Re: El fenómeno de la "Alt-Right"
Yo justamente estoy trabajando en un proyecto de blog tipo "catecismo político carlista", pero por diversos motivos la cosa va bastante lenta, pues aunque lo he comentado con Rodrigo ni siquiera me ha dado tiempo de informar a la Secretaría Política de la CT para que me hagan una labor de corrección. Así que si os interesa podéis abrir abrir hilos aparte para cada uno de los principios básicos: Dios, Patria, Fueros, Rey; dónde se pueda discutir. La pluralidad de puntos de vista me ayudaría mucho. Tengo sólo algunos bocetos, pero el ritmo de producción es bastante irregular, especialmente por el diferente tiempo libre que tengo estos meses.
Aquí os dejo un artículo en el que estoy trabajando por si os interesa:
El tercer principio fundamental de la doctrina carlista son los fueros. Los fueros no se refieren únicamente a los privilegios concedidos por los antiguos reyes a diferentes villas y territorios, sino que se trata de algo muchísimo importante: son el compendio de la visión antropológica del carlismo, que incluye al hombre, a su familia, a la sociedad y a la nación. Han de estar fundamentados en el más estricto realismo y no buscar ningún tipo de utopía.
La faceta "individual" del carlismo se basa en la doctrina cristiana -no olvidemos que el núcleo del carlismo no es otro que el cristianismo y el pensamiento cristiana- según la cual el hombre es un alma individual, diferente a los demás y con un valor diferente a las otras y con el fin máximo de alcanzar la Vida Eterna. El hombre (entendiéndose "ser humano", hombre o mujer) no es individuo abstracto que vale exactamente lo mismo que los demás y que es exactamente igual a los demás, sino que por el contrario es un individuo único y original, con un valor propio (mayor o menor que otros) adquirido tanto por nacimiento como por el desarrollo de su vida. Por ello, tiene distinta importancia para su familia, para sus amigos o conocidos, para la sociedad o incluso para el Estado.
Sin embargo, el hombre no está solo. Se encuentra integrado en una familia formada por un padre, una madre, sus hijos y cualquier otra rama primaria o secundaria. El hombre se haya subordinado a su familia, pues toda su vida gira en torno a ella: el trabajo se realiza para mantener económicamente a la familia, las tareas domésticar para lograr el adecuado funcionamiento logístico del día a día, así la educación, el ocio... todo se encuentra destinado a lograr el bienestar del entorno familiar y del individuo como parte de dicho entorno. El resto de instituciones sociales son uniones de familias que se unen sucesivamente para crear instituciones mayores: si una unión de familias da lugar a un municipio, una unión de municipios da lugar a una comarca, una unión de comarcas a una provincia o una región y una de regiones a una nación.
Para la supervivencia, el hombre necesita trabajar en grupo, por lo que dentro de su entorno social y para la defensa de sus intereses económicos, se une con otros individuos formando corporaciones. Pero hay algo más: hemos dicho que el hombre es un alma única y original, es decir no es sólo materia, no es sólo intereses económicos: tiene unos intereses espirituales y religiosos. Los intereses espirituales suponen la realización de cada hombre como persona, es decir, su fin es el propio hombre, y los religiosos tienen como objetivo desarrollar la vida religiosa del individuo, es decir tienen como fin a Dios. Por ello, se reconoce que el hombre no es propiamente un individuo sino una persona. Esto ejerce una gran importancia dentro de las instituciones sociales, especialmente dentro de la corporación. Hemos dicho que su objetivo original es la defensa de unos intereses, pero también supone una prolongación de la vida familiar y social al establecerse lazos sociales y de amistad entre los miembros de la corporación, lo que supone que se preocupen los unos por los otros y se ayuden mutuamente, tanto entre sí, como a sus familias, prácticamente considerada una prolongación de la corporación. Aquí radica la principal diferencia entre un gremio tradicional y un sindicato liberal: mientras el sindicato está diseñado sólamente para atender las necesidades económicas de sus miembros, el gremio está diseñado para auxiliar y proteger a los miembros, a sus familias y atender a sus necesidades materiales, espirituales y religiosas.
Aparte de las familias, las corporaciones y el municipio en el que se mueven tenemos una dimensión mayor, que podríamos llamar cultural. Municipios y regiones forman entes sociales con "personalidad propia", es decir con tradiciones, con una historia y con unas características (idioma, orografía, economía...) que la diferencian de las otras. De forma similar a los individuos también tienen necesidades materiales (la economía común) y espirituales, es decir, la cultura interna. Suponen la suma de los individuos y las corporaciones de escala inferior, y de la misma forma, la suma de las regiones da lugar a la nación, también con personalidad propia marcada por su historia.
En el terreno político, la historia de regiones y municipios quedan marcadas en los fueros propiamente dichos, legislaciones y privilegios que los reyes concedieron a las regiones y municipios en un momento determinado de su historia y en reconocimiento a unas características peculiares y también como forma de plasmar por escrito sus tradiciones. El Municipio se entiende que debe tener todos los poderes que permita a la sociedad participar en la toma de decisiones que afectan a la vida privada. El Estado debe además proteger y propulsar a las corporaciones y las familias. En la representación popular (tanto municipal como en las Cortes de la Región y el Estado) no se realiza por el peso numérico sino por el peso social, es decir, no atendiendo a la cantidad sino a la importancia para la sociedad en su conjunto.
Podemos resumir la cuestión de los fueros en cinco facetas distintas, pero siempre interrelacionadas entre sí: una individual, una social, una regional o cultural y una política.
Todo el mundo moderno se divide en progresistas y en conservadores. La labor de los progresistas es ir cometiendo errores. La labor de los conservadores es evitar que esos errores sean arreglados. (G.K.Cherleston)
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