Una visión izquierdista de la natalidad.

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EDITORIAL PRENSA ASTURIANA Director: Isidoro Nicieza

OPINIÓN
La natalidad como proyecto político

José A. Samaniego

Estamos tan habituados a considerar las prácticas sexuales como algo que obedece al placer y la conveniencia de los individuos, que nos suena muy raro el título de este artículo. ¿Qué es eso del proyecto político? ¿Es que se va a meter el Estado en mi cama? ¿No es lo cierto que las normas de comportamiento sexual son de origen religioso y que la Iglesia católica predica la familia supernumerosa?

Pero Marx dice dos cosas muy sencillas. La primera, que las normas religiosas emanan de las estructuras económicas de la sociedad, igual que el arte o la filosofía. Y la segunda, que en su época quienes tenían más hijos eran los miembros de la clase obrera, y por eso les llamó «proletarios», ya que se distinguían por tener una prole abundante, que era la base de su mantenimiento. Entonces tener hijos era muy de izquierdas.

¿En virtud de qué normas religiosas favoreció Stalin la natalidad en la Unión Soviética? Está claro que concebía la natalidad como proyecto político y necesitaba mano de obra para la construcción del Estado socialista, dadas las pérdidas de más de treinta millones de personas, casi todos varones, en dos guerras mundiales.

¿En virtud de qué religión tienen hoy las mujeres palestinas de Gaza y Cisjordania una media de siete hijos por mujer? Se trata, probablemente, de la natalidad más alta del mundo. Y obedece a un proyecto político, que es la resistencia al Estado de Israel que les disputa su territorio. Los palestinos no llegaban a cien mil al comienzo del siglo XX y hoy son más de cinco millones. Con tan alta natalidad compensaron el aumento de población judía que se alimentaba de oleadas migratorias. Pongamos un tercer ejemplo. ¿Cómo las mujeres suecas, que fueron en la España de los años sesenta símbolo y ejemplo de nuevos y libres comportamientos sexuales, tienen hoy una media de 2,7 hijos por mujer? ¿A qué religión se han convertido? ¿Qué estadística afirma en España que los católicos tienen más hijos que los ateos?

Veamos ahora la otra cara del asunto. ¿Cuál es el proyecto político de una sociedad que desvincula el sexo de la procreación? Pues muy sencillo. Renunciamos a tener hijos, porque la sociedad nos lo pone muy difícil, ya que organizar una vida independiente, marcharnos de casa, comprar un piso y formar una familia propia resulta inalcanzable. ¿Qué es lo que estamos diciendo? Lo que decimos desde el punto de vista del proyecto político es que no vamos a tener hijos y que esperamos una nueva población que nos venga a servir desde el Tercer Mundo. Un proyecto muy generoso y solidario. Así, dentro de dos generaciones seremos 40 millones de personas en España, de los cuales la mitad serán españoles y la otra mitad serán otras cosas, y a ellos les vamos a enseñar el «Quijote», el prerrománico asturiano y los poemas de García Lorca. O sea, desapareceremos como cultura y como nación.

Señores políticos, yo no les oigo decir estas cosas a la gente. Feliz año 2005.