Permítame, D. Cosme, encajar aquí lo que Zubiri nos dice sobre el sujeto de la tradición y otras cosas concernientes a lo "tradicional" y la "tradición":

"El sujeto de esta tradición no son propiamente los diversos miembros del phylum, tomados cada cual en y por sí mismo, sino que el sujeto de la tradición es la unidad de totalidad de esos miembros en cuanto unidad esquemáticamente constituida (...) en rigor sólo hay historia cuando la tradición tiene como sujeto a una comunidad. Lo demás sería pura biografía (...) Decir que la historia es tradición no quiere decir que la historia consiste en conformarse con lo recibido. Tradición no es conformismo. Una comunidad puede muy bien modificar lo recibido, y aún incluso hacerlo trizas. Lo que estoy diciendo es que sin tradición nada de esto puede hacerse, no hay historia. El hombre está constitutivamente inmerso en tradición. Y toda tradición, aun la más conformista, envuelve un carácter de novedad. Los que han recibido una tradición tienen, en efecto, un carácter que no tenían los hombres anteriores porque, aunque vivan lo mismo que estos últimos, el mero hecho de esta "mismidad", el mero hecho de la repetición, ha orlado con un nuevo carácter la vida de los receptores de la tradición. POr esto más que de "tradicionalidad", en el sentido usual del vocablo, habría que hablar de "tradicionidad", si la expresión no fuera tan bárbara. Empleemos, pues, la palabra "tradicional" en este sentido preciso. Y preguntémonos, ¿qué es lo tradicional?

Tradicional no es lo "atestiguado", esto es, no es algo que se sabe ya desde antes y que se nos transmite por un testimonio de una o de otra índole. Ciertamente lo tradicional puede estar atestiguado. Pero, en primer lugar, no siempre ha de estarlo. Porque tradicional es por lo pronto "entregado", y la entrega no tiene por qué hacerse en todos los casos en forma de testimonio (...) Tradición es entrega de realidad (...) Tradicional no es atestiguado sino recibido. Y lo que se recibe son, ya lo he dicho, formas de vida real..."

(Sobre el hombre, Xavier Zubiri)

Creo que lo importante de la Tradición es que conforma una "forma de vida real", como dice Zubiri, una "vivienda", un estilo de vida. No se trata de vestir como se vestía en los tiempos del siglo XIX (como esas comunidades de cuáqueros que no quieren cambiar el carro tirado por una mula por un vehículo de motor diésel), se trata de lo que usted, D. Cosme, dice: vivir auténticamente sin instalarse en la falsedad. Vivir de un modo tradicional, tal y como nos "entregaron" nuestros ancestros y "recibimos" de nuestros antecesores. Y en ese sentido, como apunta Ordóñez, en las comunidades tradicionales existía todo un sistema de solidaridad basado en la caridad cristiana.

Santo Tomás de Aquino ya apuntaba que un hombre solo "no podría por sí mismo asegurarse los medios necesarios para vivir (...) le es, pues, necesario vivir en comunidad a fin de ser".

Y si la primera comunidad celular es la familia, santuario en que se entrega la tradición de un modo de vida, otro orden más complejo lo forma "la unión de varias familias con el fin de satisfacer las necesidades que se sitúan más allá de la simple necesidad: se contempla entonces la constitución de pueblos". El municipio.

En ese sentido, Vázquez de Mella había advertido que el regionalismo tenía que empezarse a edificar desde la base: "sobre municipios esclavos no se pueden levantar Diputaciones libres; sobre Diputaciones siervas no se levantarán nunca más que Parlamentos contrahechos que falsifiquen la voluntad nacional" (permíteme, Ordóñez, el término "nacional") Vázquez de Mella sabía muy bien de lo que hablaba en aquella época falsaria de la llamada Restauración canovista... Farsa democrática, caciquismo y corruptelas mil que para los liberales pasa por ser una de las épocas más luminosas de nuestra historia.

La necesidad de esa Juan Vallet de Goytisolo lo expone magistralmente, según mi entender: "El principio de subsidiariedad ajusta tanto la libertad civil del individuo y de la familia, como las libertades municipales y regionales, las gremiales y de las asociaciones voluntarias."

Creo que queda contestada la pregunta de DON COSME "¿es compatible el estilo de vida tradicional, el de las gentes de valores absolutos, con la socialización, la vida en sociedad?" Claro que lo es, pero con un esquema muy distinto al que hoy rige, basado en el hiperindividualismo en que se sostiene esta decadente partitocracia. El estilo de vida tradicional, el de las gentes de valores absolutos, no sólo es compatible con la vida en sociedad, es que es el único estilo de vida que funda sociedades. Lo demás... Son selvas de competitividad y egoísmo.