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Tema: Xenofobia vs. xenofilia

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  1. #1
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    Re: Xenofobia vs. xenofilia

    Mi Estimado,

    No esperaba tan extenso texto para las tres líneas que puse. Sin duda estás al tanto de las corrientes políticas que están inundando Europa y admiro la precisión con que manejas la información. En lo que respecta a la inmigración masiva, veo que te aproximas mucho a los puntos de vista expresados por Pat Buchanan en su obra "The Death of the West".
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  2. #2
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    Re: Xenofobia vs. xenofilia

    Por supuesto grupos xenófobos los hay en España. De momento, al menos, no tienen buena imagen ni siquiera entre la gente de derecha conservadora, y digo al menos por ahora, porque en política todo es posible en el instante menos pensado y por la razón menos calculada. El caso más destacado es el siguiente:

    Los musulmanes deben regresar a sus países | Democracia Nacional

    Vemos también otra "colaboración" en la misma página pero referida a Europa:

    EUROPA: RUGE LA MARABUNTA | Democracia Nacional


    Aquí mismo, DN está muy mal vista y así lo demuestra el hecho de que cuando se ha registrado alguno de sus miembros no ha obtenido el apoyo o el eco esperado. Pero ¿cuáles son sus razones? Pongamos dos ejemplos:

    http://www.blogs.elpais.com/miradas-...ento-2014.html

    Es preciso destacar que cuando se minimiza la cifra de alrededor de 1'8 millones en un país que "llegó a tener" 47'1 millones de habitantes, no estamos hablando de cualquier cifra. Esa cantidad casi dobla la población total de la ciudad de Valencia, de hecho, sin contar con su cinturón, es la población de Barcelona, de manera que si se analiza el fenómeno parece que no es un problema, al menos por ahora, pero tampoco se puede minimizar como hace el autor del artículo. Lo cierto, es que a fecha de hoy en España ya no viven 47 millones, sino bastantes menos porque muchos inmigrantes se están marchando ante la situación económica.

    Y una muestra muy significativa de lo que supone la presencia musulmana en España radica en el número de sus mezquitas. En los enlaces queda establecido que el porcentaje mayor de musulmanes en España es de procedencia marroquí. Es importante señalar que en todo Marruecos sólo hay ¡¡¡ una !!! iglesia cristiana.

    En España hay casi mil mezquitas, siendo Cataluña, con 214, líder en lugares de culto del Islam - ReL


    Prefiero poner enlaces a sitios que no puedan ser ideológicamente identificados con nosotros a efectos de que nadie pueda afirmar que las cifras están manipuladas.

    Resulta evidente que el "problema" en Europa no es de xenofobia, aunque haya muchos casos, expresado en sentido lato, sino un rechazo clarísimo a la creciente presencia de musulmanes. O sea, dicha xenofobia está dirigida hacia esa población, venga de donde venga, pues las procedencias siendo de diversos países, tienen el denominador común de la religión y en buena medida del lenguaje.

    Y las preguntas son obvias:

    1.- ¿Cómo se integra a toda esa gente?

    2.- ¿Se quieren integrar o prefieren ir penetrando y transformando Europa a su medida?

    3.- ¿Quiénes les abren las puertas, es decir, les dan todas las facilidades para venir y quedarse?

    4.- ¿Quiénes están siendo sus aliados incondicionales europeos?


    "Entonces os entregarán a los tormentos y os matarán, y seréis aborrecidos de todos los pueblos a causa de mi nombre. Entonces se escandalizarán muchos y unos a otros se harán traición y se aborrecerán; y se levantarán muchos falsos profetas que engañarán a muchos, y por el exceso de la maldad se enfriará la caridad de muchos; más el que perseverare hasta el fin, ése será salvo. Será predicado este Evangelio del reino en todo el mundo, testimonio para todas las naciones, y entonces vendrá el fin."

    MATEO 24: 9-14

    Dejemos las posibles interpretaciones para cada cual, pero el pasaje es suficientemente explícito.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  3. #3
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    Re: Xenofobia vs. xenofilia

    Cita Iniciado por carlosizaba Ver mensaje
    Mi Estimado,

    No esperaba tan extenso texto para las tres líneas que puse. Sin duda estás al tanto de las corrientes políticas que están inundando Europa y admiro la precisión con que manejas la información. En lo que respecta a la inmigración masiva, veo que te aproximas mucho a los puntos de vista expresados por Pat Buchanan en su obra "The Death of the West".
    Lo cierto es que no he leído nada de Pat Buchanan, (a continuación expongo las líneas básicas de The death of the West, La muerte de Occidente, traducido al español), pero sí he leído y leo a Nicolás Berdiaeff (Una Nueva Edad Media, edic. de 1951) o a estudiosos del mismo como José Mª Alejandro (sacerdote y profesor de Filosofía que fue en la Universidad Pontificia de Comillas) En la hora crepuscular de Europa ESPASA-CALPE, edición de 1958 y de la que figura un fragmento de la misma en mi firma al pie de cada mensaje. Es decir, los avisos de lo que se nos viene encima son ya antiguos y es que, tal como dije, la Historia se repite en sus situaciones y aspectos morales. En cualquier caso, la cita final de San Mateo 24 que puse en mi anterior intervención la encuentro muy clara, como toda la parte profética de los Evangelios.





    Titulo:LA MUERTE DE OCCIDENTE.

    La caída de la natalidad y la invasión de inmigrantes amenazan a la civilización occidental."

    AUTOR: Patrick J. Buchanan

    EDITORIAL: Kion


    La muerte de occidente es un incisivo análisis de nuestra historia social y cultural reciente, desde la perspectiva de un experimentado político estadounidense, ex candidato a presidente y asesor de Nixon, Ford y Reagan, que justifica su convicción de que la ruina de los valores morales, el egoísmo economicista y la decadencia del concepto de familia están llevando a la sociedad occidental a una destrucción progresiva e inexorable.

    Mediante un pormenorizado compendio de las alarmantes cifras sociodemográficas de los países que forman la llamada Civilización Occidental, y una investigación de las teorías educativas que triunfaron en la América del siglo XX, Buchanan desvela las razones que han llevado a la situación actual y propone un cambio radical en nuestros valores objetivos para evitar el derrumbe de nuestra cultura.

    Buchanan vaticina que, “con las tasas de natalidad actuales, la población de Europa en el año 2100 será menos de un tercio de la actual: Europa ha votado por la dolce vita”.

    PATRICK J. BUCHANAN

    Los males que afectan a las naciones de Occidente son de tal magnitud que han de obligarlas a considerar el acervo común y tomar conciencia de la necesidad de luchar por conservarlo.



    Pat Buchanan, como comúnmente se le conoce, acaba de publicar un libro, The death of de west (La muerte de Occidente), que es importante porque supone una reflexión documentada de los males, ya avanzados, que nos corroen a todos los ciudadanos de las naciones de Occidente.

    Preocupado íntimamente por la deriva de los acontecimientos culturales, demográficos y migratorios que vienen dándose tanto en Europa como en Estados Unidos, lanza su voz de alarma y nos urge a tomar conciencia de ellos.
    La acelerada tendencia a la baja de los índices de natalidad es un problema acuciante para las naciones occidentales. Buchanan nos ofrece datos, extraídos de la "UN Population Division".

    En el año 2000 la población total de Europa, incluída Rusia, era de 728 millones.

    Para el 2050, sin contar con la inmigración, bajará a 600 millones.

    Y si las tasas de fertilidad se mantienen, a finales del siglo XXI Europa contará con 207 millones, menos del 30% de la población actual.

    Claro que esta situación podría ser compensada por las sucesivas oleadas de inmigrantes, sobre todo procedentes de África y Asia.
    Pero, y ése es el problema, serían gentes de otras razas, de otras religiones, de otras culturas. Serían oleadas de gentes no occidentales. El resultado sería el multiculturalismo, la desaparición de los rasgos culturales tradicionales de Europa y una posible predominancia del Islam.

    Esta situación de multiculturalismo ya se está dando en Estados Unidos con un notable repliegue de las expresiones culturales cristianas, habiéndose llegado al extremo de su prohibición en público para no ofender a las otras culturas.

    El principal motivo de esta falta de fertilidad Buchanan lo encuentra en la descristianización de la sociedad. Falta de religión y falta de hijos van unidas siempre, afirma.
    Hace hincapié en la legalización del aborto, impuesta en las naciones de Occidente, donde la religión ha pasado a un plano muy secundario. Se refiere a los 40 millones de abortos realizados en Estados Unidos desde su legalización. 40 millones de vidas perdidas que son sustituídas por las de los inmigrantes que invaden la nación. Observación esta última que puede aplicarse a Europa igualmente.
    Los compatriotas que matamos son sustituídos por extranjeros.En Estados Unidos por cada dos embarazos llevados a feliz término se produce un aborto. En esto son superados ampliamente por Rusia, donde el aborto se introdujo antes, en 1920, bajo Lenin. Allí por cada nacimiento se producen dos abortos. Los 150 millones de habitantes de la actualidad se habrán reducido a 114 en 2050.

    Mientras tanto, en África la población habrá ascendido a mil quinientos millones de habitantes. De Marruecos al Golfo Pérsico habrá un mar de 500 millones de musulmanes. A estos habrá que añadir los 700 milloness de musulmanes iranios, afganos, pakistaníes y Bangladeshios y los 300 millones de indonesios. China e India tendrán cada una mil quinientos millones. Son cifran lo suficientemente elocuentes por sí mismas para no necesitar extensos comentarios.

    Sobre la descristianización, vertiginosa en las últimas cuatro décadas, Buchanan se expresa relacionándola en parte con la nefasta influencia de diversos filósofos marxistas, concretamente los de la "Escuela de Frankfurt" que emigraron a Estados Unidos cuando Hitler llegó al poder en Alemania.
    Uno de los fundadores de esta Escuela, el húngaro Georg Lukacs, así como el italiano Antonio Gramsci, percibieron que las previsiones de Marx habían resultado erróneas. Aparte de que la revolución marxista no se había producido en el Oeste, como él había previsto, sino en Rusia, en este país las masas no se habían transformado bajo el nuevo régimen económico, según la teoría marxista señalaba, sino que en gran parte seguían siendo cristianas, apegadas a sus tradiciones.

    La doctrina marxista dogmatizaba que un nuevo régimen económico (infraestructura) impuesto al pueblo habría de cambiar la mentalidad, el pensamiento (supraestructura) de ese pueblo. No había ocurrido así, y los dos filósofos señalados preconizaron la acción directa sobre la cultura. Había que destruir, dinamitar la cultura cristiana occidental. Si se conseguía este objetivo, el resto vendría por añadidura.

    Otros ideólogos de esta Escuela fueron Max Horkheimer, Theodor Adorno, Erich Fromm, Wilhelm Reich y el más joven Herbert Marcusse, quienes, una vez instalados en la nueva "Frankfurt School" en Nueva York, trabajaron activamente en la crítica y demolición de la cultura occidental.
    Todas sus ideas han alcanzado enorme extensión y predominancia en la clase intelectual que, dominando los medios de comunicación, editoriales, prensa, cine, televisión, tiene los resortes del pensamiento de la sociedad.

    La libertad sexual absoluta, el feminismo, la homosexualidad, el aborto, la disgregación familiar, etc. fueron preconizados por estos pensadores. La contracultura y la contramoral salieron victoriosas, de forma que Buchanan dice que si bien el marxismo económico fracasó y terminó con la caída del muro de Berlín, el marxismo cultural ha triunfado.

    Se hace la pregunta de si estos filósofos fueron imprescindibles para la revolución que se ha dado en la sociedad occidental, y contesta que probablemente no, pero que el hecho cierto es que jugaron un papel sustantivo. Un aspecto esencial en esta labor de demolición cultural ha consistido en arrojar sombras de vergüenza e infamia sobre el pasado histórico.

    Se lamenta Buchanan de que hoy en día en Estados unidos todos los grandes hombres relacionados con su historia son denigrados. Cristóbal Colón es acusado de haber introducido la esclavitud en América.

    La diabolización de los grandes exploradores y conquistadores españoles como "irredimibles asesinos racistas" es casi completa.

    La conquista y conversión del Imperio Azteca por Cortés se presenta ahora como un genocidio cultural contra un pueblo amante de la paz.

    No se tiene en cuenta el horror que produjo en los españoles contemplar los sacrificios humanos de los aztecas (gentes sólo comparables a los antiguos asirios en crueldad satánica, según afirma Octavio Paz en "El laberinto de la soledad").

    Pero ya centrándose en los inicios de los Estados Unidos como nación, ninguno de los Padres Fundadores se salva, puesto que son considerados como esclavistas sin más. Y así sucesivamente.De esta tendencia masoquista, derrotista y disolvente, sabemos bastante los españoles.

    Realmente, cuando se lee a Buchanan mencionar la "diabolización de los exploradores y conquistadores españoles" parece como si se estuviese refiriendo al proceso que en este sentido se ha dado en España.
    Realmente, es muy parecido lo que ocurre en ambos países en este orden de cosas. Y en todos los países de Europa, se podría añadir, puesto que se trata de un proceso generalizado en Occidente.

    Cuando Buchanan nos informa del desprecio con que son considerados hoy en día George Washington, Thomas Jefferson o Andrew Jackson, no puede menos de recordarse el paralelo desdén que se muestra en amplios ámbitos intelectuales españoles por los Reyes Católicos, Felipe II o el Cardenal Cisneros.

    Se trata de una tendencia antipatriótica y desnacionalizadora que está siendo inducida por grupos interesados. La crisis de los estados-nación está relacionada con esto. Buchanan juzga a los estados-nación, a través de las palabras de Jacques Barzun, "la creación política más grande de Occidente".
    Añade que no fueron creados casualmente, sino que cada uno de ellos tiene un sentido de realización humana que enriquece el acervo común de la Humanidad. Ve, por tanto, con suma prevención los movimientos disgregadores de estos estados-nación.

    Movimientos separatistas en Gran Bretaña, Francia, España, Italia, Canadá... todos ellos un grave error.Porque "cuando un pueblo devuelve su fidelidad a las tierras de que se ha conformado, élites transnacionales empujan en opuesta dirección.

    La rendición final de la soberanía nacional a un gobierno mundial es ahora abiertamente aconsejada".Hay que tener en cuenta que Buchanan no es un norteamericano imperialista. Es contrario a cualquier imperio. Uno de sus libros se titula: "A Republic, not an Empire", con referencia a su nación, y de nuevo en esta su última obra aboga por este planteamiento.

    No desea que Estados Unidos intervenga en conflictos internacionales, y se queja de que Europa no haya tenido fuerza militar suficiente para remediar por sí misma conflictos como el de Kosovo. Es lo que sus críticos llamarían un "aislacionista". Y lo que él comprueba es que todos estos procesos de descristianización, desculturización, desnacionalización, confluyen en un único resultado: el predominio mundial de las grandes corporaciones, con mayor poder ya que los Estados.

    Lo que él teme como a la muerte es a ese gobierno mundial que se está esbozando y que acabaría gobernando un mundo del que se habrían esfumado los valores cristianos y occidentales y en el que la misma raza blanca sería una pobre minoría. "El capitalista global y el verdadero conservador son Caín y Abel", afirma. Buchanan se debate en la duda sobre si lo ya destruído puede rehacerse o no; si es posible enderezar los pasos y recuperar lo que se ha perdido.

    Sus últimas palabras son, sin embargo, para declarar la necesidad de la lucha, del esfuerzo. Expone como necesarias diversas medidas, desde reducir las cuotas de inmigración a promover la enseñanza de la historia y promulgar leyes pro-vida. Sin entrar en más prolijos detalles, es obligado concluir que tales medidas sólo podrán llevarse a la práctica si se consigue que el movimiento de reacción ya generado desde hace tiempo en Estados Unidos avanza imparablemente.

    En Europa, el mal se presenta más enquistado, pero se perciben algunos signos esperanzadores. El secreto de todo lo que ocurre está en las mentes de los hombres, y en esta época histórica se presenta acuciante como nunca el cambio en el pensar, al que únicamente conviene un nombre: contrarrevolución.

    Hay un aspecto de esta obra con el que no podemos estar de acuerdo. Su sensibilidad occidental es anglosajona, y no puede coincidir en todo con la sensibilidad occidental de un latino, concretamente de un español. Buchanan ve con malos ojos el enorme flujo migratorio de los mejicanos a Estados Unidos. Esta emigración se dirije sobre todo hacia las tierras que antes fueron de Méjico y que se perdieron en una guerra que constituyó un gigantesco expolio (nada menos que dos millones y medio de kilómetros cuadrados).

    A un español no le puede importar nada que en la actualidad el 30% de la población de California sea de origen mejicano y que otro tanto ocurra con Texas, y que esto vaya en aumento en estos y en los demás estados que antes pertenecieron a Méjico. Existen sensibilidades distintas. No se puede estar de acuerdo en todo.Además, se le podría recordar a Buchanan que los mejicanos, gracias a España, son católicos, como él mismo lo es. Y también que Méjico, como los restantes países hispanoamericanos, forman parte de Occidente. Gracias precisamente a los exploradores y conquistadores españoles a los que él justamente valora y cuyo descrédito deplora.

    Hay un detalle en esta obra que dice bastante en favor de Buchanan. A través de sus páginas se citan oportunamente a diversos escritores como Dostoyevsky, Wilde, Brecht, Burke, Chesterton, Diderot, Eliot, Gide, Yeats, entre otros, y uno se sorprende pensando que Buchanan quizás sea hombre de más vasta cultura literaria de lo que suponía. Pero él mismo nos desengaña en la última página, destinada a "Reconocimientos".

    En ella, agradece a Kara Hopkins, su "intrépida investigadora", que le aportase citas, ideas y argumentos de libros que él no había leído. Es una muestra de franqueza y sencillez por parte del autor.Buchanan no es un intelectual cultivado. Es hombre sencillo e inteligente, lo cual en no escasas ocasiones resulta de mayor valor.

    En el seno de las sociedades democráticas formales, el problema de la diversidad cultural se plantea bajo la forma del derecho a la diferencia o del respeto a las minorías, pero en el terreno de los hechos, no se contempla por el momento el reconocimiento de formas distintas de sociedad, de otras maneras de vivir, incluso aunque se decida democráticamente. Parece como si las libertades sólo tienen cabida y reconocimiento en el seno del modelo socioeconómico imperante.

    El pensamiento único, que se extiende paralelamente a los mercados y se asienta en los nuevos lenguajes informáticos y en las autopistas de la información, es el discurso que sustenta lo que Roger Garaudy identifica sagazmente como Monoteísmo del Mercado.

    Una de sus características es la sutil eliminación de la diversidad, que ahora es disidencia, no mediante la represión brutal, sino por la mediación de las nuevas herramientas, de las nuevas tecnologías, mediante el control de la información y la consecuente incidencia en la opinión de los ciudadanos, en la opinión pública.En un contexto así, la atonía, la sumisión al pensamiento único, han de ser la norma.

    Quien ose defender con demasiada tenacidad alguna idea o alguna postura contraria a los intereses del paradigma, fácilmente aparecerá como estridencia en medio de la homogénea interpretación general, será entonces señalado como fanático. Si, además, los medios de comunicación e información sirven a los intereses del poder –no a los intereses de los distintos partidos o confesiones– resulta fácil para éste abortar cualquier propuesta que atente contra dichos intereses, por diferentes vías: la descalificación, la tendenciosidad o la tergiversación.

    Es evidente que ninguna mente sensata defendería el fanatismo como actitud propia del ser humano civilizado. Identificamos el fanatismo con la ceguera intelectual, con la incapacidad de valorar y sopesar los variados aspectos de la realidad. El fanático no escucha, no razona, no produce diálogo. La mayoría de los cristianos no viven como fanáticos. Ni la mayoría de los musulmanes tampoco, ni la de los herederos de las ideologías históricas de occidente.
    A pesar de ello, la historia está plagada de las consecuencias del fanatismo en todas sus variantes: religiosa, ideológica, bélica, económica. Momentos, lugares y grupos en los que la pasión y el exceso han hecho mella, enturbiando la transparencia de las ideas, los sentimientos y las creencias.
    Casi siempre se ha optado por relacionar el fanatismo con estas realidades en lugar de buscar sus raíces allí donde se hunden: en la ignorancia, en la explotación, en la incultura y el desarraigo.

    En lugar de remediar las causas que lo producen, se ha optado por instrumentalizarlo a favor de determinadas opciones políticas, religiosas o estratégicas.En esa lectura interesada del problema nos encontramos hoy, cuando asistimos al desarrollo de una peligrosa visión del fanatismo religioso, atribuida al Islam por los medios de comunicación de masas, incluso con el apoyo de algunos intelectuales e instituciones académicas internacionales.

    Patrick J. Buchanam y Occidente.
    Abril.org




    http://www.alianzadecivilizaciones.b...occidente.html
    Última edición por Valmadian; 10/05/2016 a las 04:10
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  4. #4
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    Re: Xenofobia vs. xenofilia

    Si se observa con cierto detenimiento el lenguaje que se emplea para tergiversar y falsear la realidad, extensión de falacias de todo género de modo interesado y preguntemos a quienes benefician siempre, lo cierto es que la xenofobia es una cuestión religiosa en primer término. Las actitudes xenófobas primarias de la gente no están dirigidas al extranjero dicho en un amplio sentido, sino a un determinado y concreto sujeto: el musulmán.

    Cuando leemos en cualquier medio de comunicación de masas que aquí o allá, ha habido un problema racial o xenófobo, casi siempre hay detrás un rechazo a los musulmanes. ¿Quién habla mal de los chinos? por ejemplo, y no son modelo de nada, salvo de laboriosidad (forzosa a veces, pero entre ellos). Buenos ejemplos los tenemos en los comercios chinos, los hay por todas partes y en ellos siempre hay clientes nacionales (aquí hablo de españoles), pero ¿cuántos comercios musulmanes existen? ciertamente los hay, ¿con cuántos clientes nacionales? En la localidad en la que resido ha habido varios comercios abiertos por musulmanes, todos han acabado cerrando. En cambio, hay varios comercios chinos y sólo uno cerró hace tiempo, pero por problemas familiares de sus propietarios. En dicha localidad hay una colonia musulmana significativa, y apenas existe una china que se pueda llamar así.

    En general, algo similar sucede con otras etnias, y sólo aparecen problemas puntuales allá donde proliferan más o tienen una mayor concentración. De todos modos, en España la xenofobia ha sido una constante secular con gitanos, agotes, quinquis, etc., rayando en el racismo muchas veces. Y si que existe un marcado racismo español dirigido contra los judíos, siendo buena prueba de ello otra situación también secular, la de los xuetas mallorquines. Se podrían afirmar manifestaciones similares de unas regiones a otras. Hace años en el País Vasco era peor llamar "cacereño" a un individuo que otros epítetos que dan lugar a tortazos. Los mismos desprecios basados en prejuicios negativos siempre, han sido una constante: el "Madrid nos roba" del nacionalismo catalán, es la otra cara de la moneda de "la pela es la pela" de los castellanos contra los catalanes considerados interesados y materialistas. Es por ello una situación muy común, aunque no haya una xenofobia por razones puramente raciales. En otras partes de Europa pasan cosas similares, y es que a ninguna agencia de turismo se le ocurre organizar una excursión en autobús compuesta de viajeros alemanes e ingleses, salvo por desconocimiento o por ganas de enredar las cosas. Los europeos del Norte envidian el Sol mediterráneo y las mujeres morenas, pero los hombres son considerados de rango inferior, y viceversa si hablamos de las nórdicas. Aquí mismo, en Hispanismo.org, hay un hilo abierto bajo el título de "los ingleses son unos borrachos", pero eso qué es ¿prejuicios o una forma de xenofobia?

    Vamos que esto es algo así como todos contra todos, menos respecto a los musulmanes, porque en ello hay unanimidad. Luego, es una cuestión religiosa en primer lugar y, consecuentemente, la cultura europea está construida por el Cristianismo, al igual que el Islám ha construido todo el ámbito cultural musulmán. Una u otra de ambas civilizaciones ha de perdurar, la cuestión es cuando se va a producir "el choque de ambas civilizaciones".
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  5. #5
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    Re: Xenofobia vs. xenofilia

    Personalmente no me gusta la postura de Patrick Buchanan. Se me hace bastante incompresible el conservadurismo estadounidense. Los que desde mi opinión son auténticos pensadores conservadores en Estados Unidos son Robert Nisbet, Peter Viereck y Russell Kirk, y aún ellos no poseen una base tan sólido como Juan Donoso Cortés o Jaime Balmes. Se podría llamar a Buchanan conservador por su xenofobia, pero el problema es que este sujeto, dentro de su conservadurismo en miniatura, venera a unos Padres fundadores que dieron nacimiento al primer estado liberal en occidente. Recordemos que los Estados Unidos es el primero que se da una constitución política escrita como manifestación de una voluntad popular, constitución que es literalmente laica, sin tomar en cuenta que dichos padres fundadores fueron una manada de masones. El terreno que pisa Buchanan es hecho de arena movediza. Pero aún así, creo que aunque compartes puntos de vistas, tus ideas no son idénticas, y no podrían ser de otra manera. Hacer el paralelismo entre la situación de España y la de Estados Unidos que se está haciendo en la sinopsis que presentas de la obra de Buchanan aunque a primera vista pueda parecer acertada, en el fondo no lo es. España sí realmente tiene una tradición firme que se remonta a los reinos ibéricos que se fueron forjando a lo largo de la Edad Media, es decir, tiene un pasado al que mirar que no esté contaminado por el liberalismo; los Estados Unidos no pueden darse el lujo bajo ninguna circunstancia de hacer referencia a un pasado como el de España, ellos nacieron siendo liberales, y aún siendo conservadores serán siendo liberales hasta la médula. Es irónico que Buchanan no se entere que su país tiene mucho que ver en la desintegración de la cultura occidental de base cristiana.
    Kontrapoder y Trifón dieron el Víctor.
    El Mestizo

  6. #6
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    Re: Xenofobia vs. xenofilia

    Cita Iniciado por carlosizaba Ver mensaje
    Personalmente no me gusta la postura de Patrick Buchanan. Se me hace bastante incompresible el conservadurismo estadounidense. Los que desde mi opinión son auténticos pensadores conservadores en Estados Unidos son Robert Nisbet, Peter Viereck y Russell Kirk, y aún ellos no poseen una base tan sólido como Juan Donoso Cortés o Jaime Balmes. Se podría llamar a Buchanan conservador por su xenofobia, pero el problema es que este sujeto, dentro de su conservadurismo en miniatura, venera a unos Padres fundadores que dieron nacimiento al primer estado liberal en occidente. Recordemos que los Estados Unidos es el primero que se da una constitución política escrita como manifestación de una voluntad popular, constitución que es literalmente laica, sin tomar en cuenta que dichos padres fundadores fueron una manada de masones. El terreno que pisa Buchanan es hecho de arena movediza. Pero aún así, creo que aunque compartes puntos de vistas, tus ideas no son idénticas, y no podrían ser de otra manera. Hacer el paralelismo entre la situación de España y la de Estados Unidos que se está haciendo en la sinopsis que presentas de la obra de Buchanan aunque a primera vista pueda parecer acertada, en el fondo no lo es. España sí realmente tiene una tradición firme que se remonta a los reinos ibéricos que se fueron forjando a lo largo de la Edad Media, es decir, tiene un pasado al que mirar que no esté contaminado por el liberalismo; los Estados Unidos no pueden darse el lujo bajo ninguna circunstancia de hacer referencia a un pasado como el de España, ellos nacieron siendo liberales, y aún siendo conservadores serán siendo liberales hasta la médula. Es irónico que Buchanan no se entere que su país tiene mucho que ver en la desintegración de la cultura occidental de base cristiana.
    Se afirma que los genios son capaces de sostener ideas contrarias y demostrar que las dos son auténticas. Yo considero que eso no es más que una estrategia. La razón es que del mismo modo que nadie está en posesión de la verdad absoluta -aunque la verdad como tal sólo puede ser una y no algo parcial-, tampoco hay nadie que esté en el error absoluto. Esto tiene más de meditación metafórica que de certeza, porque cuando se está en la verdad no se puede estar en el error y viceversa. Los mayores logros del Demonio son haber endemoniado a muchos hombres al tiempo de haber hecho creer que no existe y, por si esto fuese poco, que la culpa de todos los males la tenga Dios. Es calamitoso ver a un ateo culpando al Dios cuando no cree en Él.

    Te preguntarás a qué viene esto, y es que resulta ser el reflejo de lo que es la sociedad americana. En efecto, USA es un país laico, con una constitución -"Bill of Rigths" elaborada en Filadelfia por un grupo de masones, sin religión alguna estatal y, sin embargo, no hay día que la mayor parte de los americanos desde el presidente hasta el último de la fila que no mencione a Dios, agradezca algo a Dios, bendiga los alimentos a la hora de las comidas, etc., es una gran paradoja. Te sorprende que yo tenga ciertas similitudes con lo que afirma P. Buchanan y, sin embargo, de él no conozco más que lo que se comentó en su momento en los medios de comunicación social. Pero es que hay aspectos que son inevitables. España es un país muy "americanizado", hasta la izquierda más radical tiene usos, símbolos y hasta maneras típicamente americanas. Es decir, esa aculturación que es común en toda Europa Occidental, calado en la vida cotidiana de los españoles. Es la televisión, el cine, la publicidad, la estética, las comidas, todo tiene aires americanos. Peculiarmente en USA hay mucha gente que está adoptando lo mismo pero a la inversa.

    Entonces, ateniéndonos a lo que decía Ortega y Gasset, "yo soy yo y mi circunstancia" es inevitable estar impregnado de cultura americana, aunque luego muchos renieguen o afirmen lo contrario. Quienes perciben ese fenómeno son quienes están fuera de éste ámbito y pongo un ejemplo. Hace unos cuantos años realicé un trabajo para una materia en la universidad. Concretamente fue en la etapa en la que se produjo un fuerte rechazo contra el "apartheid" en Sudáfrica. Mi trabajo se centró en el hecho de que mientras el gobierno español de entonces condenó públicamente aquella política, al tiempo que las relaciones diplomáticas quedaron congeladas con una retirada de embajadores, las relaciones comerciales seguían con toda normalidad. En el Ministerio de Comercio en Madrid había una oficina comercial que se encargaba de dirigir, o gestionar, los asuntos de la Cámara de Comercio Hispano-Surafricana. Y sucedía lo mismo en Ciudad de El Cabo, más aún, recuerdo que se me proporcionó hasta un ejemplar editado de su constitución. Yo no hice más que aportar datos, comentarlos, reflejar la paradoja -o el cinismo y la hipocresía de las relaciones entre Estados-, en resumen, lo que es habitual hacer en cualquier trabajo para una asignatura. La respuesta que obtuve fue que yo "tenía la mentalidad de la Administración americana". Inicialmente pensé que aquél profesor era un perfecto idiota que no había entendido nada. Por supuesto le repliqué que antes de emitir juicios como aquél primero debía leer con detalle el trabajo y después conocerme a mi. ¿Qué es lo que pasaba? la respuesta a este enigma es que se trataba de un "profesor" invitado, natural de la República del Zaire (hoy Congo), que estaba estudiando en la Escuela Diplomática y además era marxista por más señas. En España, para la izquierda todo aquel que no sea de dicha corriente ideológica es fascista, o eso o es un imperialista yankee. Cuando le respondes a un rojo y le exiges que defina "fascismo" raramente encontrarás alguno que no se limite a sonreír y balbucear.

    En fin, tampoco conozco a Nisbet, Viereck o Kirk, por acá leemos a otros, lo que no significa que muy posiblemente éstos tengan obras traducidas y editadas aquí también. Yo me he educado en la España de la segunda mitad del Siglo XX, bajo un régimen que abominaba de la izquierda, el ateísmo, etc., y que era intenso colaborador de los EEUU. Por tanto, es normal que haya influencias, aunque sean inconscientes.
    Última edición por Valmadian; 11/05/2016 a las 00:51
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

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