LOS INSACIABLES
Zortzigarrentzale (03/11/06)
Lo de Marbella es la caricatura de lo que pasa en toda España. Sabido que la caricatura no miente; solamente exagera. La corrupción que se ha descubierto en la localidad de la Costa del Sol se está dando en toda España, aunque en menor grado.
No creemos que los promotores de la gran estafa inventaran nada nuevo. Ellos vieron lo que ya se venía practicando en otros ayuntamientos y decidieron utilizar el procedimiento para forrarse en poco tiempo.
“Lo que hacen estos, ¿por qué no yo?”. En este caso no se trataba de alcanzar la santidad, como cuando San Agustín se formuló la pregunta, sino de convertirse en un potentado sin necesidad de “hacer las Américas”, como en tiempos pasados.
En Marbella están imputados dos o tres docenas de desaprensivos. En el resto de España son los partidos políticos los que esquilman al pueblo y se reparten los beneficios entre los suyos.
Se habla de la especulación de terrenos. La están practicando los ayuntamientos. En Bilbao el Ayuntamiento va a vender un solar en millón y medio de euros a la sociedad Viviendas Municipales, para que construya doce viviendas. Cada vivienda soporta una carga de 125.000 euros, por terreno. Así se cumple el precepto constitucional de que “todo español tiene derecho a una vivienda digna”.
La maquinaria política emplea a muchísimas personas que no producen y viven de ella. En los ayuntamientos. En las empresas públicas. Todos quieren ganar mucho y en poco tiempo. Nadie tiene seguro el puesto.
Para todo ello y para todos ellos hace falta mucho dinero. No bastan los impuestos, con se excesivos. Hay que sacar el dinero por otros caminos. La especulación de terrenos urbanos es uno de ellos. Las tasas, que cobran sociedades públicas son otro camino. No figuran como impuestos pero salen de nuestros bolsillos.
En el puerto de Bermeo van a cobrar 1.200 euros anuales a los propietarios de embarcaciones de recreo por derechos se atraque. No se trata de lujosos yates. En la mayor parte de los casos son modestas chalupas con las que “arrantzales” jubilados llenan sus ocios. Uno de ellos se quejaba: “con mi pensión ¿cómo voy a poder pagar esa cantidad?”. Bermeo, bastión liberal en el siglo XIX, lo ha sido del nacionalismo en el XX y lo sigue siendo. Ya irán aprendiendo.
¿Qué decir de las multas de tráfico? En los periódicos se denuncia claramente que tienen un fin recaudatorio más que disuasorio. Sabido es que las multas no figuran en los presupuestos. ¿A dónde va ese dinero? Nadie lo dice.
Entre Lejona y Las Arenas hay un túnel en el que la velocidad está limitada. Han colocado un radar que detecta a los infractores. Hasta ahí todo normal. Pero las denuncias han tardado meses en llegar a los interesados. ¿Dónde está su función disuasoria? Usuarios diarios del túnel, ignorantes de las sanciones que sobre ellos pesaban seguían infringiendo la norma. Hoy se encuentran con tantas denuncias y sanciones acumuladas que no pueden abonar el importe y corren peligro de perder el carné.
Toso es porque los impuestos los percibe el Estado o las Diputaciones Provinciales. Los ayuntamientos carecen de medios de financiación. No reciben lo suficiente del Estado. Tienen que recurrir a las triquiñuelas que ya hemos mencionado.
Si se reconociera que el municipio es el primer elemento de vida política del ciudadano. Si se les reconociera la autonomía a la que tienen derecho por una sabia aplicación del principio de subsidiaridad. Si los políticos vivieran más en la realidad y menos en sus ideologías, se darían cuenta que la mayor parte de las necesidades de los ciudadanos se pueden resolver a nivel municipal y proveerían a los ayuntamientos de los recursos que necesitan.
El problema surge del centralismo que nos trajo la Revolución. Centralismo que subsiste hoy más acusado que nunca. El Estado lo absorbe todo. El estado delega funciones. Pero se queda con el dinero. Las consecuencias las pagamos los ciudadanos. De las aproximadamente 2.000 horas que trabajamos al año, ¿con cuántas se queda la Administración en concepto de impuestos, tasas y sanciones?
Zortzigarrentzale.
OFRECIENDO EL LIBERALISMO
Carlos Ibáñez Quintana (04/10/06)
En un diario de Bilbao se ha publicado un artículo que hace una crítica acertada del islamismo y concluye, también acertadamente, que son los propios musulmanes los culpables de las desgracias que los afligen. Lo que nos ha sorprendido es la recomendación con que termina. Más o menos dice así: “les proponemos que adopten el liberalismo, que a nosotros nos va muy bien”.
¿Qué nos va bien el liberalismo? ¿En qué mundo vive quien afirma tal cosa? Mejor dicho: ¿con qué ojos mira al mundo en que vivimos, él y nosotros?
¿Se puede decir que nos va bien a la vista de lo que nos rodea? Sin que la enumeración sea exhaustiva vamos a mencionar algunas de las plagas sociales que por culpa del liberalismo padecemos en la actualidad.
Hemos sufrido un siglo XX con dos terribles guerras mundiales, originadas por el nacionalismo (que es una forma de liberalismo) y decenas de otros conflictos menores. En nuestra sociedad se mata a los niños que no han nacido. En algún país, a los ancianos que estorban, y llevamos camino de extender esta práctica a todo el occidente. En la década de los cuarenta se comenzó a investigar sobre seres humanos vivos. En la actualidad se ha reanudado tan horrible práctica con seres humanos en embrión.
El Estado penaliza fiscalmente a las familias que tienen hijos y a los matrimonios estables. Favorece a los separados y divorciados y permite experimentos con niños entregándolos en adopción a parejas que son incapaces de educarlos convenientemente.
El Estado ha asumido el monopolio de la enseñanza. Pone trabas a los padres en la elección del centro y les obliga a pagar por ello, cuando lo consiguen, después de haber abonado sus impuestos como todos los demás. La autonomías, que forman parte del Estado, obligan a los niños a estudiar unas lenguas que no les van a servir para nada en el futuro e impiden que dominen y puedan desenvolverse en la que hablan 400 millones de personas. El Estado obliga a los colegios concertados a que inciten a los jóvenes desde su adolescencia a la práctica de la fornicación. Los profesores no se sienten seguros en las aulas, carecen de toda autoridad y corren peligro de ser agredidos por sus alumnos. El fracaso escolar alcanza unas cotas impresionantes.
Los ciudadanos no podemos vivir tranquilos en nuestros domicilios por el temor se ser asaltados, maltratados y expoliados. La profesión de joyero ha llegado a ser de alto riesgo, tanto o más que la de matador de toros. Al menos mueren más joyeros asesinados que toreros en los ruedos.
La manera más frecuente que tienen los jóvenes de descansar y reponer fuerzas para iniciar una semana de trabajo es el botellón.
Los contratos de trabajo son, en su mayor parte, precarios. Existe una verdadera esclavitud laboral, sin seguros sociales, con insuficiente seguridad en el trabajo, que afecta no solo a inmigrantes, sino también a los naturales.
La manera más rápida de enriquecerse es la promoción de viviendas. El terreno supone entre la cuarta y la tercera parte del precio de la misma. Una operación de reconversión de rústicos en urbanos produce unas ganancias astronómicas. Pero todo ello se traduce en que los jóvenes no pueden contraer matrimonio por el precio de la vivienda. A no ser que se acojan a unas hipotecas a las que deberán dedicar un porcentaje elevadísimo de sus salarios y durante un tiempo prolongado. Veinte o treinta años dependiendo de un banco. ¿No es eso una forma de esclavitud?
¿Y eso es lo que vamos a ofrecer a los musulmanes?
El liberalismo no es sino el cáncer del Cristianismo. No nación en China, India, Marruecos o Turquía. Nació en Europa y se ha implantado exclusivamente en Europa y América de cultura europea. Como ya dijo Chesterton, las ideas del liberalismo son ideas cristianas que se han vuelto locas. Del mismo modo que los cánceres consisten en células humanas que se vuelven locas.
Si a la fecha, en los países cristianos dominados por el liberalismo vivimos mejor que en los musulmanes, es porque el liberalismo no ha podido desarrollar toda su acción disolvente. El Cristianismo resiste. Bien sea entre los que seguimos combatiendo el liberalismo, bien sea entre los que habiéndolo aceptado no se atreven a llevarlo a sus últimas consecuencias. De manera que si, por algo, pueden envidiarnos los musulmanes, es por nuestro Cristianismo.
Esto es lo único que podemos ofrecerles para mejorar su condición. No están por la labor de aceptarlo. Como tampoco aceptarán el liberalismo. Así que, de momento, limitémonos a esperar. Respetémosles y hagámonos respetar, que con nuestro liberalismo no somos capaces de ello.
UN PELOTAZO MÁS
Carlos Ibáñez Quintana (04/10/06)
Eran años de ansias desarrollistas. La agricultura española necesitaba fertilizantes. Surgió la empresa SEFANITRO para la producción de abonos nitrogenados. Se recurrió a Altos Hornos de Vizcaya. El gas resultante de la destilación del la hulla para obtener coque era rico en hidrógeno. La nueva sociedad lo sintetizaría con nitrógeno para formar amoniaco. La empresa siderúrgica aportó los terrenos que poseía en la zona de Luchana en el municipio de Baracaldo.
SEFANITRO funcionó como filial de Altos Hornos. La descapitalización de ésta empresa motivó la intervención del Estado y su inclusión en ENSIDESA. Ignoramos el proceso que se siguió, pero SEFANITRO se incorporó a FERTIBERIA.
Se ha decidido cerrar la planta de Luchana, la primitiva SEFANITRO. En realidad muchas de sus instalaciones habían dejado de funcionar. Es normal que FERTIBERIA la abandone.
Pero la empresa de fertilizantes no se va de vacío. Ha conseguido que los terrenos sean declarados urbanos. Y ya han sido vendidos al precio de 2,4 millones de euros para la construcción de 2.000 viviendas. Una magnífica operación que demuestra el talento financiero de los directivos de FERTIBERIA.
Pero una operación de magnífico resultado económico que no ha creado riqueza. El dinero, que se lo llevan fuera de “Euzkadi” saldrá exclusivamente de los bolsillos de quienes ocuparán las viviendas. Veinte millones de pesetas por cada una. Quien la compre, hipotecando esa cantidad al 5%, durante veinte años, vera elevados sus gastos mensuales en 134.000 pesetas.
Con la esclavitud de millones de españoles se fraguan las fortunas de los listos con la complacencia de los políticos. Y entre estos no se quedan rezagados lo que dicen representar al pueblo trabajador.