COMUNICADO OFICIAL DEL MOVIMIENTO SOCIAL REPUBLICANO (M.S.R.)

Celebrado nuestro VIII Congreso extraordinario en Madrid el pasado 11 de Noviembre, donde fue aprobado por unanimidad de todos los presentes, con todo pesar, proceder a la disolución del Movimiento Social Republicano, dando por finalizado un proyecto que se inició a finales de 1.999.

Lamentamos no haber dado a nuestros simpatizantes y amigos una merecida explicación de todo lo ocurrido en estos últimos años ante la evidente inactividad de nuestro movimiento desde mediados de 2014, actividad sólo mantenida por unas pocas delegaciones que titánicamente intentaron dar continuidad a la organización.

Y es que habiendo sido el MSR el mejor y el más firme referente de las organizaciones Nacional-Revolucionarias españolas, así como una escuela de formación para distintas generaciones, no supimos encauzar todo el esfuerzo y trabajo realizado desde nuestra fundación.
Desde nuestras concentraciones iniciales contra la globalización capitalista, pasando por nuestro compromiso con la causa Palestina, nuestra oposición a la guerra de Iraq; hasta nuestra presencia en las primeras marchas por la educación y la sanidad dignas o con los trabajadores de Iberia; nuestro firme compromiso en defender los derechos sociales de la mujer; nuestro europeismo militante; nuestro efectivo trabajo por dotarnos de un frente cultural activo, ambicioso y sólido, que se ha convertido en referente para muchos; siendo pioneros en diversas campañas, como la que iniciamos contra la cadena VIPS, contra el fracking, el consumismo y por una banca pública, a favor de la introducción del oso pardo, contra las guerras por intereses económicos, así como, toda una serie de actividades y campañas solidarias que nos aportaron todo un material humano de nuevos militantes plenamente ilusionados, atraídos por nuestras propuestas y actos, de distintas procedencias ideológicas y con muchas ganas de cambiar todo aquello que les parecía injusto, aunando la idea social con el sentir nacional del pueblo.

La prensa no perdió ocasión para difamarnos, para tergiversar nuestras palabras, nuestros hechos. Los medios de comunicación nos persiguieron y calumniaron tanto como lo hicieron aquellos que siempre en nombre de una supuesta libertad quieren coartar derechos al pueblo libre que lucha por su dignidad.
Fuimos amenazados e insultados por derechas e izquierdas; militantes y colaboradores nuestros fueron agredidos, despedidos de sus trabajos, señalados en la universidad y atacadas sus familias. Nos mezclaron con lo que no éramos, con quienes nada teníamos que ver.
No nos quitamos la culpa de no haber sabido explicarnos correctamente en ocasiones ni de actuar de buena fe ante gentes que no la merecían. Sabemos que la política, el asqueroso fango de la política, no disculpa errores, ni distingue entre políticos que viven de la política y ciudadanos que se articulan altruistamente para intentar mejorar las cosas.

Crecer demasiado deprisa fue algo desgraciadamente nefasto, algo que no supimos asimilar ni gestionar, cometiendo el error fatal de ceder a la cantidad frente a la calidad. Pronto aparecieron los trepas y los marrulleros, más preocupados en alimentar sus egos y sus “poses”, que en fortalecer el trabajo silencioso en equipo en pos de unos objetivos comunes, huyendo de toda disciplina de partido e intoxicando nuestro proyecto y mensaje. Vimos cómo se alimentaban deslealtades e intrigas externas y cainitas, provocando conflictos y una convivencia imposible; lo que motivó la dimisión en bloque de importantes cargos y fundadores de nuestro movimiento, provocando un vacío de poder que motivó la desaparición paulatina de una delegación territorial tras otra.

Todo ello, dio lugar a que la última etapa del MSR, éste estuviera sostenido por miembros de su base militante, sin liderazgo alguno, pero unidos por una fe inquebrantable a unos ideales; etapa en la que se continuaron realizando actividades bajo la amenaza constante de colectivos 'prosistema', como fue la participación en diversas concentraciones de apoyo a Siria en Madrid, contra el terrorismo en Barcelona o por la defensa del lobo en Aragón, entre otras; pero era evidente que el proyecto se encontraba agotado, no por su programa y discurso, sino porque organizativa y políticamente se había debilitado demasiado, su llama, poco a poco, dejaba de transmitir ya la misma ilusión y las mismas ganas con las que nació.

En una área política, donde existe una desidia y un pesimismo generalizado, volcada a toda costa en vías electorales infames, donde prima el voto a la ética y a la ideología; donde no existe estrategia ni voluntad para un trabajo constante y a largo plazo, consistente, enraizado; donde se persiguen éxitos a costa de abandonar principios y valores; una opción revolucionaria, transformadora, como la que pretendía el MSR, donde se buscaban cambios radicales, no sólo en el “estar”, si no en el “ser” de nuestro pueblo, estaba condenada, no ya a no ser poco comprendida, sino a ser combatida por esa misma área.

Vivimos actualmente un punto de inflexión muy similar al de la transición, que exige de distintos análisis críticos, de una importante autocrítica. Son necesarias nuevas estrategias, entender el presente, así como, los cambios que penetran en nuestra sociedad provocados por la revolución robótica, la Cuarta Revolución Industrial. Prima el individualismo frente a lo comunitario, desaparece el arraigo para asumir una patria universal sin identidad dominada por las élites económicas. Nuestro deber era, y es, dar respuesta a ello; fuimos vanguardia y hemos de seguir siéndolo.

Sabemos que existen unas relaciones demasiado viciadas por intrigas y traiciones durante años en nuestra área, por ello, estamos convencidos de la necesidad de nuevos proyectos que tiendan nuevos puentes para llegar a tejer una masa social crítica y disidente, a la que actualmente ninguna fuerza política ha sabido aglutinar y movilizar, aunque ello, nos lleve a trabajar fuera de una área en la que nunca nos sentimos cómodos y en la cual hicimos, por convencimiento ideológico, gala de nuestra transversalidad. Nuestro deseo sería seguir trabajando para hacer posibles los sueños que nos movilizaron al inicio del presente siglo; pero hemos de cerrar una etapa, no sin dolor y tristeza, el MSR se merece un final digno, tan digno como el motivo que le vio nacer; no queremos verlo deambular por las redes sociales, posiblemente, a merced de los caprichos, fobias y filias de algunos que sin entender el porqué de su existencia y su fundamento ideológico lo puedan usar en un futuro de forma oportunista y equivocada.

Concluye una etapa del Movimiento NR en España, pero estamos convencidos de que habrá quien recoja el testigo, que vendrán jóvenes que se revelarán contra lo caduco y lo podrido, que plantaran cara a un sistema injusto y sin escrúpulos, que aprenderán de nuestros errores, que romperán con la nostalgia y apostaran por la transversalidad y la transgresión, frente a viejos posicionamientos obtusos que han llevado a la inmovilidad de las ideas.

Sólo nos queda agradecer con sinceridad a todos aquellos que confiaron en ese barco llamado Movimiento Social Republicano; aquellos que colaboraron desinteresadamente, que creyeron en el proyecto y dedicaron su tiempo y sus esfuerzos en él; aquellos que militaron de forma comprometida, que creyeron con fe en el movimiento, en sus propuestas e ideas, en sus anhelos y que dieron sentido a las palabras “camarada”, “compañero”, “hermano”; a todos ellos, con la esperanza de que el desánimo no les haya vencido, esperamos encontrarlos nuevamente, codo con codo, batallando a nuestro lado por lo que todo movimiento NR debe de luchar: la Patria y el Socialismo.

Comunidad militante del Movimiento Social Republicano.