Desde su fundación la ONU ha mentido sobre sí misma, y es que NO es una organización de naciones, sino de Estados. Naciones puede haber muchas más que Estados, de hecho las hay, pero por unas razones u otras, intereses incluidos, no siempre se constituyen en Estados. Otra de sus finalidades se supone que ha sido garantizar la paz, pero no sólo no lo ha hecho, sino que su conducta ha sido una vergüenza, tal como ha sucedido con las espantosas matanzas habidas en una pluralidad de guerras y revoluciones acaecidas en África, y en otros lugares. Luego, su papel ante los desastres naturales es otro elemento digno de bochorno, por la escasez de sus actuaciones comparadas con otras organizaciones no tan estatales. La historia de la ONU tienen muchísimas más sombres siniestras que paupérrimas luces. Su historia es la de un grupo de Estados que dominan el mundo, y de otro grupo de Estados, mucho más numeroso que les baila el agua. La ONU tiene una serie de tratados y declaraciones que incumple sistemáticamente cada vez que les conviene a esos Estados y sus correspondientes grupos de intereses, y así actúa sin el más mínimo rubor contra esos mismos tratados y declaraciones. La ONU no debe, NO DEBE, no forma parte de sí misma, ni de ninguno de sus organismos, meterse en los asuntos internos de los Estados, ni de las organizaciones no-gubernamentales. Y, sin embargo, desde hace unas décadas cada vez lo hace más, cada vez muestra con mayor descaro su verdadera cara, su ideología, y toda la mugre que contiene.
Ahora un sujeto que lo conocen en su puñetera casa, por muy diplomático de carrera que sea ¿y?, pero que está a sueldo de la ONU ocupando una de tantas organizaciones que también financiamos todos, algo que la mayoría parece desconocer, porque la ONU se sostiene con fondos estatales y dichos fondos salen de nuestros bolsillos mediante los impuestos que nos tenemos que tragar sí o sí, ha soltado su rebuzno en favor de los derechos humanos. Pero, como no puede ser de otra manera, resulta que dichos imaginarios derechos atentan gravemente contra los contenidos de Las Biblia, AT y NT incluidos, la Iglesia Católica, el derecho a la vida a través del nacimiento, el derecho a la dignidad de las personas y el derecho a la libertad de pensamiento y opinión. Y es que éste tiparraco, habla claramente de reprimir todo lo que vaya contra SU ideología de género, aborto y comunismo.
Lean bien el plan satánico de dominación del mundo de este ente diabólico con corbata.
La Organización De Las Naciones Unidas (ONU) acaba de publicar su informe sobre “Libertad de religión o creencias”, donde concluye que la religión en general -y la cristiana por ende- son enemigos de los derechos humanos (pero La ideologia de genero o el marxismo no).
Juan Paulo Martínez Menchaca– marzo 11, 2020
La Organización De Las Naciones Unidas (ONU) acaba de publicar su informe sobre “Libertad de religión o creencias”, que preparó su Relator especial Ahmed Shaeed. En este documento la ONU concluye que la religión en general -y la cristiana por ende- es un enemigo de los derechos humanos.
No es ningún secreto que para los onuístas la ONU constituya un eficaz sustituto de la religión cristiana. Propone que sus principios y declaraciones sirvan como credos religiosos para todas las personas en el mundo. Este informe de 2020 de Saheed es muy puntual en sugerir lo anterior además de considerar los principios cristianos sobre la sexualidad humana como peligrosos y discriminatorios.
Ciertamente, no todas las observaciones del informe son hostiles. Señala, por ejemplo, el gravísimo problema que existe en países no cristianos en donde se practica la mutilación genital femenina, matrimonios forzados, poligamía y violaciones, entre otros males (n.41), como por supuesto la criminalización de la homosexualidad (n. 37). Pero es claro que arremete contra el cristianismo por su oposición al falso evangelio por excelencia de la ONU: la ideología de género.
Dice el informe que existe una “profunda preocupación” por las “campañas de grupos religiosos [cristianos]” que tildan de inmorales a los que abogan por la igualdad de género “alegando que la “ideología de género” es mala para los niños, la familia, la tradición y la religión” (no.34). Saheed sostiene que la iglesia invoca “dogmas religiosos y pseudociencia” para oponerse a los ideólogos de género y “defender los valores tradicionales enraizados en interpretaciones de las enseñanzas religiosas acerca de los roles sociales del hombre y la mujer según una alegada diferencia física y capacidad mental; llamando a menudo al gobierno a sostener políticas discriminatorias” (ibíd.). Para la ONU y los ounístas la Iglesia es una instrumentalizadora de la discriminación y la llamada violencia de género. Dicen estar preocupados porque la iglesia se organizó en grupos para contrarrestar el trabajo de los activistas de los derechos humanos, escudada en el derecho de la libertad religiosa.
Dice el relator, por ejemplo, que la iglesia en Polonia ha intimidado y estigmatizado a los defensores de los derechos de las mujeres como «promotores de la ideología de género y grupos anti-familia». ¿Cuál es este ataque a los derechos humanos? Saheed sostiene que el hecho de que luchen porque en las constituciones políticas de los Estados el matrimonio sea definido como la unión de un hombre y una mujer.
Otro punto que destaca la ONU en contra de la iglesia específicamente en Latinoamérica es que está constantemente estorbando la legalización del aborto. En lugares como Brasil, Chile, Ecuador y Paraguay los grupos cristianos “han coartado los programas de educación sexual y reproductiva” (no.36). Para el relator es suficiente prueba de ataque a los derechos humanos el que la iglesia diga que la práctica homosexual va contra la naturaleza humana (Ibíd.). En torno al aborto la ONU demanda que los gobiernos hagan lo necesario para que los médicos no puedan objetar en conciencia y no puedan negarse a practicar el homicidio prenatal (no.44).
Hasta aquí están claras dos exigencias subyacentes de la ONU contra la iglesia y la libertad de conciencia y religión:
Que no se pueda invocar la libertad religiosa para hablar contra la ideología de género.
Que no se pueda invocar la objeción de conciencia para no practicar un aborto.
El plan satánico de la ONU implica así la reducción o desaparición de garantías y derechos anteriormente sancionados por tratados internacionales, con tal de imponer este nuevo orden ético mundial.
Por último, el relator indica que en las iglesias se ha negado a los colectivos LGBTI+ y a las mujeres participar e incidir en el contenido de la fe: “se les ha negado el derecho de manifestar sus creencias a través de interpretaciones igualitarias de género de la fe, [mientras que] los que combaten la violencia de género y la discriminación pueden ser estigamizados y castigados por ello” (no.47). En este punto Saheed instruye tácitamente desde la ONU que las teologías contextuales queer y feministas (“interpretaciones igualitarias de género”) deberían de regir nuestra interpretación de la Biblia y de nuestra fe. En la Iglesia, dice la ONU, a la gente no le queda otra más que aceptar estos sistemas discriminatorios o irse de ella (Ibíd.).
Así, apelando al aborto y recomendando las interpretaciones queer y feministas de la Biblia, la ONU concluye que “constituye un serio desafío para el avance global de la equidad la privación de derechos LGBTI+ y de las mujeres dentro de las comunidades religiosas” (no.47). Para los onuístas la única manera en que la Iglesia puede respetar los derechos humanos es renunciando a la antropología, hamartología, soteriología, eclesiología y apologética bíblicas, entre otros temas de primer orden.
¿Qué debe hacer el gobierno cuando una iglesia discipline a un propagador de ideología de género entre las ovejas de Cristo? Dice la ONU que “debe intervenir para prevenir prácticas dañinas, ya que dichas prácticas se constituyen por el ethos [práctica o costumbre] religioso; incluyendo actos discriminatorios que buscan nulificar o menoscabar el reconocimiento, disfrute o ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales en igualdad de condiciones” (no.49). Saheed considera así a los disidentes y heréticos como una especie de activistas de derechos humanos que el Estado debe proteger de las garras “violentas” de las iglesias. La excomunión sería entonces un atentado contra la libertad y los derechos humanos cuando se aplique a un falso maestro que enseñe cosas contrarias a la fe revelada en el nombre de la igualdad y los derechos LGBTI+. En suma, la ideología de género no puede existir sin el apoyo del Estado, y la ONU, que sabe perfectamente esto, está amonestando a los gobiernos del mundo para que intervengan contra la iglesia cuando se hable contra el aborto, la práctica de la homosexualidad, el divorcio y la hipersexualización de los niños, así como lo que consideran una estereotipación de la mujer al enseñarle la importancia de cuidar de su hogar y sujetarse a su esposo.
Para la ONU nosotros tenemos el derecho absoluto de creer y practicar la religión que queramos, pero nuestro derecho a manifestar públicamente nuestras creencias es limitado por la ley, la moral, la salud, el orden y la seguridad (no.60). Sobre esta base es que los laicistas ounístas reclaman que la predicación de la iglesia contra el pecado sexual y a favor de la vida y del matrimonio heterosexual exclusivo no debería de estar protegida por la ley por ser discriminatoria. La ONU quiere que creas lo que se te antoje mientras no practiques públicamente una religión que contravenga lo que ellos consideran un derecho humano. Saheed concluye que si bien es verdad que las iglesias pueden organizarse internamente sin la intervención del Estado, también es cierto que a la luz del derecho de libertad religiosa aquel derecho de autonomía institucional puede ser restringido según el Pacto Internacional de Derechos Políticos y Civiles (cuando se deba salvaguardar el orden, la salud, la seguridad y la moral) (no.67). Naturalmente, es importante que las organizaciones religiosas actúen dentro de la ley. Pero la ONU está intentando criminalizar actos de las iglesias que responden a la proclamación más íntima de su mensaje como el llamado al arrepentimiento, la moral y ética sexual cristianas y su cosmovisión en general sobre la vida humana, sus valores y propósito.
Saheed y la ONU exigen finalmente que el Estado opere sancionado a las iglesias y obligándolas “a crear las condiciones en las cuales todos los miembros de la sociedad puedan ejercitar sus derechos, incluyendo el derecho a la religión o creencia” (no.71). Este es un paso más hacia la imposición totalitaria de su visión ecuménica anticristiana. Porque a decir de este experto en libertad religiosa ya es hora de meter a la iglesia en cintura.
https://laverdadofende.blog/2020/04/...iana-por-ende/
No cabe duda de que la ONU estorba y al igual que la anterior Sociedad de Naciones, lo mejor que puede pasar es su disolución total.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Esto es lo que promueve este asesino genocida llamado Ahmed Shaeed y me pregunto, ¿para cuándo un Nüremberg a todos estos canallas? Y es que el aborto es un crimen de lesa humanidad además de arma de destrucción masiva. No sólo contra los inocentes abortados, sino también contra millones de mujeres engañadas que perciben el horror de lo que han hecho y que les queda para el resto de sus vidas.
Obispo italiano denuncia que la gran pandemia mundial es el aborto legal que mata seis millones de seres humanos al año
Para Mons. Alberto María Careggio, obispo emérito de la diócesis de Ventimiglia y Sanremo, Italia, existe un virus que hace mucho tiempo se arrastra en el mundo. Hay una gran pandemia que nadie osa apuntar: seis millones de abortos legalizados en el planeta todos los años.
27/04/20
(Gaudium Press) En un artículo publicado en el portal de la diócesis, el prelado asegura que no es posible saber «cuánto tiempo durará la pandemia del coronavirus, ni cuántos días todavía tendremos que oír el boletín de las muertes, los infectados y los recuperados. ¿Qué ocurriría si lo mismo fuese hecho para los más de seis millones de abortos legalizados en todo el mundo? Esa también es una pandemia que mata la conciencia de aquellos que la practican y la de los gobernantes que, al legislar, pretenden eliminar el horror del asesinato».
Legalización del aborto no significa moralización del aborto
El obispo continúa explicando su posición:
«Legalizar no significa para nada moralizar una acción que es contra la vida: se dice popularmente que [el aborto] clama venganza delante de Dios; ¡y bien, es así! El heroísmo de todos aquellos que hacen lo posible para salvar la vida de otras personas con el riesgo propio es más edificante. Eso enuncia que el mal no tiene la última palabra. De la catástrofe y los escombros de esta pandemia, debemos esperar el despertar de esos valores humanos y cristianos, de amor y solidaridad, de altruismo y generosidad, de compasión y ternura, adormecidos, pero no desaparecidos: son y continúan siendo la marca de la mano de Dios que él quería crear al hombre a su imagen, semejanza y sueños de nuevos hombres para una nueva sociedad».
Obispo italiano denuncia que la gran pandemia mundial es el aborto legal que mata seis millones de seres humanos al año
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)
Marcadores