el 25/04/2018
Por Carlos Arturo Baños Lemoine
Profesor UAM-Xochimilco y UPN-Ajusco
Ustedes ya saben, mis estimados lectores, que aborrezco esa basura ideológica llamada “feminismo”, tan de moda hoy en día porque forma parte de lo “políticamente correcto”: el feminismo es un reduccionismo retrógrado y maniqueo que no logra concebir correctamente la realidad, aparte de que hilvana un rollo victimista y chantajista que resulta eficaz ante mentes oligofrénicas; rollo que muchas veces consume inútilmente parte del erario público.
El feminismo es un cáncer mental y cultural de nuestros tiempos, que ha crecido al amparo de académicos, políticos, gobernantes, burócratas, empresarios y medios de comunicación que padecen idiocia, ignorancia y/o credulidad. Quizá por ahí se cuele alguien bien intencionado pero menso.
Parte fundamental de dicha ideología es la “edición” de la realidad, es decir, la selección a modo de trozos de la realidad: el feminismo siempre escoge todo aquello que se acomoda a sus dogmas, prejuicios y consignas a objeto de “tener la razón”. Se trata de ese viejo truco del pensamiento mágico-religioso desde tiempos prehistóricos.
El feminismo se la ha pasado coleccionando estampas y escenas en donde las mujeres aparecen como “víctimas” y los varones como “victimarios”, sacando las cosas constantemente de contexto para que toda responsabilidad por parte de las mujeres desaparezca o se diluya (la “mala fe” sartreana, que al parecer nunca entendió Simone de Beauvoir).
Pero la realidad es otra, muy distinta: todos los días, vemos a muchas mujeres fastidiando a muchas mujeres. Todos los días constatamos la violencia que experimentan constantemente las mujeres a través y a causa de otras mujeres. Violencia de todo tipo, por todos los motivos habidos y por haber, bajo todas las modalidades.
No son pocas las ocasiones en que escucho, por parte de muchas mujeres, la consabida frase: “No hay peor enemigo para una mujer que otra mujer”. Y constantemente confirmo el contenido de verdad de esta frase, si bien no se puede universalizar.
Todo esto viene a colación porque, en recientes fechas, han sido expuestas en el espacio mediático diversas noticias que han cimbrado a la opinión pública, porque se trata de casos de violencia extrema de mujeres hacia mujeres.
En este mes de abril, a punto de concluir, dos fueron las noticias que llamaron mucho la atención al respecto: a) la del asesinato (11 de abril) de una candidata a una diputación local en Michoacán por parte del Partido Verde, llamada Maribel Barajas; y b) la detención y vinculación a proceso (18 de abril) de Evelyn Fabiola “N”, la administradora de Zona Divas, un sitio de Internet dedicado al ofrecimiento de servicios de escorts.
Hasta donde han podido avanzar las investigaciones, al parecer la candidata Maribel Barajas contactó y contrató a su propia asesina, de nombre Aurora “N”, a objeto de que ésta matara a la exnovia (Adriana) de quien entonces era pareja de la hoy fallecida candidata (Emilio).
Esto quiere decir que una mujer contrató a una mujer para matar a otra mujer. ¿El motivo? ¿Celos, inseguridad, desequilibrio psicoemocional, insana competencia?… ¡vayan ustedes a saber!
Pero quién sabe de qué modo se enredaron las cosas que la matona terminó asesinando a su contratante. Ya nos informarán las autoridades michoacanas en qué acaba este asunto, pero todo apunta a que se trata de un caso cerrado que sólo tendrá que cumplir con las formalidades legales para que se sancione a la homicida. ¿Alguien alegará “feminicidio” en este caso? ¿Habrá marchas?
Por otro lado, Evelyn Fabiola “N”, de 34 años de edad, fue detenida por su probable responsabilidad en el delito de trata de personas, tras una acción conjunta de la Procuraduría General de la República (PGR), la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCDMX) y la Interpol México.
Hasta la fecha ha trascendido que la imputada captaba con engaños a mujeres de nacionalidad venezolana, ofreciéndoles trabajo en México. El enganchamiento resultaba fácil dado el deterioro de las condiciones de vida en la dictadura chavista-madurista y dada la credulidad de las propias chicas. Ya en territorio mexicano, las mujeres venezolanas eran obligabas a realizar servicios sexuales (proxenetismo), para lo cual se usaba como plataforma el famoso sitio web Zona Divas.
Quién sabe por qué extraña razón, el Juez de Control no impuso la prisión preventiva como medida cautelar, no obstante de que se habló de posible “trata de personas”, delito contemplado como grave dentro del Nuevo Sistema de Justicia Penal (artículo 19 constitucional). Así que la imputada Evelyn Fabiola “N” llevará su juicio en libertad y sólo acudirá a firmar quincenalmente, como medida cautelar, en términos del artículo 155 del Código Nacional de Procedimientos Penales.
¿Supieron ustedes de alguna marcha feminista en contra de dicha disposición por parte del Juez de Control? ¿Será que la mitología feminista no protege con su “manto sagrado” a las escorts, por prestarse éstas a los “juegos sucios de la falocracia machista y patriarcal”?
Hay que considerar que este caso guarda íntima relación con los asesinatos de escorts llevados a cabo en la Ciudad de México.
En resumen, se trata de casos dramáticos y graves de tipo penal que involucra capitalmente a mujeres, específicamente a mujeres jodiendo mujeres, o sea, se trata de una realidad incómoda para la mitología feminista: la violencia que ejercen mujeres contra mujeres, de forma continua y a veces sistemática.
Y por supuesto que la mitología feminista siempre tiene una “salida airosa” para todo esto, a manera de trampas ad hoc para justificar lo injustificable, y entonces dicen: “Se trata de mujeres patriarcalizadas”, “Se trata de mujeres sin conciencia de género”, “Se trata de mujeres que son rehenes inconscientes del machismo”, “Se trata de cómplices involuntarias del patriarcado” y un largo etcétera…
Como resulta notorio, se trata de la misma estructura perversa, vulgar y mediocre que aplican otras mitologías. ¿La cristiana, por ejemplo? Dice el predicador que vende cielos y cobra limosnas: “Si te portas bien, hijo mío, te irá bien, así lo quiere y dispone Dios”. Le replica el creyente, que comienza a no creerse toda esa basura mental: “Oiga, yo me porto súper bien y me va de la chingada”. Y entonces viene la ilógica y convenenciera contrarréplica del vendedor de ilusiones: “¡Ah, es que en tu caso, hijo mío, Dios te está poniendo a prueba, como al santo Job, cuya historia debes leer”.
A conveniencia, la mitología cristiana viola hasta su propia “lógica”.
“Toda la violencia es machista”, dice la maliciosa partidaria del feminismo. “Oiga, aquí hay miles de casos de violencia de mujeres hacia mujeres”, responde un incómodo observador común y corriente. Y concluye tramposamente la feminista: “¡Ah, es que en esos casos se trata de mujeres que siguen alienadas por el machismo y el patriarcado!”. Obvio, para la mitología feminista hasta la violencia entre mujeres es “machista” y se acabó.
¡Y así se puede justificar cualquier contradicción, cualquier realidad incómoda, cualquier estupidez, cualquier banalidad, cualquier capricho!
Obvio que una persona que piensa con lógica, que se conduce con base en la racionalidad científica y que conoce todo los trucos de la retórica retorcida, no se traga la basura feminista.
Desafortunadamente, toda ese enredo mental llamada “feminismo” ha sido inoculado incluso en la ONU bajo el mote de “perspectiva de género”, así que no será fácil enfrentarlo. Pero ni la ONU podrá contra la lógica más elemental, ni contra la racionalidad científica.
En este espacio seguiremos poniendo nuestro granito de arena.
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