Comprando votos
JUAN MANUEL DE PRADA
Sábado, 15-11-08
¿CÓMO se logra que alguien piense lo que yo quiero que piense? Introduciendo en su inteligencia injertos emocionales que se convierten en muletillas del pensamiento y resetean la inteligencia; injertos cuya implantación colectiva convierte automáticamente a quien los rechace en un proscrito o outsider condenado a la intemperie. En el Matrix progre, la «ciudadanía» (esto es, el pueblo convertido en rebaño reseteado) vive plácidamente con sus injertos, que llega a interiorizar como mecanismo de supervivencia. Y así, por ejemplo, a la «ciudadanía» humillada se le impone mediante injerto que la guerra de Irak, en la que mueren niños despedazados por las bombas de los terroristas, es una vergüenza universal; en cambio, la guerra de Afganistán, donde igualmente mueren niños despedazados por las bombas de los terroristas, se erige como por arte de birlibirloque en un combate justo contra «el terrorismo islamista que ha declarado la guerra al mundo civilizado y a todos los que no están dispuestos a someterse a su terror» (Chacón pixit y dixit). Entre los injertos emocionales que garantizan la supervivencia en el Matrix progre se cuenta la consideración de la Guerra Civil como un tebeo de buenos y malos; donde los malos eran los abuelos de la gente de derechas, quienes -si no desean convertirse en proscritos condenados a la intemperie- tendrán por cojones que asimilar la doctrina oficial.
A este reseteado de la inteligencia se le llama ingeniería social. Sus armas incluyen la propaganda de los medios de adoctrinamiento de masas y se extienden al ámbito escolar, mediante la introducción de la llamada sarcásticamente «Educación para la Ciudadanía»; su finalidad última (o finalidad única) no es otra que asegurarse sucesivas remesas de votantes que perpetúen el poder establecido en el Matrix progre. Pero los injertos que resetean la inteligencia tardan a veces en ser asimilados por la «ciudadanía»; y hasta ocurre que hay tipejos contumaces que se resisten a ingresar en el rebaño reseteado. Para compensar esta fatalidad el poder establecido acude entonces al método más expeditivo de la compra directa de votos, que por supuesto disfraza con acuñaciones campanudas; la más eficaz de todas ellas es la llamada «extensión de derechos», que consiste en elegir un grupo social cualquiera -cuanto más numeroso mejor- y proveerlo de una limosnilla, pecuniaria o jurídica (antijurídica, más bien, pues se trata de «conceder» derechos que no existen), que asegure su adhesión incondicional a los postulados del Matrix progre y su automática conversión en rebaño de votantes a piñón fijo.
La crisis económica se augura ceñuda y exige al poder establecido crear nuevas remesas de votantes que compensen un hipotético descalabro electoral. Escribimos «hipotético» por no escribir «improbable», pues la «ciudadanía» reseteada ya sabe que si vota a la derecha será víctima -¡horreur, paveur, espanteur!- del fascismo; y su injerto emocional le indica que padecer hambre es un mal menor, comparado con el mal absoluto de padecer el fascismo. Pero el poder establecido no quiere descartar ninguna hipótesis, pues la «ciudadanía», cuando tiene las tripas horras, puede salir por peteneras. Así que engrasa la máquina de hacer churros de la «extensión de derechos» (esto es, de comprar votos) y «extiende» la nacionalidad española a los nietos de los exiliados políticos. Alguien (un fascista de ésos que andan sueltos) podría oponer que tal nacionalización multitudinaria disparará el gasto en prestaciones sociales; pero, a cambio, como se supone que los nacionalizados tendrán buena memoria histórica, no habrá que gastarse un duro en implantarles injertos emocionales. También se «extenderá» la nacionalidad española, por cierto, a los voluntarios de las Brigadas Internacionales, que fueron unos señores reclutados por el comunismo internacional para matar españoles; pero el Matrix progre nos enseña que fueron «demócratas que luchaban por la libertad», y ya se sabe que los injertos emocionales implantados por el poder establecido sólo los discuten los fascistas redomados. Conque dejémonos de tentaciones totalitarias e incorporémonos, como un solo hombre, a las remesas de votantes a piñón fijo que fabrica el Matrix progre. Afuera hace mucho frío.
http://www.abcdesevilla.es/20081115/...-20081115.html
Hyeronimus: Creo que si de compra de votos se habla, Argentina va a la cabeza: donde se compra un voto con un bidet, un hinodoro, un sanwich y una gaseosa, una gallina y hasta un porro/cigarrillo de marihuana/cannabis. Aca esta la prueba...
Un porro por un voto en la interna del PJ cordobés
Un abogado denunció ante la Justicia que en 2007 ofrecían marihuana para ir a votar. Una de las candidatas era Olga Ruitort, ex mujer de De la Sota. (20.11.2008)
A mitad de camino entre el político riojano que sorteaba una cirugía de lolas para sus votantes y el clientelismo político que atrapa a miles de personas en el conurbano bonaerense, un abogado denunció que en la interna del Partido Justicialista cordobés de 2007 dos candidatos a intendente regalaron marihuana a cambio del voto.
El juez federal cordobés, Ricardo Bustos Fierro, investiga una denuncia del abogado Aurelio García Elorrio sobre la supuesta entrega de porros a cambio de votos.
El trueque "porro por voto" ocurrió en la disputa interna del PJ provincial entre Olga Riutort, ex esposa del ex mandatario José Manuel De la Sota, y Roberto Chuit. Según la denunci, el hecho ocurrió en la puerta de la escuela Arturo Capdevilla, de un barrio de las afueras de la ciudad capital.
"Es un escándalo, una cosa asquerosa que pone en el tapete la cuestión del narcotráfico en la provincia", dijo el fiscal Gustavo Vidal Lascano a cargo de la investigación.
"En la interna del PJ se impulsaba a los jóvenes a votar no sólo con un choripán sino que después se les daba un porro de marihuana. Esto muestra la incidencia de la narco política en Córdoba, no son punteros sino que son funcionarios del gobierno de la Provincia", explicó García Elorrio, miembro de la agrupación Encuentro por Córdoba.
(Vale aclarar que en Argentina la Marihuana esta penalisada con un mes a dos años de prisión)
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