En el presente sistema liberal-global y relativista, la natalidad no puede articularse como un sistema político por diversos factores:
- Por las fuertes presiones de los grupos empresariales del sector de la no procreación: empresas químicas y consorcios hospitalarios en donde se trafica y comercializa con la "interrupción voluntaria" de la vida.
- El sistema económico que prioriza la llegada de capital humano foráneo, que cree que de esta manera puede ahorrarse los gastos educativos y sanitarios de toda una generación de hombres y mujeres adultos. Es el falso argumento de favorecer la emigración masiva como factor de sostenimiento.
- Por la extirpación de los valores familiares tradicionales en favor de una trivialización del núcleo familiar, concebido como un simple agregado de personas bajo una figura legal deconstruida (progenitor A, progenitor B).
- Por la falta de perspectivas laborales de un sistema de contratación que impide a miles de trabajadores planificar a corto plazo y medio plazo unas metas personales y sociales.
- Por el establecimiento de ideologías neo y posfeministas que describen la procreación como un lastre no emancipador producto de una relación de poder asimetrica entre el patriarcado capitalista (sic) y la ultraindividualidad femenina posmoderna.
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