido” lo rechazó. Se sentía elegido para domninar sobre todas las otras naciones y sus riquezas. No quiso ser el elegido para transmitir el Evangelio. Y desde allí se abrió un abismo.


    Dicho pueblo se empeñó en llegar a ser el amo absoluto. Tomó partes del AT y las fue acomodando en sus libros sagrados formando el TALMUD. Así esperan que “su” Mesías les entregue el cetro real del mundo …


    Todos los pueblos les servirán y todos los reinos serán sometidos (Sanhedrín, fol 88b y 99a).


    Dios les dio (a los no judíos) forma de hombre para la gloria de Israel. Pero fueron creados con el solo fin de servirle a éste … (Midrasch Tapioth, fol. 25 d).


    Si un judío contrae matrimonio con un no judío o con su sirvienta, el matrimonio es nulo (Eben Haezer, 44, 8).


    Un cristiano muerto es igual que un animal muerto … un alma judía es más cara y agradable a Yahvé que todas las almas de los otros pueblos de la tierra … que se asemejan al alma de las bestias, etc.


    Estas y otros conjuntos de tradiciones fueron transmitidas, primero de forma oral, luego constituyeron varios libros sagrados, cuyo conjunto forman el Talmud (las traducciones son obra del teólogo católico Rev. I. B. Pranaitis, 1892).


    Estas y otras muchas máximas y normas parecidas rigen en los grupos “espiritualistas” de las sinagogas y de allí se rezuman directivas generales, más solapadas, para gran diversidad de logias y ritos secretos.
    Unos tienen contenido de “misticismo” invertido; otros, simplemente son de contenido materialista de dominio; pero todos coinciden en sus fines y acción.
    Los “gentiles” que colaboran tienen tratamiento de hermanos políticos y participan en la maquinaria de control como testaferros e intermediarios.


    La REVOLUCIÓN MUNDIAL solo es el instrumento para que unos pocos “elegidos” puedan conseguir “el cetro y riquezas del mundo” … de ahí que carezcan de todo escrúpulo moral, de ahí su crueldad implacable, de ahí su “misterio de iniquidad” y su odio sin fin hacia la Iglesia y sus seguidores.








    BALANCE DE SITUACIÓN.
    Ante las voces de que el catolicismo está siendo acosado, desde fuera y desde dentro, cierta propaganda se empeña en difundir tranquilidad o indiferencia. Se afirma que todo va bien y que se camina hacia más elevadas formas de conducta, tanto así que ya ni siquiera es necesario hablar concretamente de apologética y moral como antaño.


    La inquietud ante el ateísmo educativo es acallada rápidamente y se soslaya de forma continua.


    En Hungría el régimen marxista confiscó todas las escuelas, 538 sacerdotes fueron deportados o asesinados, a la mayoría se les prohibió ejercer su ministerio y la Iglesia se estatalizó.
    Los llamados “sacerdotes de la paz” excomulgados en 1957 por Pío XII tras adherirse a las logías del poder político fueron reinstalados por el gobierno incluso como obispos.
    El cardenal Mindszenty luchó denodadamente hasta que fue apresado y torturado. Su sucesor, el cardenal Laszlo Lekal, manifestó, voluntariamente o presionado, su deseo de “colaborar” con el régimen “porque la Iglesia ha encontrado su lugar en el socialismo”.


    En Checoslovaquia ocurrió algo similar, cuatros obisppos muertos en prisión. 1.500 sacerdotes impedidos de ejercer, de los 10.473 templos abiertos en 1948 sólo quedaban abiertos 3.200 abiertos en 1965.


    El Vaticano denunció (3 noviembre 1949) que en la URSS había seminarios formando “sacerdotes” marxistas que luego eran infiltrados en diversos países.
    El obispo auxiliar de NY: Fulton Shenn, dijo en aquel entonces, que ya había más de 1.000 de esos “sacerdotes”.


    Así se explica la paradoja de que en todo país comunizado se actúa contra el catolicismo, en tanto que en los países aún no comunizados crecen los grupos de clérigos que propician el advenimiento del marxismo.


    En ESPAÑA el nuncio Dadaglio y los cardenales Enrique Tarancón y Narciso Jubay Aranau condujeron a veintenas de obispos y sacerdotes hacia una “convegencia” con los líderes socialistas.


    En Brasil cunde un auténtico vendaval de propaganda marxista dentro del clero, hay varios libros testimoniales sobre ello, así: “Brasil, una Iglesia Diferente”, de José Narino Campos; “Autodestrucción de la Iglesia en Brasil” de Anónimo Guedes de Holanda, etc.


    El caso de monseñor Helder Cámara es uno de entre muchos. Frecuentemente este obispo, coincide con los más entusiastas agitadores marxistas.
    En julio de 1976 el cardenal Avelar Brandao recibió una condecoración masónica y declaró su deseo de procurar “caminos convergentes” (O Defensor da Fe, julio 1976, edición extra, pg. 7).


    En Chile, el cardenal Raúl Silva Henríquez declaró, en víspera de elecciones, que era legítimo a un católico votar por un candidato marxista (Última Hora Santiago Chile, 24 diciembre 1969) en contradicción total con la excomunión mayor decretada por el Vaticano (13 julio de 1949) “para los católicos que militen en el Partido Comunista o ayuden a éste de cualquier forma”.


    Durante el régimen del comunista y masón Salvador Allende Gossen el cardenal Silva Henríquez, y otros prelados, se ostentaron como partidarios de dicho régimen. En noviembre de 1970 el cardenal declaró que “en el socialismo hay maś valores evangélicos que en el capitalismo”... en franca oposición con lo que el Papa Pío XII había dejado claramente precisado sobre la iniciativa privada, el capital, el estatismo y el socialismo (14 abril 1956).


    En Cuba, …


    En toda Centro y Sudamérica es del dominio público que numerosos obispos y sacerdotes (particularmente los jesuítas) alientan a la guerrilla y terrorismo comunista. Y varios de ellos forman parte del régimen marxista de Nicaragua.


    En todos los países es posible escuchar, con frecuencia, homilías que deslizan ideas de componenda y claudicación ante los enemigos tradicionales de la fe.


    Es frecuente que el problema de la pobreza sea lanzado a la cara de quienes trbajan y viven, sin penurias o con ellas, como si de ellos dependiera resolverlo sin aludir que la pobreza es generada por poderosos grupos políticos que promueven reformas agrarias e inflaciones empobrecedoras.




    PUNTO DÉBIL DEL PLAN PARA CAMBIAR EL MUNDO.
    El Plan para cambiar los cimientos católicos del mundo y con ello a éste no ha dejado nada fuera de su influencia. El Supracapitalismo es uno de los “motores” de dicho cambio con su enorme influencia económica y en otros campos.


    El CRE (Consejo de Relaciones Exteriores) órgano que dirige la política exterior de EEUU, el Bildeberg Club, la Comisión Trilateral, la ONU, el Banco Mundial, etc. hacen lo mismo.


    Millares de logias, de los más variados ritos operan con especialistas en diversas áreas y a muy altonivel vinculadas con las sinagogas.


    La ONU dispone de poderosos organismos que imponen estrictos controles mundiales, agendas, objetivos y proveen de medios para alcanzarlos.

    Es una grandiosa maquinaria, bien engrasada, con recursos casi ilimitados que gana posiciones sin que parezca que haya nada o algo capaz de oponérsele.


    Efectivamente, si la Revolución mundial (Nuevo Orden Mundial) marchara únicamente contra las instituciones que no le son afines podría triunfar y prevalecer indefinidamente de forma fácil. Pero resulta que no sólo se propone dominar a los pueblos, sino también eliminar a Cristo.



    Y las palabras de Él siguen anunciando que ese enemigo puede en algún momento palpar el triunfo, pero que ciertamente “NO PREVALECERÁ”.

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    Por Ordóñez en el foro Literatura
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