Serie : HACIA LA REVOLUCIÓN (Parte II)
EXPANSIÓN ECONÓMICA.
Conviene separar lo que es actividad económica sana de la ilícita. Ésta es el cáncer del complejo económico, pero no es el sistema. Hablar de “capitalismo” como un simple elemento en que lo lícito y lo ilícito son inseparables es caer en el mundo de la confusión.
La economía es una parte muy importante de la actividad humana y no puede ser condenada, sin más. Toda acción humana implica una acción económica.
La técnica económica es una actividad que “tiende a satisfacer las necesidades humanas”. En un mercado libre, a veces llamado capitalismo, hay muchas funciones que operan correctamente satisfaciendo tales necesidades. Sería injusto condenar, indiscriminadamente, el mercado libre como suele hacerse con frecuencia.
Evidentemente producir, distribuir, comprar, vender y consumir son actividades lícitas si cumplen unos mínimos requisitos de moralidad, como las que deben regir en cualquier relación humana.
La economía libre, no libertina, es un mecanismo que permite explotar de forma más racional los recursos naturales y ponerlos al alcance del hombre.
El que invierte para producir algo está prestando un servicio a la colectividad a cambio del que obtiene un justo beneficio. Aquí conviene distinguir entre la actividad económica sana, que podemos llamar mercado libre y otra muy distinta que es la actividad económica ilícita, con fines ajenos a la economía o satisfacer necesidades a cambio de una utilidad.
También debemos distinguir entre el SUPRACAPITALISMO que se caracteriza porque:
- acumula recursos económicos mediante prácticas inmorales.
- usa esos recursos para acciones revolucionarias (la Revolución como medio para imponer controles: económicos, políticos, filosóficos, ideológicos y antirreligiosos).
El ESTATISMO que floreció en los países comunizados es Supracapitalismo pues acumula recursos económicos para IMPONER controles económicos, políticos, ideológicos, filosóficos y antirreligiosos. Y aunque toma como pretexto al bien colectivo en la práctica nunca le sirve.
El Supracapitalismo no es, pues, la esencia de la empresa libre, ni del mercado, ni de la producción, ni de la propiedad privada. No es la esencia de una sana actividad económica sino el cáncer que destruye todo eso.
Ciertas fuerzas difundieron teorías capciosas, basadas en que la economia formada un coto cerrado. Se insistía, machaconamente, que la economía estaba al margen de todo lo demás, que era algo absolutamente independiente, soberano, por encima de la sociedad, incluso de la moral. Un mundo aparte y cerrado en sí mismo.
En el acontecer económico se estaba inoculando lo inmoral y se le negaba cabida a la moral. Se alegaba que lo económico estaba por encima de esos conceptos, rodeado de tecnicismos, oscuros y variables, para dificultar e impedir que se clarificaran las cosas.
Se trataba la economía como si surgiera de leyes físicas totalmente ajenas al hombre y que el hombre no podía adecuarlas al bien común. Todos estos manejos se encubrieron con el nombre de “liberalismo económico”, rama del “liberalismo ideológico” que a su vez es una rama de la Revolución.
Las teorías de David Ricardo tienen mucho de verdad, pero también mucho de engaño. Eliminando de la economía todo factor ético y sosteniendo que la gente sólo persigue su propio interés en los fenómenos económicos, siendo dicho interés lo único a tenerse en cuenta.
Claro que la gente busca su propio interés, es connatural de la naturaleza humana, pero ¿sin límites? ¿sin considerar el daño que su abuso origina a terceros?
A la ley de oferta y demanda, básicamente cierta, se le daba el libertinaje de poder restringir, artificialmente, la oferta. La ley de la libre concurrencia también puede vulnerarse con prácticas ilícitas como el dumping (vender por debajo del coste para arruinar la competencia) para que surja el monopolio que elevará arbitrariamente el precio.
El crédito se usó astutamente, como instrumento que favorecía a unos y perjudicaba a otros. Concesión abundante del mismo con una restricción súbita después que permite especular, haciendo bajar precios (o acciones), comprar a la baja y luego revender al alza.
Los principales beneficiarios de ese cáncer no fueron muchos pero les permitió amasar ingentes fortunas, y más importante aún, esas fortunas no las acumularon para disfrutar de ellas sino para usarlas como arma, como brazo económico de la Revolución Mundial. Y este es el punto fundamental para el estudio de los grandes problemas del presente.
EUROPA BAJO LA TENAZA POLÍTICO – ECONÓMICA.
Tras la derrota de Napoleón, Francia había quedado sumida en una grave crisis. Tuvo que acudir a la alta finanza (Rothschild) para obtener un crédito de 187 millones de francos, pero debía reembolsarlos con intereses de 17 millones anuales (384 millones).
Por otro lado las 323 logias empezaron a reorganizarse en 1823 y proliferar. Todas, por diferentes caminos, rescataban las corrientes revolucionarias y les daban nuevos cauces según las nuevas circunstancias. Entre otras florecieron: Orden de los Misraim; los Caballeros de la Fe; La Orden Filosófica; la Orden Mística; el Rito de Memphis; la Orden Hermética y Cabalística; la Logia del Arco Iris; los Neotemplarios; etc. y se bifurcaban, luego en “la Sociedad de Amigos del Pueblo”; “Protestadores de Julio”; “Sociedad de la Libertad, del Orden y del Progreso”; “Sociedad de los Derechos del Hombre”, etc.
Había logias especializadas, así, dos lo habían hecho en infiltrarse en el ejército, otra en Correos, otra en la policía, etc.
El duque de Aumale conoció los secretos de una logia y lo denunció, expuso la complicidad entre los altos financieros y los preparativos revolucionarios, poco después sufriría un atentado del que se salvó de milagro aunque poco más tarde murió al desbocarse los caballos de un coche que le prestaron (13 julio 1842) se dijo que los caballo habían sido drogados.
En 1847 se celebraró en París un Congreso Masónico que acordó intensificar la lucha contra el catolicismo. En ese mismo año empezó a circular el Manifiesto Comunista de Marx y Engels.
Marx, fue protegido y financiado por los Rothschild, la mayor fortuna de su tiempo (y tal vez del nuestro). El seudónimo de Marx sustituía su auténtico nombre: Kiassel Mordecay y tenía todo el fanatismo heredado de su abuelo rabino.
Su amigo Baruch-Levy le decía en una carta que la riqueza pública podría llegar a ser administrada por su estirpe “así se cumplirán las promesas del Talmud, de que al llegar los tiempos del Mesías, los judíos tendrán en sus manos las riquezas de todos los pueblos del mundo” (Los Orígenes Ocultos del Bolchevismo, de Jules Tallendier).
Curiosamente el Manifiesto Comunista tenía los mismos principios que los de la Revolución:
1.- lucha contra Cristo.
2.- lucha de clases (odio de claeses).
3.- supresión de la propiedad privada.
4.- los obreros no tienen patria, lucha internacional.
5.- impuestos progresivos (fase previa de comunización).
6.- centralización del crédito.
7.- estatización de transportes e industrias.
8.- ruptura de las ideas tradicionales, abandono de los valores morales.
9.- educación estatalizada (laico ateísta).
10.- aprovechar la democracia para acabar con la propiedad privada y la propia democracia.
11.- transformar las relaciones entre los sexos, destrucción de las bases del matrimonio, dependencia de la mujer respecto al hombre y de los hijos con sus padres.
12.- la Revolución Comunista será Mundial.
Hubo diversos movimientos revolucionarios que conmovieron, llenando de sangre, Europa en 1848 pero fracasaron, excepto en Francia que estableció la República Social Democrática bajo la bandera roja.
Luego el ejército reaccionaría y lograría imponerse tres años después.
Para servir a la ideología revolucionaria en el campo informativo, el judío Charles L. Havas había creado en París la agencia de noticias “Havas” (1835) a la que se asociaron los judíos Wolff (Berlín) y Pablo Reuter.
Charles Havas primero, y luego su hijo Augusto, crearon en parís la Sociedad General de los Anuncios,mediante la que fueron favoreciendo a determinados diarios con la publicidad comercial.
Con el tiempo la agencia “Havas” se conectó con la “Associated Press” de NY y se dio así a Europa y EEUU una “información” internacional uniformada.
En otro campo trabajaba la masonería operativa “Alta Venta” de los Carbonari. Tenían un plan fantástico para que la revolución se valiera de jerarcas de la Iglesia católica. El Papa Gregorio XVI conoció dicho plan y autorizó su publicación. En parte decía: “el trabajo que vamos a emprender no es obra de un día, ni de un mes, ni de un año; puede durar muchos años, un siglo tal vez. Lo que debemos buscar y esperar como los judíos esperan al Mesías, es un Papa según nuestras necesidades … Que el clero marche bajo nuestro estandarte siempre creyendo caminar bajo las banderas de las Llaves Apostólicas” (publicado en 1859/60/61 como advertencia, bajo el título: “La Iglesia Romana Frente a la Revolución).
No tardó en descargarse un nuevo golpe revolucionario contra Francia (1870/1), el hermano masón Thirifocque dijo en la Comuna que se trataba de “la revolución más grande que el mundo puede contemplar; es un nuevo templo de Salomón, que los masones están obligados a defender”.
Nuevamente fueron movidas chusmas para profanar las iglesias, correr juergas en los altares, asesinar arzobispos y sacerdotes, novedosas “feministas” anunciaban que era necesario liberar a la mujer de la esclavitud matrimonial, incendio de edificios, etc.
El ejército liquidó la rebelión que costó unos 25.000 muertes (La Revolución de 1871 de Nesta H. Webster).
El Papa Pío IX reiteró la advertencia de que era las sectas ocultas de donde manaba la acción revolucionaria anti católica.
La fase violenta había fallado, pero continuaba la lucha por otros medios. Hérod, prefecto del Sena, prohibía que en las escuelas hubiera crucifijos.
En el Congreso de la Liga de la Enseñanza el maestro Jean Macé decía: “quien tiene las escuelas lo tiene todo” (1882).
Los textos escolares se elaboraban, revisaban y censuraban, previamente, en las logias.
¿Cómo era posible? En Francia había un 98% de católicos declarados. Porque como dice el historiador Jean Lombard una minoría decidida, bien organizada, siempre se impone a una mayoría sin organización.
Tras el fallido golpe violento hubo, como no, una nueva crisis económica en Francia y, por supuesto, nuevos créditos de la alta finanza. Bajo el patrocinio de la Banca Morgan de NY, se fusionaron el Banco de París y el Banco de Crédito y de Depósito de los Países Bajos. Su nuevo director: Henri Cermuschi, miembro de una sinagonga milanesa había participado en los motines marxistas de Italia.
Se formaron bloques financieros similares por toda Europa:
· Los Hirsch en Bruselas.
· Los Rosenthal en Amsterdam.
· Los Oppenheim en Viena.
· Los Rotschild con el padre en su central de Londres y sus hijos en las principales plazas.
La corriente revolucionaria actuaba en toda Europa. Sus derrotas eran visibles en los movimientos violentos, pero de manera sutil se apoderaba e infiltraba poco a poco en la sociedad.
En Alemania hubo jugarretas financieras de envergadura que arruinaron a millones de alemanes de clase media pero enriqueció a los consorcios de Medelssohn, Kolch, Metzler, etc.
En Rusia, el zar, Alejandro I permitió la formación de sociedades secretas pero cuando tuvo pruebas de que eran centro de agitación política y social las prohibió. Fue asesinado poco después (1825), su sucesor Alejandro II trató de armonizar las diversas tendencias y surgieron, aún más fuertes, las agrupaciones secretas: “Tierra y Libertad”, “La Sociedad del Hacha”; “Sion”; etc.
Bakunin enseñaba (Catecismo Revolucionario, punto 4) que “no hay más moral que la contribuye al triunfo de la Revolución”.
Dostoievski denunció que había un Estado dentro del Estado. Alejandro II hizo concesiones pero murió, igualmente, asesinado (1881).
EEUU.
En el XIX, EEUU se desarrolló más que ningún otro país. Era una enorme colmena en la que todos sus moradores trabajaban entusitastamente.
Entre ellos destacaban por sus amplias miras un grupo llegado en el XVII, bajo el patrocinio de la Compañía Neelandesa de las Indias Orientales, con sede en Holanda que les franqueó las puertas en la isla de Manhattan, contra la oposición inicial del senador Peter Stuyvesant.
Allí se construyó una pared, para separar a estos inmigrantes formando un estrecho pasadizo denominado Wall Street de donde surgirían, más tarde, los fundadores del Banco de EEUU y adquirido un poder omnímodo, tanto que el presidente Jefferson dijo que “la alta finanza ya se está tornando peligrosa, pues ha constituido una aristocracia que desafía al Gobierno”.
Otros correligionarios suyos fueron:
John Pierpont Morgan que hizo fortuna con la construcción de ferrovías en el sureste, especulando con materiales del Estado y fundó la casa Drexel Morgan and Company, una de las más poderosas del mundo. Luego constituyó la United Steel Corporation y después la International Mercantile Marine Co, se le denominaba el rey del acero.
Cornelius Vanderbilt se enriqueció mediante concesiones de construcción de ferrocarriles y subvenciones oficiales para compañías de navegación. La dinastía ganó prestigio ante la opinión pública haciendo donativos a las universiades de Columbia y Vanderbilt en las que influía en su orientación educativa aparte de lavarle la imagen y ahorrarle muchos impuestos.
Joy Gould, conocido por su falta de escrúpulos, especuló con monopolios y construcción de ferrovías, montó la Western Union Telegraph Company.
Meyer Guggenheim, llegado de Suiza, hizo fortuna con el cobre refinado, asoció a sus hermanos y formó la “Philadelpia Smelting and Refining Co” esta dinastía aprovechó la influencia política par extender su imperio a los yacimientos de oro de Alaska, de estaño en Bolivia y de cobre en Chile.
La dinastía Seligman hizo grandes “negocios” durante la guerra de secesión y con el “crac” de la Bolsa de NY. La Abraham Seligman and Company de San Francisco llegó a tener prósperas sucursales en NY y Europa. Fueron unos de los patrocinadores y financiadores de Ulyses S. Grant, francmasón del rito escocés, presidente electo EEUU (1869-1877). Etc.
En ese momento ya había unas 10.000 logias en EEUU, entre ellas destacaba “The Independent Order of B'nai B'rith” (La Orden Independiente de los Hijos del Pacto) formada por magnates racistas pues sólo admiten en sus filas a judíos y controlan y dirigen al resto de obediencias masónicas.
En las logias y sinagogas se reforzaron los lazos entre varios magnates, cuyos caudales eran la base para acciones políticas de alcance mundial. Los matrimonios entre las dinastías e incluso en la propia dinastía fueron (y son) muy frecuentes. Qué mejor partido para un Morgan, un Kuhn, un Rothschild, etc. que un Morgan, un Kuhn, un Rothschild.
Abraham Kuhn y su socio Salomón Loeb fundaron en NY una casa bancaria para operaba en la construcción de los ferrocarriles aunque extenderían su “negocio” y actividades a la American Smelting and Refining Association, a la Westinghouse Electric, a la Western Union Telegraph y a compañías de seguros.
En pleno éxito aceptaron a otro nuevo socio: Jacobb Schiff que emparentó por doble casamiento entre hermanos y simpatizante, como ellos, de los movimientos revolucionarios europeos.
John Davidson Rockefeller levantó el trust de la Standard Oil y luego el de las minas y fundiciones. El juez Landis de NY le impuso una multa de 29 millones de $ por diversos delitos financieros, pero ya tenía suficiente fortuna e influencia politica para eludir la acción de la justicia.
Hacia 1870 la Standard Oil ya tenía prácticamente el monopolio total de la refinación del petróleo, en su época fue el hombre más rico del mundo.
En la década de 1880 más de 5.000 empresas se fusionaron en unos 300 truts, gracias en buena parte maniobrando el crédito de forma discriminatoria para cerrar el paso a una competencia libre. Se concetraba el crédito en favor de unos pocos, prefabricando y diseñando desplomes de precios para obligar a algunos a vender o retirarse de la actividad o incluso asociarse. Luego se promovían alzas amañadas que generaban beneficios desorbitados (Las Empresas Multinacionales de Christopher Tugendhat).
Algunos jueces y legisladores intentaron parar tanto desmán y expidieron la ley Sherman (anti trust 1890) para disolver los monopolios pero los magnates, bien asesorados, iban por delante de la ley, y con testaferros y argucias varias, disolvieron, aparentemente, esos monstruos pero crearon fundaciones e hicieron donativos culturales para librarse del fisco, y peor aún se hicieron con el control e influencia de los centros de estudios en los que preparaban jóvenes afines con talento que colocaban luego en la política a su servicio aumentando su influencia.
Las dinastías Morgan (NY) y Rockefeller (Ohio) se acoplaron para reforzar su poderío. Para llamar menos la atención bifurcaron sus canales financieros y muchas de sus actividades se enmascaran con filiales, fideicomisos, testaferros, etc.
Gran parte de la alta finanza y la alta masonería (sede en Charleston) funcionan conjuntamente para acreditar el liberalismo económico, bajo el cual se erigía a fines del XIX un gigantesco movimiento político internacional (El Gobierno Mundial y la Contra Iglesia, descritos en la obra de Pierre Virión).
El crecimiento y actividad de EEUU a inicios del XX era enorme, se admitían más de 8,5 millones de inmigrantes y su población alcanzaba los 92 millones. Era el triunfo de la economía basada en el trabajo.
Pero paralelamente a dicho progreso y a diferencia del resto de ciudadanos, obreros, campesinos, profesionales, empresarios, etc. el pequeño pero importante grupo de super magnates tenía metas que rebasaban las áreas de la economía sana. Unidos por lazos de sangre, de logias, intereses económicos e ideológicos.
Así, ese grupo encabezado por Bernard Mannes Baruch; Henry Morgenthau; y Jacob Schiff apoyaron y financiaron la campaña de Wodrow Wilson para que alcanzara la presidencia (1913 a 1919), a cambio de dicho apoyo lograron en 1913 que Wilson y varios legisladores votaran de forma subrepticia, ilegal (sin quorum suficiente) y aprovechando la ausencia de mayoría de senadores (fechas navideñas) la Federal Reserve Act. Pese a todo, la ley fue aprobada.
De este modo conseguían arrebatar, de forma aparentemente legal, a los representantes legítimos del pueblo americano, la facultad de emitir moneda. A partir de entonces, y aún hoy, esa facultad está atribuía a una empresa PRIVADA pese su nombre con empaque oficial. El Fedral Reserve no es Federal ni es un banco, es un cartel de magnates privados, con capital privado, que emite la moneda legal y consecuentemente el crédito, según y para su propio beneficio. Hombres que nunca se han presentado a una elección, generalmente desconocidos para la mayoría de sus “súbditos” dirigen los destinos de la emisión monetaria y crédito del país más rico del mundo.
El Federal Reserve Board, repetimos, era y es de PROPIEDAD PRIVADA, la facultad de controlar las altas finanzas ya no depende, desde 1913, del Congreso de la Unión, sino de un cártel de magnates que raramente salen en los medios de comunicación. Lo mismo que unos siglos antes consiguieron hacerse con el Banco de Inglaterra, también privado y propiedad de correligionarios de estos mismos (los Rothschild, Lazard, Oppenheimer, Warburg, Seligman, Samuel Montagu y otros).
La consecuencia es que unas cuantas dinastías (National City Bank de NY, John Pierpont Morgan, Kuhn, Loeb and Co, y el First National City Bank) adquirieron una influencia abrumadora en el campo económico, político y social. EEUU precisa acudir a este banco PRIVADO para pedir empréstitos (obras públicas, guerras, etc.) y debe pagar intereses por ello, es decir actualmente unos 250 millones de americanos están irremesiblemente endeudados, de por vida, sin posibilidad de pagar ni el capital ni los intereses, con unos 8.000 individuos más o menos americanos.
Millones de americanos y empresas americanas que producen bienes y servicios en todo el país, están al margen o más bien supeditados al Fedeal Reserve Board. No fue una maniobra de libre empresa de una economía libre. Fue la obra de un pequeño grupo de hombres cuyo móvil no consiste simplemente en acumular más riqueza, sino en adquirir PODER POLÍTICO y triunfaron por goleada en dicha misión.
RUSIA.
Ya en 1917 empezó a llegar financiación, sin fondo, para los revolucionarios soviéticos. Procedían de Kuhn, Loeb and Co., Félix Warburg; Otto Kahn; John P. Morgan; Jacob Schiff; Olef Asxberg; Jacobo Furth; Enrique Goldfogle; Guggenheim; etc.
El Servicio Secreto de EEUU detectó la ayuda y emitió el pertinente informe remitido a varias embajadas de países europeos (Francia, Inglaterra, etc.).
Cuando terminó la IGM en 1918, se aplicó el “programa de paz” consensuado un año antes en el congreso de las masonerías aliadas, en París. En ella participaron los Grandes Maestros de la Sabiduría cuyas directivas se denominaron luego: Tratado de Versalles (1919).
El presidente Wilson, asesorado por el sempiterno Bernard Baruch (puesto clave y asesor de sucesivos presidentes sin haberse presentado nunca a una elección); Stephen Wise; Jacobo de Hass; el rabino Levinthal y un numeroso grupo de “expertos” de sinagogas y logias.
Precisamente esos días la revolución estaba a punto de ser vencida en Rusia, por lo que en el Tratado de Versalles se introdujo la cláusula 6 que PROHIBÍA internacionalmente que se diera ayuda a los rusos nacionalistas antirevolucionarios y antimarxistas.
Pero la ayuda a los soviéticos llegaba imparable mientras su CHEKA realizaba matanzas masivas de opositores o posibles opositores.
La Kuhn, Loeb and Co., la mayor organización neoyorkina de crédito actuó como banca de depósito del grupo revolucionario soviético entre 1918 y 1922. Luego prestaría dinero para el plan quinquenal.
El Chase Manhattan Bank de Rockefeller (abuelo de David) también auxilió a los soviéticos suministrando mercancías y créditos, igual que Max y Jacob Schiff.
El banquero Averell Harriman (EEUU) ayudó al régimen soviético en la construcción de ferrocarriles.
La Standard Oil suministró tecnología para explotar los yacimientos petroleros.
La URSS no pagó ni devolvió los créditos que los absorvió el Federal Reserve Board, es decir, en última instancia la inmensa ayuda FINANCIERA, de crédito, tecnología y material que recibió la URSS fue pagada a costa del CONTRIBUYENTE AMERICANO al que nunca se le informó ni preguntó sobre estas operaciones mil millonarias.
En realidad la instauración del marxismo y comunismo en Rusia se logró gracias a una “simple” SUBVENCIÓN pagada por el sufrido e ignorante (mantenido en la ignorancia) contribuyente americano.
El magnate Walter Rathenau, de la alemana AEG, también auxilió a la URSS montando la primera fábrica de aviones (Junkers), astilleros, instalaciones elećtricas, talleres para tanques militares, escuelas de pilotos, etc.
En resumen, los teorizantes comunistas del XX (Marx; Engels; Heine; etc. la mayoría judíos) fueron patrocinados, protegidos, financiados y auxiliados por los banqueros Rothschild.
Más tarde, en 1918, los revolucionarios prácticos: Lenin; Trotsky; Stalin; Kamenev; etc. (la mayoría judíos) fueron ayudados por otros super magnates y banqueros de EEUU y Europa.
Desde 1920 en adelante dichas ayudas continuarían ininterrumpidamente.
Entonces si esos hombres inteligentes, muy bien informados, que durante décadas han reunido colosales fortunas que conservan, y acrecientan, sus dinastías y descendientes podemos decir que ¿son todos tontos? ¿desconocen qué es el comunismo?
Rotundamente NO.
Lo hacían y hacen deliberadamente, con gran conocimiento de causa. La ideología revolucionaria abarca lo político, lo filosófico, lo sociológico, lo económico, lo antropológico y lo religioso.
En la URSS y sus satélites, Cuba, (España republicana), Corea Norte, etc. se desarrolló un sistema que domina esas fases. En Occidente se ha desarrollado el Supra Capitalismo que es el brazo económico de la MISMA IDEOLOGÍA REVOLUCIONARIA, cada día más influyente.
NACIMIENTO DEL CONSEJO DE RELACIONES EXTERIORES.
Desde el principio el Banco del Estado Soviético quedó controlado por la familia Ashberg, banqueros de la Nya Banken de Estocolmo, conectados con los financieros occidentales por lazos de sangre, económicos, de logia e intereses comunes.
EEUU tuvo 321.000 bajas y gastó 24.000 millones $ en la guerra, como contrapartida Wall Steet pasó a ser el centro financiero mundial desplazando a Londres (The City).
El otro grupo victorioso estaba ya instalado en el Kremlin, su índole real fue paliada, todo lo posible, ante la opinión pública mundial, especialmente la useña.
The New York Times; New York Post; Christian Science Monitor; Washinton Post; Boston Evening Trascript; Time; Life, y cientos de publicaciones, nutridas por la Associated Press y la United Press tranquilizaban “objetivamente” a los lectores sobre lo que sucedía en la URSS (como luego harían en Cuba y otros muchos lugares).
Lo mismo harían las grandes cadenas de radio y TV. Bajo control directo e indirecto de los mismos financieros.
Se contrataron escritores “ad hoc” que se volvían rápidamente famosos como Ernest Gruening; Frank Tannenbaum; Walter Lippman, etc.
El núcleo SUPRACAPITALISTA de EEUU actuaba discretamente en el llamado “Earstern Establishment” que agrupaga a cientos de personas muy influyentes y poderosas en finanzas, política, prensa, universidades y círculos intelectuales. O abreviadamente “the Establishment”.
En 1919 el Earstern Establishment se transformaría en CRF (Council of Foreing Relations). Este Consejo de Relaciones Exteriores es una ASOCIACIÓ PRIVADA con poderes que, a grandes rasgos abarcan:
1.- grandes trusts, disfrazados o disimulados en fundaciones, testaferros, etc. con fortunas incalculables.
2.- poder total sobre Hollywood y numerosos mass media con los que influye, más bien dicta, la “opinión púlbica” y se protege a sí mismo.
3.- con Fundaciones sin fin, algunas parcialmente altruistas, que le ahorran miles de millones de impuestos y les permiten influir en Universidades, Hospitales, Asociaciones, “Sectas” y “religiones”, etc.
4.- patrocina la preparación de jóvenes talentos (seleccionados ideológicamente) para introducirlos en esferas de poder.
5.- donativos a los partidos politicos (prácticamente todos) ganando influencia en ellos todos.
6.- aportaciones económicas y patrocinios publicitarios que favorece las carreras de jueces, senadores, gobernadores, y por supuesto de los presidentes.
7.- con su enorme poder pueden propiciar, a voluntad, períodos de auge o depresión económica. Con lo que con sus artimañas y conocimiento del futuro multiplican sus fortunas que paga, una vez más, la empresa y pueblo americano.
Frente a estos pocos hombres, aunque super poderosos, hay millones de profesionales, agricultores, obreros, pequeños y grandes empresarios que gozan tambien de poder económico, pero disperso y sin buscar metas políticas e ideológicas. Aunque mayoritariamente anti revolucionarios no combaten más que aisladamente y con opiniones personales o actitudes individuales aisladas.
La compleja masa del pueblo (EEUU y todos los países relevantes) es observada y ESTUDIADA por cientos de organismos y expertos especializados en sociología, religión, política, publicidad, psicología, economía, etc. para dividirla, enfrentarla, debilitarla, desinformarla, para que sea más fácil encauzarla, dirigirla y someterlamediante el dominio del sistema: partidos políticos, altas finanzas, crédito, Organismos Mundiales (ONU, Banco Mudnial, Fondo Monetario Internacional, …), la acción encubierta de las logias masónicas y todo tipo de sectas, ocultistas o no, la “opinión pública”, el mundo “intelectual” y “cultural”, todo tipo de legislaciones “progresistas”, antirreligiosas, ideologías y movimientos “sociales” (feminismo, gays, ecologismo, indignados, separatismos, etc. etc.)
MARXISMO Y CAPITALISMO.
Normalmente estos dos términos son un buen ejemplo para comprobar fácilmente el grado de confusión tan elevado que hay. La inmensa mayoría de las personas (informadas por los mass media) los consideran términos antagónicos y opuestos.
La realidad es que el marxismo es un enemigo acérrimo del empresario libre, del campesino libre, del profesional libre, del trabajador libre, del mercado libre, etc. Por eso suprime toda libertad.
El Estado marxista monopoliza todo, es la sublimación del monopolio perfecto.
Es por esa razón por la que los supracapitalistas, que aspiran al domino mundial, ven el marxismo como el mejor mecanismo para sus fines. Por eso lo fomentan, financian y apoyan. Por eso ambos sistemas supracapitalismo y marxismo tienen afinades básicas y no son esencialmente enemigos entre sí, más bien son complementarios y convergentes hacia el mismo fin.
El marxismo sólo es enemigo del capitalismo que no está en manos de los financieros internacionales, su objetivo es destruirlo o confiscarlo para que siga engrosando la riqueza de sus amos. Cuando el supracapitalismo todavía aún no llega al monopolio total, como en los países occidentales, es porque aún no ha logrado establecer un régimen marxista, pero para llá va.
Los dos sistenas son convergentes en el anhelo de domino absoluto en lo económico, lo político, filosófico, social y antirreligioso. El empresario libre que simpatiza con el comunismo puede ser un inconsciente o un suicida sin saberlo, pero el supracapitalista que financia y fomenta el marxismo sabe perfectamente que él, por el camino económico, también se dirige hacia la Revolución Mundial, hacia el Nuevo Orden Mundial.
Cuando a la actividad económica libre se le denomina libre empresa, libre mercado o capitalismo sano, entonces sí puede decirse que este complejo es la antípoda del marxismo, pero hasta ahora carece de unidad, de organización y de mística para afrontar al adversario, ni siquiera es consciente del estado de cosas actual ni de la auténtica historia.
Cuando en un país triunfa la revolución marxista se establece el monopolio perfecto y todo pasa a poder y domino de los supracapitalistas que impulsan, promueven, fomentan y financian dichas revoluciones. Ellos se quedan con todo. El precio es que desaparece la libertad, riqueza y propiedades de millones de personas pasando a manos de los supracapitalistas y la vida de los opsositores (o potenciales opositores vale menos que un céntimo).
En los Estados occidentales el supracapitalismo aún no ha sublimado ese monopolio perfecto y total, pero lo persigue, y trabaja sin descanso para llegar a serlo. Su camino para lograrlo es la Revolución.
En la tarea usa y emplea, para disfrazarse y confundir, la palabra “liberalismo” como sinónimo de libertad y justicia. Es tan eficaz que cuando un estadista, filósofo, historiador, o un Papa nos advierte del peligro no se le presta demasiada atención.
Así el Papa Pío XI (15 mayo 1931) en su encíclica “Quadragesimo Anno” advertía: “nuestro deber de pastoral nos obliga a avisar a éstos, (los que no hacen nada por resistirse), de la inminencia del gravísimo mal: acuérdense todos de que el padre de este socialismo es el liberalismo, y su heredero, el bolchevismo”.
Este liberalismo es muy celoso de la libertad cuando ha sido molestada desde el campo libre (no revolucionario) pero en cambio es sordo y mudo ante atropellos clamorosos de libertad desde el campo revolucionario. Ve con más tolerancia “liberal” la quema de templos y asesinatos de católicos que la aparición de un sacerdote con sotana en la vía pública o un crucifijo en una escuela.
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