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Tema: Tres intentos de cooperación entre las dos fuerzas políticas del 18 de Julio

  1. #1
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    Tres intentos de cooperación entre las dos fuerzas políticas del 18 de Julio

    En mis investigaciones sólo he podido encontrar tres intentos de cooperación política que, desafortunadamente, no llegaron a cuajar. Si algún otro forero conociera de algún otro caso, serían de agradecer sus aportaciones sobre este, creo, interesante tema.

  2. #2
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Tres intentos de cooperación entre las dos fuerzas políticas del 18 de Julio

    Primer intento: 1937

    Fuente: Testimonio de Manuel Hedilla, Maximiano García Venero, Ediciones Acervo, 1972. Páginas 389 a 400.




    INTERCAMBIO DE OPINIONES ENTRE LA FALANGE Y EL TRADICIONALISMO


    Hubo intercambio de opiniones entre la Falange y la Comunión Tradicionalista dos meses antes de la unificación. En lenguaje diplomático podría decirse que se trató de un cambio de notas verbales, aunque en su curso hubo un acuerdo tácito.

    Nos encontramos ante un suceso que probablemente influyó sobre la decisión unificadora. Se coligaron numerosos móviles para determinar aquel intercambio, en el que participó, de modo activo, el jefe delegado de la Comunión, Fal Conde, exilado en Lisboa desde diciembre de 1936, como ya se ha dicho. Algunos historiadores extranjeros, de éstos, Stanley G. Payne, se refieren al suceso sin profundizar en sus orígenes y desarrollo. Dan una referencia esquemática, de tipo periodístico. El intercambio tuvo mayor calado, y repercusiones considerables.

    Dos enviados oficiosos pertenecientes a la Falange, y una tercera persona que se unió a ellos, sin haber recibido tal misión oficiosa de quien podía conferirla, acudieron a Lisboa; los dos enviados pertenecían a la categoría de los neofalangistas. Eran Pedro Gamero del Castillo y José Luis Escario. Conviene repetir aquí una frase de Hedilla, estampada en otro lugar de este TESTIMONIO: «Yo no distingo entre camisas nuevas y viejas; para mí no hay más que camisas limpias y camisas sucias». Gamero y Escario deber ser, por tanto, estimados en su condición de falangistas a los que obligaba un juramento y una disciplina, y su condición de afiliados recientes es consignada para cumplir con un deber informativo de tipo histórico.

    La iniciativa del viaje a Lisboa corresponde a los dos enviados oficiosos. Pedro Gamero del Castillo testimonia: «La unión de la Falange y de la Comunión Tradicionalista era un tema que estaba en el ambiente; en algunos ambientes, por lo menos. Unión espontánea u obligada. Al llegar Sancho Dávila a la zona nacional en el otoño de 1936, él y yo habíamos hablado, y seguíamos haciéndolo en 1937, de aquella unión, que a nuestro juicio podía desembocar en la instauración de la Monarquía.

    »En Sevilla, donde actuábamos Dávila y yo, era corriente escuchar alusiones a la unión de las dos fuerzas y solía añadirse: «Lo que Sevilla quiere, en Salamanca no podrán quererlo nunca».

    »De ese futuro había yo hablado, por ejemplo, con los tradicionalistas José María Oriol y José María Arauz de Robles».

    José Luis Escario, por su parte, declara: «En conversaciones privadas sostenidas con personas sumadas al Movimiento Nacional, entre ellas Antonio Iturmendi y Mariano Puigdollers, y en el curso de mi trato con Pedro Gamero, hablamos de la unión del falangismo con el tradicionalismo. Pensábamos que una fuerza compacta y homogénea, al servicio de la patria, sería muy valiosa. Entendíamos que cuanto se hiciera en tal sentido resultaría una digna empresa patriótica.

    »Había que conocer cuál era la actitud del mando de la Comunión, cuyo Jefe Delegado residía por entonces en Lisboa».

    Gamero y Escario decidieron –según testimonian– pedir autorización a Manuel Hedilla para trasladarse a la capital portuguesa. «Estuvimos forcejeando con él algún tiempo», señala Escario.

    Hedilla confirma la solicitud de permiso. «Les advertí que no se llegaría a ningún resultado positivo; pero dadas las afirmaciones que ambos falangistas hacían sobre el ambiente favorable existente en la Comunión, los autoricé para que realizaran aquel contacto de tipo informativo».

    El permiso fue otorgado el 14 de febrero de 1937. «Emprendimos el viaje –testimonia Escario– en mi coche, y vestidos de paisano. Pedro Gamero decidió avisar a Sancho Dávila para que nos acompañara, por su calidad de miembro de la Junta de Mando y jefe territorial de Andalucía».

    Hedilla manifiesta: «Sólo autoricé a los dos y no supe, ni he sabido durante largos años, hasta la publicación del libro de Payne, que se les uniera Sancho Dávila».

    Éste aguardó a sus amigos en Mérida, adonde había llegado con su habitual y nutrida escolta. Los custodios del jefe territorial de Andalucía quedaron en la ciudad extremeña, esperando el regreso de Dávila.

    Los tres falangistas se hospedaron en el lisboeta Hotel Avenida, donde habitaba Fal Conde. Las conversaciones o intercambios de puntos de vista comenzaron el 16 de febrero. Los tradicionalistas acababan de celebrar una importante reunión en el palacio de los Alburquerque, del pueblo lusitano de Insúa. Presidió el príncipe don Javier, nombrado Regente por don Alfonso Carlos con fecha 23 de enero de 1936. La Asamblea había acordado que la instauración de la Regencia en España precediese a la instauración de un Rey.

    Los tradicionalistas ratificaron, pues, que su anhelo al secundar el Alzamiento era la instauración de la Monarquía legítima. También la Falange ratificaba públicamente que su objetivo era consumar la Revolución nacional-sindicalista.

    Según el testimonio de Manuel Fal Conde, los tres falangistas sostuvieron diálogos previos con Arauz de Robles y el conde de Rodezno: «En conversaciones posteriores, intervino, conmigo, José María Valiente. Éste, diputado por Granada, era mi sustituto oficioso en la zona nacional, desde que empezó mi destierro, y la Secretaría de la Comunión la desempeñaba José María Lamamie de Clairac».


    El testimonio que nos han deparado Gamero y Escario está concorde en que ambos aceptaron, desde el principio del intercambio de puntos de vista, que la desembocadura del problema político de España sería la Monarquía: «Si los tradicionalistas –declara Gamero del Castillo– aceptaban el ideario de la Falange, era lógico que ésta aceptara el régimen monárquico».

    Las bases propuestas por los enviados oficiosos falangistas fueron presentadas por escrito, lo mismo que las tradicionalistas. De todos los documentos que a continuación reproducimos existen testimonios en el archivo carlista de Sevilla, y en poder de Gamero y Escario. Hemos confrontado los respectivos ejemplares y están concordes.

    Bases de los enviados oficiosos:

    «I. La Comunión Tradicionalista ingresa en Falange Española de las JONS.

    »II. Falange declara su intención de instaurar, en momento oportuno, la nueva Monarquía de España, como garantía de la continuidad del Estado nacional-sindicalista y base de su Imperio.

    »III. La nueva Monarquía, como resultante que será del Alzamiento Nacional, entroncará directamente con los Reyes Imperiales de la Monarquía tradicional española, rompiendo todo vínculo con la Monarquía liberal que, como dijo José Antonio, había terminado su misión *. La nueva dinastía llevará nombre español.

    »IV. Falange Española se constituye en custodia de que la organización de las instituciones políticas y de la Corte, así como la educación del príncipe, respondan exactamente a las características indicadas.

    »V. El actual Regente de la Comunión Tradicionalista delega en el Mando de la Falange, de manera definitiva, todas sus atribuciones, títulos y pretensiones. No obstante, el Mando de la Falange contará con él para la designación de la persona que haya de ocupar el trono.

    »VI. El Mando de la Falange determinará si conviene o no que previamente se establezca la institución monárquica por medio de una Regencia.

    «VII. El único uniforme es el de la Falange. No obstante, mientras dure la guerra y seis meses después, podrán usar el uniforme propio con el emblema del yugo y las flechas. Al lado derecho podrán usar el aspa de Borgoña. Terminada la guerra, dichos uniformes sólo podrán ser usados por los que hubieran sido miembros efectivos, durante un trimestre, de las unidades combatientes del Requeté, y en las ocasiones que el Mando designe».

    Bases de los tradicionalistas:

    «I. Unión sin incorporación del uno al otro, y nombre nuevo, bien mixto de los dos, bien distinto, pudiéndose recordar en este caso los dos como subtítulo.

    »II. Declaración del Ideario, bien por la aceptación del tradicionalista, bien por la especificación del mismo, en cuyo caso pueden emplearse en algunos de sus puntos textos de Falange y de autores tradicionalistas.

    »III. Exclusión de elementos altamente perjudiciales y selección del personal directivo.

    »IV. Declaración del principio monárquico como régimen del organismo.

    »V. Declaración del régimen monárquico tradicional español como medio de reconstitución nacional y de rápida instauración.

    »VI. Aceptación de la Regencia, como autoridad suprema del organismo, en la persona de don Javier de Borbón Parma.

    »VII. Compromiso de instaurarla en España, siempre que sea necesaria para la restauración monárquica y, desde luego, aceptación de su intervención esencial para resolver, con Cortes de auténtica representación nacional, la cuestión dinástica o la instauración de una nueva dinastía.

    »VIII. Declaración de principios por el Regente y compromiso por el mismo de observancia de aquellos puntos programáticos que a Falange interesen dentro del Ideario, y de conservación de signos o modos de su estilo.

    »IX. Delegación habitual de sus facultades en un jefe propuesto en el pacto, de común acuerdo, y no lográndose el acuerdo, delegación en tres: uno de Cultura, otro de Política y otro de Milicias, cuya delimitación de funciones se establecerá y cuyas discrepancias serán resueltas por el Regente.

    »X. Compromiso del Regente de no revocar su delegación sin graves causas y sin audiencia del Consejo.

    »XI. Consejo consultivo del Regente y del Delegado o de los Delegados.

    »XII. La Unión durará el tiempo que se tarde en llegar a una restauración nacional sobre base monárquica y orgánica, pues entonces serán los órganos autorizados de la nación los instrumentos del gobierno.

    »(Nota privada. Esta nota se ha dado como transacción final y ante el absurdo que representa para la Comunión la pretensión de Falange de nuestra incorporación. 1 de febrero de 1937)».


    La actitud de los tradicionalistas favorables a la unión, y el último punto de las bases, augurando su final para cuando se alcanzase la restauración nacional, es decir, la superación de los daños infligidos por la guerra, necesitan aclaraciones. El testimonio de don Manuel Fal Conde, en 1963, las depara: «Dije en 1937 que la Falange y el Requeté eran sustancialmente inasociables. Tenían ideas diferentes; no contrarias. Mi concepto de la libertad orgánica, según la estructura de la sociedad, salió a relucir; Falange basaba la libertad en la autoridad.

    »Manifesté que los dos éramos partidos de integridad con una estructura orgánica perfecta. Si a cualquiera le quitaban una de las piezas, ya no sería perfecta la estructura.

    »Al general Mola le informé, a su tiempo, que nosotros no admitíamos el partido único como instrumento de gobierno. Era preciso sanar al país de los efectos patológicos de los partidos políticos, y con el mismo Mola, habíamos acordado la supresión posterior de esos partidos, aunque colaborasen con el Alzamiento.

    »Una de mis propuestas ante los falangistas consistió en que, puesto que no habíamos tenido nunca fricción por causas militares con la Falange, nos manifestáramos, ante el Ejército, acordes en la Milicia voluntaria; mantener nuestra propaganda y nuestros diarios con independencia, y cuando acabara la guerra, veríamos lo que debía hacerse, con sentimientos de hermandad.

    »La reunión, de haberse hecho, habría cesado cuando el país hubiera restañado sus heridas. Una vez instaurada la Monarquía tradicional, la Comunión Tradicionalista tenía inexorablemente que desaparecer para que gobernasen los órganos autorizados de la nación. Creo que de haberse concertado la Falange y el Requeté, la historia de España habría que escribirla de otra manera».


    Los enviados oficiosos falangistas chocaron con la irreductibilidad de Fal Conde en el punto de la Regencia. Pues ellos, sin mandato alguno, ni oficial ni oficioso, sostenían de motu proprio la candidatura de don Juan de Borbón y Battenberg para el trono de España. Lo han testimoniado, claramente, Pedro Gamero del Castillo y José Luis Escario, a quienes acompañaba, investido con una facultad negociadora que él mismo se apropió, Sancho Dávila.

    Vivía Alfonso XIII: no había abdicado. Empero, los falangistas que fueron a Lisboa postulaban a don Juan. Por tal arte, venían a ser colaboradores de una tendencia de numerosos monárquicos de la rama isabelina, manifestada antes de la guerra, en pro de la abdicación de don Alfonso, a fin de convencer a los tradicionalistas para que aportaran su concurso a la restauración. Alfonso XIII repulsó severamente, ya en 1935, a tal especie de monárquicos.

    Parece que Dávila, Gamero y Escario reproducían la maniobra intentada por aquellos monárquicos. Ésta es una hipótesis legítima. Si no hubieran tenido un interés privado de cualquier índole y origen en servir la candidatura de don Juan, no habrían chocado con el muro recio de la voluntad de Fal Conde. Y en la línea de esa hipótesis, es lícito presumir que con sus conversaciones intentaban poner a la Falange y a la Comunión al servicio de don Juan de Borbón. ¿Por sí solos? Sabemos –y los hechos posteriores lo corroboran– que tenían simpatizantes y quizá adictos en la Falange y en la Comunión. Hoy son ostensiblemente partidarios de don Juan, tradicionalistas y falangistas que en 1937 se hallaban atenidos a la disciplina y al ideario de sus respectivas organizaciones.

    Por otra parte, en Lisboa empezó a dibujarse la posibilidad de un triunvirato, la cual se mostró con rasgo duro luego en Salamanca. El antecedente no es baladí…

    En las conversaciones celebradas en Lisboa, hubo un acuerdo privado –que no podía tener validez alguna, mientras el jefe de la Junta de Mando o la Junta por mayoría no lo ratificasen– que decía así:

    «La Comunión Tradicionalista y Falange Española de las JONS acuerdan:

    »1.º No admitir intervención alguna de tercero en las relaciones entra ambas fuerzas.

    »2.º Oponerse a la constitución de cualquier GOBIERNO CIVIL que no esté formado exclusivamente por representantes de ambos movimientos.

    »3.º Ninguna de las dos fuerzas realizará alianzas o inteligencias con otras agrupaciones políticas.

    »4.º Este acuerdo subsistirá en tanto dure el diálogo entre ambos movimientos para lograr la unidad.

    »Lisboa, 17 de febrero de 1937».

    Habían fracasado las conversaciones para allanar el camino de la inteligencia entre las organizaciones. Pero, según testimonia Escario, «al irnos Gamero y yo a nuestra habitación, acudieron a ésta varios tradicionalistas, lamentando el final, y aconsejándonos que no estimáramos definitivas las palabras de Fal Conde. Nos animaban a proseguir».

    Resulta escasamente inteligible que se pusiera en duda la autoridad de Fal Conde por los suyos. Pero está comprobado que un núcleo de tradicionalistas estaba disconforme con el Jefe Delegado. Melchor Ferrer, en sus Observaciones de un viejo carlista, página 26, manifiesta: «En la Asamblea de Insúa, de febrero de 1937 –esto es, días antes de las conversaciones de Lisboa–, se habló de que en Salamanca, en aquel entonces, se descontaba la destitución del cargo de Jefe Delegado que ostentaba el señor Fal Conde y el nombramiento del conde de Rodezno en su lugar. En cualquier Asamblea o reunión o Junta que se haya celebrado desde 1936 hasta acá, siempre se ha pensado en un lugar destacado para el señor conde de Rodezno, pero todas estas juntas, reuniones o asambleas, siempre eran de carácter más o menos indisciplinado… En 1935, los elementos que querían entregarse a Calvo Sotelo bajo la etiqueta de Bloque Nacional intentan derribar al señor Fal Conde, por saberlo opuesto a dicho conglomerado. ¿De quién se habla para nuevo Jefe Delegado? Del conde de Rodezno. Personalmente a mí me lo dijo, en diciembre de 1935, un destacado elemento de Renovación española».

    Esta aseveración de Melchor Ferrer Dalmau, prodigioso ejemplo de fidelidad, de austeridad y de valentía, sugiere, por modo natural, una hipótesis. ¿Sabían, Escario, Gamero y Dávila que había una conjura contra Fal Conde, hombre de una pieza, al que se pretendía reemplazar con persona dúctil, muy politizada y avenida con la designación de don Juan de Borbón para rey? La coincidencia entre las fechas del viaje de los falangistas y de la celebración de la asamblea de Insúa es, por lo menos, muy curiosa.

    Los enviados oficiosos, al regresar a Salamanca, prosiguieron, según les había aconsejado ciertos tradicionalistas, sus trabajos y diálogos. Pero en la nueva serie de conversaciones había dos personajes nuevos: José María Pemán, monárquico de la rama isabelina, y el falangista jerezano, delegado en su ciudad de Prensa y Propaganda, Julián Pemartín. Éste fue amigo personal de José Antonio, y pertenecía a una familia significadamente Alfonsina, en la que hubo colaboradores destacados de la Unión Patriótica. El principal personaje tradicionalista con el que trataron en Salamanca fue el conde de Rodezno.

    En el nuevo turno, Gamero del Castillo expuso, por escrito, una vasta teoría sobre la unión. «¿Qué aporta la Comunión Tradicionalista a la edificación del nuevo Estado? Esencialmente, una cosa, en la que desde luego, va implícitamente una política: la Monarquía católica tradicional de España.

    »¿Qué aporta la Falange? Quizá, más que nada, la capacidad de incorporar la gran masa a la comprensión y al sostenimiento de los valores espirituales que han de ser base del nuevo Estado, y que, por tanto, entroncarán a éste con la Tradición. Piénsese que esta función de la Falange en el nuevo Estado es esencial… En definitiva, simplificando hasta lo exagerado la cuestión, podría decirse que el Tradicionalismo representa predominantemente la doctrina y la Falange predominantemente, el proselitismo…

    »Esta alianza del proselitismo y el sentido actual de Falange Española con la Tradición parece realizar a fondo la unión verdadera. Una unión auténtica, que en realidad, mal podría ser llamada ingreso del Tradicionalismo en Falange. Los tradicionalistas no se suman individualmente a la FALANGE DE HOY. Sino que la Comunión se incorpora a UNA FALANGE QUE PRECISAMENTE COMO RESULTADO DE TAL INCORPORACIÓN EXPERIMENTA UNA TRANSFORMACIÓN SUSTANCIAL, aunque desde luego, en la línea de su actual modo de ser».

    Y aquí surge, imperativa, drástica, la sugerencia de un radical cambio en el mando de la Falange: «Por otra parte, el gobierno de la Falange estaría encomendado a UN TRIUNVIRATO, en la designación de cuyos miembros habría de tener influencia suficiente el Regente de la Comunión Tradicionalista, para garantizar que su conducta habría de ser seguramente fiel a los principios que inspiran la fusión».

    No se ocultaba, tanto a los falangistas reunidos como a Rodezno, que la unión sólo era un paso para instaurar la monarquía. En la exposición redactada por Gamero tras deliberación con los suyos, se decía que podría elegirse entre tres soluciones:

    «a) El Triunvirato tendría la plenitud de la autoridad delegada por el Regente, con el cual, no obstante, se contaría para designar a la persona que habría de ocupar el Trono.

    »b) Franco, Regente.

    »c) Don Juan, futuro rey, una vez resuelta por el Tradicionalismo, de acuerdo con su Regente, la cuestión dinástica, asumirá monárquicamente y desde ahora mismo la jerarquía de Falange, hasta tanto viniese al trono de España».

    Y añadíase: «Así como al instaurarse la Monarquía el Tradicionalismo había contado siempre con disolverse y actuar a través de los órganos naturales de la nación, así ahora también el Tradicionalismo aseguraría su perduración al fundirse con todas las garantías EN EL MOVIMIENTO TOTALITARIO, que por coyuntura histórica va a ser el soporte del nuevo Estado, y después, con arreglo al constitucionalismo hoy en vigor, ha de ser órgano del nuevo Estado para la integración nacional.

    »Se trata, simplemente, de la conducta lógica que impone el hecho feliz de haber desaparecido el régimen de partidos.

    »En resumen, la Comunión Tradicionalista, con su incorporación a Falange, asegura:

    »1.º La instauración sobre base nacional y entusiasta, a tono con el estilo del tiempo, de una Monarquía católica y tradicional. España habrá así dado al mundo, en la hora presente, una forma original de Estado nuevo. Habrá incorporado el pueblo a la Monarquía y a la Tradición.

    »Por lo demás, una instauración de este tipo no podría concebirla el Tradicionalismo sin su incorporación a la Falange.

    »2.º La segura implantación de todos los valores políticos de la Tradición española: sentido católico de la vida nacional, Imperio, personalidad de las regiones, etc.

    »3.º Plena garantía de que el Mando de la Falange respondería con fidelidad al principio monárquico y a las bases de unión.

    »4.º Conservación generosa de símbolos y recuerdos.

    »5.º Eliminación definitiva de los restos de la vieja política, asegurando la implantación de una justicia cristiana a base del Nacional Sindicalismo».

    Las conversaciones en Salamanca terminaron, el 23 de febrero, con una carta del conde de Rodezno, en que se dejaba abierto el camino para concordancias parciales.

    «Yo no fui informado –testimonia Manuel Hedilla– sino de la esterilidad de los sondeos realizados en Lisboa para conocer la opinión de las autoridades tradicionalistas. Las notas y cualquier clase de textos que pudieron ser formulados, las he desconocido siempre, a excepción del «asunto privado» relativo al acuerdo temporal mientras duraran los diálogos. Nadie, sino la misma Falange a través de sus más sólidas y amplias representaciones orgánicas, podía contraer compromisos acerca de la instauración monárquica y de las restantes y esenciales cuestiones de que se habló en las conversaciones de Lisboa y de Salamanca.

    »La deficiencia de la información que me fue suministrada, alcanzó como ya he dicho a omitir la asistencia de Sancho Dávila a Lisboa, y se me ocultó la posterior intervención de José María Pemán y de Julián Pemartín».






    * Las palabras medidas, muy meditadas de José Antonio, son –19 mayo 1935– radicalmente distintas. «En Felipe III, el rey ya no mandaba… Cuando llega Carlos IV, la monarquía ya no es más que un simulacro sin sustancia… ¿Cayó la Monarquía española, la antigua, la gloriosa Monarquía española, porque había concluido su ciclo, porque había terminado su misión, o ha sido arrojada la Monarquía española cuando aún conservaba su fecundidad para el futuro?... Nosotros entendemos, sin sombra de irreverencia, sin sombra de rencor, sin sombra de antipatía, muchos, incluso con mil motivos sentimentales de afecto; nosotros entendemos que la Monarquía española cumplió el ciclo, se quedó sin sustancia, y se desprendió como cáscara muerta, el 14 de abril de 1931. Nosotros hacemos constar su caída con toda la emoción que merece y tenemos sumo respeto para los partidos monárquicos que creyéndola aún con capacidad de futuro, lanzan a las gentes a su reconquista; pero nosotros, aunque nos pese, aunque se alcen dentro de algunos reservas sentimentales, o nostalgias respetables, no podemos lanzar el ímpetu fresco de la juventud que nos sigue, para el recobro de una institución que reputamos gloriosamente fenecida.»
    ReynoDeGranada dio el Víctor.

  3. #3
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    Re: Tres intentos de cooperación entre las dos fuerzas políticas del 18 de Julio

    Segundo intento: 1955.

    Fuente: Franco, ¿era normal? Uno de sus hechos injustificable: la persecución a los carlistas, Tomás Echeverría, edición del autor, 1986. Páginas 181 a 188.

    [NOTA MÍA. Algunas opiniones o juicios vertidos por Tomás Echeverría sobre Don Javier en el siguiente texto requerirían de algunas matizaciones e, incluso, correcciones].



    [CAPÍTULO] 39


    Cese de Fal Conde como Jefe Delegado Nacional de la Comunión Tradicionalista


    PRESCINDIÓ DE ÉL EN AGOSTO DE 1955 Y EN FORMA MUY POCO DELICADA, EL PRÍNCIPE DON JAVIER DE BORBÓN PARMA


    POCOS DÍAS ANTES DON JAVIER HABÍA APROBADO EN LOURDES A PROPUESTA DE FAL CONDE, ALGO DE EXCEPCIONAL IMPORTANCIA PARA ESPAÑA, QUE DESPUÉS «OLVIDÓ»




    Hubo un hecho importante, creemos que de enorme importancia, de extrema gravedad, dentro de la Comunión Tradicionalista del que se ha hablado muy poco, cuyos detalles no se conocen o, por lo menos, no han sido publicados, y que, sin embargo, los buenos carlistas o tradicionalistas harían muy bien en procurar estudiarlo a fondo, considerarlo y examinarlo detenida e imparcialmente, para obtener las lógicas, las naturales –¡e importantísimas!– consecuencias. Nos referimos a lo que decimos en los titulares: al cese de Fal Conde como Jefe Delegado Nacional Carlista.

    Antes de relatar lo que ocurrió, vamos a desmentir dos referencias erróneas.

    Don José Carlos Clemente, en la página 41 de su libro «Historia del Carlismo Contemporáneo 1935-1972», aparecido en 1977, asegura que «El 5 de agosto (de 1955), Don Javier regresa a España y después de 21 años de constantes servicios a los Reyes legítimos, cesa como jefe delegado a D. Manuel Fal Conde, debido a una afección en la garganta que le hace imposible la actuación pública».

    Y Doña María Teresa de Borbón Parma, hija de Don Javier, en otro libro, «La clarificación ideológica del Partido Carlista», publicado dos años más tarde, en 1979, escribe en la página 63: «En 1955, el 5 de agosto, Fal presenta su dimisión».

    Las dos referencias son equivocadas. La primera porque no coincidió el cese de Fal Conde con su afección en la garganta. En efecto, cesado en Agosto de 1955, no enfermó de la garganta hasta tres años después; «el 7 de octubre de 1958 sufrió D. Manuel una delicada operación de laringe de la que tardó tiempo en restablecerse». Y la segunda, porque Fal no dimitió.

    Resulta muy lamentable comprobar con cuánta ligereza escriben algunos y precisamente sobre hechos que, siendo importantes, su conocimiento se halla al alcance de cualquiera.

    Lo que sucedió entonces, en verdad, queda expuesto detalladamente en el documento escrito y firmado por D. José Luis Zamanillo, cuya fotocopia ofrecemos a continuación.

    CESE DE DON MANUEL FAL CONDE EN LA JEFATURA DELEGADA DE LA COMUNIÓN TRADICIONALISTA


    Durante la última semana del mes de Julio de 1955, Fal Conde pasó unos días en Madrid. Celebró varias reuniones con la Junta Nacional en el piso segundo del número uno de la calle de la Cruz. Dio cuenta a la Junta de su proyecto de trasladarse a Lourdes, a primeros de agosto. Allí estaba citado con Don Javier de Borbón Parma, para estudiar la situación política de la Comunión Tradicionalista y acordar lo más conveniente a su actuación.

    También habló de su acuerdo con José Luis Arrese de celebrar una reunión con él, para acordar la mejor relación de ambas fuerzas del Alzamiento. Esta reunión no pudo celebrarse en aquellos días, por ausencia de Arrese. En principio quedó aplazada para su regreso; y, posteriormente, anulada por el cese de Fal Conde.

    El 31, por ser fiesta de San Ignacio, de quien era muy devoto, lo pasó Fal Conde en el Santuario de San Ignacio de Loyola, en Azpeitia, Guipúzcoa, y el día 1 o el 2 de agosto cruzó la frontera, camino de Lourdes. Aquí se encontró con Don Javier.

    En dicha localidad francesa estuvieron reunidos los dos, tres días. Don Javier aprobó, plenamente, todo lo que Fal Conde le expuso, reiterándole su confianza, sin la menor duda ni recelo alguno.

    Al final regresaron juntos hasta la frontera, aunque la cruzaron por separado y a distintas horas, para no despertar sospechas en la policía.

    Después de pasar un par de días en San Sebastián, Fal Conde regresó el 8 o el 9 de agosto a Madrid, camino de Sevilla. Don Javier le despidió en la estación de San Sebastián con el afecto de siempre, sin darle a entender, lo más mínimo, lo que ya se estaba, sin duda, preparando.

    Al llegar a Madrid, Fal Conde se hospedó, como entonces acostumbraba, en el Hotel París, junto a la Puerta del Sol. El día 10, fiesta de San Lorenzo, en que celebraba su cumpleaños, me invitó a comer con él. Venía muy satisfecho de su viaje y de sus conversaciones con Don Javier.

    A mitad de la comida le llamaron por teléfono. Al volver a la mesa me dijo que era Juan Antonio Olazábal, desde San Sebastián. Quería darle una noticia tan inesperada como importante, pero le parecía poco prudente dársela en aquel momento, por la centralita del Hotel. Quedaron en que le llamara a las cinco de aquella misma tarde al diario “Informaciones” madrileño, que entonces pertenecía a los carlistas. Y allí nos dirigimos los dos, al terminar el almuerzo.

    Llegamos al periódico y nos sentamos en el despacho del Gerente del mismo, José Goñi, a esperar la llamada de Juan Antonio. Efectivamente, a las cinco, sonó el teléfono. Se puso Fal Conde y habló, detenidamente, con aquél. Yo estaba delante y pude observar la grande y triste sorpresa que las palabras de Juan Antonio le producían.

    Al terminar la conferencia y después de un silencio, para dominar su impresión, Fal Conde me contó todo. Juan Antonio le dijo que acababa de enterarse que Don Javier había decidido relevarle en la Jefatura Delegada. Sin duda, habían influido en él un grupo de tradicionalistas, formado por Rafael Olazábal y otros por el estilo, que venían propugnando el acuerdo con Don Juan de Borbón y la ida a Estoril, como hicieron más tarde. A ello se oponía Fal Conde y los que opinábamos como él. Y consiguieron de Don Javier su cese.

    La forma de hacerlo, realmente insólita y nada correcta, lo achacaban los bienpensantes al carácter bondadoso y débil de aquél y lo mucho que apreciaba a Fal Conde. Por lo que no se atrevió a decírselo cara a cara.

    Así terminó la jefatura de Fal Conde, después de haberla ejercido durante más de veinte años.

    Tal es la verdad, entera verdad, de lo ocurrido. Aún vive afortunadamente Juan Antonio Olazábal, que puede atestiguarlo, con testimonio excepcional y verdadero, como lo hace el autor y firmante de este relato.

    MADRID, 13 de mayo de 1980.

    José Luis Zamanillo [firmado]

    Firmado: JOSE LUIS ZAMANILLO GONZÁLEZ-CAMINO



    Por si no fuere suficiente el suyo –¡que sí lo es!– Zamanillo, para confirmar y ratificar cuanto asegura, apela al testimonio de una persona que vive y que deseamos siga viviendo durante muchos años: el Abogado donostiarra D. Juan Antonio Olazábal, sobrino del que fue Jefe Nacional de la Comunión Integrista, D. Juan de Olazábal y Ramery que, al proclamarse la República, disolvió dicha Comunión, aceptando sus miembros la disciplina carlista-tradicionalista en la que, por decisión propia, no desempeñó puesto directivo alguno, siendo simplemente un militante más.

    Don Javier, persona ejemplar, como político era débil, muy influenciable, un pobre hombre, un inútil (repetimos: políticamente). Esta es la verdad. Y sólo así se explica el pésimo comportamiento que tuvo con Fal Conde que durante 21 años largos, había prestado sus servicios a la Comunión, derrochando voluntad, lealtad, desinterés y sacrificios, y a quien Don Javier destituyó, expulsó en forma poco fina, nada elegante, y desde luego muy censurable. Censuramos el modo que utilizó, no el caso en sí.

    Dos agravantes. Ambos estuvieron juntos en Lourdes durante tres días, aprobando plenamente Don Javier lo que le propuso Fal Conde –como luego veremos, algo de excepcional importancia–, y luego le despidió en la Estación del Norte de San Sebastián (Fal Conde salía para Madrid) con un cordial abrazo, lo que significaba lógicamente que en pocos días le ratificó su plena confianza doblemente. Sin embargo, el último abrazo fue como el de…

    Don Javier, magnífica persona, era, según dejamos indicado, políticamente débil e influenciable, y al dejarse dominar y manejar incurría en hechos, en actuaciones, sin mala fe, sí, pero duramente censurables. Como el desastroso comportamiento que tuvo con Fal Conde.

    Más tarde nos ocuparemos del segundo agravante, de enorme trascendencia.

    Don Javier, al destituir a Fal Conde, le decía que él personalmente se hacía cargo de la dirección de la Comunión. Nombraba un secretariado formado por tres personas. Y más tarde designó como su Jefe Delegado en España a D. José María Valiente, que procedía de la Ceda o Acción Popular, orador excepcional, pero que como hombre, por su carácter, temperamento y forma de ser, era incapaz de ordenar, de mandar y, por lo tanto, inútil, inservible en plan de Jefe.

    Un inútil (políticamente), Don Javier, designaba para un cargo importante a otro, también inútil, Valiente.

    Error grande, tremendo, el de Fal Conde, al haberse empeñado en proclamar y mantener a Don Javier como Abanderado de la Comunión Tradicionalista. Cierto, la designación resultaba muy difícil y complicada, pero la que se hizo fue desafortunada, muy mala e, indiscutiblemente, perjudicó muchísimo a la Comunión.

    El que debió sentirse satisfecho con el ascenso de Valiente como máximo Jefe nacional carlista, debió ser Franco, ya que pudo recibirle varias veces, y prácticamente burlarse de él –lo que, aunque lo intentó, jamás pudo lograr con Fal Conde– y también, claro, de la Comunión Tradicionalista a la que representaba.


    Ejemplar reacción de Fal Conde.– Fechada en Sevilla el 16 de agosto de 1955, dirigió Fal Conde a los Jefes y Consejeros de la Comunión una carta hermosa, maravillosa, ejemplar, participándoles su cese. De ella recogemos lo siguiente:

    «La perentoria necesidad de rehacer mi vida –21 años consagrada en primerísimo grado de actividad a la Jefatura– podrá mantenerme por ahora apartado de cargos, pero sin restar un ápice a mi amor a la Causa y mi fidelidad al Rey. Como a Su Majestad digo en carta de hoy, los carlistas leales, seremos carlistas mientras haya Carlismo, y Carlismo habrá mientras haya Rey Carlista. Porque es el Rey el primer principio en el orden práctico de todo nuestro sistema ideológico…

    Del Rey abajo, en el Carlismo los hombres no cuentan, no contamos. El “falcondismo” no ha existido más que en la malévola imaginación de nuestros irreconciliables enemigos.»





    ¿PUDO HABER VARIADO TOTALMENTE LA POLÍTICA ESPAÑOLA DE HABERSE LLEVADO A LA PRÁCTICA LO QUE ACORDARON EN LOURDES DON JAVIER Y FAL CONDE?



    Importantísimo
    .– Declaración que escuchamos en 1966 de quien, por circunstancias especialísimas, estaba enterado de lo que sucedió en Lourdes. Nos dijo:

    – Si se hubiese puesto en práctica lo acordado en Lourdes en agosto de 1955, es decir, lo que propuso D. Manuel Fal Conde a Don Javier y fue plenamente aprobado por éste, habría terminado el «juanismo», y posteriormente nadie o casi nadie habría hablado o se hubiese acordado de Don Juan ni de su dinastía.

    Ciertamente, parece que tuvo grandísima importancia la decisión adoptada. Pero, ¿cuál fue exactamente?


    Lo que se acordó.– Todo, o casi todo, termina, más o menos tarde, por saberse. Y estamos en condiciones de informar que, en líneas generales, lo que se decidió en Lourdes fue lo que pasamos a concretar.

    Don Manuel Fal Conde, como Jefe Delegado Nacional de la Comunión Tradicionalista, propuso al Rey Don Javier de Borbón Parma:

    – Que la Comunión Tradicionalista entablase conversaciones con personalidades destacadas y representativas de Falange Española, al objeto de procurar que ambas agrupaciones se pusieran de acuerdo para concretar los principios y normas esenciales que habrían de servir de base para estructurar la futura vida de España en todos los aspectos: político, social, administrativo, laboral, económico, cultural, etc., etc., asignándose a las Cortes, adecuadamente convocadas y elegidas, la misión de designar y proclamar al Rey Legítimo de todos los españoles.

    El Rey Don Javier de Borbón Parma dio su plena conformidad a esta propuesta, facultando al Sr. Fal Conde, como Jefe Delegado de la Comunión en España, para que iniciase las oportunas gestiones con la representación de Falange.

    Confirmación. Este acuerdo confirma la declaración de Zamanillo que dejamos fotocopiada en el sentido de que en la Junta Nacional celebrada antes de que se trasladase a Lourdes, Fal Conde les dijo que iba a entrevistarse con José Luis Arrese y que, por ausencia de éste, se había aplazado la reunión hasta el regreso de Lourdes, y luego, claro, anulada por su cese.


    ¿Influiría decisivamente en España?– Indiscutible: el acuerdo adoptado en Lourdes tenía una importancia extraordinaria, capital. ¿Hasta el extremo de que influiría decisivamente en el futuro de la política española?

    Carlistas y falangistas fueron las dos únicas fuerzas o agrupaciones civiles que, como tales, tomaron parte oficialmente en el Alzamiento, siendo su intervención –con la del Ejército– decisiva para la obtención de la Victoria.

    Ciertamente, su unión firme, decidida, entonces hubiese tenido una fuerza enorme. ¿Decisiva?


    Inconvenientes.– Hay, había, dos inconvenientes o dificultades.

    Uno: Franco. ¿Daría su conformidad el Jefe del Estado al acuerdo indicado que contrariaba, que contradecía sus planes y proyectos? Reconociendo que, efectivamente, carlistas y falangistas unidos tenían entonces mucha fuerza, tampoco puede ocultarse que Franco, dueño, amo y señor del Poder, disponía de grandes y poderosos recursos.

    Otro: Don Javier. ¿Podía ofrecer las adecuadas y suficientes garantías Don Javier como Rey de España? Expresándonos con toda sinceridad, hemos de hacer constar nuestra modesta opinión en sentido claramente negativo.

    Pregunta de gran interés y especial importancia. Don Javier, al prescindir de Fal Conde, destituyéndole de mala manera, ¿lo hizo precisamente para abortar las gestiones que D. Manuel estaba autorizado a realizar al objeto de intentar proclamar, de acuerdo con los falangistas, Rey de España al propio Don Javier, designación que éste aborrecía por lo que quería evitar como fuera, a toda costa, que se produjese?

    Expresivo. Después de la expulsión, cese o destitución de Fal Conde, nada se habló de lo acordado en Lourdes. Al parecer, Don Javier «lo olvidó».
    Kontrapoder dio el Víctor.

  4. #4
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    Re: Tres intentos de cooperación entre las dos fuerzas políticas del 18 de Julio

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Tercer intento: 1968.

    Fuente: Fundación Nacional Francisco Franco





    DIRECCIÓN GENERAL DE SEGURIDAD

    SERVICIO DE INFORMACIÓN


    Fecha: 12 – 12 – 68


    Asunto: RELACIONES O CONTACTOS POLÍTICOS DE MANUEL HEDILLA LARREY CON LOS DIRECTIVOS JAVIERISTAS.



    En agosto pasado y por circunstancias casi fortuitas entraron en contacto ANTONIO Mª SOLIS GARCIA, destacado teórico javierista, residente en Medina del Campo (Valladolid) y MANUEL HEDILLA LARREY.

    En opinión del citado, HEDILLA es actualmente un hombre de voluntad de acero y se encuentra en gran forma física y psíquica, admirando grandemente al carlismo.

    HEDILLA siente un gran cariño por FAL CONDE y estima y reconoce las altas cualidades del príncipe HUGO CARLOS. Rechaza el marxismo, el socialismo y la democracia cristiana y no acepta la dinastía juanista a pesar de que estando D. JUAN en Denia le visitó cuando éste se encontraba en el Sur de España.

    Teniendo en cuenta la forma de pensar de HEDILLA, ANTONIO Mª SOLIS GARCIA se puso en contacto con la Junta Suprema Carlista y a través de D. MANUEL PIORNO Y MARTÍN DE LOS RÍOS, Delegado Regio de Castilla la Nueva, residente en Valladolid, confeccionó un informe detallado de las conversaciones que mantuvieron los citados.

    Poco después, ANTONIO Mª SOLIS GARCIA sugirió a HEDILLA celebrase una entrevista con el príncipe HUGO CARLOS la cual no solamente le pareció bien sino que expresó que la estaba deseando. Para celebrar la misma, a HEDILLA le acompañaron varios falangistas destacados. De momento pasaron al despacho de HUGO CARLOS tan solo HEDILLA y ANTONIO Mª SOLIS GARCIA. Transcurrido un cuarto de hora de conversación sin trascendencia, este último se retiró quedándose los citados quienes conversaron por espacio de unas dos horas. En un salón contiguo acompañaban al grupo hedillista, AUXILIO GOÑI DONAZAR además de ANTONIO Mª SOLIS GARCIA. Destacó la presencia de un magistrado pero cuyo nombre no ha podido ser localizado.

    ANTONIO Mª SOLIS GARCIA, de sus contactos con HEDILLA, ha sacado la conclusión de que ha comenzado los primeros pasos para reconstruir una Falange pura, limpia, idealista y realista al mismo tiempo. Desea sinceramente la unión de la Falange auténtica con el carlismo. Posiblemente una unión diferenciada con la creación de una super Junta Nacional en la que formen parte carlistas y falangistas. Aunque HEDILLA no tiene interés en que llegue a establecerse un rey en el Palacio de Oriente estima que si llegara este caso apoyaría a HUGO CARLOS.

    Según los informes obtenidos, la entrevista de referencia se celebró en Madrid, el primero de octubre. Al final de esta reunión asistió D. MANUEL FAL CONDE. Aunque no se sabe cuál fue el temario general de los asuntos tratados, lo cierto es que se habló del homenaje nacional a este último que en principio fue proyectado para que tuviese lugar el día 8 del actual y que luego se aplazó al 10 de marzo, festividad de los Mártires de la Tradición.

    La presencia de D. MANUEL FAL CONDE, en Madrid, está demostrada por el hecho de que, “El Pensamiento Navarro”, de 6 de octubre pasado, publicó una crónica de MARIANO DEL MAZO en la que este periodista afirmó que se había reunido con el antiguo Jefe Delegado de la Comunión en la capital de España.

    En los contactos mantenidos entre HEDILLA y FAL CONDE, con vistas a una colaboración en el futuro, se sabe que este falangista se muestra contrario al proyecto de reorganización de Falange española que promueve el círculo doctrinal “José Antonio” y que el citado considera inspirada por JOSE ANTONIO GIRON DE VELASCO.

    En opinión de HEDILLA y con vistas a una actividad política futura no debe contarse con antiguos dirigentes falangistas gastados, como RAIMUNDO FERNANDEZ CUESTA, SANCHO DAVILA, etc., así como que debe llegarse a una unificación con los tradicionalistas para constituir una organización política en la que se debe de prescindir incluso también de la denominación Falange española de las J.O.N.S., que HEDILLA cree igualmente gastada. Parece ser que tiene ya pensado y en proyecto una nueva denominación para el caso de que llegara a cristalizar la unión que pretende.

    Los directivos javieristas creen que HEDILLA es persona que todavía goza de prestigio dentro del sector falangista e incluso que puede considerarse como “Jefe Nacional de la Falange”; de ahí esta inclinación para llegar a una colaboración. Por su parte, HEDILLA estima que hay que contar también con la colaboración o apoyo del sector militar, y, por ello, ha establecido relación con algunos altos mandos del ejército. Al parecer ha cambiado impresiones sobre la situación política actual y perspectivas futuras, con los generales GARCIA REBULL e INIESTA CANO.

    Aunque no se ha podido concretar la fecha, parece ser que en la segunda decena de octubre, el informado se trasladó a Barcelona teniendo la intención de entrevistarse con el Capitán General de la Región, Sr. PEREZ VIÑETA, afirmándose también que pretendía continuar estos contactos con los generales CAMPANO y D. CARLOS RUIZ.

    De los comentarios hechos por HEDILLA se ha logrado conocer que trataba de enviar a un representante suyo a la primera reunión o Asamblea General que celebre el Círculo Doctrinal “José Antonio”, al objeto de indicarles a los miembros del mismo que debe contarse con él para cualquier proyecto de reorganización de Falange.

    El día 5 de noviembre, HEDILLA llegó en su automóvil a Zaragoza, en donde permaneció cinco horas. Durante este tiempo sostuvo conversaciones de tipo político con personas residentes en dicha capital, entre ellas D. ILDEFONSO SANCHEZ ROMEO, Jefe Regional de la Comunión Tradicionalista de Aragón; D. EDUARDO NAVARRO MORENTIN, miembro de la Junta Regional; D. ANTONIO FERNANDEZ CORTES, Presidente de la Hermandad Provincial de Antiguos Combatientes de Tercios de Requetés.

    En esta ocasión, HEDILLA manifestó a los citados javieristas que en vista de la situación política española piensa volver de nuevo a la vida política; sin embargo, previamente está pulsando la opinión de falangistas, requetés y demás personas que hicieron el Alzamiento ya que quiere saber si podrá contar o no con su apoyo.

    Los javieristas de Zaragoza se limitaron a decirle que podía contar con ellos para oponerse a una restauración de la dinastía Alfonsina, pero no se comprometieron a más.

    Ante el proceso de descomposición de la Falange que se viene observando desde hace tiempo, se ha podido comprobar que se están realizando esfuerzos, no conjuntados hasta ahora, tendentes a hacerla resurgir a fin de volver a las más puras esencias de la doctrina joseantoniana. Con este propósito, el “Círculo Doctrinal José Antonio” está desarrollando actividades con vistas al renacimiento de Falange, dándose ya por existente una Junta Local en Madrid y la pretensión de crear otras en distintos puntos de España. La idea es aglutinar las fuerzas dispersas bajo el común denominador del pensamiento falangista. Por otra parte, otro grupo de significados falangistas quieren promover una asociación y para ello han colocado al frente de una Junta Consultiva a MANUEL HEDILLA LARREY, quien a su vez ha establecido contactos con el grupo tradicionalista de HUGO CARLOS.

    Según la agencia “France Presse” recientemente se ha constituido en Madrid un “Frente Nacional de Alianza Libre”, formado por falangistas disidentes habiéndose nombrado presidente del mismo a MANUEL HEDILLA. Con este motivo, sus seguidores han comenzado a dar muestras de alguna actividad además de los contactos o gestiones personales con su Jefe.

    En estos días y confeccionadas a multicopista, con escasa difusión, se han difundido unas hojas en las que se destaca lo siguiente:

    Nota para Le Monde

    Informa que ha sido elegido y proclamado HEDILLA presidente del “Frente Nacional de Alianza Libre”, por representaciones de toda España en una Asamblea celebrada en Madrid el día 3 de noviembre último.

    La finalidad de este “Frente” es desarrollar la doctrina de José Antonio para lo cual están promoviendo la constitución legal de una asociación, en la que podrán ingresar cuantos lo deseen. Para ello deberán observar una conducta honrada y aceptar la doctrina del fundador.

    Carta abierta de JUAN HERNANDEZ SEGOVIANO al director de “SP”

    Se hace referencia al artículo que publicó este diario, en el nº 373, haciéndose algunas consideraciones acerca de su contenido: de aprobación, porque cree que sus afirmaciones están en la línea de la verdad; de aclaración, porque el articulista parece ignorar que existe en España un movimiento ideológico.

    Añade que están buscándose “todas las posibilidades de unión con todos los grupos fundamentales afines”. En cuanto a la finalidad de este “movimiento” dice que es llevar a término las estructuras políticas, económicas y sociales que se encuentran implícitas en las normas programáticas de la Falange, que constituyen los valores de partida para su concepción, en colaboración con los carlistas.

    Consideran por último que frente a la oligarquía reaccionaria y el inmovilismo hay que levantar una sola bandera, empresa ésta que es muy difícil pero no obstante lo hacen porque es necesario, “ya que sin Franco España se deshace”.

    A esta tarea agrega que se han entregado miles de hombres, jóvenes obreros, universitarios, campesinos, militares, pescadores, etc., y que les guía y orienta MANUEL HEDILLA LARREY.

    Se acompaña fotocopia de las propagandas citadas.



    NOTA:

    Aunque no lo indica esta última propaganda, el “Frente Sindicalista Revolucionario” (citado en la misma) se sabe que está bajo la influencia del Dr. NARCISO PERALES HERRERO.
    Kontrapoder dio el Víctor.

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