El gran problema del Estado soberano es que tiende a anular las comunidades inferiores y superiores a él, y paradojicamente, pone en marcha las condiciones sociales que llevan a su propia desaparición. A corto plazo frente a esos agentes "medievalizantes" llamados multinacionales y otro tipo de grupos económicos, estoy de acuerdo en usar la fuerza del Estado para aplacarlos (aunque sin Estado, con unas leyes fuertes y un reino independiente de esos parásitos globalistas ya valdría, de hecho hoy día se da una connivencia entra muchos estados fuertes y las élites globalistas a través de las élites políticas de esos estados), pero no creo que debamos quedarnos en los medios sino llegar a los fines.
Sobre la provisión de todos los servicios que hoy da el Estado, estos deberían volver al común, pero en caso de que mediante su comunalización no se pudieren proveer, siguiendo el principio de Subsidiariedad, estos servicios deberían ser dados por el Estado. Eso es algo que los paleolibertarios que hoy día se acercan al carlismo no entienden y pretenden que se de la injusticia de que el Estado, que robó la mitad de las tierras cultivables en el sXIX que estaban comunalizadas (en Iglesia, Concejos, Gremios...) y acabó con el autogobierno de todas las comunidades existentes entre el "individuo" y el Estado, el cual a cambio de ese proceso de cefalización tuvo necesariamente que proveer servicios (e ahí porque el Estado década tras década siempre crece, gobierne quien gobierne) ahora siga siendo Estado (con todo lo robado) para lo que a ellos les beneficia, pero que no lo sea para la contrapartida que tiene que pagar por enajenar al pueblo lo que le enajenó.
Antaño muchos de los servicios estatales eran proveidos por las instituciones comunales locales o por la familia (educación y cuidado de los ancianos que hoy se dejan malamente en residencias donde muchas veces tendrán un trato peor):
Las Ordenanzas municipales en la tradición española: el Valle de RoncalLas funciones de protección y previsión que hoy se exigen al sindicato o al estado, y que muchos creen una conquista del presente, estaban plenamente logradas en aquellas Ordenanzas, aunque con una forma y unos criterios muy diferentes de los actuales.
Así pues, en aquella estructura social la seguridad- ese bien maravilloso que permite mirar sosegadamente al futuro y hacer planes de vida- existía en cuanto es posible en este mundo, y no como un servicio más del Estado, sino de un modo enraizado en la vida de los hombres y en sus instituciones naturales. Sólo con la destrucción de estas instituciones históricas y populares pudo aparecer, en la sociedad individualista, la seguridad como un asunto comercial, en provecho de las compañías de seguro y ahorro. La institución se trocó en contrato; la estabilidad de las existencias, en negocio capitalista. Y sólo por una evolución natural en la sociedad socialista pudo esta seguridad extrínseca y bancaria centralizarse en un servicio estatal
Respecto a la nación. Considero que lo más importante es recuperar el sentido filogenético de esta realidad, tanto en el ámbito cultural como en el biológico, pues en ambos se perdió cuando las nuevas generaciones se revelaron contra "la tiranía de los antepasados". Y ser conscientes de esta dualidad de la nación, aquella que se reproduce y transmite a través de los genes y aquella que no: los genes y los memes, la sangre y el espíritu, la raza y la cultura. Al ser anulada la parte genealógica, el parentesco (la parte biológica) devino en "raza" y el acervo cultural devino en "hecho" del presente. Tanto en la cultura como el parentesco la nación es el conjunto de linajes y culturas con un origen común.
Marcadores