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Calvo-Sotelo: 'Por miedo a que el PCE arrasara, UCD ayudó con dinero al PSOE'
- La campaña electoral y la situación política de 1977, temas centrales de la entrevista
Leopoldo Calvo-Sotelo. (Foto: Begoña Rivas)
Actualizado viernes 15/06/2007 03:17 (CET)
EL MUNDO
MADRID.- Con motivo del 30 aniversario de las primeras elecciones democráticas en España, el ex presidente Leopoldo Calvo-Sotelo, que entonces dimitió como ministro de Obras Públicas del primer Ejecutivo de Suárez para organizar UCD y preparar las elecciones, ha dado una entrevista a Justino Sinova en EL MUNDO. En ella, recuerda sus ilusiones y sus problemas, y desvela cómo reaccionaron ante las altas perspectivas electorales del PCE. A continuación, un extracto de la entrevista:
Pregunta: Desde la muerte de Franco hasta las primeras elecciones transcurrió poco más de año y medio. ¿Se imaginó que las cosas iban a ir tan rápidas?
Respuesta: Fue un proceso muy bien medido. Una de las virtudes de la Transición con Adolfo Suárez fue la buena medida del tiempo. Un ritmo más rápido habría provocado una reacción prematura en contra y un ritmo más lento habría dado tiempo a que se prepararan los que no querían elecciones. La clave de la Transición es que se hizo en poco más de 12 meses. Yo pasé directamente de mi despacho de Unión Española de Explosivos a un ministerio sin tiempo casi ni de cambiarme de corbata. Aquella rapidez dio lugar a que apareciera, me atrevo a decir, la improvisación que, aunque se crea otra cosa, fue beneficiosa para el proceso. Fue excelente la elección de Suárez. Adolfo improvisaba bien, no tenía miedo…
P: Se adoptó la regla d'Hondt para el reparto de escaños, que fue muy buena para entonces y no sé si es tan buena para hoy.
"La clave de la Transición es que se hizo en poco más de 12 meses"
R: Yo también creo que no es tan buena para ahora. Landelino se inspiró en la ley belga, que se basaba en el sistema d'Hondt
P: Fue un buen remedio para evitar lo que se llamó la sopa de letras, para evitar la proliferación de grupos pequeñitos.
R: Sin duda. Yo propuse algo, que no era fácil, temiendo lo que ha pasado: que para ganar un escaño, un partido tendría que presentarse por lo menos en la mitad de los distritos y obtener un 3% o un 5% en cada uno. Aquello fue razonablemente rechazado porque decían que se habrían levantado los periféricos, pero si hubiera una cosa parecida bien elaborada, qué duda cabe que sería mejor que lo que hay.
P: ¿Cómo se contemplaba a la izquierda desde la UCD?
"Todos profundamente equivocados, pues creíamos que el Partido Comunista podía arrasar en votos"
R: Los que andábamos arreglando UCD entonces no hablábamos con la izquierda. Y estábamos todos profundamente equivocados, pues creíamos que el Partido Comunista podía arrasar en votos. Nos equivocamos completamente y ése fue un error que se mantuvo en los Gobiernos de UCD de Suárez, en los míos, y hasta en los de Felipe. Tal era nuestra impresión que ayudamos con dinero para sus campañas al PSOE de Felipe sobre todo. Nos dijimos: "Vamos a dar dinero a éstos que están muy débiles, para que no se los coma el PCE".
P: ¿Dinero procedente de…?
R: Había muchas fórmulas legales: subvenciones, ayudas, ministerios que tenían dinero para estas cosas, como Presidencia, los sindicatos… Había cantidades utilizables de una manera seria y no prevaricadora. Muchos decían: «Ojo con el Partido Comunista». Por lo tanto, «atendamos a la izquierda razonable, que es la izquierda socialista».
P: El recuento de votos duró muchísimo, hasta el día siguiente.
"El espíritu de la Transición está desdeñado y maltratado por los que se consideran jefes de la opinión"
R: La noche electoral me reuní con Adolfo en el piso de arriba de La Moncloa, que era y es la residencia oficial del presidente del Gobierno. Allí se había instalado de manera espontánea un conciliábulo, en el que estaban el general Gutiérrez Mellado, ya en aquel momento muy amigo de Adolfo, con su mujer; Suárez con su mujer; yo con la mía, y había alguno más, y allí llegaban las noticias del gabinete telegráfico rápidamente. Las primeras daban mayoría absoluta para UCD. Recuerdo, con el mayor respeto, la euforia de Adolfo. Luego eso empezó a cambiar, no mucho porque en realidad UCD estuvo cerca de la mayoría, 166 escaños, mayoría suficiente.
P: Después de 30 años, ¿se conserva hoy el espíritu de la Transición?
R: Yo creía que se conservaba lo esencial hasta las últimas elecciones, lo he creído de verdad. Yo estuve en ese espíritu y, es importante subrayarlo, Felipe González también. Él inicialmente no había visto con buenos ojos la Transición, pero se animó porque le pasaba por la izquierda Santiago Carrillo, y luego fue muy leal a aquel espíritu. Ha ido bien hasta que ha dejado de ir bien y ahora, desgraciadamente, el espíritu de la Transición está desdeñado y maltratado por los que se consideran jefes de la opinión. Pero entonces se respetaba mucho.
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